El mediador en el proceso de paz para Siria, Lakhdar Brahimi, informó ayer que aún no se ha «logrado ningún avance importante», aunque destacó que al menos las negociaciones continúan en Suiza, luego de una nueva jornada marcada por los desacuerdos y las acusaciones cruzadas. Al culminar el quinto día de diálogo directo entre el […]
El mediador en el proceso de paz para Siria, Lakhdar Brahimi, informó ayer que aún no se ha «logrado ningún avance importante», aunque destacó que al menos las negociaciones continúan en Suiza, luego de una nueva jornada marcada por los desacuerdos y las acusaciones cruzadas. Al culminar el quinto día de diálogo directo entre el gobierno y la oposición sirios en la ciudad suiza de Ginebra, Brahimi dio una conferencia de prensa en la que destacó que «las negociaciones no son fáciles».
«No lo han sido hoy, ni los días pasados, ni probablemente lo serán en los próximos días», pronosticó el veterano mediador. En un tono tranquilo explicó que fue él quien decidió suspender la reunión de la tarde de ayer para preparar la sesión de mañana, que espera que sea «mejor». «No hay que culpar a ninguna parte de esa posición», pidió el mediador que intenta alcanzar un alto el fuego en una guerra civil que ya lleva casi tres años y provocó más de 130.000 muertos y más de 6,5 millones de refugiados y desplazados.
El lunes, Brahimi también había cancelado la reunión de la mañana para intentar destrabar el clima de confrontación que había entre la delegación del gobierno sirio y de la oposición, representada únicamente por la Coalición Nacional Siria. Los opositores sostuvieron que el principal problema fue que la delegación gubernamental acudió con una lista de principios para guiar las conversaciones, lo que molestó a la oposición por considerarlo un intento de imponer condiciones y desviar el proceso de sus objetivos. Para la oposición, la principal aspiración de este proceso es la creación de un órgano de gobierno transitorio que sustituya el actual gobierno de Bashar al Assad, cuyo partido gobierna Siria desde hace más de medio siglo.
Sin embargo, este objetivo, que el gobierno cuestiona al no contemplar la salida de Al Assad, parecía muy lejos de alcanzarse cuando, además, la misma oposición aparece dividida y el único acuerdo alcanzado con el gobierno, de sesgo humanitario, todavía no pudo llevarse a cabo. Hace tres días el gobierno sirio se comprometió en la mesa de negociaciones a permitir la salida de mujeres y niños del casco antiguo de la ciudad siria de Homs -bajo cerco militar desde hace un año-, así como la entrada de asistencia de emergencia por parte de la ONU.
Brahimi aseguró ayer frente a las cámaras de televisión que el cargamento humanitario de la ONU con alimentos y medicinas para 2500 personas sigue esperando autorización para entrar al casco antiguo de la ciudad en el sur de Siria, cerca de la frontera con Líbano. «El convoy está listo, sigue esperando autorización para entrar. No nos damos por vencidos y me temo que es todo lo que puedo decir al respecto», aseguró Brahimi.
La delegación siria volvió a rechazar cualquier responsabilidad por el bloqueo en Homs y la creciente crisis humanitaria allí, y pidió garantías a la ONU de que el convoy humanitario no caerá en las manos de las milicias insurgentes que controlan el centro de la ciudad. «Todavía estamos esperando garantías de que esa ayuda no va a caer en manos de grupos armados y grupos terroristas, sino que será para los civiles, los niños y las mujeres que están allí», aseguró el vicecanciller sirio Faisal Makdad a la prensa, tras conocerse que Brahimi había suspendido la reunión de ayer.
Pese a que Brahimi informó que la decisión de suspender la segunda reunión del día fue de él, fuentes de la oposición siria dijeron que el cuarto intermedio fue pedido por la delegación de Damasco para analizar las propuestas referidas al futuro político del país árabe. Otras fuentes cercanas a la negociación dijeron que el diálogo se rompió luego que el gobierno sirio difundiera un texto en el que acusó a Estados Unidos, un aliado de la oposición siria, de suministrar armas a la insurgencia que combate contra Damasco.
Previo al inicio de esta quinta jornada de negociaciones, el Frente Islámico, una de las principales alianzas de la oposición armada de Siria, hizo un llamado a los opositores que dialogan con el gobierno a que abandonen la cumbre en Suiza, conocida como Ginebra II. Hasan Abud, líder del Frente Islámico, pidió a la delegación de la Coalición Nacional Siria que está en Suiza que «vuelva por donde vino, porque los tiranos, liderados por Bashar al Assad, no entienden otro idioma más que el de los bombardeos y los disparos». Es «una falta de respeto a la vida» entablar conversaciones como si se tratara de un mercado «para vender la sangre de los mártires y negociar con las masacres» de los sirios, dijo Abud en un mensaje de audio difundido por Internet.
La semana pasada, antes del inicio de la conferencia, el Frente Islámico había rechazado cualquier solución política hasta que se cumplan una serie de condiciones. Esos requisitos son la liberación de prisioneros, el cese del bloqueo a zonas asediadas, el fin de los bombardeos del ejército, el retiro del gobierno, la salida del país de todas «las milicias sectarias» y garantías para que no haya injerencias extranjeras tras el derrocamiento de Al Assad. Excepto el acuerdo humanitario preliminar en Homs, las negociaciones en Ginebra no lograron avanzar en ninguna de estas reivindicaciones.
Fuente original: http://www.pagina12.com.ar/diario/elmundo/4-238685-2014-01-29.html