Ana Belkis Alfonso celebró su 41 cumpleaños como siempre, sin propasarse. Diabética desde los 18 años, debe cuidar su dieta y hacer ejercicio regularmente. «He aprendido a convivir con mi enfermedad», dijo a IPS antes de asistir a una charla educativa en un hospital especializado de Cuba. Según cuenta, su médico decidió su ingreso diurno […]
Ana Belkis Alfonso celebró su 41 cumpleaños como siempre, sin propasarse. Diabética desde los 18 años, debe cuidar su dieta y hacer ejercicio regularmente. «He aprendido a convivir con mi enfermedad», dijo a IPS antes de asistir a una charla educativa en un hospital especializado de Cuba.
Según cuenta, su médico decidió su ingreso diurno en el Centro de Atención al Diabético, ubicado en el barrio de Vedado de La Habana, porque tenía los niveles de azúcar en sangre muy elevados. «Me están haciendo un chequeo completo y además nos enseñan a mejorar nuestra calidad de vida», añadió.
Cada semana un grupo de 25 pacientes aquejados de diabetes mellitus acuden diariamente a este lugar para recibir asistencia médica y aprender desde la mejor manera de administrarse la insulina, alimentarse o hacer ejercicios para su salud, hasta el cuidado de sus pies para evitar heridas que con el tiempo pueden resultar mortales.
El ingreso ambulatorio es parte de un programa de atención al diabético integrado desde hace unas dos décadas al sistema de salud pública cubana. Este plan ofrece cobertura nacional e integrada, incluye el diagnóstico temprano de la enfermedad y la prevención de complicaciones, que en algunos casos ponen en riesgo la vida.
«Este padecimiento afecta muchos órganos, pueden surgir problemas cardiovasculares, cerebrovasculares, renales u oftalmológicos entre otros. Por eso, la atención debe ser integral y el programa tiene un componente educativo de primera línea», afirmó a IPS Oscar Díaz, director del Instituto Nacional de Endocrinología (Inen).
La diabetes mellitius es una enfermedad crónica que se manifiesta como un conjunto de trastornos del metabolismo, que afecta a diferentes órganos y tejidos y se caracteriza por el exceso de glucosa en la sangre.
Uno de los orgullos de este profesional es el especial cuidado con las mujeres embarazadas, en quienes se investiga la eventual diabetes gestacional (producida por el embarazo) y si padecen la patología se les asiste y orienta debidamente.
«No tengo hijos, pero si los quisiera, aquí me hacen un estudio y me aconsejan qué hacer para evitarme problemas y asegurar que el bebé nazca sano», relató Alfonso.
La asistencia a pacientes diabéticos comienza por el médico de familia y sigue en el policlínico del área de residencia del paciente y en los hospitales. Incluye además una red que abarca prácticamente todo el país de Centros de Atención y Educación al Paciente Diabético y el Inen, situado en la capital.
Con una población de 11,2 millones, en Cuba existen en la actualidad no menos de 450.000 personas que padecen de diabetes mellitus, de los cuales alrededor de 90.000 usan insulina, que son los casos más complicados, de acuerdo a estimados de Díaz.
En 2009 murieron por esa causa 2.370 personas, en una tasa de 21,1 por 100.000 enfermos, y de ellas, 1.480 eran mujeres. Para asegurar la asistencia especializada en el país se dispone por ahora de un endocrinólogo por cada 37.000 habitantes.
Ese nivel «es adecuado, pero aspiramos a uno por cada 27.000», comentó Díaz, quien menciona entre los éxitos del programa el aumento de médicos de atención primaria de salud con conocimientos sobre la diabetes, una enfermedad que describió como «compleja».
En los últimos años disminuyeron los ingresos hospitalarios y la proporción entre fallecimientos por la enfermedad y la cantidad de afectados, que ha crecido debido a la mayor expectativa de vida y la búsqueda activa del padecimiento entre los grupos de riesgo. «Muchas personas ignoran que son diabéticos hasta conocer el resultado de la pesquisa», dijo Díaz.
Neraldo Orlandi, director del centro de atención al diabético en La Habana, detalló que investigaciones realizadas en los años 70 arrojaron que por cada diabético conocido había dos o tres que no lo sabían, mientras en la actualidad, de cada tres conocedores de su enfermedad, hay solo uno oculto.
Los principales grupos de riesgo de contraer diabetes mellitus abarcan personas mayores de 45 años, con sobrepeso u obesas, sedentarias y con antecedentes familiares de primer grado. La dolencia suele ser más común entre las mujeres.
Sin embargo, Orlandi indicó que esa diferencia tiende a desaparecer debido al aumento de la obesidad y el sedentarismo entre los hombres, que ahora acuden al consultorio médico con mayor frecuencia que antes.
Peso desmedido, déficit de actividad física y sobreconsumo de grasas de origen animal y carbohidratos en detrimento de frutas y vegetales se consideran casusa directa de esta patología, padecida por casi 300 millones de personas en el mundo.
Esa cifra podría superar los 400 millones hacia 2030, según estudios especializados. De ahí la importancia de afinar los sistemas sanitarios tanto en prevención como en tratamiento de la enfermedad, incluidas las campañas encaminadas a aumentar la percepción de riesgo.
En Cuba, la diabetes tipo 2 es la más extendida y se debe al sobrepeso u obesidad, lo cual provoca resistencia de los tejidos periféricos a la acción de la insulina.
La diabetes tipo uno, también conocida con autoinmune, se manifiesta con mayor frecuencia en niños y jóvenes y está dada por falta de producción de insulina, que segregan normalmente las células beta situadas en el páncreas del ser humano.
Para la úlcera del pie diabético, una de las complicaciones más temidas por médicos y pacientes, la ciencia cubana puso a disposición de los servicios primarios de salud el Heberprot-P, un medicamento terapéutico que acelera la cicatrización de esas heridas complejas y profundas en miembros inferiores de los enfermos.
«El Heberprot-P está incorporado al programa, aunque nosotros trabajamos para evitar que se llegue a ese extremo», comentó Díaz. La neuropatía de los pies, combinada con la reducción del flujo sanguíneo, incrementa el riesgo de úlceras de los pies y, en última instancia, de la amputación.
Fuente:http://cubaalamano.net/sitio/client/report.php?id=1250