Lo que voy a presentar es un análisis general de la crisis siria (…). Unas grandes líneas de lo que ocurre en Siria. Primer punto, el levantamiento sirio de 2011 se inscribe plenamente en lo que se ha llamado la Primavera Árabe. No difiere de ella desde el punto de vista de sus profundas raíces […]
Lo que voy a presentar es un análisis general de la crisis siria (…). Unas grandes líneas de lo que ocurre en Siria.
Primer punto, el levantamiento sirio de 2011 se inscribe plenamente en lo que se ha llamado la Primavera Árabe. No difiere de ella desde el punto de vista de sus profundas raíces sociales, económicas y políticas. Como el conjunto de los países de la región, Siria es un país que ha conocido una agravación de las condiciones económicas en el curso del último decenio. Como los demás países árabes, hubo un empobrecimiento de la población de las zonas rurales; hubo un ascenso considerable del paro y un fenómeno de desindustrialización. Todo ello en un contexto de medidas neoliberales en el terreno de la economía. Como característica importante: el enriquecimiento de la familia reinante.
Si bien se supone que Siria es una república, es una monarquía con transmisión hereditaria del poder, como hemos visto. La familia reinante, la familia en sentido amplio, se ha enriquecido considerablemente durante los últimos años hasta el punto de que el primo del presidente actual es el hombre más rico de Siria. Controla una parte importante de la economía siria. Hay por tanto una situación económica y social profundamente explosiva y que no dejó de agravarse durante años precedentes, desde la llegada de Bachar Al Assad al poder sucediendo a su padre.
Evidentemente, Siria es uno de los países más represivos del mundo árabe. El Egipto de Mubarak comparado con la Siria de Assad parece un remanso de libertad política y de democracia. Entre la situación que existía en Egipto antes de 2011 y la situación que existía en Siria, hay un abismo. En Egipto, había una posibilidad de organizarse. La oposición egipcia era tolerada. No era clandestina. Existía la organización de los Hermanos Musulmanes. Esto habría sido imposible en Siria. Este régimen era una dictadura que encarcelaba. Conozco personalmente a un gran número de amigos y de personas que he considerado como amigos que han pasado entre quince y dieciocho años en la cárcel. Entras en prisión con treinta años. Sales con cincuenta. La parte central de tu vida se ha pasado en la cárcel. Todas estas razones estaban ahí para la explosión.
Lo que ha determinado, lo que ha creado esta reacción en cadena en el mundo árabe no es solo la similitud de las condiciones, es también por supuesto el ejemplo que se inició en Túnez de una población que logró derrocar a un presidente. Esto enardeció, animó al conjunto de la población. Es la razón de que este movimiento se expandiera rápidamente como un reguero de pólvora a partir de lo que ocurrió en Túnez.
Pero hubo una fatal ilusión en el primer período del levantamiento sirio, ilusión de poder repetir en Siria lo que había ocurrido en Egipto o en Túnez. La naturaleza del régimen sirio es diferente. En Siria, no hay instituciones que primen sobre el presidente como ocurría en Egipto. En Egipto, el ejército es una verdadera institución. En Siria, las instituciones han sido completamente remodeladas por la familia reinante. Una guardia pretoriana, una fuerza de élite funciona como una guardia privada. En una situación así, el ejército no puede apartar al presidente como ocurrió en Egipto. No era posible derrocar un régimen como el régimen Assad de forma pacífica, porque ese régimen no tolera ese tipo de acción. Desde todos los puntos de vista, estamos ante una situación que se inscribe en lo que se llamaba la Primavera Árabe.
En Siria, como en otros lugares de la región, se dio un fenómeno particular que es el de un levantamiento y una dinámica revolucionaria. Al comienzo, la dinámica en Siria fue una de las más democráticas del conjunto de los levantamientos: por sus formas de organización, los comités de coordinación. La ausencia de fuerzas capaces de imponerse como dirección sobre el terreno, fue la autoorganización la que funcionó en los primeros meses del levantamiento.
Salvo en que en Siria como en otras partes, el levantamiento, el movimiento, no tuvo que hacer frente a una contrarrevolución como es la regla histórica. En el mundo árabe, hay dos fuerzas a las que se ven confrontadas las fuerzas progresistas, las fuerzas democráticas: por un lado los regímenes en el poder y por otro las oposiciones reaccionarias al régimen, es decir, las fuerzas reaccionarias, integristas, islamistas.
En primer lugar, el régimen. Hemos visto una convergencia entre el régimen y los regímenes del Golfo para dar al levantamiento sirio una coloración, un contenido integrista y confesional (…). El régimen hizo todo lo posible desde 2011 para orientar, colocar el levantamiento bajo una bandera integrista islamista, yihadista, y todos los términos que se utilizan al respecto. Desde el comienzo, el régimen anunció que el levantamiento era cosa de Al Qaeda, de los yihadistas, aunque en el curso de los primeros meses el levantamiento no tuviera ningún carácter o un contenido yihadista.
El régimen excarceló a los yihadistas que tenía en prisión a fin de acelerar su profecía autocumplida. Es el régimen el que anuncia que se trata de un levantamiento yihadista y quien libera de la cárcel a los yihadistas a fin de que se impliquen con fuerza en el movimiento (…)
La organización del Estado islámico (EI) se construyó a partir de 2012 no enfrentándose al régimen sino a la oposición. El régimen compra materias primas (petróleo) al EI y el régimen proporciona electricidad a las zonas que controla el EI. Afirmar que este régimen sería una muralla del laicismo contra el islamismo no tiene sentido. Tanto más si se tiene en cuenta que el principal apoyo del régimen sirio, el único régimen realmente teocrático en sus estructuras, es la República Islámica de Irán que interviene y que está lejos de ser una fuerza laica. Hoy, el régimen sirio depende fundamentalmente de Irán. El régimen sirio es un títere de Teherán. Sin el apoyo de Teherán, no aguantaría ni un segundo. Es Irán quien controla Damasco.
Por otro lado, están las monarquías del Golfo. En esos países, es inconcebible un levantamiento democrático (…). Los dos actores principales en las monarquías del golfo son Qatar y la monarquía wahhabita de Arabia Saudí. En un primer momento, Qatar intentó la recuperación del levantamiento a través de la rama siria de los Hermanos Musulmanes. En Estambul, y bajo dominación turca y qatarí, se formó el Consejo Nacional Sirio. Por otra parte se ve a Qatar y Arabia Saudita lanzarse a una competencia en la financiación de todo tipo de grupos integristas.
Cuando los Estados Unidos se quejan de esta financiación, no pueden más que quejarse de sí mismos. Si la oposición democrática, cuando era aún posible, hubiera recibido el apoyo de los Estados Unidos, la situación no habría evolucionado hacia lo que es actualmente (…) Hay tanto una separación en relación al EI como un continuum entre la oposición democrática y ciertos grupos de oposición al régimen. Algunas organizaciones integristas han logrado acumular un cierto capital de simpatía por su papel en el combate contra el régimen de Bachar Al Assad.
Esa es la convergencia de la que hablo, convergencia que ha sido en parte permitida por la actitud de Estados Unidos, por la actitud de la administración Obama que es no solo una actitud de rechazo de apoyo real a la oposición siria, sino de veto. Estados Unidos han impuesto, desde el comienzo, su veto contra la entrega de armas defensivas. Esto (la entrega de armas defensivas) fue rechazado no solo por Washington, sino que Washington impuso un veto a sus aliados de y en la región. Turquía y Qatar no fueron autorizados a entregar ese tipo de armamentos (misiles antiaéreos) a la oposición siria. Por tanto se rechazó entregar armamento defensivo. No se trata de armamentos que permitan bombardeos aéreos.
La destrucción de Siria ha sido realizada por la aviación de Bachar Al Assad. Se utilizaron los medios más bárbaros porque el régimen tenía el control total del aire y a la población insurrecta se le negaron los medios para defenderse contra la masacre y la destrucción de su país. Se impidió que se crearan las condiciones de un compromiso como el contemplado por la administración americana. Desde el comienzo, Obama marcó el tono diciendo que para Siria queremos una solución del tipo yemení, es decir un acuerdo entre la oposición y el régimen: un presidente que cede el puesto, pero que continúa manejando los hilos del poder (…) Incluso este tipo de compromiso no habría sido posible más que creando una correlación de fuerzas frente al régimen sirio. No proporcionar a la oposición la posibilidad de neutralidad la ventaja del régimen, su aviación, no permitió esta posibilidad.
A pesar de todo, el régimen se encontró en varias ocasiones en situación de riesgo militar. En 2013, estaba en una situación extremadamente difícil. Fue salvado por la intervención masiva de Irán con afganos venidos de Irán que fueron enviados a Siria. Este vuelco correspondió a un vuelco reaccionario a nivel del conjunto del mundo árabe… En el verano de 2015, a pesar del apoyo de Irán, el régimen se encontró de nuevo en dificultades. Fue salvado gracias a la intervención de Rusia, con luz verde de Washington.
No hay que hacerse ilusiones. Rusia intervino con luz verde de Israel. Las relaciones entre Putin y Netanyahu son mucho mejores. De hecho, Estados Unidos ha apoyado esta intervención rusa. La administración Obama cuenta con Putin para obtener un compromiso en Siria. Es una pura ilusión. Eso no ocurrirá.
¿Cuáles son las perspectivas?
Voy a concluir con esto. Pues bien, todo el mundo reflexiona en términos del post-Obama. Los resultados de las elecciones en los Estados Unidos van a ser determinantes para la situación en Siria. Si Trump es elegido, ya ha anunciado de forma clara que Assad es el mal menor y que hay que trabajar con Assad y con Putin. Clinton estaba en la administración Obama, era de quienes afirmaban que había que dar un apoyo limitado a la oposición siria para impplantar una correlación de fuerzas que permitiera imponer un compromiso. Si la elegida es Hillary Clinton, esto podría facilitar la emergencia de un compromiso, pues puede volver a ese tipo de posiciones. Esto estimularía la emergencia de un compromiso.
En cualquier caso, de cara a una solución, no hay nada que esperar que se corresponda a las aspiraciones de quienes inspiraron el levantamiento de 2011. Desgraciadamente hoy estamos en un punto en el que lo principal que se puede esperar es que esto se pare, es que este conflicto se detenga, que la hemorragia se detenga, que el desastre se detenga. Y con un poco de optimismo que esto se detenga en condiciones que permitan una recuperación de la actividad política. Como habéis visto recientemente, ha habido una recuperación de las manifestaciones en las regiones en las que el alto el fuego ha entrado en vigor. El potencial del levantamiento sirio de sus comienzos no está muerto. Existe aún en Siria, en el exilio. Si no hay razones para ser optimista, hay razones para esperar (…)
* Transcripción de la intervención de Gilbert Achcar en el Foro Social Mundial de Montréal realizada por Nouveaux Cahiers du Socialisme.
Traducción de Viento Sur