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Lisa Takari, socióloga de la Universidad de Bir Zait, en Palestina

«Si los productores israelíes de tomates no deben quedar al margen del boicot, no hay ninguna razón para que las universidades tengan una inmunidad especial»

Fuentes: www.ism-france.org

Traducido para Rebelión por Jorge Aldao y revisado por Caty R.

Lisa Taraki es profesora de Sociología en la universidad de Bir Zeit, en Palestina. Es una de las fundadoras de la campaña palestina por el boicot académico y cultural contra Israel, la cual forma parte de la campaña BDS (Boicot, Desinversiones y Sanciones).

Palabras recogidas por Mireille Court y Chris Den Hond, el 22 de abril de 2009 en Bir Zeit, Palestina.

Es muy importante señalar que las universidades palestinas, por lo menos desde finales de los años 70, han estado controladas por el régimen de ocupación por medio de varios tipos de políticas. El más importante, todos estos años, fue el encarcelamiento y el exilio de varias decenas de miles de estudiantes y profesores de las universidades. Y esto continúa hasta hoy. Era una práctica habitual cerrar las universidades debido al rechazo a la ocupación y por las manifestaciones de protesta de los estudiantes.

El apoyo y la solidaridad que recibimos de las instituciones universitarias israelíes y hasta de los catedráticos de esas universidades son prácticamente nulos. En general, y en términos de respaldo por parte de las universidades israelíes, puedo decir que prácticamente no hay ninguno, y éste es uno de los aspectos más decepcionantes del ambiente universitario israelí, porque las instituciones educativas superiores palestinas se encuentran a una distancia muy corta de las instituciones israelíes. La Universidad Hebraica (en Jerusalén) está a 20 kilómetros o menos de aquí y, sin embargo, desde nuestro punto de vista, estas instituciones fueron cómplices con su silencio.

Recientemente, hace más o menos un año, un grupo de rectores de universidades hizo una declaración en la que piden un mejor acceso y libertad de movimiento para los estudiantes palestinos. La declaración estaba totalmente relacionada con los derechos humanos: libertad de la educación y libre acceso a las instituciones de enseñanza. Como muchos palestinos aquí, pensé que era muy poco y demasiado tarde. Nuestro problema no es, en primer lugar, el acceso a la universidad, nuestro primer problema es nuestra libertad como pueblo. De hecho, no había ninguna condena en esa declaración. Era una especie de petición a los militares para mejorar la libertad de circulación de los catedráticos universitarios palestinos. Es muy poco.

Creo que las instituciones universitarias israelíes tienen una responsabilidad. Si son parte del mundo universitario internacional, lo que tanto desean, entonces deben darse cuenta de que hay una población controlada por su Estado. Dicho Estado niega absolutamente a los palestinos todas las libertades de las que ellos disponen. Muchos de mis colegas y yo misma consideramos que la respuesta adecuada para hacer que reaccione el mundo universitario israelí es influyendo en sus propias instituciones por la presión y no por la persuasión. Pensamos que ni la diplomacia ni la persuasión han funcionado.

Todas los catedráticos universitarios israelíes saben perfectamente lo que ocurre aquí

Debo decirle que los catedráticos y las universidades saben muy bien lo que pasa aquí. Todos los catedráticos israelíes deben servir en el ejército israelí y como reservistas y creo que cerca del 99% no rehúsan el servicio militar; por lo tanto saben perfectamente lo que ocurre bajo la ocupación. No se trata de una falta de información, es una falta de voluntad.

La B de la campaña BDS quiere decir Boicot. Esto se dirige sobre todo a los individuos y organizaciones a nivel internacional. Cuando hablamos de un boicot académico y cultural, se trata de un boicot llevado a la práctica por las personas individualmente. Los catedráticos universitarios, como individuos, en el Reino Unido, Bélgica o Francia, decidirán si no participarán en una conferencia en Israel, por ejemplo, si no escribirán un artículo para una publicación de una universidad israelí, o si no harán la crítica de un artículo patrocinado por una fundación que apoya a Israel. La idea es pedirles de manera individual a los catedráticos universitarios europeos y estadounidenses que no cooperen con instituciones israelíes.

No hay ningún problema en invitar a un catedrático de una universidad israelí a visitar su institución universitaria mientras dicho catedrático no represente a su institución o no acuda en virtud de un acuerdo de cooperación entre instituciones.

Boicot a las instituciones israelíes

Pedimos a las instituciones europeas que no firmen acuerdos de cooperación con las instituciones israelíes, como convenios de investigación conjunta, intercambios entre facultades o intercambios de estudiantes, ya que hay muchas formas diferentes de cooperación entre las instituciones.

El mundo universitario israelí no puede ser una excepción de los llamamientos al boicot. Mucha gente ha intentado argumentar que la universidad es un lugar especial que debería ser protegido porque en alguna parte «las universidades israelíes son el último bastión de oposición según su statu quo» y «Si atacas a los catedráticos de la universidad, ¿qué queda?». Nuestra opinión es la siguiente: ¡si los productores israelíes de tomates o los abogados no pueden y no deben ser una excepción del boicot, no hay ninguna razón para que los catedráticos de universidad tengan una inmunidad especial! De hecho, ellos obtienen beneficios del sistema que nos oprime y hablo de las estructuras de dominación. Forman parte, no se enfrentan, por lo tanto, estas instituciones no pueden pretender una consideración especial.

Las principales instituciones universitarias, así como las de investigación o culturales, nunca han adoptado una posición pública contra la opresión de los palestinos. Ninguna de ellas -y sobre todo las universidades- jamás ha hecho una declaración pública apoyando nuestro derecho a la enseñanza.

Lo que pedimos especialmente a los europeos es que estén atentos. Cuando oigan hablar de un festival israelí de cine o de películas israelíes en un festival europeo de cine, que controlen no quién es el artista o el realizador, porque el boicot no se refiere a los individuos, sino que observen cómo se presenta y quiénes son los patrocinadores. Éstas son las cuestiones importantes a plantear. ¿Acaso la embajada israelí en el país correspondiente forma parte de los patrocinadores? ¿Acaso el nombre del ministerio israelí de Asuntos Exteriores o de la embajada figuran en el folleto de la conferencia? Si es así, son razones claras para hacer que se suprima esa parte del festival.

Después de Gaza

Precisamente debido a las matanzas en la Franja de Gaza hemos movilizado a mucha gente en Europa, Australia o Estados Unidos, donde es particularmente difícil promover un movimiento de este tipo. Esto los llevó a apoyar la racionalidad de la campaña BDS. El método de dicha campaña es la presión, no la persuasión. Entonces, creo que actualmente existe de verdad una gran esperanza, porque por primera vez en Estados Unidos tenemos ahora una campaña para el boicot académico y cultural. Hace seis meses esto era impensable en Estados Unidos.»

Texto original en francés:

http://www.ism-france.org/news/article.php?id=12109&type=analyse&lesujet=Boycott