«No cabe duda de que el aparato policial del Estado turco está mandando un claro mensaje a los activistas que defienden de manera pacífica y democrática los derechos humanos que están reconocidos por la Ley humanitaria y la legalidad internacional. El marcado carácter represivo de las medidas de seguridad alejan de la mente la pretensión […]
«No cabe duda de que el aparato policial del Estado turco está mandando un claro mensaje a los activistas que defienden de manera pacífica y democrática los derechos humanos que están reconocidos por la Ley humanitaria y la legalidad internacional. El marcado carácter represivo de las medidas de seguridad alejan de la mente la pretensión democrática de Turquía como ejemplo de gobierno en la región.»
El segundo grupo de la delegación internacional en apoyo de nuestra compañera turca, Ayşe Berktay, asistió a las dos últimas sesiones del juicio que se celebraron durante los días 12 y 13 de este mes de julio.
La última sesión, previa al dictamen de la sentencia, que se prevé que se produzca en el mes de octubre, estuvo llena -como todo el proceso– de irregularidades, paradojas y hechos que hacen que el juicio no se pueda calificar sino de circo.
Como ya se ha informado, nuestra compañera Ayşe permanece en prisión desde el pasado mes de octubre y continuará encarcelada hasta que se pronuncie la sentencia, si es que ésta es absolutoria. En caso contrario, según nos explicaron sus abogados, el proceso de apelaciones será duro, arduo y largo y, entretanto, ella deberá permanecer en prisión durante un período no inferior a dos años.
Todo el proceso se ha celebrado con absurdas y exageradas medidas policiales, un despliegue intimidatorio de medios represivos sin sentido alguno, ya que el público, formado por familiares, amigos y compañeros de los detenidos, se ha comportado de manera ejemplar, pese al desprecio que tanto el tribunal como la fiscalía ha demostrado por los acusados y sus abogados.
Una de las partes de la acusación que más irritación levantó en la sala fue la lectura de conversaciones entre compañeros de partido en las que se discutía la estrategia electoral a seguir. Recordemos que el partido Paz y Democracia (BDP en sus siglas en turco) obtuvo 36 diputados en las últimas elecciones celebradas en junio de 2011. Las grabaciones de conversaciones sin orden judicial han sido la base de la acusación, así como la declaración de tres testigos que no han sido identificados, pese a las reiteradas protestas de todos los letrados de la defensa. Lo que en el mundo se consideran escuchas ilegales parecen ser legales en Turquía, a la vista de los hechos. Además, la sala en la que se celebró el proceso estaba llena de micrófonos que pendían del techo sobre las cabezas de los acusados, de la zona de prensa y del público, de tal forma que cualquier conversación que tuviera lugar ha quedado registrada.
Los documentos de la acusación conforman un sumario de 2.400 páginas, partes del cual fueron leídas en público por un presentador profesional de los medios de comunicación el jueves por la mañana, Sin embargo, el tribunal decidió suspender la lectura de las acusaciones a medio día para escuchar las peticiones de los acusados y de sus abogados.
La defensa estaba compuesta por más de 100 letrados, que representaban tanto al colectivo de acusados como a acusados individuales, pero no a todos ellos se les dio el derecho a la palabra. Los acusados pudieron dirigirse al tribunal con la única condición de no hacerlo en kurdo.
Pese a que desde el inicio de los procedimientos una de las exigencias al tribunal fue que los acusados pudieran hablar en kurdo y que hubiera traductores (aportados por el propio Partido BDP) para que los acusados pudieran comprender lo que estaba sucediendo, el tribunal se negó sistemáticamente a aceptar esta petición.
Las declaraciones de los acusados se produjeron el jueves por la tarde. Entre quienes se dirigieron al tribunal para solicitar su puesta en libertad se encontraba la profesora Ersanli. No obstante, muchos activistas, entre ellos Ayşe, se negaron a declarar ante el tribunal, y entendimos que así lo hicieron (pese a ser turcos) en solidaridad con sus compañeros kurdos. Del total de los 213 acusados sólo declararon unos ocho.
Durante todo el proceso, y de manera permanente, los abogados de la defensa pusieron de manifiesto las graves inconsistencias e irregularidades tanto de la acusación como en los procedimientos. De hecho, uno de los abogados, en protesta por estas infracciones del procedimiento, se quitó la toga con violencia y abandonó la sala aduciendo que se negaba a participar en semejante farsa.
En la última sesión del viernes, los abogados del BDP que defienden colectivamente a los acusados hicieron alegatos sobre la ilegitimidad del tribunal, su carencia de base legal y la escasa solidez de su acusación. Enfatizaron el hecho de que se trataba de un tribunal político y no jurídico. Para finalizar exigieron de manera inmediata la puesta en libertad de sus defendidos.
Tras estas declaraciones de los letrados se produjo un hecho, calificado de absolutamente inaceptable por los defensores particulares de Ayşe Berktay, y es que el tribunal anunció que iba a tomar una decisión, a partir de las 12 de la mañana (sin que el procedimiento estuviera concluido) para evaluar las peticiones de la defensa y que lo haría a puerta cerrada (sin abogados, sin prensa y sin público).
Pasadas las 15:30 y con un incremento notable de las medidas policiales, tuvimos conocimiento de la puesta en libertad provisional de 16 personas, entre ellas la profesora Busra Ersanli. El resto de los acusados permanecerá en prisión. El tribunal también informó del traslado de las mujeres acusadas a una prisión más cercana a Estambul y en mejores condiciones. Ayşe ha vivido estos últimos ocho meses de su vida en condiciones cercanas al hacinamiento, con un único baño disponible para más de 20 mujeres.
Se desconocen los motivos de este proceder insólito del tribunal, según nos indicaron los abogados, ya que para justificar la decisión de la puesta en libertad de las 16 personas el tribunal tuvo que tener acceso a nueva información desconocida para la defensa.
Uno de los comentarios más extendidos entre los letrados fue señalar la carencia de lógica aparente en la decisión de la puesta en libertad provisional de esos 16 acusados ya que entre ellos había personas que se habían negado a declarar en turco o personas con acusaciones más graves que otras que tendrán que seguir en prisión. Sólo una cosa estaba clara desde el inicio del juicio para la prensa y la defensa: la presión para la liberación de Ayşe no había sido suficiente, contrariamente a la presión ejercida para la puesta en libertad de la profesora Ersanli.
La delegación internacional que acudió a las últimas sesiones del tribunal tiene la impresión de que la acusación carece de todo fundamento, porque a la vista de lo escuchado no parece haber ninguna prueba sólida de las acusaciones, esencialmente basadas en la pertenencia a un partido legal, y de ahí acusaciones tales como, por ejemplo, la de acudir a la sede del Partido al que pertenecen o gestionar los fondos del Partido (entre los acusados se encuentra la que durante un año fuera la secretaria-administradora del Partido) o acudir a cursos de la academia política del Partido.
Los miembros de la delegación mostramos nuestra sorpresa, rayana en la incredulidad, de que con semejantes pruebas el tribunal decidiera mantener en prisión a prácticamente todos los acusados. No existe proporción alguna entre los hechos presentados y las extremas medidas tomadas contra las personas acusadas.
La próxima semana se celebrará un juicio similar, esta vez contra abogados y, en septiembre, otro contra periodistas. No cabe duda de que el aparato policial del Estado turco está mandando un claro mensaje a los activistas que defienden de manera pacífica y democrática los derechos humanos que están reconocidos por la Ley humanitaria y por todo el cuerpo de la legislación internacional. El marcado carácter represivo de las medidas de seguridad tomadas en este juicio alejan de la mente de cualquier persona la pretensión de Turquía como ejemplo democrático para la región.
Paloma Valverde ha formado parte de delegación internacional en apoyo de Ayşe Berktay, en representación de la CEOSI.
Fuente original: www.iraqsolidaridad.org