A quien se pregunte por el sentido de la acción pacifica y unitaria que tuvo lugar el pasado viernes 28 de octubre en el Claustro de la ciudad de Valencia con motivo de conferencia del ex- ministro israelí, Shlomo Ben-Ami programada en el marco de los Premis Octubre. A quien condena esta acción. A quien […]
A quien se pregunte por el sentido de la acción pacifica y unitaria que tuvo lugar el pasado viernes 28 de octubre en el Claustro de la ciudad de Valencia con motivo de conferencia del ex- ministro israelí, Shlomo Ben-Ami programada en el marco de los Premis Octubre. A quien condena esta acción. A quien la califica de antidemocrática. A quien esgrime el argumento de la libertad de expresión. También a todos aquellos que no han tenido la oportunidad de conocer al profesor Ben-Ami quien, como consecuencia de boicot efectuado por un grupo de personas, no pudo pronunciar su conferencia.
Shlomo Ben-Ami, ex-embajador de Israel en España, ostentó las carteras de Seguridad Pública y exteriores durante el gobierno laborista de Barak, fue el principal negociador de Camp David, el año 2000.
La imagen del señor Ben-Ami como negociador, hombre de paz, «paloma » israelí, sus posturas moderadas y su discurso favorable a la finalización del conflicto entrañan algunas distorsiones conceptuales que merece la pena aclarar:
· El Sr. Ben-Ami es sionista, es decir, participa y promueve la ideología nacional nacional religiosa donde la colonización de Palestina se orienta hacia una concepción mesiánica.. La Resolución de l’ONU 3379 de 1975 ya definía el sionismo como una forma de racismo y de dominación, comparable al apartheid sudafricano.
· El Sr. Ben-Ami es laborista, y ser laborista israelí supone defender consignas de partido como por ejemplo:
– Que Jerusalén tendrá que ser indivisible y capital de Israel.
– Que el Muro del Apartheid es legítimo para preservar la identidad nacional y la seguridad de Israel.
– La legitimidad de colonias y asentamientos en los Territorios Ocupados (durante el gobierno laborista, el número de asentamientos construidos en los territorios ocupado, cuadruplicó al de la etapa de Netanyahu).
– La negación del Derecho de Retorno a sus hogares para los refugiados palestinos.
De hecho, un estudio no excesivamente exhaustivo de la Conferencia de Camp David, de la que Ben-Ami fue arquitecto, nos deja ver rápidamente el cúmulo de despropósitos que Israel pretendía imponer al pueblo palestino.
El fraude consiste en que el estado palestino debía quedar dividido en tres cantones o zonas inconexas mientras que Israel se anexionaría las zonas estratégicas con mayor densidad de población judía ( grandes asentamientos) donde se hallan los grandes recursos hídricos, y mantendrá además el control de toda un red de carreteras de «circunvalación » que imposibilitaría el desplazamiento y el comercio doméstico de los palestinos. Se establecía una tutela israelí a perpetuidad del futuro estado palestino mediante filtros de carácter económico, militar y político que reduciría hasta el absurdo político su soberanía.
Por una parte Israel habría mantenido el » control de seguridad» sobre el valle del Jordán, fiscalizando de paso el comercio internacional palestino.
Por último, en Camp David se emplazaba a la naturalización de los refugiados palestinos en los países de acogida, es decir, se les negaba el Derecho al Retorno.
Estas eran las características dela cuerdo de «final del conflicto» que se le exigía firmar a Arafat, en el que tenía que renunciar expresamente a cualquier otra demanda ante Israel. El 25 de Julio del 2000 Arafat abandonaba las negociaciones.
Por si alguien no se había dado cuenta los planes laboristas violan las resoluciones 242 y 338 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, así como el principio » paz por territorios», bajo el cual se convocó la Conferencia de Madrid iniciándose el proceso de paz.
Parece, asimismo, que ni estas ni las otras más de 70 resoluciones de las Naciones Unidas en contra de Israel -respecto a colonias, segregación racial, castigos colectivos, detenciones y deportaciones extrajudiciales, devastación de ciudades y confiscación de tierras- son suficientes para detener la política de un Estado que sistemáticamente viola la IV Convención de Ginebra; y eso significa, para quien quiera saberlo, que comete crímenes de guerra y lesa humanidad.
En boca de Shlomo Ben-Ami «Europa no solo no tiene una una política exterior común, sino que también está limitada por su incapacidad de articular una estrategia coherente (…). Europa podrá verse relegada finalmente de nuevo a la labor de reparar tinglados, mejorar los alcantarillados, vigilar los derechos humanos y organizar seminarios» Europa y el conflicto de Oriente Próximo. Política Exterior, nº66, nov-dic 1998 p. 100-105.
En estos momentos de corrección política, vayan nuestras palabras dirigidas a quienes nos acusan de antisemitismo. A quien cree que somos fascistas. A quien nos tacha de ignorantes. A quien reivindique la libertad de expresión. A quien reprueba nuestra acción pacífica.
«La verdadera tragedia de los pueblos no consiste en el grito de un gobierno autoritario, sino en el silencio de la gente»
M. Luther King
MOVIMENT DE SOLIDARITAT INTERNACIONAL (ISM) [email protected]
Miembro de la Xarxa de Solidaritat amb Palestina del País Valencià