Mientras continúan las interminables jornadas de negociación en la Cumbre de Naciones Unidas sobre Desarrollo Sustentable Rio+20 y se prepara la llegada de mas de 100 jefes de Estado y gobierno la próxima semana, comienza en el centro de Rio de Janeiro la Cumbre de los Pueblos con la reivindicación de justicia social y ambiental, contra […]
Mientras continúan las interminables jornadas de negociación en la Cumbre de Naciones Unidas sobre Desarrollo Sustentable Rio+20 y se prepara la llegada de mas de 100 jefes de Estado y gobierno la próxima semana, comienza en el centro de Rio de Janeiro la Cumbre de los Pueblos con la reivindicación de justicia social y ambiental, contra la mercantilización de la vida y en defensa de los bienes comunes.
La Cumbre de los Pueblos es un espacio de encuentro de organizaciones, movimientos sociales y pueblos, libre de corporaciones y autónomo respecto de los gobiernos. La Cumbre pretende combatir las falsas soluciones que delegan en los mercados y las empresas privadas la dirección de un mundo en crisis. Tiene como objetivo convertirse en un proceso de confluencia de resistencias y alternativas que contribuyan a articular los movimientos sociales, ambientalistas, pueblos indígenas y comunidades tradicionales, trabajadores urbanos, mujeres, campesinos y en definitiva todos y todas las que en definitiva se opongan a la destrucción de la humanidad por parte del capital en ofensiva contra la vida y los territorios. La Cumbre denuncia la mercantilización de la naturaleza y coloca en el centro de la agenda la defensa de los bienes comunes, los derechos y la justicia, reivindicando que el planeta exige cambios en los patrones vigentes de acumulación, producción y consumo.
Cupula dos Povos
La Cupula dos Povos, nombre original en portugués, se va a desarrollar entre el 15 y el 23 de junio con la presencia esperada de mas de 20.000 participantes, y pretende hacer frente a los desafíos que nos plantea la crisis estructural que vivimos no viendo este evento como un nuevo foro de manera aislada, sino como un proceso histórico de acumulación y convergencia de las luchas locales, regionales y mundiales, que tiene como marco político la lucha anticapitalista, clasista y anti-racista, anti-patriarcal y anti-homofóbica.
Las mañanas de la Cumbre de los Pueblos se van a dedicar a las mas de 900 actividades autogestionadas que se van a desarrollar en las 36 carpas con capacidad para 100 personas colocadas en el Aterro de Flamengo, en el mismo centro de Rio de Janeiro, junto a la bahía de Botafogo.
Un segundo momento metodológico de la Cumbre de los Pueblos es la realización de plenarias de convergencia donde las organizaciones y movimientos deben llegar a posicionamientos políticos sobre los diferentes temas. El acuerdo es que en las luchas donde ya haya un historial de construcción política, pueden salir documentos de consenso, sin forzar este resultado en donde no haya una base solida previa. Estas plenarias tienen un papel fundamental para las asambleas, pues son los momentos donde se van a dar realmente los debates. Se han escogido cinco temas para las convergencias: en primer lugar la lucha por los derechos, la justicia social y ambiental; el segundo punto serian los bienes comunes (agua, tierra, bosques, conocimiento, espacios públicos…); la soberanía alimentaria como tercer tema; la soberanía energética e industrias extractivas como cuarto, y finalmente los nuevos paradigmas del mundo del trabajo y la lucha por otro modelo económico.
El tercer y mas importante momento de la Cumbre de los Pueblos y en una posición central junto a las movilizaciones, sería el de la Asamblea de los Pueblos, el principal foro político de la Cumbre, que se va a organizar en tres ejes para discutir las causas estructurales de la crisis de civilización, sin fragmentarla en una serie de crisis especificas. La orientación es que las actividades realizadas en la cumbre de los Pueblos deben convergir en la Asamblea de los Pueblos que tiene como ejes la denuncia de las causas estructurales y de las nuevas formas de reproducción del capital, las soluciones y los nuevos paradigmas de los pueblos, y las agendas, campañas y movilizaciones que articularan los procesos de lucha anticapitalista después de Rio+20.
Además, el día 20 de junio, día que comienza oficialmente la Cumbre de Naciones Unidas sobre el Desarrollo Sostenible Rio+20, se ha declarado día de movilización global y se esperan varias marchas en Rio de Janeiro. También se está gestionando una audiencia del secretario general de Naciones Unidas Ban Ki-Moon con una delegación de la Cumbre de los Pueblos conformada por indígenas, campesinos, movimientos sociales y otras organizaciones de África, América, Asia y Europa.
Economía verde
Mientras se suceden las negociaciones en el marco de Naciones Unidas por un lado, y la Cumbre de los Pueblos por otro lado, el trasfondo del debate en ambos espacios es la definición y desarrollo del concepto de economía verde.
Por un lado, en el documento de Rio+20 que esta en negociación para la aprobación el día 22 de junio, se considera la economía verde como una herramienta para alcanzar el desarrollo sostenible y la erradicación de la pobreza. El G77 ha dejado claro que todo eso solo puede hacerse desde el máximo respeto a la soberanía de cada país y además el Estado Plurinacional de Bolivia tiene una posición firme de conjugar una defensa del derecho al desarrollo de manera complementaria a los derechos de la Madre Tierra y en contra de la mercantilización de la naturaleza.
Desde la Cumbre de los Pueblos sin embargo, concretamente desde su grupo de articulación internacional, se plantea que la economía verde, al contrario de lo que pretende sugerir su nombre, es otra fase del proceso de acumulación capitalista. Nada en la economía verde cuestiona o sustituye la economía basada en el extractivismo y los combustibles fósiles, ni sus patrones de consumo y producción industrial, sino que extiende la economía explotadora de la gente y el ambiente a nuevos ámbitos, alimentando el mito de que es posible un crecimiento económico infinito.
El grupo de articulación internacional denuncia además que el fallido modelo económico, ahora disfrazado de verde, pretende someter todos los ciclos vitales de la naturaleza a las reglas del mercado y al dominio de la tecnología, la privatización y mercantilización de la naturaleza y sus funciones, así como de los conocimientos tradicionales, aumentando los mercados financieros especulativos a través de mercados de carbono, de servicios ambientales, de compensaciones por biodiversidad y el mecanismo REDD+ (Reducción de emisiones por deforestación evitada y degradación de bosques).
Otra de las criticas que se hacen al concepto de economía verde es que el proceso oficial propone instaurar formas de gobierno ambiental mundial que sirvan como administradores y facilitadores de esa economía verde, dando protagonismo al Banco Mundial y otras instituciones financieras públicas o privadas, internacionales y nacionales, lo cual incentivará un nuevo ciclo de endeudamiento y de ajustes estructurales disfrazados de verde. No puede haber una gobernanza global democrática sin terminar con la actual captura corporativa de las Naciones Unidas.
Finalmente, y quizás como elemento nuclear, se denuncia que algunos países del Norte están planteando un retroceso de los principios de Rio 92, como por ejemplo el principio de responsabilidades comunes y diferenciadas, el principio de precaución, el derecho a la información y la participación; así como amenazando derechos ya consolidados, como los de los pueblos indígenas y poblaciones tradicionales, campesinos y campesinas, el derecho humano al agua, los derechos de los trabajadores y trabajadoras, de los migrantes, el derecho a la alimentación, a la vivienda, a la ciudad, derechos de la juventud y de las mujeres, el derecho a la salud sexual y reproductiva, a la educación y derechos culturales.
En la misma línea, y en un mensaje ante Rio+20 de la Red de Intelectuales en Defensa de la Humanidad, se denuncia el cínico discurso limpio de las potencias del Norte que intentan hoy inculpar a los países del Sur mientras ocultan su responsabilidad histórica y presente en el atraso de las tecnologías de esos países y en la deformación de sus economías y favorecen las operaciones sucias de las transnacionales en el Sur. La Red avisa de que las marcas y patentes verdes deben ser denunciadas como un renovado y peligroso mecanismo de reafirmación de la dominación hacia todos los países tecnológicamente dependientes.
Por otro lado, en su documento de posicionamiento ante Rio+20, la Vía Campesina denuncia que el plan más ambicioso y lo que algunos gobiernos identifican como el mayor desafío es el de ponerle precio a todos los bienes de naturaleza (como el agua, la biodiversidad, el paisaje, la vida silvestre, las semillas, la lluvia, etc.), para luego privatizarlos con la excusa de que conservarlos requiere dinero y cobrar por su uso. A esto se le llama la Economía de los Ecosistemas y la Biodiversidad (TEEB). La Vía Campesina denuncia que es el asalto final a la naturaleza y la vida, pero también a los medios de trabajo y de vida de los pueblos que viven de la agricultura, la caza y la pesca.
Asimismo, la Coordinadora Andina de Organizaciones Indígenas (CAOI) plantea en su posicionamiento frente a Rio+20 y la economía verde que es indispensable y urgente que Río+20 signifique la ruptura con el capitalismo desarrollista depredador y la adopción de un nuevo paradigma civilizatorio sustentado en el diálogo y la armonía con la Madre Tierra. Los pueblos indígenas andinos proponen el reconocimiento de la cultura como cuarto pilar del desarrollo sostenible, la adopción por las Naciones de una Declaración Universal de Derechos de la Madre Tierra, el reconocimiento de la gestión tradicional de los pueblos indígenas de las cabeceras de cuencas, bosques, glaciares, zonas de alta biodiversidad y una moratoria y regulación real a las actividades mineras en territorios indígenas por ser fuente de enormes impactos. La CAOI propone también el reconocimiento de los diversos modelos económicos locales y comunales y no de una sola economía verde. Orientar las economías hacia la satisfacción de las necesidades de todas las personas, no hacia el híper-consumismo, la acumulación individual y el enriquecimiento ilimitado de las corporaciones multinacionales. Frente a la competencia, plantean la reciprocidad y la complementariedad.
Para finalizar esta nota, uno de los peligros principales de esta Cumbre y en el que coinciden la mayoría de posicionamientos es que uno de los resultados de Rio+20 será el de debilitar los ya insuficientes Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) e instalar unos llamados Objetivos de Desarrollo Sustentable (ODS) que serán utilizados para promover la economía verde en pro de una mercantilización y financiarización de la naturaleza, dando una nueva vuelta de tuerca al modelo neoliberal del capitalismo.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.