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Conclusiones del encuentro "Seguridad, ¿para quién?", celebrado por la Coalición Mujeres por la Paz e Isha L’Isha (Centro Feminista de Haifa), febrero de 2006.

Seguridad, ¿para quién?

Fuentes: Rebelión

Traducido por J.M. y revisado por Caty R.

Prólogo

En los últimos años se han celebrado en Israel las «Conferencias de Hertzlía» en las que personalidades políticas y militares discuten sobre «seguridad y equilibrio de poder». En enero de 2006 la Coalición de Mujeres por la Paz e Isha L’Isha (Centro Feminista de Haifa) convocaron la primera «Conferencia Alternativa de Hertzlía» con el lema «Seguridad, ¿para quién? En este encuentro varios representantes de la sociedad civil de Israel desarrollaron asuntos relacionados con la seguridad que no se tocan en el otro encuentro: seguridad económica, bienestar, igualdad, seguridad individual, protección de la mujer y otros.

En este documento intentamos reflejar los asuntos expuestos en el encuentro e impulsar la profundización en las discusiones públicas del verdadero significado de «seguridad» en Israel. No pretende dar un punto de vista definitivo ni tampoco refleja necesariamente las opiniones del autor. El objetivo de este documento es capturar ese momento y que sirva de trampolín para futuras discusiones. El concepto de «seguridad humana» es nuevo en Israel y seguramente serán necesarios nuevos encuentros para darle luz.

Tenemos la esperanza de que este documento abra un diálogo continuo y productivo dentro de la sociedad israelí y entre los representantes del estado y de la sociedad civil.

Introducción

El término «seguridad» es el concepto que determina la percepción de la realidad en la sociedad israelí. Este concepto de seguridad es básico para el poder, ya que suscita el miedo existencial en el pueblo judío y provoca en la conciencia colectiva una forma de pensar según la cual la mayor amenaza es un ataque externo, pero a pesar de la sólida imagen de seguridad que se pretende crear, muchas otras sensaciones de inseguridad de los israelíes provienen de otras fuentes: pobreza, desempleo, criminalidad, peligros ambientales, económicos, por razón de sexo y desigualdad social. Éstas son algunas de las causas más inmediatas de inseguridad que experimenta mucha gente en Israel.

En este documento abordamos algunos fenómenos enraizados con la obsesión de la seguridad militar en Israel: la falta de seguridad para las mujeres, prostitución, pornografía y tráfico de mujeres; la militarización de la sociedad israelí, desigualdad para los ciudadanos árabes de Israel; y la inseguridad que deriva de la falta de justicia entre palestinos e israelíes.

Al calor de los miedos existenciales que invaden al colectivo judío se perpetúa la idea de amenaza contra la paz entre israelíes y palestinos. El poder recurre constantemente a esta situación para fomentar el estado de guerra que alimenta incesantemente a la ciudadanía con esa amenaza. De esta manera se mantiene el ciclo perpetuo de violencia, produciendo y expandiendo el miedo, enmascarando la realidad de que la guerra definitiva es una decisión de los líderes políticos y no una necesidad irreversible impuesta desde fuera.

El Estado enfoca el concepto de seguridad desde el punto de vista militar y se refleja particularmente en el hecho de que los recursos están controlados por las instituciones encargadas de la seguridad. Asocian militarización con democracia y sin embargo la constatación de que los recursos del estado están concentrados en muy pocas manos demuestra el grado de «salud» del que disfruta el proceso democrático. Los recursos dan el poder y la influencia, el poder de la democracia se refleja en la calidad e influencia de los representantes elegidos. Los recursos, de cuya distribución depende la preservación de la democracia en sus derechos fundamentales incluyen: dineros públicos, recursos ambientales como la tierra, el agua y el espacio público y la información, que es un recurso público social y político. El proceso que está profundizando la desigualdad social en la distribución de estos recursos es el resultado de la militarización y otros factores que distorsionan las reglas de la democracia.

Las principales víctimas de la desigualdad en Israel son los ciudadanos árabes, que se perciben como una amenaza para el estado. Una democracia que funciona bien debe proteger a sus minorías y la democracia de Israel está al servicio de la protección de los derechos de las mayorías y la hegemonía política y social. Como consecuencia de la progresiva discriminación y la estricta supervisión gubernamental sobre muchos aspectos de la vida de esta minoría, los árabes israelíes viven amenazados en su existencia económica y social que los puede llevar incluso a la muerte.

La militarización, que es un proceso de dominación eminentemente masculino brinda el apoyo necesario a la estructura patriarcal del estado. La situación de las mujeres se agrava especialmente durante los períodos en los que aumenta la violencia del estado. Actualmente somos testigos del agravamiento de la situación de la mujer y el crecimiento de la violencia sexual. La actitud del estado en cuanto a su responsabilidad en la seguridad de la mujer refleja cómo se desentiende de los derechos de la mujer en Israel. La legislación es regresiva, su aplicación inadecuada y las decisiones de la Corte son vergonzosas. Es más, ni las autoridades ni la sociedad contemplan los derechos de las mujeres como derechos humanos.

Entre las peores manifestaciones están la prostitución y el tráfico de mujeres. Frecuentemente las mujeres, atraídas a Israel con el único propósito de traficar con sus cuerpos, carecen de seguridad para sus vidas ante la inacción de las instituciones del estado.

En resumen, los recursos que deben proveer de seguridad a todo el espectro social, están en disminución porque se acrecientan en otras áreas.

La ausencia de seguridad: una perspectiva feminista

El impacto del conflicto palestino-israelí sobre las mujeres

Las mujeres son más vulnerables a los impactos indirectos del conflicto porque son más débiles económicamente, además de que están más expuestas a la violencia por razón de sexo. Una investigación liderada por Isha L’Hisha en 2004/2005 entre 552 ciudadanos árabes e israelíes reveló que:

  • La situación económica del 40% de las mujeres empeoró desde el comienzo de la segunda Intifada. La recesión económica tiene mayor impacto sobre las mujeres por diversas razones: sus ingresos son menores, el nivel de desempleo es mayor y el cuidado de los hijos dificulta su integración en el mercado laboral. Las mujeres son mayoría en las familias monoparentales y son las primeras consumidoras en los servicios de bienestar social y las pensiones de seguridad.
  • La pobreza aumenta la exposición a las políticas violentas. La pobreza lleva a «comprar» seguridad como el propio automóvil (para evitar bombas en los autobuses), viviendas en lugares más seguros (en prevención de robos) y también incrementa la posibilidad de muerte temprana (las personas de grupos marginales son más numerosas entre los muertos y heridos). Lugares pobres como Sderot o Kiriat Simona, habitados principalmente por judíos orientales, están más expuestos al terrorismo.
  • Ese estudio también reveló un incremento del 57% entre 2000 y 2003 de la demanda de protección por violencia doméstica. En 2003, aumentaron en un 2,3% los casos abiertos a hombres sospechosos de atacar a sus mujeres en comparación con el año 1999. Este período trasciende en intensidad al de la segunda Intifada.
  • Desde el principio de la Intifada en septiembre de 2000, 18 mujeres fueron asesinadas con las armas legales de sus maridos, armas con licencia que pertenecían a miembros de la policía, del ejército o empleados del sistema de seguridad. Hacia finales de 2003, había 340.000 armas con licencia en manos de empleados de empresas de seguridad. Entre 2001 y 2002 se duplicaron las solicitudes de licencias para revólveres. El 75% de los agentes de seguridad pertenece a los sectores sociales más desfavorecidos y están empleados en pobres condiciones laborales, hecho que provoca conductas más violentas.

Ausencia de seguridad de la mujer

Las mujeres son más de la mitad de la población. Tienen derecho a requerir la misma seguridad que cualquier ciudadano pero además necesitan seguridad adicional porque se les ataca por el simple hecho de ser mujeres. La violencia por razón de sexo es la violencia contra la mujer por ser mujer, que incluye diferentes formas de agresión (incluida la violencia sexual, aunque no sólo). En la práctica, el derecho de la mujer a la protección no existe, ni para las normas sociales ni para el Derecho.

En cuanto a las normas sociales, la mayoría de los ataques a la seguridad de las mujeres -incesto, palizas, asesinatos, acoso sexual, intentos de acoso o tráfico para prostitución- se llevan a cabo por hombres cercanos a esas mujeres. Una de cada seis mujeres y niñas en Israel es víctima de incesto. De esta cercanía de sus atacantes se desprende la relación entre las necesidades de seguridad de las mujeres y su necesidad de cobertura social del estado al quedar desamparadas.

Por lo que se refiere al Derecho, la legislación israelí no contempla la protección de la mujer. En el Código Penal, donde se contempla la coerción sexual, se pueden ver regulaciones atemporales, confusas y contradictorias formuladas en términos fuera de uso que causan más daños que beneficios (por ejemplo, el término legal en hebreo para el contacto sexual es «be’ilah», que se desprende de la palabra «ba’alut», que significa «propiedad»; esto nos remite al antiguo y patriarcal concepto en el que la penetración en el cuerpo de la mujer forma parte de los derechos de propiedad del hombre). Esta ley no define ciertas palabras que utiliza como por ejemplo «acuerdo» a la hora de explicar si las relaciones sexuales son consentidas o prohibidas y esto obstaculiza que se pueda procesar y condenar a los violadores a diferencia de otros países del mundo en los que existe esta ley.

La ausencia de una política general que proteja la seguridad personal de la mujer como tal constituye una grave dejación de la responsabilidad del estado hacia ella. El estado debe ofrecer seguridad a la mujer de forma prioritaria, formular políticas y asignar las partidas presupuestarias necesarias para implementar esas políticas.

Prostitución, pornografía y tráfico de mujeres

La prostitución y la pornografía son formas de violencia sexual que socavan la soberanía de la mujer sobre su cuerpo y su seguridad. La prostitución no es en realidad una libre elección, sino el resultado de terribles circunstancias de la vida. La mayoría de las prostitutas han sufrido en sus años más tiernos el abuso sexual y son violadas una y otra vez en el transcurso de su trabajo (las prostitutas son el grupo laboral que más incidencia de violación tiene). El estrés postraumático también tiene una incidencia muy alta entre las prostitutas.

La legalización de la prostitución y la compra de servicios sexuales, es decir, la institucionalización de la prostitución, puede conducir a:

  • Mujeres en estado de pobreza obligadas a prostituirse por seguridad económica y existencial
  • El estado se pondría en situación de proxeneta ya que se llevaría una parte de sus ganancias.

Muchas mujeres que ejercen hoy la prostitución en Israel son víctimas del tráfico sexual. Han llegado de contrabando y han sido golpeadas, violadas y forzadas a prestar servicios sexuales. Se estima que el tráfico sexual en Israel es un negocio de mil millones de dólares. El tráfico de mujeres es otra forma de comercio de seres humanos, como el trabajo de los inmigrantes ilegales y la venta de órganos para trasplantes.

El comercio de mujeres daña la seguridad de todas las mujeres ya que la legalización de este comercio torna a las mujeres -todas ellas- en posibles objetos de ese comercio. Esto refuerza la imagen propagandística de la mujer como objeto y mercancía sexual.

La pornografía también es un ataque a la soberanía de la mujer. Generalmente va acompañada de humillación y perjuicio para las mujeres como víctimas pasivas, objetos de desprecio y violencia. La legislación israelí prohibe la pornografía humillante e hiriente, pero no se cumple. En el caso contra el canal de TV Playboy, por ejemplo, la Corte determinó que la libertad de expresión justifica la continuidad de la emisión de este canal.

Militarización de la sociedad israelí

La militarización implica la ampliación del estado militar y una mayor profundización de su influencia sobre el estado y la sociedad amparándose en la ideología que la sustenta. Los judíos israelíes ven en lo militar una respuesta lógica y razonable al conflicto político. A pesar de que perciben las dificultades y el dolor de la guerra, ven lo militar como una realidad inevitable y no como producto de una decisión.

La militarización en Israel afecta varias áreas:

  • Liderazgo político: hay una continuidad con la representación de militares retirados en la dirección política tanto en ámbitos locales como nacionales.
  • Gastos del gobierno: en 2004, el 27% del presupuesto nacional fue para «seguridad». Una cantidad similar, el 29,5%, fue destinada ese mismo año para todo el sistema social: educación básica, educación superior, salud, vivienda, bienestar, empleo y absorción de inmigrantes. En la Knesset, generalmente no hay discusiones acerca del presupuesto de seguridad y tampoco supervisión sobre las decisiones del ministro correspondiente. La ayuda proveniente de Estados Unidos, con la premisa de utilizarla para armas, constituye un 6% del total del presupuesto del estado.
  • Tierras: aproximadamente la mitad de las tierras de Israel (excluyendo los territorios ocupados) está destinada a uso militar: bases del ejército, campos de entrenamiento, fabricación de armas, etc.
  • Responsabilidad ambiental: en los lugares que utilizan los militares y otras fuerzas de seguridad existe la polución de las aguas subterráneas, utilización de advesto, etc. En estos casos no hay leyes ambientales ni regulaciones.
  • Acceso a la información: los funcionarios elegidos oficialmente carecen de la información que les permitiría una discusión y supervisión sobre las partidas del presupuesto para seguridad. Por supuesto, mucho menos los ciudadanos.
  • Un sistema educacional patriarcal en el que muchos funcionarios son oficiales retirados del ejército. Hay una brecha abierta, se utilizan valores militares para alcanzar la cohesión social (lecciones sobre explosiones militares, paseos escolares a museos militares y lugares de batallas, consejos escolares con miembros del ejército, etc.).

De esta manera se profundiza en la militarización de Israel dando prioridad al liderazgo militar sobre cualquier otro grupo: mujeres, pobres, árabes, rusos, etíopes, discapacitados y otros. El apoyo a lo militar se hace a expensas de los recursos y la representación política que se ocultan al público en general y así se margina a los grupos a quienes, supuestamente, el ejército debería proporcionar seguridad.

Desigualdad para los ciudadanos árabes de Israel

El discurso israelí sobre la seguridad presenta a los árabes de Israel como una amenaza para la seguridad del estado. Sataniza a los ciudadanos árabes y con esto disminuye la seguridad de una minoría que el estado debería proteger:

  • Continuos presupuestos discriminatorios: en los últimos años el presupuesto estatal asignado a la población árabe no llegó al 5% a pesar de que esa población en Israel constituye el 19% y sus necesidades son realmente mayores: el sector árabe tiene un déficit de 1.800 aulas, deserta del sistema escolar el doble que los estudiantes judíos, las ciudades árabes están a la vanguardia de la pobreza, el desempleo y la mortalidad infantil y la mitad de las familias árabes están por debajo de la línea de pobreza. Esta política discriminatoria en los presupuestos profundiza las diferencias en educación, bienestar, salud, empleo y nivel de vida.
  • Las mujeres árabes pagan el mayor precio: aproximadamente el 80% están desocupadas, a pesar de que la mitad de ellas desea entrar en el campo laboral.
  • Más de 75.000 ciudadanos árabes de Israel vive en pueblos no reconocidos en la región del Negev sin poder satisfacer sus necesidades básicas: agua, electricidad, instituciones educativas y de salud. Una política especialmente establecida con el propósitos de demoler estas viviendas «ilegales», sin diálogo ni planes alternativos y aterrorizando a los pobladores.
  • A lo largo de todo el sector árabe hay 40.000 unidades de vivienda señaladas para su demolición.
  • Ninguno de los que dispararon y mataron a 12 ciudadanos árabes en octubre de 2000 e hirieron a cientos más ha sido puesto a disposición de la justicia. Desde entonces, las fuerzas de seguridad han asesinado a otros 17 ciudadanos árabes.

Para los ciudadanos árabes de Israel la única posibilidad de supervivencia es la igualdad de ciudadanía y una distribución de recursos equiparable. Irónicamente en Israel, donde fueron oficialmente elegidos, se refieren agresivamente contra la minoría árabe; un cuerpo llamado «Consejo de Seguridad Nacional» apoya el plan para expropiar las tierras árabes en el Negev (a los beduinos), demoler sus casas y forzarlos a una reubicación.

Mientras todos los ciudadanos de Israel no gocen de seguridad real, todos seguiremos viviendo con temor.

La falta de seguridad impide una paz justa entre israelíes y palestinos

«Paz y seguridad» es lo que el gobierno de Israel viene prometiendo por generaciones, mientras que nuestros socios nos informan de que «no hay paz sin justicia». ¿Es que nunca se encontrarán estas dos líneas argumentales? Nadie puede negar que Israel tiene derecho a vivir con seguridad, sin guerras ni actos de terrorismo. Pero ocurre que el temor a la guerra y a los actos de terrorismo se explotan por el gobierno israelí y el ejército para sobrecargar la seguridad militar por encima de todas las demás necesidades. Como resultado, los ciudadanos de Israel pagan un enorme precio económico y social para mantener el aparato de seguridad. Y, a pesar de esto, su seguridad ha disminuido.

En los últimos años el público israelí ha comenzado a entender las limitaciones del poder, que el ejército de Israel y el muro de separación incrementan el terrorismo y que ciertamente no son capaces de satisfacer la aspiración palestina de su liberación nacional. El público israelí está comenzando a entender que la sola fuerza militar no da seguridad, sino que la seguridad real sólo puede ser el producto de una paz que satisfaga a ambos bandos.

El hecho de optar siempre por la construcción del poder en vez de la búsqueda de alternativas para la resolución del conflicto, da como resultado una continuidad sin fin del estado de guerra. El círculo de violencia siembra y reparte miedos y se oculta la determinación de continuar la guerra como decisión política, no como una evitable realidad. ¿Es que no hay otra manera de resolver los conflictos?

Hasta ahora hemos fracasado en el esfuerzo de alcanzar un arreglo permanente porque -en nuestro deseo de alcanzar la seguridad- nos hemos olvidado de que la seguridad real debe proporcionar una vida digna para todos. Paz, seguridad y justicia están entrelazadas: mientras los palestinos vivan en la opresión no conoceremos ni la paz ni la seguridad. No es posible forzar a los palestinos a una solución; su libertad e independencia no son un gesto de buena voluntad, sino derechos emanados de las leyes internacionales, exactamente como el derecho de Israel a existir.

No es posible alcanzar paz y seguridad si el proceso en sí mismo no es sano. Las mujeres israelíes son apartadas siempre de los esfuerzos de reconciliación, aún cuando el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas en su resolución 1325 y la enmienda israelí por la igualdad de las mujeres ante la ley proclaman para ellas la «representación apropiada en los comités públicos y organismos para políticas nacionales». Un verdadero proceso para alcanzar la paz, seguridad y justicia incluye la diversidad de grupos existentes en la sociedad, que deberán ser socios para asegurar su éxito.

Recomendaciones fundamentales

Protección de las mujeres de la desproporcionada vulnerabilidad en los efectos de los conflictos y la violencia:

Se debe encarar una discusión pública sobre la proliferación de armas «ligeras» en Israel, así como:

Legislación que prohiba las armas en manos de ciudadanos y estricto control en los permisos para portar revólveres.

Implementación de leyes de familia y prevención de la violencia, según la enmienda de noviembre de 2001, incluyendo información a la policía y al ministerio del Interior de cada orden de protección promovida y procedimientos para retirar las armar a los denunciados.

Fundación de hogares-refugio protegidos para mujeres expuestas a violencia familiar.

Seguridad de la mujer

Aprobación de la ley de prevención de coerción sexual, orientada a proteger a hombres y mujeres de sexo coercitivo con el fin de preservar su dignidad, libertad, privacidad e igualdad. Esta ley sistemáticamente cataloga las formas de conducta señaladas como de coerción sexual y define términos como «acuerdo». Esta ley determina que nadie puede ser forzado por otro.

Prostitución, pornografía y tráfico de mujeres

Las mujeres que han sido víctimas del tráfico deben ser tratadas como víctimas de un crimen y no como criminales.

Debe procurarse el incremento del castigo a quienes violen estas leyes.

Abordar la criminalización de los clientes de la prostitución internacionalmente, incluyendo el castigo.

La ley que prohibe la humillación y el maltrato en la pornografía debe ser devuelta a la Knesset para su enmienda de manera que no se pueda disminuir el castigo a favor de la libertad de expresión.

Militarización

  • Debe ser revocada la ley del servicio de seguridad. Actualmente cumplen con el servicio militar obligatorio solamente el 50% de los llamados a prestación y sólo arbitraria y selectivamente.
  • Debe promulgarse una ley exigiendo que los militares de carrera retirados de las fuerzas armadas pasen un período de enfriamiento antes de incorporarse a la política.
  • Puesta en práctica de un sistema de supervisión sobre los fondos que destina la Knesset para seguridad.
  • Israel debe encaminarse en los próximos años hacia la eliminación de cualquier ayuda militar proveniente de Estados Unidos.
  • La ley debe aplicarse a todos los voceros de los organismos de seguridad, incluyendo la ley de libre información y las leyes del cuidado del medio ambiente. La industria militar israelí no debe ser privatizada hasta que deje de ser una fuente de contaminación del medio ambiente.
  • El sistema educativo debe ser desmilitarizado, incluyendo la cancelación del programa curricular desarrollado por el ejército así como también se deben eliminar de las escuelas secundarias los programas relacionados con el ejército.

Igualdad para los ciudadanos árabes de Israel

  • La comunidad árabe de Israel debe ser reconocida como una colectividad nacional para la cual rigen sus derechos.
  • La igualdad real, completa e incondicional debe ser asegurada para todos los ciudadanos árabes de Israel.
  • El racismo e incitación al mismo deben ser erradicados y los funcionarios electos que inciten al odio y al racismo deben ser castigados.
  • Se debe instituir un diálogo entre el gobierno y los representantes del sector árabe.
  • El presupuesto estatal debe ser asignado según las necesidades de la población y se deben reparar las injusticias anteriores.

Paz real y justa para garantizar la seguridad de israelíes y palestinos

  • Reconocimiento de los derechos culturales, religiosos y políticos de los palestinos de Jerusalén.
  • Inclusión de las mujeres en la reconciliación y en el proceso de negociación
  • Retorno a la Línea Verde previa a la guerra de los seis días
  • Evacuación de las colonias establecidas en ese territorio
  • Reconocimiento de la Nakba, la tragedia nacional palestina ocurrida en el año 1948 y el papel de Israel en esa tragedia
  • Reconocimiento de los derechos de los refugiados, no como un gesto de buena voluntad, sino en términos de justicia y la corrección de errores históricos. Trabajo en conjunto para encontrar soluciones prácticas para la rehabilitación de los refugiados.
  • Establecimiento de fronteras políticas acordadas por ambos lados.

Resumen

Nosotras entendemos que la seguridad es un concepto que debe incluir todos los aspectos de la existencia humana: seguridad femenina, económica, en las calles, para las diferentes razas, seguridad ante cualquier tipo de discriminación, un medio ambiente sano y una segura educación para las generaciones venideras. Esta necesidad humana de seguridad afecta no solamente a la supervivencia, sino a una vida con dignidad y capacidad para el desarrollo y la autorrealización.

En este documento revisamos algunas de las áreas en las que hay carencia de seguridad en Israel y se hacen algunas recomendaciones en otras.

Debido a que este documento tiene sus limitaciones no hemos podido tomar una postura sobre determinados temas que incluyen seguridad desde nuestra óptica. Nos hemos limitado a hacer recomendaciones en áreas que hemos abordado en este encuentro. La lista es incompleta.

No nos cabe ninguna duda de que una verdadera seguridad para el ser humano requiere diferentes elementos de pensamiento en todas las áreas vitales: economía, educación, salud, trabajo, bienestar, planificación y desarrollo. La participación de todos los sectores de la sociedad en las políticas a implementar asegurarán que todo el espectro que debe ser atendido por el área de seguridad serán tomados en cuenta.

Texto original en inglés:

http://coalitionofwomen.org/home/english/english/activities/security/security_for_whom

Caty R. pertenece a los colectivos de Rebelión, Tlaxcala y Cubadebate. Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar a la autora, la traductora y la fuente.