Traducido del francés para Rebelión por Beatriz Morales Bastos.
Los acontecimientos en Oriente Próximo se aceleran como nunca. Saad Hariri, primer ministro de Líbano, acaba de anunciar su dimisión de forma insólita, desde Arabia Saudí donde se está produciendo una «revolución palaciega» . En Siria el ejército ha obtenido importantes victorias y anuncian el fin de un conflicto mortífero. ¿Cuál será el desenlace de esta crisis política? Para profundizar en estas cuestiones hemos preguntado al historiador y exministro de Finanzas libanés Georges Corm, aut or del libro El Líbano contemporáneo* [Le Liban contemporain].
Hace un año las elecciones presidenciales permitían a Líbano salir de un largo periodo de inestabilidad. ¿Cómo se explica este golpe teatral?
En efecto, el contexto libanés era muy estable. El gobierno constituido por Saad Hariri en diciembre comprendía a todos los grandes partidos políticos, excepto el Partido Falangista que se erigió en oposición. Por consiguiente, incluía a Hizbulá y parecía que las cosas iban bien, en particular se habían aprobado la ley electoral y el presupuesto. El tono de Saad Hariri seguía siendo muy moderado en lo que concierne a la política iraní y la de Hizbulá, partido que formaba parte de su gobierno.
Su llamamiento en Arabia Saudí tres días después de una visita y su precipitada salida sin que le acompañara nadie de su entorno ni ministros libaneses demuestra que se trata de una dimisión forzada hecha en Arabia Saudí, como todo señala, en un contexto de un golpe de Estado que se desarrolla en el país.
Esta dimisión se ha producido en Arabia Saudí, donde acaba de tener lugar una crisis inédita en la que se ha apartado a parte del gobierno.
Animado por el presidente estadounidense, el príncipe heredero está cambiando el régimen de este reino obsoleto. Liquida a muchos miembros de la familia real, intimida a los grandes hombres de negocios del país y cambia de hecho el régimen político convirtiéndose en el dictador único del reino mientras que la regla principal de la familia real hasta ahora era una dirección de tipo colegiada y un consenso entre los primogénitos de las diferentes ramas de la familia.
El objetivo de estos cambios es también llevar a cabo una «deswahhabisación» y una desradicalización religiosa del reino, de ahí que, sobre todo, se permita conducir a las mujeres y el restablecimiento del ocio en público, pero también la abolición de las consultas a los jeques de la clase dirigente religiosa.
En su opinión, ¿qué revela el hecho de que Hariri haya dimitido en un país extranjero y que permanezca ahí a día de hoy?
Ya no hay duda alguna de que el primer ministro permanece por la fuerza en Arabia Saudí. La actuación televisada de anoche con una periodista libanesa que trabaja en la emisora de televisión de su partido confirmó a los telespectadores entendidos su estatus de secuestrado (frases mecánicas y repetitivas, rostro demacrado y muy triste, su necesidad de beber agua cada pocos minutos).
¿Se puede relacionar lo que ha ocurrido con el desenlace de la guerra en Siria que se perfila en el horizonte?
Sí, no hay que excluirlo ya que la situación en Siria ha cambiado claramente a beneficio de su gobierno legal. Se puede tratar de una forma de represalia por parte de Arabia Saudí que junto Qatar ha sido el principal financiador de los movimientos terroristas en Siria.
También hay que recordar el boicot al emirato de Qatar por parte de Arabia Saudí y los miembros del Consejo de Cooperación del Golfo, que no tiene ningún sentido excepto el de quitarse la responsabilidad del fracaso de la política en Siria atribuyéndosela al pequeño emirato.
¿Cuáles han sido las primeras reacciones de las diferentes fuerzas políticas que componían el gobierno Hariri?
Aparte de algunas voces extremistas provenientes de Courant du futur, el partido de Hariri, la gran mayoría de los partidos políticos libaneses, incluido el de Hariri, reclaman con fuerza la vuelta del primer ministro.
Una figura de Courant du futur, el ministro del Interior, ha hecho unas declaraciones muy fuertes diciendo a Arabia Saudí que en Líbano las cosas no ocurren como en Arabia Saudí y que los libaneses no son un rebaño de ovejas.
¿Qué efecto podría tener en la sociedad libanesa el llamamiento a volver hecho por Arabia Saudí a sus ciudadanos?
Ninguno porque desde 2011 o 2012 se ha pedido a los saudíes que no vayan a Líbano. Solo debe de concernir a unos cientos de personas. Más grave para Líbano sería la expulsión de los 250.000 ciudadanos libaneses que trabajan en Arabia Saudí.
Pero esta medida provocaría un gran daño a la economía saudí porque la comunidad libanesa en este país desempeña un gran papel económico: no se trata de trabajadores pobres, sino de hombres de negocios, de técnicos y de cuadros de alto nivel. Su salida del país contribuiría a paralizar aún más la economía saudí, a la que han perjudicado la caída de los precios del petróleo y los actuales acontecimientos internos.
Especialmente desde la invasión de Iraq por parte de Estados Unidos en 2003, Oriente Próximo es el escenario de nuevas injerencias de las potencias extranjeras y regionales, que los medios de comunicación a menudo presentan como rivalidades interconfesionales. En su reciente libro Pensamiento y política en el mundo árabe** [Pensée et politique dans le monde arabe] usted denuncia la noción de «choque de civilizaciones» por ser lo contrario de la realidad pluriconfesional del mundo árabe. ¿Qué influencia tiene en su país el esquema elaborado por las petromonarquías?
En realidad el esquema de las petromonarquías es el mismo que el de Estados Unidos y de los medios de la OTAN. Todo se explicaría por medio de un conflicto entre los sunníes «buenos» y los chiíes «malos» a quienes Irán manipula a su antojo (esto es, un conflicto tipo conflicto entre civilizaciones). Desde la llegada de Trump a la presidencia de Estados Unidos la crimininalización de Irán ha adquirido unas dimensiones histéricas. El gobierno estadounidense considera que la fuente del terrorismo islámico en el mundo es Irán (y no sus aliados de las petromonarquías), lo que es a todas luces contradictorio con los acontecimientos actuales.
La política saudí, que también se ha vuelto histérica, no hace sino reflejar la actual política estadounidense. En mi opinión, es también Estados Unidos quien exige hoy la «deswahhabisación» de Arabia Saudí. Para Líbano el sesgo antichií de Arabia Saudí no es nuevo. Se expresó ya en 2006 durante el salvaje ataque israelí contra Líbano en el que Arabia Saudí culpó a Hizbulá por su aventurismo y no al Estado de Israel que por un incidente fronterizo desencadenó un ataque de una envergadura enorme contra Líbano.
Actualmente, con el pretexto de luchar contra la influencia chií e Irán, Arabia Saudí destruye Yemen con bombardeos continuos desde 2015, el bloqueo de sus puertos y una temible epidemia de cólera resultado de ello, en medio del silencio atronador de la comunidad internacional. La justificación de esta guerra intolerable por medio de la necesidad de luchar contra la influencia de un «triángulo chií» subversivo en Oriente Próximo es una hoja de parra ideológica para justificar la política saudí y estadounidense en la zona. Quiero recordar aquí que fue Iraq bajo la influencia de las petromonarquías y de Estados Unidos quien intentó invadir Irán en 1980 y le declaró la guerra, y no lo contrario.
Para estar más cerca de la realidad sobre el terreno se podría resumir la situación afirmando que estamos ante el enfrentamiento de dos bloques geopolíticos: por una parte el de la OTAN y por otra el eje que discute la supremacía estadounidense en el mundo, esto es, de China, Rusia e Irán. Siria y actualmente Yemen han sido víctimas de este enfrentamiento; Líbano con su primer ministro secuestrado por su falta de activismo antiiraní lo sufre también.
Solo las personas ingenuas, víctimas de los grandes medios occidentales y árabes bajo influencia occidental, pueden pensar que se trata de una lucha entre «sunníes» y «chiíes».
* Georges Corm, El Líbano contemporáneo: historia y sociedad, Barcelona, Bellaterra, 2006; [traducido por José Miguel Marcén].
** Georges Corm, Pensamiento y política en el mundo árabe: contextos históricos y problemáticas, siglos XIX-XXI, Barcelona, Bellaterra, D.L., 2016; [traducción de Juan Vivanco]
Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, a la traductora y Rebelión como fuente de la traducción.