El País Valenciano cuenta desde finales de noviembre con un colectivo de apoyo a la Campaña de Boicot, Desinversiones y Sanciones (BDS) al estado de Israel, cuyo objetivo es denunciar la ocupación de los territorios palestinos y la violación sistemática de los derechos humanos en los mismos. El BDS valenciano se suma a esta iniciativa […]
El País Valenciano cuenta desde finales de noviembre con un colectivo de apoyo a la Campaña de Boicot, Desinversiones y Sanciones (BDS) al estado de Israel, cuyo objetivo es denunciar la ocupación de los territorios palestinos y la violación sistemática de los derechos humanos en los mismos. El BDS valenciano se suma a esta iniciativa de desobediencia civil que ya funciona en Cataluña, Madrid, Asturias, Andalucía, País Vasco y Galicia.
El BDS apela a los ciudadanos para que se fijen en la procedencia de los productos que compran y consumen, y rechacen los que provienen de Israel. En esos casos, la Campaña hace un llamamiento a la presentación de una queja por escrito en los comercios, por vender productos que llegan de países (Israel) que no respetan los derechos humanos. La iniciativa BDS cuestiona, asimismo, la participación de Israel en eventos académicos, culturales, sociales y deportivos; por último, se pide a la sociedad civil la movilización organizada y la colaboración con las organizaciones de apoyo a Palestina.
El BDS-País Valenciano agrupa a activistas que participan a título individual y a organizaciones sociales como la Xarxa de Solidaritat amb Palestina de València, Palestina Lliure, el Centre Social Terra o el sindicato AContracorrent, entre otras. Con el fin de potenciar la campaña, se han establecido ya contactos con activistas y organizaciones de otros territorios del País Valenciano, en concreto, Castellón, Elche y Alicante.
El grupo funciona de modo asambleario y, en el tiempo que lleva constituido, ha centrado su actividad en la movilización en la calle y en promover iniciativas de boicot. El pasado 14 de noviembre, el BDS de Valencia organizó una protesta contra la presencia del embajador de Israel en el Palacio de Congresos de esta ciudad, durante el I Congreso de directivos APD. Cuatro días después impulsó la concentración en Valencia contra las últimas masacres en Gaza. También ha llamado al boicot contra los dátiles israelíes de la marca «Isla Bonita», que comercializa Consum.
La última de las acciones, el domingo 9 de diciembre, consistió en boicotear la actuación del grupo musical israelí, Soshana, al que financia el Ministerio de Asuntos Exteriores de este país. Antes del concierto, subtitulado en su anuncio como «Tel Aviv-Valencia Conexión», hicieron acto de presencia en la sala Mogambo de Valencia miembros del BDS con banderas y hojas informativas (anteriormente se difundió la acción por Internet). Finalmente tuvo éxito el boicot y no se celebró el concierto. Tras un diálogo tenso entre los miembros del BDS y el grupo Soshana, los artistas anunciaron que también se cancelaba el concierto del día siguiente en Alicante.
Para las próximas semanas hay previstas otras acciones, por ejemplo, en la tienda de Imaginarium ubicada en el pasaje Jorge Juan de Valencia. Estas tiendas de juguetes, que venden productos fabricados en Israel, son actualmente objeto de una campaña internacional de denuncia. En Barcelona se han desarrollado ya acciones en este sentido.
Jorge Ramos, miembro del BDS-País Valenciano, explica que en muchas ocasiones hay gente que se pregunta cómo ayudar al pueblo palestino. «El BDS es una táctica sencilla y al alcance de todo el mundo: enviar correos electrónicos a empresas o negarse a comprar productos fabricados en Israel, entre otras cosas. Hay que sumarse a esta campaña porque cada día que pasa avanza la colonización en Palestina y el «apartheid» se endurece con nuevas formas de control».
Entre el 19 y el 21 de octubre se celebró en Barcelona el I Congreso estatal de grupos BDS. En una de las conferencias (citadas en el periódico Diagonal), el investigador del Centre Delàs, Alejandro del Pozo, destacó las conexiones del estado español con Israel en materias como el comercio de armas. De hecho, España importa de Israel helicópteros militares y drones (aviones no tripulados que transportan bombas o misiles), pero también sistemas de control de fronteras o movimientos de personas, así como sistemas de seguridad. «Si bien las relaciones militares y de seguridad entre ambos países son recientes, son actualmente muy fluidas y estables, están permanentemente en auge y cuentan con diferentes acuerdos de cooperación», explica del Pozo.
La campaña del BDS surge en 2005 cuando 171 organizaciones de la sociedad civil palestina lanzan un llamamiento global para que se aplique el boicot al estado de Israel. Este movimiento supone la coalición más amplia de la sociedad palestina, en la que se integran los principales partidos políticos, sindicatos, ONG, grupos de defensa de refugiados, asociaciones de mujeres y colegios profesionales, entre otros.
En una entrevista publicada por «En Lluita», el activista y miembro fundador del movimiento, Omar Borghouti, afirma que el BDS es el resultado de «décadas de resistencia popular palestina no violenta; las principales demandas son poner fin a la ocupación de Israel, acabar con la discriminación racial y permitir que los refugiados palestinos vuelvan a sus casas, de las que fueron expulsados durante la limpieza étnica de 1948».
Entre los referentes del movimiento, destacan las estrategias de boicot y desobediencia civil no violenta emprendidas durante la Sudáfrica de la discriminación racial, la lucha de Gandhi contra el colonialismo británico o del movimiento afroamericano en Estados Unidos.
Tras su arranque en 2005, muchas organizaciones se han sumado a la campaña de Boicot, Desinversiones y Sanciones en Palestina y en todo el mundo. En Estados Unidos, América Latina, Sudáfrica, el mundo árabe y Europa (especialmente activos en Reino Unido y Escandinavia) trabajan grupos de estas características.
Numerosas acciones en los diferentes campos en los que opera el BDS (boicot económico, cultural-deportivo, académico, sindical y llamada a las desinversiones) han demostrado que son posibles las victorias, a mayor o pequeña escala. El boicot de los consumidores en 13 países de Europa obligó a que el mayor exportador de productos agrícolas de Israel -AGREXCO- entrara en liquidación a finales de 2011. Una campaña contra Ahava, compañía de cosméticos israelí instalada en una colonia ilegal, le obligó a cerrar su principal tienda en Londres. La mayor cooperativa de Europa (Co-Operative Group de Reino Unido) introdujo una política de dejar de comerciar con empresas cuyos productos provenían de las colonias israelíes.
En los campus universitarios de todo el mundo se despliegan acciones de boicot académico contra Israel. Por ejemplo, la Universidad de Johannesburgo rompió sus relaciones con la de Ben-Gurión en el año 2011. Además, artistas y personas de la cultura se han negado a actuar o han cancelado conciertos en Israel tras la presión del BDS: Bono, Elvis Costello, Carlos Santana o The Pixies (no así Serrat y Sabina). Han apoyado la iniciativa, entre otros autores e intelectuales, Naomi Klein, Ken Loach, John Berger o Arundhati Roy.
En el capítulo del boicot deportivo, el futbolista Eric Cantona criticó a la asociación europea de fútbol por conceder a Israel el derecho a ser la sede del campeonato de fútbol sub 21 de 2013. Por otra parte, desde noviembre de 2008 la multinacional francesa Veolia ha sido objeto de una campaña por la desinversión, ya que proporciona servicios de infraestructuras a las colonias ilegales. Municipios de toda Europa y Australia han decidido no conceder contratos a Veolia por valor de 14.000 millones de dólares. La campaña ha afectado, asimismo, los intereses de Alstom, compañía asociada de Veolia en el tren ligero de Jerusalén.
El trabajo sindical a pie de fábrica también ha resultado fructífero. Estibadores de Sudáfrica, Suecia y California han bloqueado en los puertos a los barcos israelíes. En Londres, sindicalistas del sector ferroviario, marítimo y de transportes han desplegado campañas contra Alstom; sindicatos noruegos de funcionarios también han lanzado iniciativas contra Ahava. Por último, algunos grandes sindicatos, especialmente en Europa, dan pasos para romper relaciones con la organización sindical israelí, Histadrut. Son pequeñas victorias logradas por el BDS a base de perseverancia. Y de estrategias de desobediencia, sencillas y prácticas, al alcance de cualquiera.
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