Figuras destacadas de los Comités Populares de Cisjordania planean una movilización y desobediencia civil contra las autoridades israelíes ocupantes para septiembre, cuando la ONU discuta la creación del estado palestino. «Tenemos previsto realizar manifestaciones masivas», indicó Musa Abu Maria, integrante del Comité Popular de Beit Ummarm, un pueblo a 11 kilómetros de Hebrón, en el […]
Figuras destacadas de los Comités Populares de Cisjordania planean una movilización y desobediencia civil contra las autoridades israelíes ocupantes para septiembre, cuando la ONU discuta la creación del estado palestino.
«Tenemos previsto realizar manifestaciones masivas», indicó Musa Abu Maria, integrante del Comité Popular de Beit Ummarm, un pueblo a 11 kilómetros de Hebrón, en el sur de Cisjordania.
«Cortaremos las carreteras que conectan con los asentamientos ilegales de Israel y marcharemos hacia ellos. Pero será una protesta no violenta y pacífica», dijo a IPS.
«Pensamos estrategias creativas para llamar la atención de la comunidad internacional y de los medios de comunicación sobre la ocupación. Coordinaremos con los europeos y estadounidenses que nos apoyan para que se reconozca el sufrimiento palestino ahora que la tortilla se da vuelta a nuestro favor», añadió Abu Maria.
El gobierno, las agencias de inteligencia y las fuerzas de seguridad israelíes se preparan para un estallido de manifestaciones palestinas en septiembre, cuando se prevé que la Asamblea General de la ONU (Organización de las Naciones Unidas) apruebe por amplia mayoría el llamado a la independencia del territorio palestino ocupado.
Las fuerzas de seguridad israelíes realizan simulacros como preparación para duros enfrentamientos. En tanto, los dirigentes políticos realizan una gira relámpago por Europa para tratar de conseguir el apoyo de los «países europeos de calidad», como dijo un portavoz de Israel, para que voten contra la creación del estado palestino.
El gobierno israelí espera que los miembros de la ONU con poder político y económico apoyen a Israel, pues se pronostica que unos 140 países en desarrollo, entre otros, respalden a Palestina.
La preocupación del gobierno de Israel lo llevó el lunes 25 de julio a amenazar con revocar los Acuerdos de Oslo de 1993 en respuesta a la decisión de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) de plantear el asunto en la ONU.
Esa es sólo una de las alternativas previstas por los dirigentes israelíes en respuesta a la iniciativa palestina, según fuentes oficiales.
Mientras, los palestinos siguen adelante con su estrategia. En una iniciativa innovadora e independiente de la ANP y de Hamás (Movimiento de Resistencia Islámica), más de 1.000 activistas y líderes de todo el espectro político participaron en una conferencia la semana pasada para planificar una estrategia que ponga fin a la ocupación israelí.
Hamás controla el territorio palestino de Gaza desde 2007, cuando expulsó por la fuerza a su rival secular Fatah, del presidente de la ANP, Mahmoud Abbas.
La conferencia de tres días se realizó en tres pueblos diferentes donde el viernes 22 se habían realizado las protestas más fuertes contra la expropiación de tierras para los asentamientos judíos ilegales.
Representantes de Hamás, Fatah, el Frente Popular para la Liberación de Palestina y el Frente Democrático para la Liberación de Palestina, entre otros, acordaron convocar a sus partidarios para una campaña masiva de desobediencia civil en septiembre en Cisjordania.
«Dijimos a todos los dirigentes que no eran bienvenidos si iban a poner sus propios intereses partidarios por delante de la liberación. Pero que si estaban decididos a trabajar por ella y por la unificación política y geográfica de la franja de Gaza y de Cisjordania, entonces tenían nuestro apoyo», dijo Amu Maria a IPS.
Todos los dirigentes políticos confirmaron su apoyo, indicó Yunis Arrar, integrante de Fatah, del Comité Popular de Cisjordania y empleado de la ANP.
«Le dirán a sus partidarios que salgan masivamente a la calle. No hablamos de protestas puntuales en algunos pueblos de Cisjordania, sino de decenas de ciudadanos en ciudades, pueblos y aldeas de los territorios ocupados que responderán al llamado», remarcó Arrar.
«Los israelíes temen más que nada una protesta civil masiva y pacífica. Esperan que recurramos a la violencia para poder hacer uso de su superior fuerza militar y aplastarnos, como hacen siempre. Pero mantendremos una resistencia desarmada», añadió Arrar.
«Los israelíes se asegurarán algunas víctimas disparando gases lacrimógenos a alta velocidad directamente a la cabeza o abriendo fuego con municiones reales, como es habitual», añadió.
Entre las iniciativas previstas en Cisjordania hay una manifestación en bicicleta y otras bajo distintas consignas políticas. La población de la aldea de Nabi Saleh armó tiendas de campaña, como en la revolución egipcia, para denunciar el continuo robo de sus tierras para el vecino asentamiento israelí de Halamish.
Además de marchas y protestas, los Comités Populares trabajan con varias organizaciones europeas, como Boicot, Desinversión y Sanciones, que realizarán actividades paralelas y reclamarán boicotear los productos israelíes.
Si los dirigentes palestinos no asumen el papel de guías en un futuro cercano, la sociedad civil organizará su propia revolución, opinó Abu Maria. Eso fue lo que ocurrió en la primera Intifadah, cuando la exiliada Organización para la Liberación de Palestina (OLP) tuvo que seguir la movilización callejera cuando estalló el levantamiento popular en 1987.
«Tengo actividad política desde los 15 años y fui detenido por los israelíes. Conozco las bases, tengo muchos contactos y sé cómo piensa la gente. No nos detendremos hasta que consigamos nuestra libertad y la independencia», dijo a IPS.