La ciudad de Kobane, población de mayoría kurda al norte de Siria, había sido controlada por el pueblo kurdo en medio del proceso de rebelión popular iniciado en el 2011 contra la dictadura de Bashar Al Assad. Y desde entonces vienen ejercido su autogobierno defendido por las Unidades de Protección kurda Popular (YPG). Desde hace […]
La ciudad de Kobane, población de mayoría kurda al norte de Siria, había sido controlada por el pueblo kurdo en medio del proceso de rebelión popular iniciado en el 2011 contra la dictadura de Bashar Al Assad. Y desde entonces vienen ejercido su autogobierno defendido por las Unidades de Protección kurda Popular (YPG). Desde hace semanas Kobane es atacada por las fuerzas reaccionarias del Estado Islámico (ISIS) con la complicidad del gobierno turco, que ha bloqueado la entrada de ayuda humanitaria, armamento y luchadores kurdos de Turquía para combatir al lado de sus hermanos sirios, expuestos a una masacre.
Turquía es parte de la «coalición internacional» capitaneada por Estados Unidos, con el apoyo de las potencias europeas y las monarquías árabes que sólo se ha enfrentado militarmente al Estado Islámico cuando ha amenazado sus intereses. Durante dos años el ISIS ha masacrado a los pueblos de Siria como una quinta columna de la revolución, con el beneplácito del régimen de Al Assad. No fue hasta su expansión a Iraq (ver declaración de la UIT-CI del 28 de agosto), cuando puso en jaque el régimen impuesto por Estados Unidos en su retirada, que se organizó esta coalición. Lejos de cualquier objetivo humanitario, la intervención imperialista en Iraq, y luego en Siria, sólo pretende estabilizar los odiados regímenes de Bagdad y Damasco. Como decíamos en agosto, sólo los pueblos de Siria e Iraq podrán desembarazarse del Estado Islámico y de estos regímenes, que han creado el caldo de cultivo para la expansión del autodenominado «califato». Por ello condenamos esta intervención imperialista y afirmamos que no ayuda en nada a quienes en Siria y en Iraq luchan por los derechos de los pueblos y la justicia social.
Turquía se ha sumado a la coalición, pero se resiste a intervenir militarmente en Siria, en primer lugar porque no está dispuesta a hacer el trabajo sucio por tierra mientras Obama evita mandar más soldados a morir a la región. Durante años, el gobierno turco ha permitido el avance del ISIS y ha mantenido a Kobane bajo bloqueo para debilitar al movimiento kurdo.
Cuando Obama nombró al ISIS enemigo número uno y empezó los bombardeos en Siria, era evidente que esto beneficiaba al genocida de Al Assad. Desde entonces empezaron las presiones sobre Turquía para que se sumara a los bombardeos. El gobierno turco de Erdogan contrapropuso una «zona tampón» con sus tropas al norte de Siria, cuyo principal objetivo sería destruir la autonomía kurda. Lo dijo claramente el primer ministro turco: la zona de exclusión permitiría «seguir luchando contra las organizaciones terroristas separatistas». La situación de Kobane ponía todas las contradicciones sobre la mesa: si la ciudad caía masacrada por el Estado Islámico frente a la mirada impasible de los tanques turcos, toda la política de la OTAN quedaba al desnudo. Pero el gobierno turco insistía en su proyecto de liquidación. La salida al desencuentro entre Erdogan y Obama se materializó el 20 de octubre, cuando Estados Unidos y Turquía dieron entrada a un aliado que siempre ha sido fiel a sus intereses: Barzani, el jefe del gobierno kurdo del norte de Iraq. Aviones norteamericanos ya han lanzado 24 toneladas de armas y medicamentos directamente a Kobane a YPG (Unidades de Protección kurda Popular) más o menos una semana antes. Por otro lado, Turquía anunciaba que permitiría cruzar la frontera a los pesmergas kurdos iraquíes para luchar en la ciudad asediada, pero no a los voluntarios kurdos de Turquía. Durante años Barzani ha sido enemigo declarado del PKK (Partido de los Trabajadores del Kurdistán) y tampoco había prestado ninguna ayuda significativa a los kurdos sirios, cuya autonomía no reconoció hasta hace pocos días. El objetivo del imperialismo, acordado con Erdogan, es tratar de que sea Barzani quien asuma el control de Kobane, limitando una verdadera autonomía kurda. En realidad ha sido la presión de la heroica resistencia en Kobane y la solidaridad que ha despertado en el mundo, la que obligó al imperialismo a dar éste paso.
Los objetivos de ISIS en Kobane
El objetivo del ISIS es doble. Por un lado, reventar la autonomía y las conquistas democráticas del pueblo kurdo en Kobane y el reconocimiento de los derechos del pueblo kurdo en pleno proceso revolucionario en Siria. Por otro, continuar su brutal expansión con la conquista de Cizre que se encuentra en el extremo oriental de Siria y que tiene un campo de petróleo importante (Rimela), lo que permitiría a ISIS tener todos los campos petroleros bajo su dominio y poder cubrir sus necesidades de financiación.
El ataque del ISIS sobre Kobane es además la antesala de su avance sobre Alepo, donde continua la resistencia heroica de los rebeldes sirios acorralados al norte por los jihadistas del ISIS y al sur por las fuerzas criminales del régimen de Bashar al Assad, que no han cesado ni un solo día de bombardear los barrios con barriles de dinamita. Si el ISIS logra estos objetivos, habría capturado todas las grandes ciudades en el norte de Siria, hasta conseguir una salida al mar en Afrin. Este escenario le permitiría una estructura de la organización más eficiente, continuar aumentando los combatientes en sus filas y consolidar su posición atacando a la revolución siria por la retaguardia.
El apoyo a la resistencia de Kobane
Nuestro deber como socialistas revolucionarios es estar incondicionalmente al lado del pueblo kurdo y de sus organizaciones contra este bárbaro avance. Esto nos lleva a denunciar también la complicidad del gobierno turco de Erdogan, que vuelve a mostrar una absoluta hipocresía. Mientras habla de continuar su «proceso de paz» con el PKK, como miembro de la OTAN Turquía mantiene a la organización kurda en la lista negra de terroristas y tiene la desfachatez de asegurar que se enfrenta a «todos los terroristas», identificando a las organizaciones kurdas de Siria, Partido Unión Democrática (PYD) y Turquía (PKK) con el Estado Islámico. Erdogan no esconde su hostilidad con los kurdos de Siria, que como los rebeldes sirios son los únicos que se han enfrentado militarmente al Estado Islámico. Incluso les niega el estatuto de refugiado.
Los kurdos que en Turquía se manifestaron en apoyo a Kobane pagaron su solidaridad con más de 40 muertos y las ciudades kurdas de Turquía fueron militarizadas como en la época de los años de plomo. El estado turco y el gobierno de Erdogan llevan a cabo una estrategia de liquidación, o al menos de control del movimiento nacional kurdo bajo el escaparate del proceso de paz. Esta misma estrategia es ahora la que se aplica en Kobane. El estado turco ha adoptado una actitud hostil hacia la experiencia de Kobane desde el principio, ya que ésta constituye un ejemplo peligroso para los kurdos en Turquía. De aquí los intentos de bloquear Kobane con el cierre de las fronteras – las que habían sido abiertas de par en par para el ISIS.
La heroica resistencia de Kobane muestra la capacidad de lucha del pueblo kurdo que, lamentablemente, no cuenta con una dirección para dar salida a sus aspiraciones nacionales y sociales. Los kurdos, divididos en cuatro estados por el colonialismo, han visto como sus dirigentes desde el PKK, al PYD y el PDK (Partido Democrático del Kurdistán) de Barzani, renunciaban al derecho democrático a la autodeterminación y se limitaban a reivindicar derechos culturales tratando de buscar un acomodo en cada país y replegándose en su territorio en lugar de participar en las luchas para derrocar estos regímenes odiados. Fue contra las posiciones escépticas de la dirección del PKK que muchos kurdos participaron individualmente en la lucha contra Erdogán en las movilizaciones de la plaza Taksim. Los kurdos sirios, replegados en sus cantones, no se involucraron en la revolución contra Al Assad, que tampoco les reconocía.
Todo esto pone de manifiesto que la verdadera liberación y la libertad del pueblo kurdo no radica en proyectos aislados de democracia con ambiguo carácter de clase y / o en los juegos diplomáticos de equilibrio de poder. Se encuentra en la lucha común de los trabajadores y las masas populares de la región contra el imperialismo y las fuerzas reaccionarias de la región, y en contra de su propia burguesía.
La defensa de Kobane ha llevado también a la unidad de acción en el frente militar de las organizaciones kurdas y de los rebeldes sirios. La comandancia de las Unidades de Protección kurda Popular (YPG) anunciaron en un comunicado (19/10) el acuerdo con unidades del Ejército Sirio Libre para combatir juntos en Kobane y en otros puntos de Siria. Esta es una gran noticia. Esto demuestra que la única salida para las masas es la unificación de la lucha de los kurdos por su liberación nacional y las masas sirias que luchan contra Al Assad, en una revolución heroica que ha sido abandonada por la mayoría de fuerzas de la izquierda.
Los socialistas revolucionarios llamamos a condenar todas las intervenciones imperialistas, cuyo único objetivo es estabilizar los regímenes de opresión y liquidar la dinámica revolucionaria en Oriente Medio: la revolución popular contra Al Assad, el levantamiento contra el gobierno sectario iraquí y la lucha de las masas populares kurdas por la liberación. Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, Turquía, Arabia Saudí, Israel y sus aliados comparten con Irán y Rusia este mismo objetivo de fondo, aunque a veces parezca que están en lados opuestos de la trinchera.
Parte de la solidaridad internacional con la resistencia de Kobane es la llamada Marcha Global que se convocó para el 1° de noviembre a la que adhieren diversas personalidades, intelectuales, artistas y organizaciones del mundo.
Llamamos a los pueblos del mundo y a las organizaciones sindicales, estudiantiles, democráticas, antiimperialistas y de la izquierda a realizar acciones unitarias por los siguientes puntos:
Viva la resistencia de Kobane!
Armas para la resistencia kurda y de Alepo en Siria contra Al Assad!
Turquía debe abrir la frontera a los luchadores que quieren defender Kobane!
No a los bombardeos imperialistas: sólo los pueblos de Siria e Iraq pueden derrotar al ISIS y acabar con estos regímenes odiados!
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