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Respuestas a las preguntas que Salvador López Arnal se planea en el prólogo del libro Conversaciones sobre Catalunya

Fuentes: Rebelión

Traducción al castellano para Rebelión por Salvador López Arnal


[Advertencia al lector de Rebelión: el texto está escrito en otra de las lenguas de Sefarad, pensando que al no traducirlo se podrán desplegar y mostrar algunas de les potencialidades, imposibilidades y límites de este proyecto mítico que reivindica Salvador].

[Nota del traductor: el texto original del autor, el lengua catalana, se ha reproducido íntegro al final de esta traducción]

Salvador, no nos conocemos personalmente, pero yo sé un poco quién eres porque he leído algunos de tus artículos y libros, y he asistido a alguna charla donde has participado. Desgraciadamente, es imposible que tú me conozcas, porque yo no he escrito nada ni he dado ninguna charla: soy simplemente un parado que participo, en la medida de sus posibilidades (que no son muchas), en el intento de cambiar el mundo para hacerlo lo más justo (a través, por ejemplo, del Ateneo Layret, del barrio barcelonés de Sant Antoni). Sin embargo, me he permitido la molestia de responder las preguntas que formulas en el prólogo del libro Conversaciones sobre Cataluña que acabas de editar en PDF, con la esperanza de que no las habías formulado retóricamente. Sin embargo, sé que servirá de poco, porque da toda la impresión de que tienes una idea muy firme al respecto y que no la piensas cambiar: de todo esto ya discutiste con alguien mucho más capacidad que yo (hablo de aquel artículo que te escribió no hace mucho David Fernández, también en Rebelión). No sólo parece que no le hayas hecho mucho caso, sino que has considerado que David (o alguien con unas opiniones similares a las suyas) no es lo suficientemente interesante para aparecer en tus Conversaciones sobre Cataluña. Desde mi punto, esto le da al libro un sesgo que le empequeñece, y es con la intención de intentar compensar un poco este sesgo malintencionado que me he tomado la molestia de responderte las preguntas, con la esperanza de que algún lector de Rebelión pueda agradecerlo.

1. ¿Por qué se habla en estos momentos y de forma generalizada del «derecho a decidir» no se sabe muy bien qué y no del derecho de autodeterminación de todos los pueblos como explícitamente se hacía en uno de los puntos de la Assemblea de Catalunya de los años setenta del siglo pasado?

Hablamos del «derecho a decidir» porque queremos tener derecho a decidir sobre cualquier cosa, es decir, queremos ser soberanos y que nos reconozcan esta soberanía. Y si hemos pasado del «derecho de autodeterminación de todos los pueblos» al «derecho a decidir de los catalanes», quizás sea por la sencilla razón de que, cuando hemos querido llevar a la práctica ese derecho de autodeterminación de todos los pueblos, hemos visto que no podíamos porque a los catalanes no se nos concede el derecho de decidir (es decir, que para que podamos seguir defendiendo el derecho de autodeterminación de todos los pueblos primero necesitamos poder tener el derecho de decidir hacerlo nosotros).

Podríamos decir, entonces, que es un cambio originado por haber pasado del ámbito de la teoría («el derecho de autodeterminación de los pueblos») al de la práctica («los catalanes somos un pueblo que nos queremos autodeterminar, pero no nos lo permiten»). Y como la manera más ilustrativa de mostrar este impedimento de autodeterminarnos son las amenazas con la prohibición de la consulta sobre el derecho a decidir, no es tan extraño que ahora adoptemos esta consulta como símbolo, y que en la calle [entre la ciudadanía] se hable más del derecho a decidir que del derecho de autodeterminación, aunque estemos hablando de lo mismo

2. ¿Por qué se suele olvidar -y no sólo por fuerzas conservadoras y (ultra)neoliberales- un punto nodal de las tradiciones de la izquierda emancipatoria catalana (y española) como es el de la unión libre, solidaria y fraternal de todos los pueblos de Sefarad?

No la hemos olvidado, la hemos abandonado. Y la hemos abandonado (los que nunca la habíamos tenido) por la experiencia de comprobar que el federalismo es un camino sin salida. Y lo es, para empezar, porque los primeros en olvidarse, los primeros en no creer en el federalismo, fueron los españoles. ¿Dónde estaba el federalismo, donde estaba la llamada a Sefarad en estos últimos 30 años en España? ¿Dónde estaba cuando se atacó el Plan Ibarretxe? ¿Dónde estaba cuando nos tumbaron el Estatut? ¿Dónde está ahora la progresía española, que no tiene ningún problema para defender la autodeterminación del pueblo palestino o del pueblo saharaui, a la hora de defender el derecho de autodeterminación de los catalanes?

Y es también un callejón sin salida porque detrás del federalismo suele haber (por ejemplo desde el PSC) la intención de defender el mismo de siempre (el sometimiento de la especificidad y la soberanía catalana al uniformismo castellano) con una nueva etiqueta que parece más moderna, más progre, más vendible. No he podido acabar de entender nunca porque los supuestos federalistas se oponen a la autodeterminación de Cataluña, cuando la soberanía es una cuestión previa y fundamental para poder federarse. Quiero decir que, para podernos federar realmente con España, primero deberíamos ser considerados soberanos y podérnoslo preguntar. ¿Verdad?

3 ¿Tiene sentido tiene la expresión «España contra Cataluña (1714-2014)»? ¿De qué España se habla? ¿A qué Cataluña se hace referencia?

Se habla de la España oficial (que a menudo se ha correspondido con la España mayoritaria), la España centralista, uniformadora y que tolera las «particularidades regionales» sólo mientras no supongan un riesgo que contrarreste la hegemonía de los símbolos nacionales españoles . Y se hace referencia a la Cataluña que resiste, la Cataluña que no quiere renunciar a perder unos rasgos distintivos que la caracterizan como pueblo, como nación.

Evidentemente son respuestas tramposas, porque siempre es injusto hacer estas generalizaciones con entidades tan complejas como las naciones, países o estados. Pero precisamente por eso también tus preguntas eran tramposas, y podríamos jugar con esta trampa y girar la pregunta (y formular una como la siguiente: «¿Tiene sentido la expresión ‘la independencia de Cataluña contra España’?»). O la podríamos redirigir y aplicar a cualquier otro conflicto, hasta reducirla al absurdo que supone «¿Tiene sentido la expresión «Israel contra Palestina»? ¿De qué Israel hablamos? ¿A qué Palestina hacemos referencia?». O incluso, para abacar de ser totalmente provocadores: «¿Tiene sentido la expresión «la Alemania de Hitler contra Polonia»? ¿Acaso no había alemanes contrarios al nazismo y polacos nazis?».

4 ¿Puede hablarse del franquismo como un régimen político que oprimió Cataluña? ¿El fascismo hispánico fue, en algún sentido comprensible y consistente, algo exterior a Cataluña? ¿Es significativa la expresión «el franquismo contra Cataluña»?

Es evidente que el franquismo fue mucho más que esto, pero es innegable que también fue ultranacionalismo español y, en consecuencia, opresor de la nación Cataluña. Y también es innegable que hubo franquistas catalanes (igual que hubo nazis austriacos o polacos), pero podríamos considerar que sí, que en buena parte actuaron de acuerdo con una lógica externa (o exterior): así, por ejemplo, la prohibición franquista de la lengua catalana (que es evidentemente fruto de una lógica exterior, es decir, no-catalana: no creo que ningún franquista catalán hubiera pensado que prohibir su propia lengua fuera una medida sensata para detener los «rojos») fue aceptada por los franquistas catalanes porque les convenía y esperaban sacar otras ventajas (y mejores, desde su punto de vista). Puestos a ser demagogos (ya me perdonarás, pero tus preguntas fomentan la demagogia), podríamos preguntarnos también si «el machismo es exterior a las mujeres» o si es significativa la expresión «el machismo contra las mujeres» desde el momento en que hay mujeres que salen a manifestarse a favor de la sharia islámica y la obligación de llevar el burka.

5. ¿Sólo el catalán debería ser lengua propia de Cataluña? ¿No es o no debería ser el catalán, como así ha sido defendido por la izquierda aragonesa, lengua propia de Aragón, al igual que el castellano o la fabla? ¿Por qué entonces no es -ni se considera- el castellano una lengua propia de Cataluña?

Dejando aparte que tiene su gracia que pongas como ejemplo el modelo aragonés (¿o deberíamos decir «modelo LAPAPYP»?), la respuesta a estas preguntas las deberíamos decidir los catalanes. ¿No te parece?. Y como veo que encuentras que es un tema tan importante, me extraña que en la pregunta número 1 preguntaras sobre el interés del «derecho a decidir». Ahora ya tienes la respuesta: para cuestiones como ésta.

Personalmente (pero insisto en que es una decisión que debemos tomar todos los catalanes), encuentro bien que se considere sólo el catalán como «propia», porque ha sido la lengua históricamente dominante del territorio. Ahora bien, es evidente que el castellano es la lengua propia y familiar de muchos catalanes, pero ¿es eso motivo suficiente para considerarla lengua propia de un país? Con este argumento, ¿por qué no lo pueden ser también el árabe, el bereber, el rumano y tantas otras lenguas que son propias de muchos de los nuevos catalanes? ¿Me estás insinuando que las familias de origen marroquí o rumano son ciudadanos de segunda y que tienen menos derecho que las familias de origen español?

6. ¿Por qué la mal denominada «inmersión lingüística» (que no lo es en el 40% de los casos, el de las familias cataloparlantes) es un tema intocable en Cataluña cuando el actual president de la Generalitat (que no del país), el señor don Artur Mas, que defiende tal «inmersión» en el ágora pública, decidió llevar a sus hijos a una escuela privada de élite -«Aula»- donde no sólo no se practica sino que tampoco se aconseja ni permite, más allá de la voluntad de la familia, la citada inmersión?

Salvo que se quiera hacer demagogia, la acción personal de un individuo (por mucho que sea el Presidente de la Generalitat y actúe de manera hipócrita) no debería ser muy relevante para juzgar la validez o no de la «inmersión lingüística» . Y no es un tema intocable (en Cataluña seguiremos hablando y discutiendo lo que sea necesario), sino un tema sobre el que estamos menos dispuestos a permitir la injerencia externa (en este caso, el gobierno de Madrid), por su importancia en la consolidación de una sociedad menos conflictiva. Porque la lengua, sí, es también motivo de conflicto (siempre lo ha sido, aunque quizás no lo pareciese tanto porque los catalanohablantes, mayoritariamente, bajaban la cabeza y se pasaban al castellano para no provocar), y con la «inmersión» se busca, precisamente, que el catalán sea también la lengua de todos, que todos podamos entendernos y reducir de este modo las situaciones de conflictividad lingüística. ¿Y por qué es necesaria la inmersión? Pues porque hay mucha gente que, a pesar de vivir en Cataluña, nunca ven televisión catalana, ni oyen radio en catalán, ni leen prensa o novelas catalanas, y nunca adquirirían un nivel con suficiente competencia del idioma si no fuera por la «inmersión lingüística». Sin la inmersión, pues, sería imposible incluso la utopía del «bilingüismo», que requiere también que todo el mundo sea capaz de entender el catalán (realidad que ni hoy se alcanza, después de tantos años de inmersión).

(Cabe remarcar, ya que estamos en este punto, que «bilingüismo», hasta la aparición de la palabra «federalismo», era el arma preferida de los que quieren hacer desaparecer el catalán sin que se note la finalidad, porque sus defensores suelen defender un modelo asimétrico: según este enfoque perverso, «bilingües» no era necesario que lo fuéramos todos, bastaba con que los catalanohablantes nos pasáramos al castellano cuando nuestro interlocutor no nos entendiera. Siguiendo en la misma línea asimétrica y tramposa, hoy parece que no sería necesario que, para «federarnos», todos los miembros seamos entidades independientes y soberanas: con que lo fuera España bastaría).

7. ¿Tiene algún sentido -y cuál si es el caso- que Francesc Cambó tenga un momento en la gran ciudad barcelonesa y una avenida que lleve su nombre? Ibidem respecto al espacio dedicado a Joan Antoni (Juan Antonio) Samaranch.

Desde mi punto de vista, no: no deberían tener ningún monumento ni calle. Pero ¿qué tiene que ver esto con lo que estamos discutiendo?

8 ¿Qué sentido tiene, como ocurre en algunos listados independentistas, ubicar en la misma serie, en el mismo catálogo al criminal golpista y asesino Queipo de Llano y a los presidentes republicanos Manuel Azaña y Juan Negrín?

No sé ahora mismo a qué listas te refieres, pero a pesar de que es evidente que no pueden estar en el mismo nivel de infamia un fascista sanguinario y dos presidentes republicanos, estos últimos no destacaron tampoco por su comprensión ni simpatía hacia el catalanismo (y de ahí, supongo, su inclusión en las listas).

Cita de Azaña: «Yo nunca he sido españolista ni patriotero. Pero ante estas cosas me indigno. Y si esas gentes van a descuartizar a España prefiero a Franco. Con Franco ya nos entenderíamos nosotros, o nuestros hijos o quien fuere. Pero esos hombres son inaguantables. Acabarían por dar la razón a Franco. Y mientras, venga poder, dinero y más dinero».

Cita de Negrín: «No estoy haciendo la guerra contra Franco para que nos retoñe en Barcelona un separatismo … y pueblerino (…) No hay más que una nación: ¡España! (…) Antes de consentir campañas nacionalistas que nos lleven a desmembraciones que de ningún modo admito, cedería el paso a Franco sin otra condiciona que la que se desprendiese de alemanes e italianos.»

9 ¿Por qué el cenetista asesinado en mayo de 1939 de nombre José Arnal es recordado en el monumento a los inmolados en Catalunya (no por Cataluña) como Josep Arnau?

No lo sé, pero ¿no podría ser un error? ¿Alguien ha pedido que se cambiara? ¿Alguien lo ha impedido?

10 ¿López Rodó era catalán? ¿Lo fue Samaranch? ¿Lo fueron y lo son la familia Millet? ¿Y los Porcioles? ¿Fueron franquistas pero menos, con toques de distinción? ¿La España franquista expolió Cataluña y los catalanes?

Eran muy catalanes, sí, y también muy franquistas. Y ayudaron a expoliar las clases populares catalanas y colaboraron en el sometimiento nacional de Cataluña. De tan evidente como es, no entiendo por qué motivo lo preguntas.

11 ¿Se pueden hablar propiamente, como suelen hablar los nacionalistas catalanes, de soberanismo? ¿De qué soberanía nacional se habla cuando se postula permanecer en la actual Unión Europea y en el euro?

Ciertamente, de una soberanía muy limitada (y por ello la CUP es contraria a la UE, y también, por otro lado, ni ERC ni ICV avalaron el Tratado de Lisboa). Pero en cualquier caso, ¿qué sacamos de quedarnos en España? ¿Y por qué los catalanes tenemos prohibido existir como país si no es a condición de hacer unos experimentos políticos que los españoles no han sabido (o no han querido) hacer?

12 ¿El nacionalismo, como parecen propagar algunos colectivos interesados, es una especie de estado político natural de los ciudadanos catalanes dignos de ese nombre?

No entiendo la pregunta ni sé de qué colectivos hablas, pero te giro la pregunta a ver si con tu respuesta puedo entenderla mejor: «¿es el unionismo una especie de estado político natural de los ciudadanos catalanes dignos de este nombre?».

Sin embargo, aventuro una respuesta a esa pregunta tuya en la línea de los conceptos que has empleado: como encuentro más digna la persona que se levanta contra la injusticia que aquella que se mantiene callada y no hace nada (o, peor aún, que entorpece aquellos que intentan levantarse), encuentro más digno, sí, aquel catalán que se alza contra las injusticias del sometimiento al Estado español. Por lo que hace a la «naturalidad», no me atrevo a hacer ningún juicio, porque tampoco tengo claro que, por ejemplo, en una situación como la actual de crisis y profundización del robo capitalista y la injusticia social, el «estado político natural de los ciudadanos europeos» sea (o tenga que ser) el socialismo. Desgraciadamente.

13 ¿Por qué mitifica tanto su propia historia, hasta el simple desconocimiento y exageración falsificadora, el independentismo catalán?

¿Lo hace? Y, en caso de hacerlo, ¿lo hace de manera diferente que cualquier otro país? Porque si la respuesta a esta segunda pregunta es que no, volvemos a la misma situación que en la pregunta 10: es injusto que se nos exija a los catalanes un grado de perfección, exquisitez y corrección que no se pide al resto de países. ¿Acaso no tienen mitos nacionales, Francia, Alemania o España? O tú mismo, Salvador, ¿acaso no mitificas también el pasado con tus continuas referencias a Sefarad?

14 ¿Qué sentido tiene el término político «botifler»? ¿Traidor es todo aquel que no es independentista?

No lo sé, porque no es una palabra que yo use mucho. Y de la gente que conozco, cada uno la usa un poco a su manera, siempre con el denominador común de hacer referencia a alguien que, a pesar de ser catalán, se posiciona en contra de Cataluña o de sus intereses. Pero como cada uno tiene su propia idea de lo que es exactamente Cataluña y cuáles son sus intereses, habrá gente que efectivamente considerará «botiflers» (o traidores o colaboracionistas) quienes no son independentistas. Pero repito que no hay consenso al respecto.

Me permitirás que, nuevamente, gire la pregunta y te la devuelva: ¿Qué sentido tiene el concepto político «nacionalista burgués»? ¿Todos los independentistas somos traidores al socialismo?.

15. ¿Por qué se ignora tanto y se simplifica aún más la historia de España a la que se biyecta con una barbarie de brutos, sin matices ni resistencias ciudadanas populares en los ámbitos nacionalistas catalanes?

¿Perdón? Tendré que cambiar mis «ambientes nacionalistas», porque ¡yo no he visto nunca eso! ¿Me puedes da algún ejemplo? Yo, en cambio, los tengo a capazos de cómo, desde medios españoles de gran tirada y audiencia (o desde los partidos políticos dominantes), se asocia Cataluña con nazismo y totalitarismo. Prácticamente a diario.

16. ¿El Ejército Popular de la II República española invadió Cataluña? ¿Es eso lo que se cree?

Te vuelvo a pedir que nos facilites las fuentes de tus afirmaciones, porque haces pasar la opinión de grupos minoritarios como si fueran la expresión popular del nacionalismo mayoritario. ¿Quien cree eso? Nos retiraron por la fuerza las atribuciones militares que se había adjudicado la Generalidad, pero todavía no me he encontrado con nadie que hable de alguna invasión republicana!

17. ¿No fue el president mártir el que gritó en repetidas ocasiones en las Cortes españolas republicanas el «¡Viva España!»?

Sí, fue él. ¿Se supone que esto nos debe suponer algún problema? ¡Me parece que es un hecho que te provoca más dolores de cabeza a ti que a nosotros! Espero, como mínimo, que tu pregunta 16 responda ahora tu propia pregunta 2: si fusilarlo como «separatista» es la manera de agradecer los intentos de concebir una España plurinacional y hermanada, entenderás que es más que comprensible el declive de proyectos como Sefarad o la España federal.

18. ¿Por qué no es posible la convivencia entre los diferentes pueblos de Sefarad? ¿Es un insulto a Cataluña, a su ciudadanía, querer pertenecer a la misma comunidad humana que García Lorca, que Luis Cernuda, que Miguel Hernández, que Castelao, que Gabriel Aresti, que Salvador Puig Antich, que Federicha Montseny, que Enrique Ruano, que Dolores Ibárruri, que Rafael Alberti, que Francisco Fernández Buey, que Manuel Sacristán, que Neus Porta, que Miguel Sánchez Mazas, que Rafael Poch de Feliu, que Joan Marsé, que Jaime Gil de Biedma, que José Agustín Goytisolo…? ¿No ha sido esta siempre la línea fundamental, en este ámbito, de la izquierda emancipatoria?

¿Quién dice que no sea posible la convivencia con los pueblos peninsulares? ¿Por qué no podemos convivir de manera amigable y fructuosa desde la independencia? De hecho, la relación de Madrid con Lisboa es menos tensa y condicionada que la de Madrid con Barcelona. Mira si ganaríamos con la independencia!

Y no, no es ningún insulto querer pertenecer a la comunidad humana de Lorca, Cernuda y compañía. Pero ¿por qué tenemos que renunciar a Brecht, Breton o Gramsci? Nos acusan a los catalanistas de levantar muros entre las personas, pero a menudo los muros ya los lleváis vosotros y no os dais cuenta o hacéis ver que no los lleváis (muros que, curiosamente, coinciden con España). Estáis en contra de los nacionalismos pero sus marcos de referencia son rabiosamente españoles. Nos has hablado «de los diferentes pueblos de Sefarad», pero a la hora de hacer la lista no has citado ningún artista ni intelectual portugués (y el vasco Gabriel Aresti ha entrado un poco con calzador). ¿No lo encuentras sintomático?

19. ¿El denominado Estado propio será un nuevo Estado? ¿En qué sentido? ¿Dónde su ubicarán las novedades? ¿Ese nuevo seguirá dejando la sanidad en manos de un gestor y fanático neoliberal implicado en mil desastres ciudadanos? ¿Y la educación, será considerada la educación pública la cenicienta de todos los despropósitos privatizadores?

Vuelves a hacer unas preguntas que sólo podemos responder los catalanes como pueblo, y nuevamente haces patente, contra tu voluntad, la necesidad de alcanzar (y ejercer) el derecho a decidir. No será un camino de rosas, y quizás no saldremos, pero intentaremos hacerlo mejor que los Bárcenas, Wert, Aznar, Borbones y Bonos que habremos dejado atrás. Nuevamente, ¿por qué exiges como irrenunciables al proyecto político catalán unas condiciones que el proyecto político español (y la gran mayoría de países existentes) se han mostrado incapaces de alcanzar?

20 ¿Garantizará ese Estado propio el derecho a la autodeterminación de las comunidades que quieran ejercerlo una vez constituido?

Si ésta es la voluntad de los araneses, así lo espero.

21. ¿Por qué algunos de los argumentos esgrimidos en estos últimos años para defender ese «derecho a decidir» huelen -incluso apestan- a argumentos muy próximos a los usados ad nauseam por la Liga del Norte italiana?

¿Puedes concretar qué argumentos? Y aunque fuera cierto, permanecer en España tampoco es muy alentador: algunos de los argumentos en contra del derecho a decidir huelen aún peor. Sea como sea, me parece un juego muy sucio hacer este tipo de falacias para desacreditar la independentismo. Te ha faltado recordarnos que Hitler era vegetariano, y que algunos independentistas también lo son.

22 ¿Hay realmente un proceso liberador en este proceso de intereses políticos no siempre bien definidos? ¿Alguien puede pensar honestamente en coordenadas emancipatorias?

Algunos lo creemos, sí (en mayor o menor grado, casi todos los miembros de la CUP, buena parte de ERC y algunos de ICV). El hecho de salir a la calle, de manifestarse, de enrabiarse por el status quo, de aspirar a mejorar las cosas, de hacer proyectos comunes, de animar a personas que nunca hubieran participado, tiene una potencialidad nada despreciable. Cosas que deberías visto y experimentado si hubieras participado en la gran manifestación del 11 de septiembre o en la campaña de las consultas soberanistas iniciadas en Arenys de Munt.

23 ¿Qué ganarían con él -y en él- las clases trabajadoras catalanas? ¿Y las clases populares del resto de Sefarad?

Las catalanas, además de la libertad de poder vivir plenamente en catalán, la ilusión de jugar con una soberanía recién conseguida, y las posibilidades emancipadoras quede ello se derivan. Y tanto las catalanas como las españolas tendremos [¿qué entendernos, que aproximarnos? después del lastre de los debates identitarios, y podremos centrarnos en combatir las injusticias sociales, que serán más visibles sin las excusas de los nacionalismos. Los respectivos Estados serán más pequeños y, por tanto, en principio un poco más fáciles de controlar o evaluar por su ciudadanía

24 ¿Por qué no pueden convivir juntas las lenguas, comunidades y culturas de la pell de brau, como quería, señalaba y defendía el gran poeta y dramaturgo catalán Salvador Espriu?

A esto te deberían responder más los españoles que los catalanes, porque en las calles de Cataluña a menudo se vive una convivencia plurilingüística y plurinacional de facto, mientras que en España tienen costumbre de soltarte a las primeras de cambio que «en castellano, para que nos podamos entender todos». España no ha hecho mucho (por no decir nada) a favor en los últimos treinta años, ni siquiera ha admitido «las demás lenguas de Sefarad» en las cámaras de representación ciudadana (Senado y Congreso). Quizá si España hubiera creído alguna vez en Sefarad, ahora los catalanes no nos querríamos ir. Pero es evidente que no ha creído antes ni piensa hacerlo ahora.

Joan Vecord (Parado barcelonés de 34 años)

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Respostes a les preguntes que es planteja Salvador López Arnal al pròleg del llibre Conversaciones sobre Catalunya.

[Advertiment al lector de Rebelión: el text està escrit en una altra de les llengües de Sefarad, tot pensant que, no traduint-lo, es podran desplegar i mostrar algunes de les potencialitats, impossibilitats i límits d’aquest projecte mític que reivindica en Salvador].

Salvador, no ens coneixem personalment, però jo sé un mica qui ets perquè he llegit alguns dels teus articles i llibres, i he assistit a alguna xerrada on has participat. Malauradament, al contrari és impossible, perquè jo no he escrit res ni he donat cap xerrada: sóc simplement un aturat que participo, en la mesura de les seves possibilitats (que són ben poques), a provar de canviar el món per a fer-lo més just, per exemple a través de l’Ateneu Layret del barri barceloní de Sant Antoni. Tanmateix, m’he permès la molèstia de respondre les preguntes que formules al pròleg del llibre Conversaciones sobre Catalunya que acabes d’editar en PDF, amb l’esperança que no les havies formulades retòricament. Tot i això, sé que servirà de ben poc, perquè fa tota la impressió que tens una idea ben ferma al respecte i no la penses canviar: de tot plegat ja en vas discutir amb algú molt més capacitat que jo (parlo d’aquest article que et va escriure no fa gaire en David Fernández també a Rebelión), i no només sembla que no n’hagis fet gaire cas, sinó que has considerat que el David (o algú amb unes opinions semblants a les seves) no és prou interessant per a aparèixer a les teves Conversaciones sobre Catalunya. Al meu entendre, això li dóna al llibre un biaix que l’empetiteix, i és amb la intenció de provar de compensar una mica aquest biaix malintencionat que m’he pres la molèstia de respondre’t les preguntes, amb l’esperança que algun lector de Rebelión pugui agrair-ho.

1 ¿Por qué se habla en estos momentos y de forma generalizada del»derecho a decidir» no se sabe muy bien qué y no del derecho de autodeterminación de todos los pueblos como explícitamente se hacía en uno de los puntos de la Assemblea de Catalunya de los años setenta del siglo pasado?

Parlem del «dret a decidir» perquè volem tenir dret a decidir sobre qualsevol cosa, és a dir, volem ser sobirans i que ens reconeguin aquesta sobirania. I si hem passat del «dret d’autodeterminació de tots els pobles» al «dret de decidir dels catalans», potser és per la senzilla raó que, quan hem volgut dur a la pràctica aquell dret d’autodeterminació de tots els pobles, hem vist que no podíem perquè als catalans no se’ns concedeix el dret de decidir (és a dir, que perquè puguem seguir defensant el dret d’autodeterminació de tots els pobles primer ens cal poder tenir el dret de decidir fer-ho nosaltres).

Podríem dir, doncs, que és un canvi fruit d’haver passat de l’àmbit de la teoria («el dret d’autodeterminació dels pobles») al de la pràctica («els catalans som un poble que ens volem autodeterminar, però no ens ho permeten»). I com que la manera més il·lustrativa de mostrar aquest impediment d’autodeterminar-nos són les amenaces amb la prohibició de la consulta sobre el dret a decidir, no és tan estrany que ara adoptem aquesta consulta com a símbol, i que al carrer es parli més del dret a decidir que del dret d’autodeterminació, encara que estiguem parlant del mateix.

2 Por qué se suele olvidar -y no sólo por fuerzas conservadoras y (ultra)neoliberales- un punto nodal de las tradiciones de la izquierda emancipatoria catalana (y española) como es el de la unión libre, solidaria y fraternal de todos los pueblos de Sefarad?

No l’hem oblidada: l’hem abandonada. I l’hem abandonada (els que mai l’havíem tinguda) per l’experiència de comprovar que el federalisme és un camí sense sortida. I ho és, per començar, perquè els primers en oblidar-se’n, els primers en no creure en el federalisme, van ser els espanyols. On era el federalisme, on era la crida a Sefarad aquests darrers 30 anys a Espanya? On era quan es va atacar el Pla Ibarretxe? On era quan ens van tombar l’Estatu? On és ara la progressia espanyola, que no té cap problema per a defensar l’autodeterminació del poble palestí o del poble saharaui, a l’hora de defensar el dret d’autodeterminació dels catalans?

I és també un carreró sense sortida perquè darrere del federalisme hi sol haver (per exemple des del PSC) la intenció de defensar el mateix de sempre (el sotmetiment de l’especificitat i la sobirania catalana a l’uniformisme castellà) amb una nova etiqueta que sembli més moderna, més progre, més vendible. No he pogut acabar d’entendre mai perquè els suposats federalistes s’oposen a l’autodeterminació de Catalunya, quan la sobirania és una qüestió prèvia i fonamental per a poder-se federar. Vull dir que, per a poder-nos federar realment amb Espanya, primer hauríem de ser considerats sobirans i poder-nos-ho preguntar, oi?

3 ¿Tiene sentido tiene la expresión «España contra Cataluña (1714-2014)»? ¿De qué España se habla? ¿A qué Cataluña se hace referencia?

Es parla de l’Espanya oficial (que sovint s’ha correspost amb l’Espanya majoritària), l’Espanya centralista, uniformadora i que tolera les «particularitats regionals» només mentre no suposin un risc que contraresti l’hegemonia dels símbols nacionals espanyols. I es fa referència a la Catalunya que resisteix, la Catalunya que no vol renunciar a perdre uns trets distintius que la caracteritzen com a poble, com a nació.

Evidentment són respostes tramposes, perquè sempre és injust fer aquestes generalitzacions amb entitats tan complexes com les nacions, països o estats. Però precisament per això també les teves preguntes eren tramposes, i podríem jugar amb aquesta trampa i girar la pregunta (i formular-ne una com ara: «té sentit l’expressió «la independència de Catalunya contra Espanya»?») o la podríem redirigir i aplicar a qualsevol altre conflicte, fins a reduir-la a l’absurd que suposa: «té sentit l’expressió «Israel contra Palestina? De quin Israel parlem? A quina Palestina fem referència?», o fins i tot, per a acabar de ser provocadors del tot: «té sentit l’expressió «l’Alemanya de Hitler contra Polònia»? Que potser no hi havia alemanys contraris al nazisme i polonesos nazis?».

4 ¿Puede hablarse del franquismo como un régimen político que oprimió Cataluña? ¿El fascismo hispánico fue, en algún sentido comprensible y consistente, algo exterior a Cataluña? ¿Es significativa la expresión «el franquismo contra Cataluña»?

És evident que el franquisme va ser molt més, però és innegable que també va ser ultranacionalisme espanyol i, en conseqüència, opressor de la nació Catalunya. I també és innegable que hi va haver franquistes catalans (igual que hi va haver nazis austríacs o polonesos), però podríem considerar que sí, que en bona part van actuar d’acord amb una lògica externa (o exterior): així, per exemple, la prohibició franquista de la llengua catalana (que és evidentment fruit d’una lògica exterior, és a dir, no-catalana: no crec que cap franquista català hagués pensat que prohibir la seva pròpia llengua fos una mesura assenyada per a aturar els «rojos») va ser acceptada pels franquistes catalans perquè els convenia i n’esperaven treure uns altres avantatges (i millors, al seu entendre). Posats a ser demagogs (ja em perdonaràs, però les teves preguntes fomenten la demagògia), podríem preguntar-nos també si «el masclisme és exterior a les dones» o si «és significativa l’expressió «el masclisme contra les dones»» des del moment que hi ha dones que surten a manifestar-se a favor de la xaria islàmica i l’obligació de dur el burca.

5 ¿Sólo el catalán debería ser lengua propia de Cataluña? ¿No es o no debería ser el catalán, como así ha sido defendido por la izquierda aragonesa, lengua propia de Aragón, al igual que el castellano o la fabla? ¿Por qué entonces no es -ni se considera- el castellano una lengua propia de Cataluña?

Deixant de banda que té la seva gràcia que posis com a exemple el model aragonès (o n’hauríem de dir «model LAPAPYP»?), la resposta a aquestes teves preguntes les hauríem de decidir els catalans (no t’ho sembla?). I com que veig que trobes que és un tema tan important, m’estranya que a la pregunta número 1 et preguntessis sobre l’interès del «dret a decidir». Ara ja en tens la resposta: per a qüestions com aquesta.

Personalment (però insisteixo en què és una decisió que hem de prendre tots els catalans), trobo bé que es consideri només el català com a «pròpia», perquè ha estat la llengua històricament dominant del territori. Ara bé, és evident que el castellà és la llengua pròpia i familiar de molts catalans, però és això motiu suficient per a considerar-la llengua pròpia d’un país? Amb aquest argument, per què no ho poden ser també l’àrab, l’amazic, el romanès i tantes altres llengües que són pròpies de molts dels nous catalans? M’estàs insinuant que les famílies d’origen marroquí o romanès són ciutadans de segona i que tenen menys dret que les famílies d’origen espanyol?

6 ¿Por qué la mal denominada «inmersión lingüística» (que no lo es en el 40% de los casos, el de las familias cataloparlantes) es un tema intocable en Cataluña cuando el actual president de la Generalitat (que no del país), el señor don Artur Mas, que defiende tal «inmersión» en el ágora pública, decidió llevar a sus hijos a una escuela privada de élite -«Aula»- donde no sólo no se practica sino que tampoco se aconseja ni permite, más allá de la voluntad de la familia, la citada inmersión?

Tret que es vulgui fer demagògia, l’acció personal d’un individu (per molt que sigui el President de la Generalitat i actuï de manera hipòcrita) no hauria de ser gaire rellevant per a jutjar la validesa o no de la «immersió lingüística». I no és un tema intocable (a Catalunya en seguirem parlant i discutint el que calgui), sinó un tema sobre el qual estem menys disposats a permetre la ingerència externa (en aquest cas, el govern de Madrid), per la seva importància en l’establiment d’una societat menys conflictiva. Perquè la llengua, sí, és també motiu de conflicte (sempre ho ha estat, però potser no ho semblava tant perquè els catalanoparlants majoritàriament abaixaven el cap i es passaven al castellà per a no provocar-ne), i amb la «immersió» es busca, precisament, que el català sigui també la llengua de tothom, tothom pugui entendre’s i reduir les situacions de conflictivitat lingüística. I per què cal la immersió? Doncs perquè hi ha molta gent que, malgrat viure a Catalunya, mai no miren cap televisió catalana, ni escolten ràdio en català, ni llegeixen premsa o novel·les catalanes, i mai no adquiririen un nivell prou competent de l’idioma si no fos per la «immersió lingüística». Sense la immersió, doncs, seria impossible fins i tot la utopia del «bilingüisme», que requereix també que tothom sigui capaç d’entendre el català (fet que no es dóna ni avui mateix, després de tants anys d’immersió).

(Cal remarcar, ja que hi som, que «bilingüisme», fins l’aparició del mot «federalisme», era l’arma preferida dels qui volen fer desaparèixer el català sin que se note el cuidado, perquè els seus defensors solen defensar-ne un model asimètric: segons aquest enfocament pervers, «bilingües» no calia que ho fóssim tots, n’hi havia prou amb què els catalanoparlants ens passéssim al castellà quan el nostre interlocutor no ens entengués. Seguint en la mateixa línia asimètrica i tramposa, avui sembla que no caldria que, per a «federar-nos», tots els membres siguem entitats independents i sobiranes: amb què ho sigui Espanya n’hi hauria prou).

7 ¿Tiene algún sentido -y cuál si es el caso- que Francesc Cambó tenga un momento en la gran ciudad barcelonesa y una avenida que lleve su nombre? Ibidem respecto al espacio dedicado a Joan Antoni (Juan Antonio) Samaranch.

Al meu entendre, no: no haurien de tenir cap monument ni carrer. Però què hi té a veure, això?

8 ¿Qué sentido tiene, como ocurre en algunos listados independentistas, ubicar en la misma serie, en el mismo catálogo al criminal golpista y asesino Queipo de Llano y a los presidentes republicanos Manuel Azaña y Juan Negrín?

Ara mateix no sé a quines llistes et refereixes, però malgrat que és evident que no poden estar en el mateix nivell d’infàmia un feixista sanguinari i dos presidents republicans, aquests darrers no van destacar tampoc per la seva comprensió ni simpatia envers el catalanisme (i d’aquí, suposo, la seva inclusió a les llistes).

Cita d’Azaña: «Yo nunca he sido españolista ni patriotero. Pero ante estas cosas me indigno. Y si esas gentes van a descuartizar a España prefiero a Franco. Con Franco ya nos entenderíamos nosotros, o nuestros hijos o quien fuere. Pero esos hombres son inaguantables. Acabarían por dar la razón a Franco. Y mientras, venga poderes, dinero y más dinero».

Cita de Negrín: «No estoy haciendo la guerra contra Franco para que nos retoñe en Barcelona un separatismo… y pueblerino (…) No hay más que una nación: ¡España! (…) Antes de consentir campañas nacionalistas que nos lleven a desmembraciones que de ningún modo admito, cedería el paso a Franco sin otra condición que la que se desprendiese de alemanes e italianos»».

9 ¿Por qué el cenetista asesinado en mayo de 1939 de nombre José Arnal es recordado en el monumento a los inmolados en Catalunya (no por Cataluña) como Josep Arnau?

No ho sé, però no podria ser un error? Algú ha demanat que es canviés? Algú altre ho ha impedit?

10 ¿López Rodó era catalán? ¿Lo fue Samaranch? ¿Lo fueron y lo son la familia Millet? ¿Y los Porcioles? ¿Fueron franquistas pero menos, con toques de distinción? ¿La España franquista expolió Cataluña y los catalanes?

Eren ben catalans, sí, i també ben franquistes. I van ajudar a espoliar les classes populars catalanes i col·laborar en el sotmetiment nacional de Catalunya. De tan evident com és, no entenc per quin motiu ho preguntes.

10 ¿Se pueden hablar propiamente, como suelen hablar los nacionalistas catalanes, de soberanismo? ¿De qué soberanía nacional se habla cuando se postula permanecer en la actual Unión Europea y en el euro?

D’una sobirania molt limitada, certament (i per això la CUP és contrària a la UE; o ni ERC ni ICV van avalar el Tractat de Lisboa). Però en qualsevol cas, què en traiem de quedar-nos a Espanya? I per què els catalans tenim prohibit d’existir com a país si no és a condició de fer uns experiments polítics que els espanyols no han sabut (o no han volgut) fer?

11 ¿El nacionalismo, como parecen propagar algunos colectivos interesados, es una especie de estado político natural de los ciudadanos catalanes dignos de ese nombre?

No entenc la pregunta ni sé de quins col·lectius parles, però et torno a girar la pregunta, aviam si amb la teva resposta puc entendre-la millor: «és l’unionisme una mena d’estat polític natural dels ciutadans catalans dignes d’aquest nom?».

Tanmateix, aventuro una resposta a aquella teva pregunta en la línia dels conceptes que hi has emprat: com que trobo més digna la persona que s’alça contra la injustícia que aquella que es manté callada i no fa res (o, pitjor encara, que entorpeix aquells que proven d’alçar-se), trobo més digne, sí, aquell català que s’alça contra les injustícies del sotmetiment a l’Estat espanyol. Pel que fa a la «naturalitat», no m’atreveixo a fer-ne cap judici, perquè tampoc tinc clar que, per exemple, en una situació com l’actual de crisi i aprofundiment del robatori capitalista i la injustícia social, «l’estat polític natural dels ciutadans europeus» sigui (o hagi de ser) el socialisme. Malauradament.

12 ¿Por qué mitifica tanto su propia historia, hasta el simple desconocimiento y exageración falsificadora, el independentismo catalán?

Ho fa? I, en cas de fer-ho, ho fa de manera diferent que qualsevol altre país? Perquè si la resposta a aquesta segona pregunta és que no, tornem a la mateixa situació que a la pregunta 10: és injust que se’ns exigeixi als catalans un grau de perfecció, exquisidesa i correcció que no es demana a la resta de països. Que no tenen mites nacionals, França, Alemanya o Espanya? O tu mateix, Salvador, que no mitifiques també el passat amb les teves contínues referències a Sefarad?

13 ¿Qué sentido tiene el término político «botifler»? ¿Traidor es todo aquel que no es independentista?

No ho sé, perquè no és una paraula que faci servir gaire, jo. I de la gent que conec, cadascú la fa servir una mica a la seva manera, sempre amb el denominador comú de ser algú que, malgrat ser català, es posiciona en contra de Catalunya o dels seus interessos. Però com que cadascú té la seva pròpia idea del que és exactament Catalunya i quins són els seus interessos, hi haurà gent que efectivament considerarà botiflers (o traïdors o col·laboracionistes) els qui no són independentistes. Però repeteixo que no hi ha consens al respecte.

Em permetràs que, novament, et giri les preguntes i te les torni: «Quin sentit té el terme polític «nacionalista burgès»? «Tots els independentistes som traïdors al socialisme?».

14 ¿Por qué se ignora tanto y se simplifica aún más la historia de España a la que se biyecta con una barbarie de brutos, sin matices ni resistencias ciudadanas populares en los ámbitos nacionalistas catalanes?

Perdó? Hauré de canviar els meus «àmbits nacionalistes», perquè jo no ho he vist, això! Me’n pots donar exemples? Jo, a canvi, te’n puc donar a cabassos de com, des de mitjans espanyols de gran tirada i audiència (o des de els partits polítics dominants), s’associa Catalunya amb nazisme i totalitarisme. Gairebé cada dia.

15 ¿El Ejército Popular de la II República española invadió Cataluña? ¿Es eso lo que se cree?

Et torno a demanar que donis les fonts de les teves afirmacions, perquè fas passar l’opinió de grups minoritaris com si fossin l’expressió popular del nacionalisme majoritari. Qui ho creu, això? Ens van retirar per la força les atribucions militars que s’havia adjudicat la generalitat, però encara no m’he trobat amb ningú que parli de cap invasió republicana!

16 ¿No fue el president mártir el que gritó en repetidas ocasiones en las Cortes españolas republicanas el «¡Viva España!»?

Sí, va ser ell. Se suposa que això ens ha de suposar cap problema? Em sembla que és un fet que et provoca més maldecaps a tu que nosaltres! Espero, com a mínim, que la teva pregunta 16 respongui ara la teva pròpia pregunta 2: si afusellar-lo com a «separatista» és la manera d’agrair els intents de concebre una Espanya plurinacional i agermanada, entendràs que és ben comprensible el declivi de projectes com Sefarad o l’Espanya federal.

17 ¿Por qué no es posible la convivencia entre los diferentes pueblos de Sefarad? ¿Es un insulto a Cataluña, a su ciudadanía, querer pertenecer a la misma comunidad humana que García Lorca, que Luis Cernuda, que Miguel Hernández, que Castelao, que Gabriel Aresti, que Salvador Puig Antich, que Federicha Montseny, que Enrique Ruano, que Dolores Ibárruri, que Rafael Alberti, que Francisco Fernández Buey, que Manuel Sacristán, que Neus Porta, que Miguel Sánchez Mazas, que Rafael Poch de Feliu, que Joan Marsé, que Jaime Gil de Biedma, que José Agustín Goytisolo…? ¿No ha sido esta siempre la línea fundamental, en este ámbito, de la izquierda emancipatoria?

Qui diu que no sigui possible la convivència amb els pobles peninsulars? Que no hi podem conviure de manera amigable i fructuosa des de la independència? De fet, la relació de Madrid amb Lisboa és menys tensa i condicionada que la de Madrid amb Barcelona. Mira si hi guanyaríem, amb la independència!

I no, no és cap insult voler pertànyer a la comunitat humana de Lorca, Cernuda i companyia. Però per què hem de renunciar a Brecht, Breton o Gramsci? Ens acuseu als catalanistes d’alçar murs entre les persones, però sovint els murs ja els porteu vosaltres i no us n’adoneu o feu veure que no els porteu (murs que, curiosament, coincideixen amb Espanya). Esteu en contra dels nacionalismes, però els vostres marcs referencials són rabiosament espanyols. Ens has parlat «dels diferents pobles de Sefarad», però a l’hora de fer la llista no has citat cap artista ni intel·lectual portuguès (i el basc Gabriel Aresti hi ha entrat una mica amb calçador). No ho trobes simptomàtic?

18 ¿El denominado Estado propio será un nuevo Estado? ¿En qué sentido? ¿Dónde su ubicarán las novedades? ¿Ese nuevo seguirá dejando la sanidad en manos de un gestor y fanático neoliberal implicado en mil desastres ciudadanos? ¿Y la educación, será considerada la educación pública la cenicienta de todos los despropósitos privatizadores?

Tornes a fer unes preguntes que només podem respondre els catalans com a poble, i novament fas palesa, contra la teva voluntat, la necessitat d’assolir (i exercir) el dret a decidir. No serà un camí de roses, i potser no ens en sortirem, però provarem de fer-ho millor que els Bárcenas, Werts, Aznars, Borbons i Bonos que haurem deixat enrere. Novament, per què exigeixes al projecte polític català com a irrenunciables unes condicions que el projecte polític espanyol (i la gran majoria de països existents) s’han mostrat incapaços d’assolir?

19 ¿Garantizará ese Estado propio el derecho a la autodeterminación de las comunidades que quieran ejercerlo una vez constituido?

Si aquesta és la voluntat dels aranesos, així ho espero.

20 ¿Por qué algunos de los argumentos esgrimidos en estos últimos años para defender ese «derecho a decidir» huelen -incluso apestan- a argumentos muy próximos a los usados ad nauseam por la Liga del Norte italiana?

Pots concretar quins arguments? I encara que fos cert, mantenir-nos a Espanya tampoc no és gaire encoratjador: alguns dels arguments en contra del dret a decidir fan encara més pudor. Sigui com sigui, em sembla un joc molt brut fer aquesta mena de fal·làcies per a desacreditar l’independen-tisme. T’ha faltat recordar-nos que Hitler era vegetarià, i que alguns independentistes també ho són, de vegetarians.

21 ¿Hay realmente un proceso liberador en este proceso de intereses políticos no siempre bien definidos? ¿Alguien puede pensar honestamente en coordenadas emancipatorias?

Alguns ho creiem, sí (en major o menor grau, gairebé tothom de la CUP, bona part d’ERC i alguns d’ICV). El fet de sortir al carrer, de manifestar-se, d’emprenyar-se per l’status quo, d’aspirar a millorar les coses, de fer projectes comuns, d’engrescar persones que mai no ho haurien fet, té una potencialitat gens menyspreable. Coses que hauries vist i experimentat si haguessis participat a la gran manifestació de l’11 de setembre o a la campanya de les consultes sobiranistes iniciades a Arenys de Munt.

22 ¿Qué ganarían con él -y en él- las clases trabajadoras catalanas? ¿Y las clases populares del resto de Sefarad?

Les catalanes, a banda de la llibertat de poder viure plenament en català, la il·lusió de jugar amb una sobirania acabada d’aconseguir, i les possibilitats emancipadores que això suposa. I tant les catalanes com les espanyoles ens haurem desprès dels llast dels debats identitaris, i podrem centrar-nos a combatre les injustícies socials, que seran més visibles sense les excuses dels nacionalismes. Els respectius Estats seran més petits i, per tant, en principi una mica més fàcils de controlar o avaluar per la seva ciutadania.

23 ¿Por qué no pueden convivir juntas las lenguas, comunidades y culturas de la pell de brau, como quería, señalaba y defendía el gran poeta y dramaturgo catalán Salvador Espriu?

Això t’ho haurien de respondre força més els espanyols que els catalans, perquè als carrers de Catalunya sovint s’hi viu una convivència plurilingüística i plurinacional de facto, mentre que a Espanya tenen costum d’etzibar-te a les primeres de canvi que «en castellà, perquè ens puguem entendre tots». Espanya no hi ha fet gaire (per a no dir res) a favor els darrers trenta anys, ni tan sols ha admès «les altres llengües de Sefarad» a les cambres de representació ciutadana (Senat i Congrés). Potser si Espanya hagués cregut mai en Sefarad, ara els catalans no en voldríem marxar. Però és evident que no hi ha cregut abans ni pensa fer-ho ara.

Joan Vecord (aturat barceloní de 34 anys)

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