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Uno de los suyos

Salvador Alemany, nombrado presidente del consejo social de la Universidad de Barcelona

Fuentes: Rebelión

César Alierta y su nombramiento como presidente del Consejo Social de la UNED les habrá servido de modelo. En estos y en muchos otros asuntos, la distancia entre «Madrid» y el gobierno catalán es infinitesimal. Se mide en centésimas de nanómetros. El gobierno de Mas y Mas-Colell ha nombrado cabeza visible, presidente del Consejo Social […]

César Alierta y su nombramiento como presidente del Consejo Social de la UNED les habrá servido de modelo. En estos y en muchos otros asuntos, la distancia entre «Madrid» y el gobierno catalán es infinitesimal. Se mide en centésimas de nanómetros.

El gobierno de Mas y Mas-Colell ha nombrado cabeza visible, presidente del Consejo Social -¡social!- de la Universidad de Barcelona (UB), la universidad de José María Valverde, González Casanova y Manuel Sacristán, a Salvador Alemany [1] (Desconozco las conexiones «profundas» entre este último y los dos primeros pero no es imposible que alguna curiosa sorpresa pudiéramos llevarnos).

Presidente de Abertis y de Saba Infraestructuras; presidente del Círculo de Economía [2] hasta mayo de 2011; profesor Mercantil y Censor Jurado de Cuentas; ex presidente de la Cruz Roja de Barcelona; ex vicepresidente de la Cruz Roja de Catalunya; presidente de la Sección de básquet del Fútbol Club Barcelona desde 1986 hasta el 2003 (club en el que ocupó en algún momento alguna vicepresidencia), desde luego un señor-elegante-de- corbata de Barcelona bien ubicado, el presidente de la Generalitat de Catalunya, Artur Mas, el amigo de los megacasinos, el mismo que dice tener una concepción de la justicia social muy próxima a la del ex president brasileño Lula, le pidió en 2010 que asesora al Gobierno en materia económica participando en un consejo ad hoc que creo también preside. Aceptó encantado por supuesto, otro cargo más en su denso currículum empresarial. Ya hemos podido comprobar algunas de sus interesadas recetas.

Uno de los suyos; sin ninguna duda.

(Por lo demás, sea dicho entre paréntesis, estos grandes hombres del país que presiden cinco, seis o siete empresas o instituciones, estos «arriesgados emprendedores» que no paran ni un segundo, ¿cuándo van al cine, al teatro o a la ópera? ¿Cuándo leen algo que no sean informes empresariales? ¿Cuándo lavan platos, limpian la casa, van a comprar o hacen la cena? ¿Cuándo cuidan a sus hijos o nietas? ¿O todo esto son tares subsidiarias que debe realizar el personal subalterno y lo suyo es, esencialmente, mandar y dirigir?).

Entre las funciones del Consejo Social está la ratificación o no de los presupuestos del campus y la supervisión de sus cuentas. ¿Con qué criterios? Podemos imaginarlos.

Ni que decir tiene que, inmediatamente después de su nombramiento, no habían pasado ni dos nanosegundos, el rector de la UB, Dídac Ramírez, se felicitó por el nombramiento y destacó su valía personal y profesional de S.A (Salvador Alemany quiero decir). ¿Ha tomado una iniciativa similar el magnífico y muy honorable rector de la UB ante la detención e injusta prisión preventiva de dos estudiantes de su universidad? ¿No tiene nada que decir al respecto?

Dicen, no he podido comprobarlo, que a la entrada o en lugar destacado de la UAB cuelga una pancarta donde puede leerse: «¡Fuera las empresas de la Universidad!». ¿No es razonable una exigencia así? ¿Qué interés podrá tener por el saber desinteresado, por la investigación social democráticamente orientada, alguien cuya vida adulta, toda ella, ha pivotado esencialmente en torno al mundo informático, financiero, en torno a empresas de aparcamientos y negocios afines? Este empresario catalán, una de las patums del país actualmente más celebradas, nacido en 1944, ¿estuvo alguna vez, por ejemplo, en alguna manifestación antifranquista o este asunto, este curiosamente, no iba con él?

PS: Andy Robinson comentaba recientemente un nudo que deja al descubierto las recientes aventuras empresariales del gobierno catalán, probablemente asesorado también en este turbio asunto, del que deseamos el mayor fracaso, por el nombrado presidente del consejo social de la UB: «[…] Existe un consenso bastante amplio en EE.UU. en los ayuntamientos de ciudades en EE.UU. respecto a las virtudes del juego», ironiza Luce. «Solo hace falta darles (a los casinos) una licencia y algunas desgravaciones tributarias». Se percibe como un método rápido y fácil de crear empleo en tiempos de decisiones imposibles. Pero, al igual que Nueva Orleans, la entrada de los casinos en Gary, tampoco ha cortado la hemorragia. «Pese a todos los casinos, la población ha encogido desde 145.000 en 1980 hasta 80.000…» Muchos estudios, prosigue AR, demuestran que los casinos pueden hasta perjudicar los ingresos tributarios. «Según un estudio… cada dólar que se gana en un casino se ve anulado por los tres dólares que se gastan para contrarrestar el impacto negativo social de los casinos. «Los casinos pueden ser una forma de sustituir algunos de los empleos perdidos (debido a la competencia de) China, Brasil y otros países pero son también un imán para estafadores, chulos de prostitución, drogas y gente que viven en los márgenes de la sociedad», explica el corresponsal del Financial Times.

Como en Nueva Orleans, concluye el corresponsal de La Vanguardia, el diario por excelencia de la burguesía catalana, «la crisis y el paro deshacen la sociedad y crean el público marginado y traumatizado para los casinos y sus industrias auxiliares». ¿No han pensado en este vértice? ¿No ha leído nada sobre el tema el futuro presidente del consejo SOCIAL de la UB y asesor económico del gobierno catalán?

Notas:

[1] I. Vallestín, El País, 4 de abril de 2012, p. 3 (edición Catalunya).

[2] La organización empresarial catalana ante la que el conseller Andreu Mas-Colell impartió el pasado setiembre de 2011 una conferencia sobre su programa económico y cosmovisión ultra-neoliberal para inaugurar el curso académico.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.