«¡Si me hubieran contado, hace un mes, el movimiento de protesta tal como evoluciona hoy en diferentes ciudades del país, habría respondido que era pura ficción!» cuenta una persona rondando la cuarentena de la pequeña burguesía siria que llamaremos Hassan. Recién incorporado a la protesta, comienza sin embargo a creer en esta «reacción de dignidad […]
«¡Si me hubieran contado, hace un mes, el movimiento de protesta tal como evoluciona hoy en diferentes ciudades del país, habría respondido que era pura ficción!» cuenta una persona rondando la cuarentena de la pequeña burguesía siria que llamaremos Hassan. Recién incorporado a la protesta, comienza sin embargo a creer en esta «reacción de dignidad frente a un régimen que no tiene nada que ofrecer «.
Como la aplastante mayoría de la población siria, este asalariado del sector privado se interesaba poco por la vida pública. Apreciaba incluso la «estabilidad» política y la apertura económica de estos últimos años y creía en la voluntad de reforma del presidente Bachar al-Assad. Sin embargo, este provinciano instalado en Damasco desde hace mucho, no ha podido permanecer indiferente ante el levantamiento de los habitantes de su pueblo de origen (cuyo nombre prefiere que nos callemos), ni sobre todo frente a la represión feroz que sufren. Se ha movilizado pues para apoyar la revuelta, con sus primos, sus vecinos y una gran parte de los notables de su pueblo.
Cuna
¿Cómo ha podido organizarse en tan poco tiempo un movimiento de la amplitud observada en las manifestaciones del viernes pasado, de un extremo a otro del territorio sirio, cuando todo el espacio público estaba cerrado desde hace decenios? El estado de excepción en vigor prohibe la reunión de más de tres personas en un lugar público, y los servicios de seguridad y de información infiltran y vigilan sistemáticamente a todo el mundo. Además, las escuelas, las universidades, las organizaciones de juventud, los sindicatos, las uniones profesionales, los medios, por supuesto, e incluso las mezquitas están bajo el estrecho control del partido Baas en el poder.
El movimiento de protesta se ha desarrollado espontáneamente y de forma improvisada en las diferentes localidades sirias. Pero, desde hace dos semanas aproximadamente, comienza a estructurarse. Nuevas tansiqyat (palabra árabe que significa coordinadora) se crean todos los días en las ciudades y pueblos del país, y más de una decena de ellas tienen ya su página en Facebook. Están, por supuesto, los tansiqyat de Deraa, Homs, Alep, Tartous, las principales ciudades del país, pero también coordinadoras en varios arrabales y barrios de Damasco, como Douma, Barzeh o Midan, donde ha habido también manifestaciones. La protesta ha aparecido pues de forma muy local y se ha implantado un poco por todas partes, a menudo motivada por el descontento de la población hacia un gobernador corrupto o un jefe de seguridad demasiado celoso. «La presión y la represión del poder han empujado a este levantamiento popular a organizarse «, recuerda una nativa de Deraa, cuna, plaza fuerte y ciudad mártir de la revuelta. Al día siguiente del arresto de un grupo de adolescentes de la ciudad, «fue la movilización de las familias, luego de los jefes de tribu, en esta región agrícola de reflejos beduinos, lo dio forma al movimiento «.
Funerales
Como en Deraa, comités locales de habitantes y de jóvenes se han constituido poco a poco para convocar manifestaciones, particularmente a la salida de las oraciones del viernes, luego para ayudar a los heridos y organizar los funerales de los «mártires». La represión, pero también «las campañas de intoxicación y de manipulación mediática y represiva del régimen han indignado y unido a la gente «, confirma un habitante de Homs, donde «bandas salafistas » habrían sembrado la muerte entre la población, la semana pasada, según los medios oficiales. Poco a poco, notables, personalidades religiosas locales, así como ingenieros, abogados y médicos se suman a los comités locales, dando más consistencia al movimiento. Evolucionando ya en «coordinadoras», estos comités formados por cooptación entre los habitantes, en los barrios, las familias y los vecinos, aprenden a protegerse contra los chivatos y los infiltrados del régimen. Llevan a cabo día a día sus acciones sobre el terreno, ayudados por los ciberactivistas, que dan una cohesión nacional al movimiento, por ejemplo estableciendo la ligazón entre las diferentes coordinadoras. Las informaciones y los llamamientos, pero también los vídeos, son enviados por SMS o mensajes privados en Facebook a la comunidad en línea, cuyos miembros se encuentran tanto dentro como fuera del país. Así, la página Syrian Revolution 2011, la más importante en la red social, es alimentada directamente por sus 120.000 miembros y gestores que centralizan las informaciones y lanzan las consignas de la movilización.
Mensajes
Al mismo tiempo, movimientos sobre el terreno, como los llamamientos de socorro o las invitaciones a manifestarse, son señalados por SMS a la población por corresponsales difícilmente identificables. Hoy es imposible pasar una hora en compañía de un habitante de la capital siria sin que su móvil no se ponga a vibrar para anunciar «una concentración en la facultad de medicina de Damasco » o «una redada de las fuerzas de seguridad en tal barrio «, pero también para señalar otros mensajes, que los abonados detectan instintivamente como provenientes de los servicios de seguridad. El régimen ha contratado y formado a más de un millar de agentes para vigilar e infiltrarse en las cuentas de Facebook sirias. Una medida muy insuficiente: los rebeldes reivindican una clara superioridad tecnológica sobre los especialistas que trabajan para el poder. Además, «los nuevos activistas, de perfiles completamente insospechables, son cada vez más numerosos en participar en el movimiento, subraya Hassan que es un buen ejemplo de ello. Incluso funcionarios de diversas administraciones ayudan clandestinamente a los rebeldes, particularmente proporcionándoles informaciones del interior del sistema «. Es así como se ha podido encontrar, hace algunos días, en las redes, la copia de un plan que los servicios de seguridad iban a poner en marcha para frenar las manifestaciones. «Desde que el muro del miedo ha caído, la gente descubre cada vez más la fragilidad y la mediocridad del régimen, concluye Hassan. ¡Y lo aprovecha! «.
Traducción de Faustino Eguberri para Viento Sur: http://www.vientosur.info/