Rusia y China ejercieron ayer, como ya habían anunciado, su derecho al veto y frustraron la resolución de condena contra el régimen sirio promovida por las potencias europeas (Estado Francés, Gran Bretaña, Alemania y Portugal) y que contaba con el aval de EEUU. La iniciativa tampoco contó con el apoyo de Brasil, India, Sudáfrica y […]
Rusia y China ejercieron ayer, como ya habían anunciado, su derecho al veto y frustraron la resolución de condena contra el régimen sirio promovida por las potencias europeas (Estado Francés, Gran Bretaña, Alemania y Portugal) y que contaba con el aval de EEUU. La iniciativa tampoco contó con el apoyo de Brasil, India, Sudáfrica y Líbano (los tres primeros, países integrantes del BRICS), que se abstuvieron en la votación. Quizás como respuesta política al intento de aislamiento, el régimen de Bashar Al Assad puso ayer fecha a las elecciones municipales: serán el próximo 12 de diciembre. De este modo, Damasco trata de potenciar su imagen aperturista que contrasta con las informaciones sobre la represión con la que estaría castigando las manifestaciones opositoras. Por ahora no hay fecha para unos comicios legislativos, aunque el líder sirio aseguró en una entrevista realizada hace meses que tendrían lugar en febrero de 2012.
Los representantes occidentales en el Consejo de Seguridad de la ONU buscaban una declaración centrada en reprobar al régimen de Bashar Al Assad. Sin embargo, los países emergentes temen que este sea el primer paso de un guión similar al registrado haces seis meses con Libia. Por eso, al contrario de lo ocurrido en el caso del país norafricano, cuando los posibles aliados de Muamar Gadafi le dieron la espalda con su abstención, Occidente no ha impuesto ahora su visión de los hechos. Una realidad que ha sido celebrada por Damasco y percibida con alarma por la oposición siria. La votación se retrasó 60 minutos respecto a la hora prevista. Durante todo ese tiempo, todas las partes desplegaron su arsenal diplomático. Pero, finalmente, no hubo consenso. Nueve países (Gran Bretaña, Estado Francés, Alemania, Portugal, Bosnia, Colombia, Gabón, Nigeria y EEUU) avalaron el texto de condena, cuatro (Brasil, Sudáfrica, India y Líbano) se abstuvieron y dos (China y Rusia) ejercieron su derecho al veto.
Referencias a una intervención
A última hora del martes en Euskal Herria, fuentes occidentales aseguraban que las potencias promotoras de la resolución estaban dispuestas a bajar el tono y retirar las referencias explícitas a una intervención para ganarse el favor de Rusia y de China. Pero eso no ocurrió.
«Más de una vez advertimos de que nos opondríamos firmemente a los intentos de convertir el guión libio en una norma y dañar, con ello, el prestigio y la reputación del Consejo de Seguridad», señaló la cancillería rusa a través de un comunicado. Su posición es clara: no se puede responsabilizar de la violencia exclusivamente al régimen y hay que promover un diálogo nacional sirio para evitar un conflicto que desestabilice la región. Además, Moscú criticó que el texto presentado no incluía las propuestas chino-rusas para la inclusión de «fórmulas claras acerca de la necesidad de que la oposición siria ponga distancia con los extremistas y acerca de que la intervención militar foránea es inadmisible».
«Impulso a la violencia»
Mientras Damasco calificaba la falta de consenso como una muestra de «confianza» hacia la situación en el interior del país, la oposición denunciaba que supone «un impulso» a la violencia destatada en la zona. «Apoyar a Bashar Al Assad en su proyecto militarista y fascista no va a animar al pueblo sirio a mantenerse en una revolución pacífica», advirtió Burhan Ghalioun, opositor exiliado en París, en una entrevista concedida a France Press.
El doble veto fue rechazado por las principales potencias occidentales, pero también por el propio secretario general de la ONU, Ban Ki Moon, que lamentó ayer que el Consejo de Seguridad no fuera capaz de condenar la violencia en Siria y recordó la «obligación moral» que tiene ese órgano de «evitar un mayor baño de sangre y de ayudar al pueblo sirio», aunque sin especificar cuál sería su alternativa.
En este contexto, las potencias occidentales han montado en cólera. Un ejemplo de ello es la reacción del embajador del Estado francés en la ONU, Gérard Araud, que aseguró que «el veto no nos detendrá». En la misma línea, la embajadora norteamericana, Susan Rice, negó que el rechazo de Rusia y China deje en un «impasse» la presión diplomática sobre Siria. «La mayoría de los miembros hubiesen apoyado una resolución con sanciones», aseveró. Una opinión compartida por los representantes de Alemania y Gran Bretaña. Con la diplomacia en una situación de impasse, crecen las voces que alertan del riesgo de guerra civil en Siria.
El secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, volvió a descartar ayer una posible intervención de la Alianza en Siria, aunque mantuvo el discurso occidental dirigido al régimen de Damasco, instándole a aceptar «el deseo del pueblo sirio de libertad y democracia». No obstante, Rasmussen rechazó pronunciarse sobre el veto de Rusia y China en el Consejo de Seguridad de la ONU a respaldar una resolución promovida por varios países europeos y Estados Unidos para imponer sanciones a Siria en respuesta a la represión. «La OTAN no tiene ninguna intención de intervenir en Siria. Condenamos firmemente la represión contra los manifestantes. Creo que la única manera de avanzar en Siria, como en otros países, es acomodar las demandas legítimas del pueblo sirio», aseguró.
Donde sí que está bombardeando la OTAN es en Libia. En este sentido, el jefe de los aliados defendió que el fin de la operación militar está «cerca» y que los ministros de Defensa pertenecientes a la OTAN han acordado que deberán estar preparados para apoyar la reforma del sector de seguridad en el país africano «si se le solicita» dada su «experiencia» en éste ámbito. Una fórmula que abriría la puerta a prolongar la injerencia extranjera en un país que ya ha cumplido los siete meses en guerra.
En este sentido, los combates se mantuvieron ayer en los alrededores de Sirte, donde se está registrando una catástrofe humanitaria con miles de civiles huyendo de los enfrentamientos y de las bombas de la OTAN. Los rebeldes insistieron en que la toma de la ciudad está cerca.