La actual campaña contrarrevolucionaria en contra de Cuba y de su Revolución, que ya pica y se extiende, es del mismo patrón de otras anteriores promovidas y dirigidas por sus enemigos en muchas otras ocasiones. Lo primero que salta a la vista en esta campaña difamatoria es que no hay correspondencia entre lo que sucede […]
Lo primero que salta a la vista en esta campaña difamatoria es que no hay correspondencia entre lo que sucede y la respuesta a ésto, especialmente en Europa, ya que por parte de Estados Unidos otra cosa no se puede esperar.
Que un preso político -en este caso a sueldo de un gobierno extranjero-, desconocido a todos hasta el momento de su suicidio -exigiendo peticiones espurias a su condición- haya muerto como consecuencia de su huelga de hambre, a pesar de las atenciones médicas requeridas en estos casos, y otro u otros individuos se unan en huelgas similares para lograr objetivos políticos contra el gobierno legítimo de un Estado debido a que no tienen otro recurso al no contar con ninguna base política en su población que sustente sus propósitos contra ese gobierno, no explican de manera racional las decisiones de los gobiernos europeos.
Las decisiones tomadas en contra de Cuba por los gobiernos europeos solamente se explican si se entienden que han sido decididas porque se trata de la revolución cubana.
¿Cuándo en el pasado la Unión Europea y los gobiernos que la componen se han entrometido de la manera que en esta ocasión han hecho -a bombo y platillo y con gran fanfarria- en los asuntos internos de otro Estado, por razón no ya de un muerto, sino en el caso de cientos y miles de asesinatos de ciudadanos reclamando derechos fundamentales en contra de gobiernos ilegítimos perpetrados durante años, por ejemplo en América Latina?
¿Cuándo la Unión Europea y los gobiernos que la componen se han pronunciado de esta manera en contra de la campaña genocida del Bloqueo mantenida por Estados Unidos por medio siglo contra el pueblo cubano? ¿Cuándo lo han hecho en contra de la campaña terrorista de Estado iniciada y sostenida por Estados Unidos por décadas en contra de ese mismo pueblo? ¿Cuándo han condenado a Estados Unidos -de la manera que lo hicieron con Cuba en esta oportunidad– por brindarle protección e impunidad a los terroristas que bajo las órdenes o con el conocimiento de ese gobierno llevan a cabo esa campaña terrorista?
Y, por sobre todo, ¿qué derecho ético o político tienen la Unión Europea y los gobiernos que la componen para condenar a Cuba con la inmensidad de crímenes que tienen a su haber, en el presente y a través de los siglos de los siglos?
Y aquí en Miami, el hecho de esa cínica manifestación compuesta entre otros por terroristas y quienes los apoyan nada menos que exigiendo respeto a los derechos humanos en Cuba…
¿Cuándo jamás quienes la convocaron y los que en ella participaron han exigido que sus terroristas sean llevados ante los tribunales de justicia para responder por sus odiosos crímenes?
¿Cuándo, esa que se dice cantante, ha llamado a una manifestación para hacer valer los derechos a la vida de las miles de víctimas cubanas y de otras nacionalidades que esos mismos terroristas han asesinado a través de décadas?
Todo esto es una farsa. Aunque una farsa que atenta, con todo propósito y con muchos recursos, en contra de los intereses y la seguridad del pueblo cubano. Pero como los que montan y promueven la farsa son los mismos intereses que son dueños de los grandes medios de comunicación internacionales –son los intereses de la contrarrevolución internacional– entonces la farsa se convierte en una realidad virtual, a pesar de que la verdadera realidad está ahí, límpida.
Sin embargo, esto será así sólo por un tiempito, porque cuando se agote el combustible compuesto por las mentiras, la revancha y el odio que sustenta esas campañas en contra de Cuba, como siempre ha sucedido, a pesar de los pesares, ahí estará, en esa dichosa isla para todos ver, la obra de un pueblo en revolución.
El autor es director de Areítodigital.
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