Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández .
El levantamiento sirio ha proporcionado una oportunidad a los kurdos sirios para afirmar su autodeterminación de diversas formas a pesar de las divisiones existentes dentro de la comunidad. Algunos partidos políticos kurdos han podido explotar la naturaleza cambiante de la crisis para obtener considerables ganancias. A pesar de los muchos obstáculos y de un enorme sufrimiento, han podido conseguir una autonomía de facto en gran parte de los territorios en los que constituyen la mayoría de la población. Históricamente hostiles al régimen baazista, aunque mostrando una posición tibia respecto a la actual oposición siria, los intentos para descifrar «de qué lado» están los kurdos en Siria no son nada sencillos porque las realidades políticas no se prestan a hacer afirmaciones generales.
¿Qué está sucediendo exactamente en las zonas sirias de mayoría kurda -o en los lugares a los que los kurdos se refieren como «Rojava», abreviatura de «Kurdistán Occidental»- y qué papel están jugando los kurdos en la actual guerra civil? En este ensayo empezaré aportando algunas respuestas provisionales.
Antecedentes
Los sirios kurdos se concentran mayoritariamente en la provincia de al-Hasake, donde las ciudades de Asmishli y al-Hasake constituyen los principales centros urbanos. También forman la mayoría de la población en otras ciudades y pueblos de la provincia de al-Raqqa (el pueblo de Tal Abyad) y en la provincia de Alepo (especialmente en el distrito de Ayn al-Arab, o Kobanê en kurdo, y en el distrito de Afrin). Aunque estos territorios no son contiguos, juntos forman lo que se conoce como «Rojava».
Los kurdos han sufrido durante mucho tiempo como minoría oprimida en Siria. En los años sesenta del pasado siglo, miles de kurdos fueron despojados de la ciudadanía siria por el hecho de estar empezando a constituirse como mayoría en el noroeste de Siria. Como el Partido Baaz llegó al poder abrazando una ideología nacionalista árabe de línea dura, temían que una mayoría kurda en una provincia siria pudiera comprometer la identidad e integridad territorial árabe de Siria. Por tanto, el partido hizo cuanto pudo para evitar que eso ocurriera, incluyendo traslados de «árabes» a la zona y reforzando el carácter de apátridas de los kurdos. El régimen Baaz reprimió también la cultura kurda prohibiendo escuelas, lengua, nombres y tradiciones kurdos.
Años de represión culminaron en 2004 con un levantamiento contra el gobierno en la ciudad de Qamishli. Los manifestantes kurdos tomaron las calles tras una serie de manifestaciones de chauvinismo árabe. Al hacerlo así, desafiaron visiblemente los símbolos del régimen árabe. Las fuerzas de seguridad del régimen respondieron brutalmente y reprimieron por la fuerza las protestas, lo que provocó muchas víctimas. Las expresiones visibles de solidaridad con los kurdos sirios desde otros sectores de la sociedad siria fueron más bien escasas.
Los kurdos sirios y el levantamiento
Los kurdos sirios participaron en las protestas desde el principio mismo del levantamiento sirio, especialmente en los centros urbanos de Rojava. Los gritos de «azadi» -«libertad» en kurdo- fueron moneda corriente en las iniciales protestas sirias en la primavera de 2011. Los grupos de la oposición llamaron incluso «Viernes de Azadi» a las protestas del viernes 20 de mayo de 2011. El régimen trató rápidamente de apaciguar a los kurdos garantizando la ciudadanía a los apátridas sirios kurdos en abril de 2011.
En julio de 2012, el ejército sirio se retiró de la mayoría de sus posiciones en Rojava, manteniendo sólo una escasa presencia en las ciudades de al-Hasake y Qamishli. El ejército trataba de limitar el número de frentes en los que tendría que estar luchando para no estirarse y adelgazarse demasiado. El régimen era muy consciente de que las ciudades y pueblos kurdos sirios eran extremadamente volátiles y muy propensos a convertirse en focos de actividad contra el régimen debido a sus tensiones históricas contra el mismo. Así pues, la retirada para centrarse en otros frentes serviría para dos propósitos: primero, permitiría al régimen concentrar sus fuerzas en otros lugares; segundo, aplacaría a la población kurda. El calculó resultó correcto: aunque los partisanos kurdos repelieron las intrusiones del ejército sirio en algunas zonas, las brigadas kurdas sirias no se han unido a las brigadas de la oposición siria en ninguna campaña militar importante, con la excepción de las campañas para defender las barriadas kurdas en la ciudad de Alepo contra las fuerzas del régimen.
Los partidos kurdos sirios y sus políticas
El panorama político kurdo sirio se compone de muchos partidos políticos individuales, pero puede dividirse en dos campos amplios: el Partido de la Unión Democrática (PUD) y el Consejo Nacional Kurdo (CNK). Aunque ambos bandos postulan algún tipo de autonomía kurda en Siria, el PUD adopta un enfoque liberacionista-nacional más militante para hacer avanzar los intereses kurdos e insiste en el uso de la lucha armada. Alternativamente, el CNK, que es una coalición de un grupo de partidos kurdos más pequeños, subraya la identidad kurda dentro de un panorama sirio amplio. Ambos partidos se integran también en campos rivales dentro de la oposición siria: el PUD está afiliado con la entidad más moderada de la oposición, el Comité de Coordinación Nacional (CCN), dirigido por Haitham Manna, mientras que el CNK se unió a la Coalición Nacional Siria (CNS) en agosto de 2013.
La tensión entre el PUD y el CNK refleja también una rivalidad regional más amplia dentro del movimiento nacionalista kurdo, la que se da entre el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) en Turquía, de militancia separatista de línea dura, y los gobernantes del Gobierno Regional del Kurdistán en Iraq, el Partido Democrático del Kurdistán (PDK). El PKK es un enemigo histórico del gobierno turco, aunque recientemente las relaciones entre los dos se han caracterizado por una détente. Por otra parte, el líder del PDK, Massud Barzani, disfruta de una relación amistosa con Ankara.
A pesar de que Barzani auspició un acuerdo entre las dos facciones kurdas sirias en 2012, que estipulaba que el PUD y el CNK se unirían formando un comité supremo para gobernar Rojava, este acuerdo ha quedado roto por dos razones: primera, el PUD ha intentado descaradamente monopolizar el poder político en Rojava. Los informes locales indican que el PUD ha tratado de reprimir las manifestaciones y ha cometido actos de agresión contra otros partidos kurdos sirios. Segunda, debido a los recientes intentos por parte de las brigadas de la oposición para tomar las ciudades controladas por los partidos sirios kurdos, el PUD se ha convertido en defensor de esas ciudades y de su autonomía por defecto. De hecho, su ala armada no oficial, las Unidades de Protección Popular (UPP), son de lejos la facción kurda mejor armada.
Desarrollos recientes: La ofensiva yihadista
El último episodio de lucha entre las brigadas de la oposición, la mayoría de ellas de tipo yihadista, y los partidos kurdos sirios empezó en julio de 2013. Aunque había habido luchas esporádicas entre ellos con anterioridad, se les puso fin con treguas auspiciadas por intermediarios.
Los choques empezaron a finales de julio pasado en Tel Abyad y Ras al-Ayn, enfrentando a combatientes de Yabhat al-Nusra y el Estado Islámico en Iraq y Shams (EIIS) contra las milicias kurdas, principalmente las UPP y un grupo más pequeño de combatientes kurdos denominado Yabhat al-Akrad (Frente Kurdo), que tiene vínculos con el Ejército Sirio Libre. En Ras al-Ayn, los enfrentamientos estallaron primero entre la sección controlada por la oposición y la sección controlada por los kurdos. En Tel-Abyad, los militantes kurdos capturaron a uno de los «emires» del EIIS y, en respuesta, los militantes de este grupo desataron una violencia desenfrenada dedicándose a secuestrar al azar a civiles kurdos. Desde entonces, las batallas han culminado en importantes campañas militares anunciadas por ambos bandos, con las UPP y algunas facciones kurdas más pequeñas por una parte, y Ahrar al-Sham, el EIIS, Yabhat al-Nusra y algunas brigadas del ESL, por otra; a veces trabajando en tándem y a veces de forma independiente.
El razonamiento oficial utilizado para combatir y conseguir el control del territorio kurdo autónomo varía entre atacar al PUD por su supuesta colaboración con el régimen de Asad o atacar al PUD por estar afiliado al PKK. Los yihadistas consideran al PKK un partido blasfemo debido a su doctrina no islamista y explícitamente socialista (lo que recuerda el discurso de los muyahidines en Afganistán respecto a los comunistas afganos y a la Unión Soviética). Muchos kurdos acusan a las brigadas de la oposición de atacar las áreas kurdas a causa del chauvinismo antikurdo árabe, pero los yihadistas han intentado contrarrestar esta percepción exhibiendo a sus miembros kurdos en las líneas del frente. En efecto, muchos voluntarios kurdos están combatiendo por todo el Kurdistán con las brigadas yihadistas; tanto es así que las autoridades religiosas kurdas en el Kurdistán iraquí han intentado frenarles emitiendo una fatwa que les prohíbe viajar a Siria para participar en la yihad.
Debido a la ubicación geoestratégica de los territorios kurdos y a que son unas tierras ricas en recursos, las brigadas yihadistas tienen gran interés en atacar esas áreas bajo control kurdo, por lo que están invirtiendo cantidades considerables de recursos y personal en tal esfuerzo. Las zonas están bastante vacías de fuerzas del régimen sirio, lo que les da un espacio considerable para actuar. Además, la mayoría de los pueblos en los que se han registrado las principales batallas entre los yihadistas y el PUD están muy cercanos, y en ocasiones pegados, a la porosa frontera turca. Así, capturando uno de esos territorios consiguen un acceso fácil a Turquía para traer suministros y combatientes a Siria. La región es en general rica en petróleo: ha habido brutales batallas por el pueblo de Tel Hamis, por ejemplo, que tiene oleoductos pasando por debajo. Por tanto, más allá de las justificaciones de ideología o colaboración con el régimen, las brigadas yihadistas de la oposición tienen un interés material en capturar el territorio controlado por las brigadas kurdas.
La oposición y el PUD
Aunque las brigadas de yihadistas, así como la Coalición Nacional Siria (CNS) insisten en que el PUD colabora abierta y militarmente con el régimen sirio, esta afirmación es exagerada. Una vez que las fuerzas del régimen se retiraron de las áreas de mayoría kurda, el PUD puso en marcha una política pragmática: en lugar de alimentar el rencor y continuar abiertamente enfrentándose en batalla al régimen de Asad, decidieron explotar los beneficios del vacío de poder en Rojava. En ocasiones esto supuso la represión de los activistas y manifestantes de la sociedad civil kurda, así como una serie de estratagemas contra el Consejo Nacional Kurdo a fin de monopolizar el poder político. Pero eso no suponía una alianza militar entre Asad y el PUD.
En la esfera de la ideología y la retórica, el PUD y las UPP utilizan la retórica antirégimen. Las UPP incluso alardean abiertamente de matar a soldados del régimen. Y aunque parece haber una tensa distensión entre las UPP y las fuerzas del régimen en Qamishli, en las barriadas kurdas de Alepo, las UPP se enfrentan abiertamente en batalla con las fuerzas del régimen.
El patrocinio y apoyo turcos a la oposición siria es lo que provocó el temprano escepticismo kurdo respecto a la oposición siria. Y los últimos ataques contra las zonas kurdas han servido para exacerbar ese escepticismo. La CNS tiene aún que condenar un ataque contra un pueblo kurdo llevado a cabo por las brigadas yihadistas de la misma forma en que condena los ataques del EIIS contra los combatientes de la oposición en otros lugares. Por esta razón, así como por su oposición a la autonomía política en Rojava, el PUD considera a la Coalición, y a la oposición siria en general, tan hostiles a los intereses kurdos como al régimen sirio. Muchos kurdos sirios que no pertenecen al PUD han llegado a similares conclusiones debido al silencio de la CNS frente a los ataques contra los pueblos kurdos controlados por el PUD. Los activistas kurdos sirios que no pertenecen al PUD se han echado a regañadientes en sus brazos a causa de la amenaza que los yihadistas suponen para las zonas de mayoría kurda.
La oposición incluso excluyó a los kurdos que intentaron trabajar con ellos en la lucha armada contras el régimen. Yabhat al-Akrad (Frente Kurdo) es un grupo armado que se fundó para combatir al régimen junto con la oposición. Exhiben tanto la bandera independiente de Siria como la bandera kurda de Rojava. El grupo fue uno de los primeros en enfrentarse al EIIS. Por tanto, este grupo luchaba para salvaguardar los intereses kurdos al mismo tiempo que se situaba abiertamente con la oposición a nivel militar. A pesar de esto, el Consejo Militar de la oposición de Alepo expulsó al Yabhat al-Akrad del mismo debido a sus supuestos vínculos con el PKK. Un proyectil del régimen, que cayó a mediados de febrero de este año en la barriada de al-Achrafieh de Alepo, acabó con la vida del jefe de Yabhat al-Akrad.
Realpolitik del PUD
Desde el comienzo del levantamiento, el Partido de la Unión Democrática (PUD) se ha basado en la estrategia de la realpolitik, poniendo los intereses de los kurdos y de la autonomía kurda por delante de todo. Por esa razón, a pesar de los años de hostilidades contra el régimen, el PUD no unió su suerte a la de la oposición al principio del levantamiento. Cuando el ejército sirio salió de la mayor parte de Rojava, el PUD trabajó para consolidar su propio poder en la zona en vez de desafiar al ejército en otras áreas de Siria junto a la oposición; también toleraron la presencia del régimen en Qamishli y al-Hasake, inclinándose por lo que consideraban una mejor opción que la confrontación abierta.
La realpolitik se extiende incluso a sus principios nacionalistas kurdos. A pesar de la hostilidad hacia el Consejo Nacional Kurdo y otros grupos kurdos sirios que se les oponen, el PUD ha mostrado disposición para trabajar con otros grupos en una Rojava autónoma, especialmente con otras minorías étnicas no árabes. Se han unido con milicias siríacas contra los yihadistas. Sus planes de autonomía cuentan con el apoyo del vicealcalde armenio de Qamishli. Incluso han contactado con la comunidad turcomana siria en la región, lo cual es especialmente audaz teniendo en cuenta los vínculos de esa comunidad con el gobierno turco. Incluso han mostrado disposición a trabajar con los árabes de Rojava -fieles al régimen o de la oposición- si se ajustan a sus intereses.
Mientras el régimen sirio y la oposición hablan de teóricos gobiernos de transición en Ginebra II, el PUD va estableciendo hechos sobre el terreno. En noviembre de 2013, el PUD anunció su intención de formalizar la autonomía política de Rojava dividiéndola en tres cantones autónomos: Afrin, Kobanê (Ayn al-Arab) y al-Hasake. El PUD superará a corto plazo todos los obstáculos de su recién fundada autonomía. Hasta ahora han conseguido repeler la ofensiva yihadista contra sus ciudades. El régimen está demasiado ocupado combatiendo a la oposición en el resto del país para que suponga una amenaza en estos momentos. El PKK está disfrutando de unas relaciones más cálidas con Ankara, y eso evitará, por ahora, la amenaza kurda (Ocalan, el líder del PKK, incluso apoyó públicamente a Erdogan en la reciente lucha de poder con los gülenistas). Aunque la comunidad internacional condena unánimemente este plan -incluido Barzani, que dirige su propia parcela autonómica en el Kurdistán-, el PUD ha seguido adelante con el mismo y parece estar teniendo éxito a corto plazo debido a una combinación de éxito militar y astucia política.
EEUU y la Coalición Nacional Siria intentaron marginar todo lo que pudieron al PUD de las conversaciones diplomáticas sembrando divisiones entre ellos y el Consejo Nacional Kurdo, quien anteriormente había acordado aparecer en las conversaciones como un frente unido. No hubo presencia del PUD en Ginebra II, con la CNS insistiendo en que el CNK es el único representante legítimo de los kurdos sirios. Sin embargo, excluir al PUD sólo fortalecerá su resolución de consolidar su poder en Rojava para asegurar que ningún acuerdo diplomático alcanzado sobre la Siria postconflicto pueda imponerles nada. En efecto, mientras los representantes se sentaban en Ginebra para discutir y debatir cómo será el futuro de Siria, el PUD y sus aliados están intentando crear en estos momentos el futuro de Rojava.
Nader Atassi es investigador y escritor. Sus investigaciones académicas se centran en la economía política de Siria y en las cambiantes dinámicas de la guerra civil en Siria. Es también gerente de publicaciones en Tadween Publishing.
Fuente original: http://www.jadaliyya.com/pages/index/16673/rojava-and-kurdish-political-parties-in-syria