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Al-Arab Alyaum conversa con Abu Laila, número dos del Frente Democrático para la Liberación de Palestina (FDLP)

«Sharon minimiza el Plan Hoja de Ruta y trata de imponer un Estado de Bantustanes cercados»

Fuentes: Frente Democrático para la Liberación de Palestina

El máximo dirigente del Frente Democrático para la Liberación de Palestina (FDLP), en los territorios palestinos ocupados, Qais Abdel-Karim, «Abu Laila», afirmó que la retirada israelí de Gaza es un paso obligatorio que Tel Aviv se vio obligado a dar como consecuencia del incremento de la resistencia y para deshacerse de la carga demográfica y […]

El máximo dirigente del Frente Democrático para la Liberación de Palestina (FDLP), en los territorios palestinos ocupados, Qais Abdel-Karim, «Abu Laila», afirmó que la retirada israelí de Gaza es un paso obligatorio que Tel Aviv se vio obligado a dar como consecuencia del incremento de la resistencia y para deshacerse de la carga demográfica y de seguridad que representa la Franja de Gaza.

En un diálogo con Al-Arab Alyaum dijo que Sharon minimiza el Plan Hoja de Ruta y que su proyecto está dirigido a imponer lo que ha llamado «Arreglo Transitorio de Largo Alcance».

A continuación el texto del diálogo: – Las motivaciones de la decisión de Sharon de retirarse de la Franja de Gaza aún provocan polémica en los medios políticos. ¿Cuáles, en su criterio, son las verdaderas causas de esta decisión?

La retirada de Gaza es un paso obligatorio que el estado de Israel se vio obligado a dar a consecuencia del incremento de la resistencia y para deshacerse de la carga demográfica y de seguridad que representa la Franja de Gaza.

No obstante el Plan de Separación adoptado por el gobierno de Sharon trata de convertir la retirada obligatoria en un logro estratégico confundiendo a la comunidad internacional y por lo tanto ganar tiempo para completar el muro de segregación racial y ampliar y reforzar las colonias judías en Cisjordania y completar el proyecto de aislar a Jerusalén.

Con esos pasos pretende Sharon imponer un status quo rotulado como el «Arreglo Transitorio de Largo Alcance» que converge con la alternativa del «Estado de Fronteras Temporales», conformado por Bantustanes cercados por el muro y las colonias, lo cual parecería más a tono con el régimen de segregación racial en Sudáfrica que con un estado independiente. De esa forma también pudiera aplazar por muchos largos años las negociaciones en torno a las cuestiones de Jerusalén, de los refugiados y de las fronteras.

Conscientes de las graves pretensiones de ese plan liquidacionista, las Fuerzas Nacionales e Islámicas advirtieron sobre las consecuencias de caer en esa trampa como un status quo con el pretexto de «coordinar» la retirada de Gaza o convertirla en parte del Plan Hoja de Ruta.

El plan unilateral de desenganche sustituye a la Hoja de Ruta y no puede ser parte de ella, cuyo objetivo principal es desvincularse de los compromisos que implica para Israel y sobre todo en lo referido a frenar las actividades de colonización.

Frente a ese proyecto unilateral, las Fuerzas Nacionales e Islámicas realizan esfuerzos por implementar un plan palestino para enfrentar los desafíos que implica ese paso israelí. Las fuerzas palestinas parten del hecho de que la salida del ocupante de cualquier territorio palestino o la evacuación de cualquier colonia es un logro de nuestra lucha nacional, con tal de que se lleve a cabo sin un precio político y sin que la parte palestina tenga compromisos adicionales.

La Autoridad Nacional Palestina (ANP) es la única facultada para asumir la responsabilidad de las posiciones evacuadas, pero como parte de un plan que será convenido y ejecutado por todas las Fuerzas Nacionales e Islámicas de modo que garantice la seguridad, estabilidad y el orden, como así también poner las zonas evacuadas en función del beneficio público, lejos del favoritismo y el egoísmo.

– El gobierno israelí insiste en la desarticulación de los destacamentos de la resistencia. ¿Dónde enmarcan esa insistencia?
La retirada de todos los territorios que fueron reocupados luego del 28 de septiembre del 2000 es uno de los compromisos más destacados que Israel debería ejecutar en la primera etapa del Plan Hoja de Ruta. Sin embargo, el gobierno sionista pasa por alto ese compromiso al igual de todos los demás. Es más dilata el cumplimiento de las obligaciones contraídas en la Cumbre de Sharm Al-Sheikh en la que se acordó la tregua y la retirada de Israel de cinco zonas palestinas: Jericó, Tulkarem, Qalquilia, Belén y Ramallah.

Tras semanas de demora y dilatación, Israel traspasó las responsabilidades de seguridad a la ANP en Jericó y Tulkarem y evadió el cumplimiento de su compromiso con respecto a las otras tres ciudades, a pesar del cumplimiento no usual de parte de todos los destacamentos de la resistencia de la tregua anunciada a lo largo de los cinco meses pasados, no obstante la continuidad de las violaciones israelíes.

De acuerdo con su propia visión de la Hoja de Ruta, Tel Aviv cargó ese plan con catorce objeciones y reservas con vista a vaciarlo por completo de su contenido. Así trata de condicionar el cumplimiento de ese compromiso a lo que denomina «la desarticulación de la infraestructura» de la resistencia, condición imposible que las propias fuerzas de ocupación israelí, con toda su maquinaria militar desatada impunemente en Cisjordania durante tres años, no ha podido desarmarla, ni destruir su infraestructura .

Plantear esa imposible demanda es un mero pretexto para obstaculizar todo avance posible en la solución del conflicto y un intento de sembrar la semilla de la discordia y la guerra fratricida entre las filas palestinas con el fin de causar los mayores daños a la causa y a los derechos palestinos.

– ¿Qué hay respecto a la ausencia de las cuestiones de la solución definitiva?

Sobre la base de los Acuerdos de Oslo, las negociaciones en torno a las cuestiones del orden permanente debían terminar en mayo de 1999. Ya han pasado más de seis años y el «proceso de paz» está inmerso en un vertiginoso ciclo vicioso donde la espiral de violencia se mezcla con las inútiles gestiones en busca de más soluciones parciales y transitorias.

La más reciente de esas ediciones es la Hoja de Ruta sujeta a la constante minimización a la medida del Plan Sharon dirigido a un desenganche unilateral con miras a imponer el llamado «Arreglo Transitorio de Largo Alcance» posiblemente a través de la opción del «Estado de Fronteras Temporales».

La quintaesencia de ese macabro plan es el restablecimiento de relaciones pacíficas entre los estados de Palestina y de Israel sin hallar una solución a las cuestiones del orden permanente, cuya discusión y solución se aplazará para los largos y venideros años. Es una fórmula segura para hacer desvanecer los derechos palestinos reconocidos por la legalidad internacional, ya que las llamadas cuestiones del orden permanente son la esencia del conflicto y se refieren a los derechos de los refugiados, Jerusalén, fronteras permanentes, colonias y fuentes hidráulicas.

No puede haber paz sin la solución de esas cuestiones en virtud y en consonancia con las resoluciones de la legalidad internacional.

Por tanto, ello explica la unanimidad palestina de rechazar la opción del «Estado de Fronteras Temporales» e insistir en la necesidad de iniciar de inmediato las negociaciones en torno al orden permanente en el marco de una conferencia internacional. De otro modo, el Estado Provisional sólo será un protectorado dependiente de Israel, más bien similar a los Bantustanes establecidos por el régimen de segregación racial en Sudáfrica.

– Ha hablado de la concepción israelí del estado palestino. ¿Cuál es la concepción palestina al respecto?

El estado que anhela la gran mayoría del pueblo palestino es el que está basado en la total retirada israelí de todos los territorios ocupados tras la guerra de junio de 1967, incluyendo Jerusalén.

Ese estado debe gozar de plena soberanía sobre las tierras, cielos y recursos hidráulicos, y cuya capital debería ser Jerusalén y debe ser el estado para todos los palestinos dondequiera que estén, tal como enuncia la Declaración de Independencia, sin dañar el derecho de los refugiados al retorno a sus hogares, de los cuales fueron expulsados en 1948 en cumplimiento de la Resolución Internacional 194.