Un estudio elaborado por la Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN), en colaboración con expertos, concluyó que «existe evidencia suficiente para presuponer daños irreparables, con consecuencias directas para las comunidades indígenas» que viven en la zona.
La explotación de litio en Salta y Jujuy implica un riesgo hídrico para la región ya que «existe evidencia suficiente para presuponer daños irreparables, con consecuencias directas para las comunidades que viven de los salares». La conclusión, contundente, se desprende de un estudio elaborado por la Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN), en colaboración con expertos, con el objetivo de indagar los efectos de la extracción del mineral en las fuentes de agua de la zona afectada. También alerta a las autoridades nacionales sobre la «importancia de poner en funcionamiento una serie de mecanismos y herramientas para salvaguardar la valiosa Puna argentina».
El litio, nombrado como «oro blanco» por muchos, es un excelente almacenador de energía y, por lo tanto, un insumo clave para las baterías de artículos electrónicos -notebooks, tablets, celulares y otros-, como también para las de vehículos a propulsión eléctrica. Es, además, un gran «aliado» frente al cambio climático ya que, al acumular energía derivada de una fuente renovable, las baterías de litio podrían contribuir a reducir la dependencia de los combustibles fósiles (petróleo, carbón, gas natural y gas licuado del petróleo).
Argentina, junto a Bolivia y Chile, integra el «Triángulo del Cono Sur del Litio», que alberga ni más ni menos que el 70% de las reservas de salmueras de este mineral a nivel mundial y cuyo epicentro está en los salares de la región de la Puna, a más de 3000 metros sobre el nivel del mar, en ecosistemas considerados frágiles y con escasez hídrica donde, no obstante, habita una importante cantidad de comunidades indígenas.
En este contexto, FARN, en colaboración con los especialistas en hidrogeología y medio ambiente Marcelo Sticco, Patricio Scravaglieri y Antonella Damiani, se propuso indagar la situación de los recursos hídricos de la zona, teniendo en cuenta los proyectos que, en distintas etapas de desarrollo, están vigentes en el norte del país.
Así, el estudio se focalizó en las cuencas de Olaroz-Caucharí, en Jujuy, donde existen tres proyectos, uno de ellos de extracción desde 2015 y otro cuya explotación fue recientemente autorizada; y de Salinas Grandes y Lagunas de Guayatayoc, en las provincias de Salta y Jujuy, con otros tres proyectos en etapa de exploración a pesar de la presencia de comunidades que se opusieron enérgicamente a la extracción de litio, luego de que no fueran consultadas previamente por el gobernador Gerardo Morales, tal como lo exigen los estándares internacionales.
Según el informe, «el cuadro de alarma que plantean las conclusiones a las que arriba esta investigación, aun cuando sus resultados son preliminares, alcanza para dar cuenta del panorama de riesgo para los ecosistemas que supone la extracción de litio y, por tanto, la importancia de poner en funcionamiento una serie de mecanismos y herramientas para salvaguardar la valiosa Puna argentina, ecorregión que se encuentra entre las prioridades de conservación».
Por tal motivo, la FARN «hace un llamado a las autoridades competentes, tanto en las provincias de Salta y de Jujuy como a la Secretaría de Medio Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación, a actuar de manera inmediata en base a lo estipulado por los principios precautorio y preventivo -además de los de solidaridad y cooperación- que prevé la Ley General del Ambiente, para dar respuesta, sin dilación, a la situación de riesgo inminente al sistema hídrico de la Puna argentina»
En ese sentido, detalla que, con respecto a los daños en los recursos hídricos, «existe evidencia suficiente para presuponer son irreparables e implican consecuencias directas para las comunidades que viven de los salares».
Por último, el comunicado de la organización insta a «no seguir avanzando a ciegas en la explotación de un mineral, sin evaluar suficientemente sus impactos ambientales» y al mismo tiempo «contribuir al debate de sustentabilidad».