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Si Iroel Sánchez tuviera razón…

Fuentes: Rebelión

En su artículo «Milton Friedman pasea por La Habana repartiendo ‘agua de fuego’» (Abril 16, 2014), el periodista Iroel Sánchez postula que en este momento existen al menos dos tipos de fuerzas intentando o anhelando un cambio de régimen en Cuba. Las dos fuerzas anti-régimen que deslinda Sánchez ya las consideré en un texto titulado […]

En su artículo «Milton Friedman pasea por La Habana repartiendo ‘agua de fuego'» (Abril 16, 2014), el periodista Iroel Sánchez postula que en este momento existen al menos dos tipos de fuerzas intentando o anhelando un cambio de régimen en Cuba.

Las dos fuerzas anti-régimen que deslinda Sánchez ya las consideré en un texto titulado «¿De quién, y quién habla, cuando habla Iroel Sánchez?». Quiero aprovechar para aclarar que de ningún modo sugiero que Sánchez recibe órdenes superiores para escribir sus textos; todo lo contrario. Y es que Sánchez ha llegado a un punto de ascenso y legitimidad en la estructura del sentido ideológico en Cuba, que más que ordenado pudiera estar ordenando.

La taxonomía de los buscadores de «cambio de régimen» en Cuba que hace Sánchez contiene dos especies:

1-La contrarrevolución vestida de contrarrevolución (enemigos)

2-La contrarrevolucion vestida de revolución (traidores)

Los «traidores» simulantes son los que más interesan a Sánchez porque son más peligrosos. A mí también: porque son más complicados.

Agrega Sánchez que los militantes de ambas fuerzas pueden ser «voluntarios o asalariados». Obviamente, los «asalariados» son más atractivos y legibles porque suelen tener detrás el respaldo de una fuerza mayor. Para quienes aspiran a un «cambio de régimen» en Cuba por amor al arte de la libertad (en seco), gratuitamente, una felicitación moral, un «chíe»… y ahí los dejo. No me llaman la atención.

Ahora bien, el artículo de Sanchez está motivado por una incomodidad, desavenencia o rivalidad ideológica con unos «plattistas disfrazados de nacionalistas» que han recibido patrocinio del Reino de Noruega para reunir intelectuales en La Habana. Y aunque en Cuba varios grupos e instituciones (algunas oficiales) reciben apoyo del Reino de Noruega, una información en CUBANET no permite dudas acerca del grupo que Sánchez tiene en la mirilla. Dice CUBANET (marzo 10, 2014): «El evento ‘Fe religiosa, institucionalidad nacional y modelos sociales’ tuvo lugar del 6 al 8 de marzo en La Habana, patrocinado por el Reino de Noruega . Estuvo organizado por ESPACIO LAICAL, un proyecto de comunicación social del Centro Cultural Padre Félix Varela, perteneciente a la arquidiócesis de La Habana.»

Aunque en el evento organizado por ESPACIO LAICAL participaron decenas de delegados e invitados, sus principales promotores fueron los directores de esa revista Roberto Veiga y Lenier González, residentes en Cuba; y Arturo López-Levy, residente en los EEUU.

Asumo, como conclusión personal, que estos son los participantes a quienes fundamentalmente apunta el artículo de Iroel Sánchez titulado «Milton Friedman pasea por La Habana repartiendo ‘agua de fuego'».

Desde este supuesto, me llama la atención otra cosa. Si es cierto que estos conocidos intelectuales cubanos aspiran a un «cambio suave» de régimen en Cuba, como incluso algunos han visto en el artículo de Arturo López-Levy titulado «La visita de Laurent Fabius a Cuba: ¿Anticipo del diálogo con Europa?» (abril 15, 2014), no deja de ser curioso que en lugar de establecer alianzas se avancen querellas entre estos intelectuales vinculados a ESPACIO LAICAL con grupos opositores que también desean un cambio de régimen en Cuba, más o menos suave.

Dos ejemplos de esas desavenencias. En un post titulado «López Levy dice ‘nothing’«, publicado por Harold Cárdenas en La Joven Cuba, se describe una escena del evento referido: «(en) un debate propiciado por la revista ESPACIO LAICAL… que contenía a miembros de la ‘disidencia’ como Reinaldo Escobar y Manuel Cuesta Morúa… (uno) de los panelistas… Arturo López Levy (ante) la persistencia de los que buscaban su reconocimiento como opositores y hacían énfasis exclusiva y sospechosamente en un discurso enfocado a los derechos humanos. Levy cerró la actividad con una sola frase: ‘¿Qué tenemos que dar los nacionalistas a los cubanos que apoyan y utilizan el embargo para buscar concesiones de política interna? Les daría lo que dio Cisneros Betancourt: nothing’. El público aplaudió masivamente mientras los apelados salían visiblemente enojados de la sala.»

En el affaire sobre el editorial del No. 230 de Mayo de 2013 de ESPACIO LAICAL titulado «Senderos que se bifurcan» (http://espaciolaical.org/contens/esp/sd_230.pdf), varios opositores que han manifestado abiertamente su anhelo de un cambio de régimen en Cuba, se querellaron contra la publicación. Por ejemplo, en un video de RADIO/TV MARTI Ailer González, ligada a Estado de Sats y presentada como Coordinadora de Por Otra Cuba, dice: «Quizás estas declaraciones de ESPACIO LAICAL, pueden propiciar una represión incluso contra los activistas que han salido y que han dado sus declaraciones…».

Con el objetivo de defender el referido editorial de ESPACIO LAICAL de algunos de sus críticos, López-Levy escribió un artículo titulado «El editorial de Espacio Laical y sus descontentos», donde recomienda a la administración norteamericana: «Washington debería tomar el editorial de Espacio Laical como indicador del sentir de la sociedad civil cubana y sus sectores aperturistas relevantes.»

El problema que se desprende de todo esto es el siguiente: Si (y solo si) Iroel Sánchez tuviera razón, y «la contrarrevolución disfrazada de revolución» (Veiga, González, López-Levy, etc.) fuera partidaria discreta del cambio de régimen en Cuba; y fuera parte también de esa estrategia de cambio de régimen (aunque menos suave) «la contrarrevolución disfrazada de contrarrevolución» (Escobar, Cuesta Morúa, Rodiles, González, etc.), entonces la publicitada polémica entre ambas sería una estafa, o una farsa: una puesta en escena propiciada por otros intereses mayores donde ambas convergen.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.