Ecologistas en Acción muestra su solidaridad con Greenpeace y le expresa todo su apoyo ante la sentencia de un tribunal de Dakota del Norte que le condena a pagar 300 millones de dólares a la compañía Energy Transfer por las protestas masivas.
– Ecologistas en Acción muestra su solidaridad con Greenpeace y le expresa todo su apoyo ante la sentencia de un tribunal de Dakota del Norte que le condena a pagar 300 millones de dólares a la compañía Energy Transfer por las protestas masivas —lideradas por el movimiento indígena Standing Rock— que tuvieron lugar hace casi una década contra la construcción de un oleoducto.
– La organización ecologista se suma a Greenpeace en su reivindicación del derecho a la protesta y la defensa del territorio como acciones legítimas, irrenunciables y necesarias en el contexto de emergencia climática actual.
– La criminalización, judicialización y represión contra el movimiento ecologista es parte de una tendencia global que intenta desarticular la organización social e imponer los intereses económicos (y en este caso también de la extrema derecha) sobre los derechos de las personas a una vida digna y un medioambiente sano.
Un jurado del condado de Morton (Dakota del Norte) ha emitido un veredicto en la demanda de la empresa de oleoductos Energy Transfer contra varias entidades de Greenpeace en EE UU, declarándolas responsables de más de 660 millones de dólares. Una sentencia que supone un durísimo golpe para la ONG ambiental y para el movimiento ecologista en general. En ese sentido, Greenpeace España ha declarado: “Los abusos de las grandes petroleras de todo el mundo seguirán intentando silenciar la libertad de expresión y las protestas pacíficas, pero la lucha contra la demanda de Energy Transfer no ha terminado”.
Ecologistas en Acción muestra su solidaridad y total apoyo a su organización amiga y hace suya la intención de no ceder ante la criminalización, judicialización y represión contra el movimiento ecologista. “Las protestas contra el oleoducto Dakota Access son legítimas y necesarias. Se trata de un oleoducto de 1.770 km que transporta más de 500.000 barriles de crudo diarios desde Dakota del Norte hacia el este y sur de Estados Unidos, lo cual tiene graves consecuencias sociales, culturales y ambientales. Por tal motivo, hace una década se generó un importante movimiento internacional de oposición, liderado por la tribu Sioux de Standing Rock, apoyado por los gobiernos tribales de más de otros 280 pueblos y con aliados en todo el mundo”.
Para la organización ecologista, la condena a Greenpeace no se trata de un caso aislado: “La criminalización, judicialización y represión contra el movimiento ecologista forma parte de una tendencia global. Las movilizaciones en defensa del territorio se enfrentan al auge de la extrema derecha y gobiernos totalitarios vinculados con grandes empresas. Dichas empresas utilizan las SLAPPS (Strategic Lawsuits Against Public Participation) o ‘demandas mordaza’ como arma jurídica que silencia, castiga y acalla a defensoras ecologistas de todo el mundo”, han declarado.
En este sentido, Ecologistas en Acción destaca que no solo se están intentando imponer los intereses económicos sobre los del bien común, del territorio y la ciudadanía, sino que en este caso, también opera la “peligrosa alianza” entre la extrema derecha y las empresas: “No es casual en esta sentencia que Energy Transfer está presidida por uno de los principales donantes de Donald Trump”, añaden.
La lucha por la que ahora se condena a Greenpeace tampoco es nueva. La organización ecologista recuerda cómo ya en junio del 2017, desde Ecologistas en Acción se acompañó a las activistas del movimiento Standing Rock en su gira ‘Stand Up With Standing Rock‘. En ese momento, la organización expresó su solidaridad a los “protectores del agua”. Una solidaridad que hoy recalcan: “Igual que hace una década, hoy seguimos defendiendo el derecho de la población local a proteger y defender su territorio”.
Erika González Briz, coordinadora de Ecologistas en Acción, ha declarado: “Esta sentencia supone un ataque a Greenpeace, a los habitantes de Standing Rock y a todo el movimiento ecologista. La judicialización y represión de la protesta nos afecta a todas las personas que trabajamos por un mundo más habitable, más justo y más sostenible. Por ello, también ahora, nos mantenemos unidas”.