El día viernes 23 de febrero inicia, en Malí, el Foro Mundial por la Soberanía Alimentaria «Nyéléni 2007», convocado por una alianza de movimientos sociales internacionales de campesinos, mujeres, pescadores, ambientalistas y consumidores. La sede del Foro es la aldea de Sélingué, a 140 km de la capital Bamako. Recibirá a más de 600 participantes […]
El día viernes 23 de febrero inicia, en Malí, el Foro Mundial por la Soberanía Alimentaria «Nyéléni 2007», convocado por una alianza de movimientos sociales internacionales de campesinos, mujeres, pescadores, ambientalistas y consumidores. La sede del Foro es la aldea de Sélingué, a 140 km de la capital Bamako. Recibirá a más de 600 participantes de 98 países del mundo, quienes se plantean definir una estrategia mundial y colectiva «para que el derecho de los pueblos a la soberanía alimentaria sea reconocido como un derecho específico pleno y vinculante por los Estados y garantizado por la Organización de las Naciones Unidas», de acuerdo con los objetivos definidos para el evento.
«La soberanía alimentaria es una propuesta ciudadana. La soberanía alimentaria no es una propuesta de reforma sectorial destinada a beneficiar únicamente a los productores de alimentos, sean campesinos o pescadores», prosigue el documento de exposición de objetivos del Foro. Al contrario, ésta «tiene repercusiones sobre el conjunto de los otros sectores de la sociedad, al garantizar precios justos a los campesinos, ella les permite vivir en su comunidad y limita el éxodo hacia los centros urbanos; es una propuesta ciudadana global que sólo tendrá la oportunidad de éxito y de ser adoptada en la escena internacional, si es apoyada activamente por sectores de la población que no producen directamente su alimentación».
Los organizadores del Foro proponen también desarrollar espacios de encuentro con gobiernos favorables a la soberanía alimentaria. Es el caso de Malí, país que hace poco adoptó una nueva Ley de Orientación Agrícola, que establece la soberanía alimentaria como objetivo prioritario. Es más, hay otros países que desarrollan propuestas similares a la soberanía alimentaria -aunque usen otra terminología-, situación que demuestra que «cada vez menos Estados creen que las políticas neoliberales puedan aportar una solución al hambre y a la pobreza que asolan a grupos de población crecientes en sus países, y están dispuestos a recorrer nuevas vías». Así, concluye el documento, el Foro permitirá reflexionar sobre la mejor estrategia para que los Estados apoyen activamente la soberanía alimentaria a nivel internacional. Con este propósito, se ha invitado para el último día a gobernantes, a dialogar con los y las participantes del evento.
El líder del movimiento campesino francés, José Bové, en entrevista con ALAI, destacó que el propósito del Foro es «hacer que se tome conciencia que la soberanía alimentaria es la única respuesta posible para los campesinos, para los países y para la mayoría de pueblos del planeta». En tal sentido, sus resultados serán difundidos, en primer lugar, al conjunto de movimientos campesinos y de pescadores, al igual que a la sociedad civil. Pero también se prevé presentarlos a los jefes de Estado, a Naciones Unidas, a la FAO y a los organismos de desarrollo.
Bové, quien es también candidato a la Presidencia de su país, considera que la propuesta de soberanía alimentaria va muy ligada a la libertad de reutilizar e intercambiar semillas. «Si queremos que la soberanía alimentaria exista, hay que afirmar muy claramente que las semillas son parte del patrimonio mundial de la humanidad. Es un combate fundamental el derecho de poder reutilizar las semillas, como también prohibir las patentes sobre todos los seres vivientes, sean plantas, sean animales o el mismo género humano», enfatizó.
La propuesta de reforma agraria es también «parte integrante de la soberanía alimentaria» según Bové. «Si queremos construir la soberanía alimentaria, si queremos que la agricultura permita a los campesinos vivir de su trabajo y a los consumidores acceder a productos de calidad, hay que romper con la lógica de la gran propiedad, redistribuir la tierra y permitir que en numerosos países haya garantía para que los campesinos no sean expulsados, sea por el gran propietario o por la lógica de la producción industrial», afirma el líder de la Vía Campesina.
Entre los obstáculos para el logro de esta meta, Bové cita los acuerdos en el marco de la OMC. Él cuestiona, asimismo, el hecho de que los precios de mercado no se fijan a partir del costo real de producción, sino de manera artificial, de acuerdo a la fluctuación de los precios mundiales influenciados por los excedentes de la Unión Europea o de los Estados Unidos, o en la bolsa de materias primas, como es el caso de productos como el cacao y el café.
* Más información sobre el Foro Mundial por la Soberanía Alimentaria en el sitio:
http://movimientos.org/cloc/fmsa/