El bombardeo de Jarablus para atacar a ISIS, después del ataque a una boda kurda en Gaziantep que se llevó 54 vidas, muestra que el gobierno no ha aprendido nada de los resultados de su política en Siria. El viceprimer ministro, Numan Kurtulmus, ha declarado que «lo que Turquía está sufriendo hoy es consecuencia de […]
El bombardeo de Jarablus para atacar a ISIS, después del ataque a una boda kurda en Gaziantep que se llevó 54 vidas, muestra que el gobierno no ha aprendido nada de los resultados de su política en Siria. El viceprimer ministro, Numan Kurtulmus, ha declarado que «lo que Turquía está sufriendo hoy es consecuencia de la política en Siria». Sin embargo, esto no ha llevado a que el gobierno abandone su papel de avivar la lucha en Siria.
Desde el comienzo, el gobierno ha dicho que «el oeste del Éufrates es nuestra línea roja», que «no se puede permitir una formación kurda en el norte de Siria», que «se debería crear una zona de seguridad en la frontera», y ha hecho todo lo posible por rediseñar el mapa de Siria de acuerdo a sus propios intereses. Esta política ha fracasado, pero el gobierno turco no ha retrocedido un paso en su posición en lo relativo a Siria.
No obstante, los planes diseñados por Ankara no se han cumplido: las Fuerzas Democráticas Sirias han cruzado las líneas rojas, han tomado Manjib y la ruta a Jarablus ha sido sitiada. La visita de la delegación de Estados Unidos los dos últimos días, la visita de Barzani, la anunciada visita de Putin, el intento de golpe de estado, el retorno de Gülen, la masacre de la boda, el caso de Zarrab muestran las cartas que están sobre la mesa de negociación y la sucia diplomacia multilateral llevada a cabo para alcanzar sus objetivos en Siria.
Pese a todo, la estrategia diseñada fuera de las fronteras sirias no culminará con éxito. Los representantes gubernamentales continuarán cometiendo los mismos errores pese a haber dicho que «hemos cometido un error». Lo que hoy se aprecia no es más que una versión diferente de la misma política.
La política del gobierno del AKP no ha traído más que desgracia y muerte a los pueblos de la zona. El apoyo facilitado a las fuerzas armadas yihadistas ha creado las condiciones para una guerra dentro de nuestras fronteras. El resultado de la fobia del gobierno hacia los kurdos ha supuesto el caos en la frontera con Siria y la devastación dentro del país.
Turquía debería mantener sus manos fuera de Siria, dejar de apoyar a las bandas armadas y evitar acuerdos con los poderes imperialistas, que continuarán causando un baño de sangre en la región. La insistencia de Turquía en controlar partes de Siria, en interferir en el diseño del mapa regional y en la demografía de la zona significa que continuará la devastación de las poblaciones de Siria y Turquía.
La única forma de combatir estas políticas de guerra es que la gente, los trabajadores, se unan en favor de la paz y la democracia. Esta necesidad está cada vez más clara conforme se aproxima el Día Internacional por la Paz del 1 de septiembre.
Se deben abandonar las políticas de guerra y cesar los ataques en territorio sirio. Se deben cerrar las fronteras a las fuerzas armadas reaccionarias, y los imperialistas tienen que dejar de interferir en la región.
Esta es la manera de evitar cometer errores en Siria y de proteger a nuestro país de los resultados de tales errores.
Selma Gürkan, Presidenta Emek Partisi – Partido del Trabajo (Turquìa)