En la FM 93.7 Nacional Rock cuatro mujeres con un lugar protagónico son feministas enlazadas en una sororidad sonora que rompe con los esquemas clásicos de las radios, aun de aquellas que se jactan de cultivar un perfil «canchero» y orientado a jóvenes pero que anegan el éter con voces masculinas y chistes mayormente machistas. Bimbo Godoy, Julia Mengolini, Gabriela Borrelli y Malena Pichot resaltan la potencia de trabajar, en distintos horarios, ante el mismo micrófono y con voces que resuenan en alianza diversa.
Soy feminista, pero soy sexy – ellas lo dicen. Sin miedo. Y son alta y diversamente sexies cuando lo dicen. Lo dicen sin probar un chocolate o con las noches de vodka, humo y labios rojos, si se les canta y si no no, como hacen todo. Lo dicen desde cuerpos sin moldes en los vestiditos para ser mujer o con el smoking blanco bien plantado desde un canal de televisión. Lo dicen desde la irreverencia escatológica para desmoldar el maniquí hot en el que las quieren articular o en un deseo que no mira sólo a los varones y que, si los mira, elige a quién mirar y no necesita gustarle a todos, sino gustarle sólo al que les gusta.
-Soy feminista, pero cojo -levantan la apuesta como si las palabras desafiaran que no están dispuestas a pedir perdón por un feminismo joven, irreverente y solidario entre mujeres. No son feministas arrodilladas ante las plegarias de la Iglesia, ni de las cámaras de televisión, ni del erotismo masculino y, ni siquiera, de todo el feminismo académico o activista. Ellas gritan su feminismo y quieren que retumbe por afuera de las cuatro paredes entre las que se recomiendan libros. No murmuran, no piden disculpas, no repiten discursos. No comparten todo y su discusiones son parte de su interpelación a la sororidad femenina. No son una mujer, son muchas. No piensan igual, pero están enamoradas de sus agallas para hablar y de sus intentos para buscar nuevas formas, alegres, irónicas, guarras, periodísticas, grotescas, empoderadas, de marcar nuevas agendas sobre la necesidad de legalizar el aborto, combatir el acoso callejero y la violencia obstétrica, visibilizar la lucha de las madres protectoras contra el abuso sexual y apelar a la divergencia sexual y corporal.
Son cuatro mujeres que ocupan lugares centrales -y no la sillita al costado para ronronear qué ponerse antes de salir a la calle o dar la hora como un canario en un viejo reloj cucú- en la programación de la radio FM Nacional Rock (93.7), que batallan con inmenso disfrute desde un nuevo feminismo que, entre sus irreverencias, las muestra aliadas aunque no compartan el pase en el pasillo, pero sí el mismo camino. Julia Mengolini es periodista y abogada y conductora de «Segurola y Habana», de 10 a 13 horas. Se hizo famosa en su paso por el panel de «Duro de domar», en Canal 9 y ahora también conduce «El diario de C5N», de 18 a 21 horas. Ella llevó a Gabriela Borrelli, periodista y crítica literaria, a «Segurola y Habana», los lunes y miércoles de 10 a 13 horas. Gabriela también deshoja la literatura feminista en «Burundanga», los martes, de 18 a 21 horas y lee poesías en «El pez náufrago», en Radio del Plata, de lunes a viernes, de 23 a 24 horas, en donde espera que se reponga Tom Lupo. La 93.7 vuelve a arder en frecuencia alternativa con Bimbo Godoy, que es actriz y conductora de «Spam», de lunes a viernes, de 15 a 18 horas. Malena Pichot es guionista y comediante y conductora de «Burundanga», de lunes a viernes, de 18 a 21 horas. Rompió los esquemas del stand up, del humor televisivo y los límites de YouTube con «Cualca».
Bimbo, Julia, Gabriela y Malena se conocían pero se potenciaron como voces desde la radio joven de los medios públicos y destronaron los códigos del vedettismo que habla de guerras femeninas y de figuras únicas entronizadas. No sólo pregonan la sororidad femenina sino que la alianza que las junta en coberturas playeras de verano, las acarrea hasta los encuentros de mujeres, las hace gestar fiestas para encontrarse en las penumbras donde no se sabe si acaba la noche o empieza la madrugada y las encolumna en los mensajes de watsap donde el murmullo crece como una ola que enfiesta al chiste más zarpado y pone pimienta dulce en el debate, regala pases de gloria para que cada una pueda rematar con goles los mejores triunfos y hace de la conversación un arte. La voz se encima y se convierte en muchas, se hace eco, se silencia para escuchar, se hace estruendo de carcajada para alentar y se parodia para burlar al machismo más grotesco. La voz y los cuerpos se tocan con risa y fiesta. Las chicas tienen algo para decir, como dice el eslogan de la radio. Y, mucho más, para compartir.
¿Qué valor simbólico produce que haya voces de mujeres que no sólo dan la hora y la temperatura en la radio?
Bimbo: Es el único lugar donde podemos decir estas cosas. En la televisión no hay lugar para la diversidad. Son sólo conductoras. Y en la radio tampoco hay lugar.
Malena: Es la radio del Estado, en las radios comerciales no.
Julia: La Nacional Rock no es que tuvo una búsqueda deliberada para que haya una presencia feminista potente sino que se dio naturalmente y es lógico, con la propuesta integral de la radio, que sea una radio feminista. Es una radio nueva porque las otras radios, como La Metro, quedaron obsoletas.
Gabriela: En la radio estaba Liliana Daunes que hablaba de feminismo y aborto desde hace mucho y, después, estaba la mirada femenina con la que se tranquilizaba la hipocresía: hay mujeres, no importa más. Pero encima acá estamos en la Rock y el rock es machista.
Bimbo: No fuimos convocadas para cumplir con el cupo femenino.
Julia: Y todas somos feministas.
Malena: Eso es para mí lo destacable. Todas somos feministas.
Hay más feminismo académico o activista que feministas en los medios. ¿Cuál es la importancia de este feminismo mediático?
Malena: Muchas amigas me dicen que es más difícil ser feminista en la radio o en la tele que entre pintoras donde la cabeza está más para ese lado. Nosotras trabajamos adentro del infierno.
Bimbo: El feminismo mediático tiene la virtud de llevar el feminismo a otras, de empoderar y de hablar cosas que no se hablan en otros ámbitos. Es radio. La palabra tiene poder. A mí me llegan mensajes de pibitas que me dicen «Gracias a Pichot yo soy feminista».
Julia: La academia multiplica mensajes, pero siempre de manera más reducida. Los medios somos masivos. Es una caja de resonancia. Por eso es importante que también haya feminismo en los medios, porque genera cultura a nivel masivo.
¿Qué pasa con la instalación de deudas pendientes como el aborto legal?
Gabriela: Yo en la radio no tengo ningún problema en decir que soy feminista, que aborté y que milito por el aborto legal, seguro y gratuito porque estoy en un lugar donde puedo decirlo. Pónganme presa si quieren, pero hice esa práctica. Si llegamos a una ley de matrimonio igualitario fue porque tortas y putos salimos a decir «yo estoy viviendo con mi amor y quiero casarme». Las mujeres tenemos que empezar a decir en primera persona «yo aborté y quiero el aborto legal, seguro y gratuito». Pero decir eso en la radio hace años era sinónimo de silenciarte.
Julia: Es nuestra responsabilidad decirlo por la generación que representamos. Ya estamos hablando de futuro. No tenemos un discurso de estar agradecidas para atrás todo el tiempo. Nosotras estamos pensando para adelante. Somos feministas y tenemos que machacar con esto.
Se marca la grieta periodística K o anti K como si fuera la única diferencia mediática. ¿Qué diferencias tapa esa supuesta bipolaridad?
Bimbo: Los únicos lugares de opinión que parece que hay en los medios son de un lado político y de otro, y con eso se dejan muchos temas por abajo. Y no es lo que más me importa. En la radio hay real libertad y en una radio comercial no sé si podés hacer eso porque hay auspiciantes a los que no les gusta que estés hablando de aborto, por ejemplo, si hay una publicidad de pañal… (risas).
A Florencia Peña la sacaron de una publicidad de pañales por apoyar el aborto legal…
Bimbo: Bueno, acá no hay ningún auspiciante que te diga «che, están bardeando al Papa». Yo me la paso criticando al Papa.
Julia: Y tampoco no hay un comisario kirchnerista que no te deje criticar.
¿Cuáles son sus miradas sobre el efecto Francisco en Argentina?
Malena: Yo hablo mal del Papa todos los días.
Bimbo: Pero no por el hecho de criticar a una institución o por meterse donde no te podés meter sino porque es mover las cosas y por el ejercicio que tenemos nosotras: cuestionar.
Gabriela: A vos (le dice a Julia) un poco te copa que el Papa tenga un discurso…
Julia: …peronista.
Malena: A mí me chupa un huevo, por mí que implote el Vaticano. Pero eso convive amablemente.
Julia: Es una discusión muy interesante que tenemos los lunes y los miércoles con Gaby, incluso con sentido del humor, si el Papa sí o si el Papa no. El Papa hizo un discurso muy revolucionario en Bolivia y yo estaba feliz y quería conversar sobre ese discurso.
Gabriela: A mí no me cae nada bien un Estado cercano al Vaticano.
Julia: Yo lo prefiero a que esté peleado con nosotros.
Bimbo: A mí hasta que haya un Papa krishna, un Papa budista, un Papa judío, un Papa mujer. No puedo creer que haya un solo tipo de una sola religión. Es como tener un solo canal.
¿Hay más poder en la diversidad y la discusión entre voces feministas?
Julia: A mí me encanta que haya discusión. Porque hay tantos feminismos. No tenemos las discusiones saldadas.
Bimbo: Es un diálogo.
Julia: Pero hay una idea general en donde estamos de acuerdo.
¿Cuándo las ven juntas no las interrogan si están conspirando?
Gabriela: Se toca un orden establecido y se cuestionan los roles y todos los paradigmas en lo que pensamos que es el hombre, blanco y rico. Todo lo que no sea el hombre, blanco, hétero y rico es lo diferente: el negro, el puto, el pobre. O la mujer blanca, rubia y rica.
Malena: Karina Rabolini.
Gabriela: Claro y las demás somos pobres, gordas, tortas, bisexuales. Ya cuestionar eso genera la pregunta: ¿Y dónde estoy parado allá?
Bimbo: El principal error que tiene la gente que no se molestó ni siquiera en googlear la palabra feminismo es creer que luchamos sólo para nosotras. El sistema machista también se mete con los varones y los deja en un lugar muy pequeño de proveedor y de macho sin emociones, que no puede decir lo que les pasa. Ellos van a la guerra, se tienen que cagar a piñas, tienen que tener plata, la tienen que tener dura. Si nos liberamos de algo les va a pasar a ellos también.
¿Hay un mayor auge del feminismo?
Bimbo: Hay muchas personas como Malena que lograron poner al feminismo en la agenda social, pero eso surge de la necesidad, no de la moda. Me encantaría no tener que ser feminista, pero hay que serlo porque claramente hay un problema.
¿Cuál es el efecto de sus voces en la radio?
Gabriela: A mí me gusta que en la radio lo que se da es que se vive desde el goce. Prendés la radio y te reís con Malena y con Bimbo, con Julia desde el periodismo, y yo aporto algunos textos. Hay diferentes lugares, no es solamente un aspecto muy serio de militante político, sino también cultural. Disfrutando y haciendo lo que somos. Y somos irreverentes.
Julia: Incluso ante temas dramáticos los desdramatizamos.
¿Cómo llegaron a la radio?
Julia: No trabajamos ninguna de feministas. Las chicas son humoristas, Gaby sabe de literatura, yo hago periodismo o qué sé yo qué mierda hago y somos feministas porque no tenemos otra alternativa. Somos mujeres de esta época despiertas y despabiladas. Si sos piola no podés no serlo. El feminismo no es una propuesta posible. Es la única posible porque tenemos que pelear por un mundo igualitario entre hombres y mujeres. No vamos a ir democráticamente a las urnas como si fuéramos peronismo o radicalismo a ver si nos eligen nuestra propuesta. Todos tenemos que estar de acuerdo con esta propuesta.
Bimbo: En los medios es muy claro que no hay igualdad de condiciones.
¿Qué pasa cuando se imponen mujeres machistas en los medios?
Malena: Las mujeres masculinizadas de los medios son muy condescendientes con los varones. Esto me lo dijo Gaby y me flasheo. Tienen miedo de que nadie se las coja. Y entonces son condescendientes con el chabón y no le van a discutir mucho nada.
Gabriela: ¡A ver si el que me está escuchando piensa que no quiero coger! (risas).
¿Es el síndrome del temor a parecer no deseable?
Malena: Claro, cuando es todo lo contrario, en realidad.
Bimbo: Yo siempre crecí como un yuyo al lado de la ruta porque con este cuerpo nunca sentí la presión de «tengo que ser sexy para coger». Me construí por otro lado, entonces, no tengo ese conflicto que, lamentablemente, lo cargan otras. Nunca me construí desde ese lugar porque cuando vas quedando al margen no te sostiene la malla todos los veranos, la ropa que te comprás (porque no existe), cómo les gustás a los varones. Es la suerte que tenemos las otras.
¿Te sentís más libre por no tener el cuerpo que se espera que tenga una mujer?
Bimbo: Sí, porque lo viví en mi experiencia en la tele de no ficción. En la tele no hay mujeres que no estén buenas. Hay gordos y hay pelados. No hay ni una economista. Sí, aparece la cola de los jubilados que no está tan buena. Pero vi el padecimiento de otras de tener que demostrar que son inteligentes porque, además, son lindas.
Julia: Vos sos tan sexy y a todas las veo sexies.
Malena: El otro día fui al programa de Germán Paoloski, que es amigo, y a mí nadie me trata como boluda.
Gabriela: Pero es un papel que a veces es necesario en radio: la boluda. Yo trabajo desde los quince en la radio y siempre fui la piba que acompañaba a tal o la piba que habla de libros. Los tipos que acompañan a Dolina no son los que acompañan. Los hombres en radio siempre tenían nombre. Las chicas éramos las que acompañábamos aunque habláramos de libros, moda o política.
Malena: O te sexualizan sí o sí que lo hacen de un lugar casi inocente. A mí me pasa que cuando me ponen en un lugar hot yo la única respuesta que tengo es ir a lo escatológico.
¿Cómo es un ejemplo de una respuesta escatológica para salir de la marca sexual?
Malena: Si me dicen «uy qué linda estás hoy» respondo «sí, pero tengo un olor a concha» (estallido de risas). Es la única manera que tengo de salir porque, naturalmente, el varón te va a poner en el objeto de deseo. «Acá hay una mina. ¿A ver quién se la coge?». Me pasa con amigos, no con enemigos. Estas ahí sentada y te dice «ah, bueno, qué remerita». Es un esfuerzo constante que tenés que hacer y es una manera de callarte la boca y de reducirte a «vos acá sos la conchita que nos vamos a coger».
Julia: En un punto todas somos víctimas del machismo y somos parte de esta cultura (el coro acuerda con la aceptación). Y también tenemos nuestros complejos. Nos seguimos depilando.
Malena: Y muchas veces te preguntás: ¿Cómo no le respondí?
Julia: El feminismo te va liberando un poco de algunas cadenas.
Malena: Cuando lo conseguís es espectacular. El otro día estaba grabando un sketch y me dan una pollera. Le digo a Charo (López): «No, no me depilé. Estoy llena de pelos». Y Charo me contesta: «¿Qué querés? ¿Tener plumas?» (las carcajadas festejan la respuesta con un coro) y Charo me dice una buena: «¿Qué te importa si todos son chabones?». No es que nunca más me voy a depilar, pero en esa situación tenía pelos y no sufrí. Ese momento lo pude sobrellevar sin drama y actuar bien y divertirme.
¿Cómo demoniza la dictadura de una imagen única y perfecta a las mujeres?
Bimbo: Una mujer se mira al espejo y hay violencia porque lo que ve no es lo que debería ser. Y nunca es lo que debería ser una mujer porque esa mujer no existe. Y eso se mete hasta la forma de elegir sus parejas, lo que espera de los varones o las mujeres. ¿Cómo no lo vas a cuestionar?
Malena: Hay una cosa que nos inculcan y es que tenemos que ser cogibles para todos. ¿Por qué no buscás vos al que te gusta y a ése lo calentás en vez de tener que calentar a todos? (el murmullo se vuelve palabras sumadas como un grito).
Gabriela: A los varones se les pide, pero no tanto, no como el dolor que sentimos las mujeres en el cuerpo, de tener que cumplir con un orden establecido. Las disidencias corporales molestan porque portan un discurso. Una tiene que cumplir con el orden establecido, que es gustarles a todos.
Bimbo: Ese es el rol de la mujer: ser agradable y gustar. No te enseñan a ser valientes. (Noooooooooo, gritan todas con furia desatada.)
Malena: No hay nada más genial que esas personas que no están tratando de agradar a todos todo el tiempo.
¿Cuál es la importancia de la imagen en la tele?
Julia: A mí en el noticiero me dicen «qué bien que estás» y me embola que no me digan si es interesante lo que estoy diciendo. Pero, obviamente, también yo quiero estar linda y por eso llego una hora antes.
¿Cómo se generó este vínculo entre ustedes que ocupan el aire de FM Nacional Rock en distintos horarios cuando siempre prima el imaginario de la pica femenina?
Malena: Eso es algo que los chabones incitan mucho (el coro aúlla un «síiiiiiiiiiiiiiiii»).
Julia: Para mí cuando sos feminista sos menos jodidas con la otra por definición. Pero tampoco es casualidad que nos hayamos encontrado todas en la misma radio cuando nos conocíamos porque tenemos los mismos intereses.
Gabriela: A mí me llevó Julia Mengolini, que nos conocíamos de la radio y nos gustábamos.
Bimbo: Es que es una pregunta que les hacen a elencos de vedettes. ¿Por qué habríamos de llevarnos mal? Para mí las mujeres nunca son competencia, son más competencia los varones porque ellos quieren pisarte la cabeza.
¿Cómo generaron una alianza que trasciende los distintos segmentos en que cada una tiene un programa?
Malena: Es que cuando una mujer habla de feminismo yo me enamoro. «Te quiero, te banco, dale, vamos» (actúa arenga casi futbolera).
Bimbo: Cada una tiene su lugar, no te tenés que meter en el lugar de la otra. Malena abrió el camino en un montón de cosas. ¿Cómo no te vas a alegrar de que haya una mujer haciendo humor si son todos tipos tocando culos? Pero no es que querés ocupar el lugar de otra.
¿Hay una sororidad real?
Gabriela: Hay un discurso que une.
Malena: La alianza es real. Me pasó dos libros Gaby que me quedé loca.
¿Cuánto abre la mirada no estar pendiente de gustarles a los varones?
Gabriela: Lo que decimos es «sentite bien con vos misma que no es tan grave, se puede gozar igual así y no atravesada por toda la mierda desde el rosa de la cuna».
¿Son inspiradoras para otras y entre ustedes?
Malena: A mí me da fuerzas cuando siento a alguien que coincide en ideales que son claramente utópicos (ahhhhhhhh).
Gabriela: Cuando vi a Malena que llevó el término violencia obstétrica a «Duro de domar» de esa manera me mató la cabeza y dije «vamos bien». Y cuando a Julia la veía en la tele dando otra mirada también me gustaba.
Bimbo: «Cualca» educó a muchos pendejos y Julia impuso la palabra cosificar. ¿Cómo no te vas a llevar bien?
Gabriela: Era un discurso que estaba en la academia y en los grupos feministas, pero siempre muy lejanos de los medios.
¿Cuánto cobran y restan apoyos otras mujeres por ser sexy y hablar en la televisión con todas las cámaras, las chicanas y las presiones del instante?
Julia: Para mí lo que te salva son los ideales claros, después, te equivocás un montón de veces. A veces hacés lo que podés en un medio re difícil. Para comunicar tenés que usar artilugios y a veces eso hace que no siempre seamos correctas. Pero tenés que hacerlo llegar. Y a veces da bronca que nos critican en vez de bancar que es re difícil hacer esto en lugares muy difíciles.
Malena: La academia a veces tiene una cosa muy centrífuga en donde no quieren tanto sacar para afuera el mensaje.
Gabriela: Es muy lindo ser muy iluminado (se ríe con ganas y sorna de su propia ironía).
Julia: El feminismo es mandar todo a la mierda y buscar la libertad.
¿Los medios le pueden cobrar a una mujer estar gorda porque no es mediático y a otra ser sexy porque es frívolo?
Julia: Todas te pueden pasar y la misma virtud puede convertirse en un defecto. Está en una ir haciendo equilibrio. Ser bella o ser sexy es una posibilidad dentro del universo de ser mujer y es una posibilidad válida. El punto es cómo te plantes vos con eso.
Malena: El tema es que las minas que trabajan de eso se vuelven locas de atar todas operadas y estalladas.
¿Qué impacto genera el humor en boca de mujeres?
Julia: Hay varones que no pueden reírse con una mujer. Para mí que las chicas sean graciosas es una revolución inmensa.
Malena: Durante todos mis veinte yo tenía una cita, le tiraba tres chistes y al chabón no se le paraba, después de los primeros polvos sí, todo bien. No estoy gastando a los tipos ni les quiero sumar mandatos. Es un efecto del machismo.
Fuente: http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/las12/13-9943-2015-08-11.html