Traducido del inglés para Rebelión por J. M.
Después de 2.500 años (aproximadamente un millón de días) durante los que residió en Irak, el Comité Biton no pudo encontrar una mejor manera izar el estandarte de los mizrahim -judíos provenientes de países orientales (N. de T.)- que centrarse en su tragedia.
Como resultado, el panel ministerial decidió que toda su ilustre historia sería recordada con un día «para marcar la salida y la expulsión de los judíos de los países árabes e Irán», lo que de ahora en adelante caerá en el 30 de noviembre.
En primer lugar hay que explicar que las versiones de la historia cambian aquí según la estación. Si hace calor una camisa ligera es suficiente. Si es invierno es necesario un abrigo pesado y durante el tiempo tormentoso, en otras ocasiones, es posible vestir de manera diferente cada día.
Por lo tanto hasta mediados de la década de 1990, nos enseñaron en la escuela acerca de la valentía de los activistas de la aliá -ascensión a Israel (N. del T.)- en los países árabes que, contra viento y marea y utilizando estrategias que no se avergonzarían de las de James Bond, lograron la salida, y aún más importante, la inmigración de estos judíos a la Tierra Prometida. Pero cuando las nubes comenzaron a rodar forma de demandas para resolver el problema de los refugiados palestinos como resultado de la creación del Estado de Israel surgió el concepto de «refugiados judíos de los países árabes».
El primer ministro Benjamin Netanyahu actualizó el concepto y lo elevó a proporciones olímpicas. Hace unos meses escribió una oda al Estado sublime de los árabes israelíes, explicando al mundo que cualquier llamada a evacuar a los colonos judíos es equivalente a una llamada a la expulsión de estos ciudadanos árabes, es decir, equivalente a una llamada a la limpieza étnica sin reparos. Sólo unos pocos meses pasaron, los cielos se oscurecieron y el mismo hombre está acusando a sus ciudadanos árabes de piromanía nacionalista, dando a entender que decidieron incendiar el Estado judío.
Así que ahora los sionistas tienen que explicar si la llegada aquí de los mizrahim fue un proceso «por defecto», es decir, el resultado de la opresión árabe o si llegaron aquí como judíos orgullosos de volver a la tierra prometida.
Si yo fuera un sionista mizrahí, estaría ofendido si me dicen que estoy viviendo en mi país como refugiado y no como un patriota orgulloso.
Pero la verdad evidente, que no puede pasarse por alto, ya sea por las astucias de la dirigencia de derecha o de la propaganda reaccionaria árabe, es que los judíos en tierras árabes jugaron un papel muy importante en aquellos países en todos los ámbitos: cultura, economía y política.
El hecho de que estas personas no fueran tentadas inmediatamente cuando el Estado judío fue fundado para responder a la llamada de emigración sionista demuestra el grado en el que se sentían arraigados a los pueblos árabes. Una gran cantidad de evidencias muestra que no eran sionistas ni antisionistas. Al igual que todas las personas que buscan paz y tranquilidad simplemente querían seguir viviendo en su ambiente natural.
La terrible tragedia ocurrió después de que el conflicto entre judíos y palestinos estalló en Palestina e hizo emerger a primer plano todas las denominadas emociones nacionalistas entre los dos pueblos. Y cuando los sionistas, por un lado, vinculados con los reaccionarios árabes y por el otro con el estímulo del mandato británico, se produjo la tragedia de los judíos en los países árabes.
Es difícil estimar la «contribución» de cada lado de esta tragedia, pero este «esfuerzo conjunto» causó estragos no sólo en los judíos, sino en todos los países árabes, que perdieron su mejor y más brillante núcleo.
Lo lamentable es que mientras estamos asistiendo al surgimiento de intelectuales árabes muy críticos de la dirección en los estados árabes por el abandono de los judíos, en Israel está ocurriendo lo contrario. Es por eso que soy crítico de mis hermanos del Comité Biton, encabezado por el poeta Erez Biton, que en lugar de utilizar a los judíos orientales para ayudar a forjar una conexión entre los árabes y los judíos eligió avivar las llamas.
Hay un montón de días aquí para el odio. Es por eso que en lugar de añadir un día más para ensanchar la grieta habría elegido un día para expresar la relación entre judíos y árabes, así fuera el cumpleaños de un poeta o la fecha de un evento en recuerdo de la impronta que dejaron los judíos en la cultura árabe.
Todavía no es demasiado tarde para arreglar esto.