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Surrealismo, o neurosis, tardofranquista en el sur de Ávila

Sobre el potencial práctico de la ley de memoria histórica española como ley de punto final

Fuentes: Rebelión

Cuando uno lee el libro «Traficantes de información», de Pascual Serrano, se explica que en España siga siendo un espinoso tabú el asunto de las decenas de miles de asesinatos, un genocidio en toda regla para diversas autoridades en la materia, que cometió el fascismo español en los territorios que iba liberando y en la […]


Cuando uno lee el libro «Traficantes de información», de Pascual Serrano, se explica que en España siga siendo un espinoso tabú el asunto de las decenas de miles de asesinatos, un genocidio en toda regla para diversas autoridades en la materia, que cometió el fascismo español en los territorios que iba liberando y en la gloriosa posguerra. Resulta que los dueños o administradores de unos cuantos de los más importantes grupos mediáticos de nuestro país, presumible reflejo sociológico de la oligarquía patria en general, cuando no son italianos relacionados con Berlusconi, la mafia y el delito societario, son tardofranquistas recalcitrantes muy preocupados por seguir controlando el discurso público, sin dejar de naturalizar permanentemente una lectura revisionista y mentirosa del sangriento currículum del franquismo. Al fin y al cabo, el glorioso alzamiento fue la reacción de las clases privilegiadas, cagadas de miedo ante la democracia, ante el gobierno del pueblo, y se encargó, sin más, de dar una lección de silencio y sumisión a quienes habían tenido la osadía de siquiera plantearse la cosa de la justicia social en un país desangrado por una desigualdad exasperante. Cuando no se hace una apología descarnada del fascismo falangista, se impone un cuento de hadas de guerra fratricida, como si los señoritos y su ejército de italianos y marroquíes fueran hermanos de peones y porqueros. O se habla de la crueldad de los dos bandos , olvidando no ya los números, que hablan por si solos, sino la amarga casualidad de que los más de cien mil cuerpos que quedan por desenterrar son todos republicanos. Así, el cuentito se despliega con toda su potencialidad hasta duplicar el crimen, porque no sólo se asesina a los hombres y mujeres sino que también se fusila la dignidad de su causa y su memoria como quien no quiere la cosa.

Un ejemplo empírico de esta realidad que hace sonrojar a cualquier español fuera de España -salvo que se halle en círculos pinochetistas o ambientes por el estilo- es el caso de Candeleda (Ávila), donde las actividades del Foro por la Memoria de la comarca se encuentran con obstáculos que convierten en una pesada batalla lo que debería ser, en una democracia presuntamente normalizada, un sano ejercicio de recuerdo y dignificación de las víctimas. En este pueblo abulense ni se sabe cuántos fueron los asesinados tras la conquista por parte de las tropas de la oligarquía. Según Jesús Rivera, historiador local experto en la época de la II R epública española que está llevando a cabo ahora una investigación precisamente sobre la guerra civil en Candeleda, lo mismo asesinaron a cien que a trescientos en la desbandada posterior a la toma de la plaza… cuando se da el caso de que en esta localidad se respetó a rajatabla la legalidad vigente y ni un solo franquista sufrió daño alguno durante los meses de control republicano. Aun así, el castigo fue tremendo. El Foro por la Memoria ha documentado más de un centenar de fusilados en la zona y ha trabajado hasta el momento en el levantamiento de tres fosas comunes.

Para dar digna sepultura a los cuerpos que se van encontrando, la organización memorialista ha construido en el cementerio civil del pueblo, con una subvención del Ministerio de la Presidencia, una fosa mausoleo que homenajea a las víctimas del fascismo y los ideales democráticos por los que lucharon. Se erigió este otoño un lugar en el que se afirman los valores positivos de libertad y justicia social que defendieron contra los amigos de Hitler y Mussolini. Los activistas del Foro pensaron que resultaba conveniente adornar la tumba con una imagen laica y a la vez llena de esperanza, que fuera hermosa porque no podían ser cómplices de la pedagogía del terror franquista levantando un monumento tétrico o amenazador. Además, tenía que dejar bien clara la legitimidad de las ideas republicanas más allá del manido discurso de los horrores de la guerra, que echa en el mismo saco a los defensores de la democracia y los golpistas . Al fin y al cabo, la sublevación militar derribó una democracia constitucional, un estado de Derecho con todas las de la ley, y a estas alturas el mejor homenaje a quienes dieron su vida por la soberanía popular y la legalidad vigente del momento, y que siguen olvidados en las cunetas de las carreteras, era erigir bien altos sus símbolos y dejar bien claro que no son nada de lo que avergonzarse. Así que el Foro por la Memoria del Valle del Tiétar y la Vera tomó la decisión de pintar, en el muro principal del mausoleo, el cuadro «Alegoría de la II República Española», una imagen representativa del periodo histórico y de las ideas del bando del poder legítimo del pueblo. Consiste en una joven de cuerpo bello y generoso que sostiene una balanza de la justicia y una bandera tricolor, acompañada de un león de las cortes, un arco iris, una locomotora, un avión y un paquebote. Simboliza la democracia, la justicia y el progreso, el núcleo duro de las ideas republicanas que tanto fastidiaban a esa España que, según Machado, nos había de helar el corazón…

…Y nos lo sigue helando, porque la Junta de Gobierno del Ayuntamiento de Candeleda ha notificado hace unos días al Secretario del Foro por la Memoria comarcal que, según la interpretación que hace el gobierno municipal de la Ley de la Memoria Histórica, esa pintura es nada menos que un «fraude de ley» si pretende ampararse en el citado texto legal para poder existir, como si sólo esa ley reciente amparara la expresión de los símbolos y valores de los vencidos en la guerra. La notificación del acuerdo de la Junta de Gobierno dice lo que sigue:

<<[...] esta Junta de Gobierno informa al interesado, que la entrada en vigor de la Ley 52/2007, no ampara la realización de obras o símbolos dirigidos a la recuperación de la memoria histórica si estos van a ser fuente de conflicto social, tal y como dice el artículo 1 de la citada Ley en la declaración de objetivos la presente Ley tiene por objeto… (sic) «adoptar medidas complementarias destinadas a suprimir elementos de división entre los ciudadanos, todo ello con el fin de fomentar la cohesión y la solidaridad entre las diversas generaciones de españoles en torno a los principios, valores y libertades constitucionales.» Así pues no ampara la nueva realización de obras o símbolos que vuelvan a llevar al enfrentamiento. Siendo un fraude de ley el amparo de estas actuaciones en la citada Ley. […]>>.

Es curioso que esta amalgama de síntomas de tardofranquismo haya sido redactada por un equipo de gobierno en el que todos los concejales menos uno pertenecen al PSOE. Unos días antes de que el Foro recibiera esta notificación, en plena Navidad, algún imbécil, no se sabe si por casualidad, llenó de su despreciable mierda subhumana el monumento, que ya ha sido limpiado convenientemente. ¿Se trata de demostrar, así, que la hermosa alegoría de la República, es decir, de todos y cada uno de los valores democráticos, vuelve a llevar al enfrentamiento? ¿Sostiene entonces el consistorio candeledano que fueron la República (un auténtico estado de derecho), sus valores constitucionales y sus símbolos los que llevaron al enfrentamiento? ¿Quieren volver a imponer que el golpe de estado fascista, liderado por la Falange, fue cuanto menos tan legítimo como el orden democrático que sustituyeron por una dictadura sangrienta? ¿Piensan quizás que deben retirarse los monumentos de homenaje a las víctimas del terrorismo, con sus símbolos españolistas, de los cementerios del País Vasco, porque vuelven a llevar al enfrentamiento?

Recordar no es trocar la verdad por cuentos que legitiman los peores horrores. Es muy triste que, a pesar de las promesas de los legisladores, se esté tratando de utilizar la Ley de la Memoria Histórica como una auténtica ley de punto final. Sólo al que quedó impune de todos sus crímenes le conviene un falso recuerdo, que es como decir el auténtico olvido. Esa ley habla de reparar los daños sufridos por generaciones de españoles sometidos al asesinato, la tortura y la represión por sus ideas democráticas. ¿Cuáles son, si no, los valores y libertades constitucionales en torno a los que debemos fomentar la cohesión y la solidaridad entre las diversas generaciones de españoles? ¿Los que propugnan la censura de símbolos demócratas porque fueron derrotados por un golpe de estado sangriento?

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.