No hay duda que el proceso revolucionario en las regiones árabes ha traído grandes cambios en la zona y en el mundo en general. De todos modos, después de casi dos años, las personas activistas de diferentes lugares empezaron a preocuparse cada vez más sobre temas relacionados con las libertades personales, los derechos de las […]
No hay duda que el proceso revolucionario en las regiones árabes ha traído grandes cambios en la zona y en el mundo en general. De todos modos, después de casi dos años, las personas activistas de diferentes lugares empezaron a preocuparse cada vez más sobre temas relacionados con las libertades personales, los derechos de las mujeres, la libertad de expresión, la libertad sexual y los derechos LGTB. Este artículo trata de plantear la cuestión LGTB en el mundo árabe a la luz de la primavera árabe y las oportunidades y desventajas de estos movimientos sociales en el marco de regímenes islamistas y de una sociedad que está cambiando constantemente.
El test de virginidad y los ataques contra las mujeres y los inconformistas en la plaza Tahrir fueron dos momentos de alerta que molestaron a muchas personas activistas y comunidades, tanto locales como internacionales. Estos hechos hicieron cambiar la opinión respecto a aspectos de la primavera árabe. En aquel punto algunas personas activistas empezaron a dudar que el cambio que se había llevado a cabo fuera gracias a la voluntad de la gente. Por otro lado, se empezaron a extender debates sobre conspiraciones hasta el punto de considerar a los antiguos regímenes más tolerantes y progresistas.
Es cierto que la victoria de los islamistas no ha convertido Egipto en un paraíso de la libertad sexual y personal. Si hubiera pasado sería mejor, pero la cuestión no es tan simple como eso. Se tienen que tener en cuenta muchos componentes y cuestiones antes de juzgar una revolución que apenas llega al año de vida.
Más allá de que la opresión continúa presente después de la revolución, la situación durante el régimen de Mubarak no era ni mucho menos mejor ni diferente. La única diferencia ahora es que estos temas se exponen gracias al aumento del activismo y la experiencia que se ha acumulado al organizar y actuar durante los días de la revolución. Hoy, la diferencia es que si el régimen comete violaciones de los derechos, vemos cómo grupos de gente se reúnen, actúan y levantan la voz de una forma que antes de la revolución era imposible. El nuevo Egipto está siendo testigo de un gran aumento de los movimientos por los derechos civiles que cada día aprenden a utilizar nuevas herramientas, a organizarse mejor y a conectar con una sociedad que estuvo durante más de 30 años despreocupada de los derechos civiles y políticos.
Oportunidades y debates
Otra oportunidad a la que el colectivo LGTB tendría que prestarle atención es al debate que ha surgido dentro de la comunidad de activistas. La presencia de inconformistas y personas LGTB en la plaza Tahrir, luchando conjuntamente con el resto de la sociedad, propició una nueva realidad que los activistas de izquierdas tendrían que afrontar. Hoy es más obvio que nunca para muchos grupos de la izquierda que la clase trabajadora no puede estar separada de la lucha contra las libertades personales. Esto pasa casi siempre en situaciones revolucionarias, cuando la gente que proviene de diferentes experiencias se une para apoyarse mútuamente.
Hoy en día, los grupos y personas LGTB forman parte de un movimiento más amplio, más allá de si son identificadas como LGTB o no. Los grupos que luchan por los derechos de las mujeres, la libertad de expresión, el derrocamiento del régimen militar o los derechos sobre el propio cuerpo, han empezado a trabajar juntos y proponen un discurso alternativo, que suena prometedor y poco a poco emerge en la sociedad egipcia.
Por otro lado, la revolución ha abierto un gran espacio para el cambio en las ideas y creencias de la sociedad. Esto se vio con el descenso en el voto de los islamistas en las elecciones presidenciales comparado con las elecciones al parlamento. Esto no quiere decir que ahora la sociedad egipcia sea tolerante con las personas LGTB, pero el hecho de exponer nuevas ideas y discursos en la sociedad puede traer, sin duda, a una sociedad más tolerante. Esto es cierto simplemente porque la sociedad está ahora más preocupada que antes por la vida política y pública. Las personas activistas no tienen que olvidar que los islamistas están en el poder de acuerdo con lo que ha elegido la gente. En esta situación, la islamofobia sería un error para todos y todas, porque supondría un reforzamiento del apoyo de la gente hacia los islamistas, especialmente de aquellos grupos islamistas que fueron duramente oprimidos desde la presidencia de Abdel Nasser.
Es cierto que las revoluciones no han acabado con desfiles del orgullo gay, pero a pesar de eso, el colectivo LGTB levanta más su voz, está más reconocido en la sociedad egipcia y tiene sus propios grupos y puntos de encuentro. De todos modos los grandes éxitos se acabarán consiguiendo si los grupos e individuos LGTB consiguen ser parte de un movimiento más amplio, utilizando las herramientas y las estrategias que encajen en su sociedad.
Hiba Abbani, miembro del Foro Socialista del Líbano.
Artículo publicado en el Periódico En lucha / Diari En lluita