En su informe ‘Injusticia: La experiencia de los niños palestinos en el sistema de detención militar israelí’ Save the Children recoge el testimonio de 228 niños que han pasado por las cárceles de Israel. La principal acusación: tirar piedras.
Una experiencia que te roba el tiempo y el futuro. Así describe Jamal, 15 años, su detención en una cárcel israelí. Una interrupción que te aleja para siempre de tus sueños, profundiza. Como Jamal, cientos de niños y adolescentes palestinos —la inmensa mayoría varones— han pasado por las prisiones israelíes, en concreto, serían 10.000 los que se han hallado en esta situación en los últimos 20 años, a ritmo de entre 500 y 700 niños detenidos anualmente. Se estima que cuatro de cada diez palestinos varones han pasado por la experiencia de la detención entre 1967 y 2014.
Acusados principalmente de arrojar piedras —un delito que puede ser penado hasta con 20 años de cárcel— los niños relatan su paso por la detención como un tiempo de miedo y maltrato, en el informe ‘Injusticia: La experiencia de los niños palestinos en el sistema de detención militar israelí’, publicado por Save The Children el lunes 10 de julio, para el que contaron con 177 testimonios de chavales, junto a otros 51 que participaron en grupos de discusión. Una muestra de un total de 228 niños y adolescentes, que consideran, puede ser bastante representativa dado que la media de menores palestinos que pasan por el sistema militar de detención cada mes estuvo en 137 durante 2022. El tiempo de detención varía en la muestra: casi la mitad pasó entre uno y 11 meses, y más de un cuarto pasaron más de un año. Uno de cada tres fue detenido en más de una ocasión.
El ejército israelí detiene y mata a menores, esto lo sabe cualquier niño palestino y lo sabía Jalil cuando el militar que lo detuvo le amenazó con matarle, como ya habían matado a su primo. Tenía 13 años por aquel entonces y la amenaza de muerte le persiguió durante todo el tiempo que estuvo encerrado. Niños como Jamal y Jalil nacieron en una Cisjordania bajo ocupación. Entre los distintas formas de inseguridad a la que está sujeta su vida por la violencia y por la vulneración de derechos, el peor, se afirma en el informe de Save the Children, es el del sistema de detención militar, cuyos abusos ya documentó en su informe de 2020 ‘Indefensos: El impacto de la detención militar en los niños palestinos”.
Ya hace una década, recuerda la organización, que UNICEF realizó un informe en el que daba cuenta del maltrato que sufrían los niños y adolescentes en este sistema, desde entonces el gobierno israelí ha ignorado las recomendaciones hechas por la Agencia de las Naciones Unidas para la Infancia. Israel, ha comprobado Save The Children, “no ha implementado los pasos prácticos requeridos para proteger a los niños y alinear el sistema con el derecho internacional, incluyendo la convención de derechos de la infancia, así como los estándares de justicia juvenil”.
Ante este panorama, desde Save the Children reproducen el testimonio de niños que tenían entre 12 y 17 años cuando tuvieron que pasar por el sistema militar de detención, en los tres años previos al estudio. 7 de cada 10 fueron liberados el año previo a las entrevistas que se dieron en los primeros meses de 2023. Los hallazgos de la investigación apuntan a todo el proceso de detención y la organización los califica como “extremadamente alarmantes”.
Desde la violencia en el arresto, en el transcurso del cual, el 42% de los menores sufrió heridas, incluyendo huesos rotos y heridas de bala, hasta la manera en la que la detención fue realizada, irrumpiendo en los domicilios de los chicos en plena noche en un 65% de los casos, el informe señala además que en su mayoría los chicos experimentaron abuso físico y emocional, el 86% sufrieron golpes y amenazas. Durante los interrogatorios, el 73% fueron obligados a firmar documentos en hebreo, idioma que la gran mayoría no entiende.
El informe también señala abuso y violencia sexual, en un 69% de los casos, además, se a desnudarse a los niños durante el interrogatorio. Confinados, con los ojos vendados, esposados, hambrientos y privados de atención médica, el 58% de los niños, tuvo además problemas para comunicarse con sus familiares durante el tiempo que duró la detención. Y es que casi el 70% fueron trasladados a cárceles dentro de Israel, lo que impide a sus familias visitarles y les mantiene aislados. Esta política, denuncia Save The Children, violaría los artículos 49 y 76 de la Cuarta Convención de Ginebra. Una suerte similar a los niños detenidos en Cisjordania corren aquellos que provienen de Jerusalén este, inicialmente sujetos a legislación civil, pero transferidos a las mismas prisiones si son sentenciados.
Niños y adolescentes reportan en el informe traslados inhumanos hacinados en autobuses, o haber sido encerrados en cajas y jaulas. Tras la liberación, los menores sufren insomnio, pesadillas y brotes de ira, junto a la necesidad de aislamiento. El trauma no solo afecta a la salud mental, también tiene repercusiones físicas con efectos respiratorios, jaquecas y mareos, dolores musculares, entre otras consecuencias. La detención también tuvo impactos en la educación de los niños, con casi un tercio con dificultad para volver a sus estudios, y efectos en la vida familiar y social. La situación en la que queda esta juventud la resume uno de los entrevistados, Hisham, de 14 años, cuando explica cómo la vida de sus amigos y allegados transcurre entre la amenaza de detención y de muerte. “Siempre tienes miedo”.
La organización exige una moratoria inmediata en la detención y arresto de niños, y que Israel se adecue al marco internacional, cumpla con los estándares de justicia juvenil, siga las recomendaciones de Unicef de hace diez años, y asegure el seguimiento de personal de la Cruz Roja, y de Naciones Unidas de la situación. Desde Save The Children llaman asimismo a que se investiguen los abusos y si estos constituyen tortura, trato degradante, y castigo. Destacan también la necesidad de investigar la violencia sexual, y si esta podría considerarse violencia ejercida en situación de conflicto. “Solo cuando se hayan hecho estos cambios, podrán generaciones de niños palestinos vivir sus vidas libres del miedo al arresto y detención arbitraria”, concluye el informe.