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Robert Fisk: ¿Cómo permitimos que esto continúe?

Fuentes: Rebelion

Traduccido por Blanca Zuriñe Vázquez

Marcaban los nombres de los niños muertos en las bultos de plástico: «»Mehdi Hashem, 7 años; Hussein al-Mohamed, 12 años; Abbas al-Shalhoub, 1 año; Y cuando el soldado libanés fue a recoger el pequeños cuerpo de Abbas rebotó en su hombro, como ya lo hiciera en el hombro de su padre el domingo. En total había 56 cuerpos acumulados entre el hospital Tyre y otros centros, de los cuales 34 eran de niños. Cuando se les acabaron las bolsas de plástico, los envolvieron en alfombras. Sus cabellos estaban aterciopelados del polvo, hilos de sangre descendían de sus narices.

Tienes que tener un corazón de piedra para no sentir la atrocidad de lo que se veíía. Esta matanza es una obscenidad, una atrocidad, un crimen de guerra. Israel proclama que Hezbollah lanza misiles desde Qana, al sur del Líbano, como si eso justificara esta masacre.

El Primer Ministro de Israel, Ehud Olmert, habló de la «amenaza» del terrorismo musulmán contra un occidente civilizado, haciendo creer que en realidad es Hezbollah quién ha matado a todo esa pobre gente.

Hace 10 años este fue el escenario de otra masacre israelí, el asesinato de 106 refugiados libaneses por un comando israelí de artillería establecidos en una base de Naciones Unidas del lugar. Más de la mitad de esas 106 víctimas eran niños. Israel declaró entonces que no había pruebas fotográficas sobre aviones en la escena del crimen. Información que resultó falsa, cuando el diario The Independent descubrió un video que mostraba el avión del delito sobre el campo. Es como si Qana (cuyos habitantes pregonan que aquí es donde Jesús convirtió el agua en vino) hubiera sido maldecido por el mundo, condenado para siempre a sufrir tragedias.

Y no hay duda de la procedencia de los misiles que mataron a todos estos niños el domingo. Llegan de Estados Unidos, el fabricante, y en un rincón se puede leer: «Para uso en MK-84 Bomba guiada BSU-37-B». El fabricante ya puede anunciar el «buen resultado en combate», porque destruyó completamente el edificio de tres plantas en el que las familias Shalhoub y Hashim vivían.

Encontréé a Nejwah Sahlhoub tumbada en el hospital de Tyre, mandíbula y cara vendadas como Robespierre antes de su ejecución. No lloró ni chilló aunque el dolor se dibujaba en su cara. Su hermano Taisir de 46 añños murió al igual que su hermana Najla y su sobrina Zeinab, de 6 añños. «Estábamos en el sótano escondidos cuando explotó la bomba a la una de la mañana» dice, «Por el amor de Dios, ¿Qué hemos hecho para merecer esto?» «»¿Porqué el mundo nos hace esto?».

Con estos muertos son ya más de 500 el total de civiles muertos en el Líbano desde el comienzo del bombardeo, terrestre y aéreo, el 12 de julio.

Cientos de manifestantes asaltaron el gran edificio de Naciones Unidas en Beirut, gritando: «Destruir Tel Aviv, Destruir Tel Aviv», y el Primer Ministro del Líbano, Fouad Siniora, de habitual calmado, llamó a la Secretaria de Estado Estadounidense Condoleeza Rice y le ordenó cancelar su inminente viaje a Beirut.

Nadie en este país olvida como el Presidente Bush, la Sta. Rice, y Tony Blair han evitado pedir un inmediato cese de las hostilidades, una tregua que hubiera salvado todas estas vidas. La Sta. Rice ha soltado solo: «queremos que pare esto cuanto antes», un comentario seguido del anuncio israelí sobre la intención de seguir con los bombardeos en el Líbano por lo menos durante dos semanas más.

Durante el día, los habitantes de Qana y los trabajadores civiles cavaban entre las ruinas del edificio con palas y manos, arañando entre la porquería hasta encontrar un cuerpo tras otro. En una parte de los escombros, encontraron lo que quedaba de una habitación con 18 cuerpos dentro, 12 de los cuales eran mujeres. Por todo el sur del Líbano se encuentran escenas así, tal vez no tan grotescas, pero sí tan terribles que las gentes de estos lugares están igual de aterradas ante la idea de quedarse como de irse. Los Israelíes han lanzado panfletos sobre Qana, ordenando dejar el lugar y sus casas. Desde que comenzó la ofensiva es ya la segunda vez que Israel ha ordenado a los ciudadanos dejar sus casas para después atacarlas. Hay 3.000 musulmanes Shia atrapados entre Olaya y Aiteroun, (cerca de la incursióón militar israelí a Bint Jbeil), y ninguno puede salir sin el miedo a morir en las carreteras.

¿La reacción de Olmert? Después de expresar su «terrible tristeza», anunció: «No pararemos esta lucha, a pesar de los difíciles incidentes de Qana. Continuaremos con nuestra acción, y si fuera necesario será llevada a cabo sin reparo».

Y yo me pregunto ¿cuan lejos puede llegar esto? Las infraestructuras del Líbano están siendo destruidas con rapidez. Sus pueblos y ciudades derrumbadas, su gente está cada vez más aterrorizada. Terror es la palabra que usan con bombas israelís «made in» America. Los misiles de Hezbollah son de fabricación iraní, y ha sido Hezbollah quien ha comenzado esta guerra con su ilegal y provocativa incursión a travéés de la frontera. Pera la salvaje embestida contra la población civil de Israel ha chocado profundamente no sólo a los diplomáticos de occidente que permanecían en Beirut, también a cientos de trabajadores humanitarios de la Cruz Roja y otras agencias de ayuda.

Sorprendentemente Israel negó el paso, el domingo, a un convoy de Naciones Unidas del programa de ayuda de alimentos en ruta hacia el sur. Una misión de 6 camiones que tendrían que suministrar provisiones a la ciudad de Marjayoun, en el sudeste. Más de 250.000 libaneses han dejado sus casas, pero no hay todavía datos precisos del total de civiles atrapados en el sur.

Los 15 kilómetros entre Qana y Tyre están recubiertos con hogares en ruina y cahmuscados coches familiares. El jueves 27 la radio del ejercito israelíí, que sintoniza en el sur del Líbano, comunicó a sus habitantes que sus pueblos serían «totalmente» destruidos si lanzaban misiles. Cualquiera que haya visto el bombardeo israelí las dos últimas semanas sabe, en muchos casos, que los israelíes no conocen la localización desde la que Hezbollah lanza misiles, y cuando lo saben, a menudo no dan en le blanco.

¿Cómo puedo un ciudadano prevenir a Hezbollah de lanzar cohetes desde su calle? Hezbollah se cubre entre las casas de civiles, (al igual que las tropas israelíes cuando entraron en Bint Jbeil la semana pasada también usaron los hogares de civiles para esconderse). ¿Puede esto ser excusa para una matanza de esta escala?

El Sr. Siniora se dirigió a la diplomacia internacional en Beirut anunciando que el gobierno de Beirut exigía un cese del fuego inmediato y ya no se interesaba por ninguna concesión política. Huelga decir que el Sr. Jeffrey Feltman, cuyo país fabricó las bombas que mató los inocentes de Qana, no acudió.

Traducción de Zuriñe Vázquez, www.zuria.blogspot.com