De Otane, lectora, una opinión Le llegó el fin al paternalismo, al acomodo, la dañina inercia que nos apartan del camino del trabajo dedicado, del esfuerzo máximo, del sacrificio productivo. Estoy ojeando una revista cubana, tengo ante mi una sección de humor gráfico, en ella aparecen dos aves que alimentan a sus pichones, una de […]
De Otane, lectora, una opinión
Le llegó el fin al paternalismo, al acomodo, la dañina inercia que nos apartan del camino del trabajo dedicado, del esfuerzo máximo, del sacrificio productivo.
Estoy ojeando una revista cubana, tengo ante mi una sección de humor gráfico, en ella aparecen dos aves que alimentan a sus pichones, una de ellas reprende a la otra: «Oye, ya es hora de que aprendan a que todo no les va a llegar desde arriba»
El nido de estos paternales progenitores está ocupado por un grupo humano, en este caso, somos nosotros mismos los pichones.
Esta imagen, ni me divierte, en modo alguno me hace feliz. ¿por qué?
Es que se hace ya demasiado repetitivo en diversos escenarios de análisis y discusión, el planteamiento de que por fin el relajo se acabó, y que es ahora cuando vamos a tener que trabajar de verdad. Hasta aquí todo ¿correcto?, …. pero, aparejado a esta idea, afloran otras: nuestra constante ociosidad, la pereza, la indolencia y el oportunismo que supuestamente nos caracteriza (ban) como pueblo.
Colegas, será más provechoso tratar situaciones humorísticas (y periodísticas) de un modo más objetivo, puntual, diferenciando actitudes de los ciudadanos, posiciones. Aislemos a la papa podrida, el resto del saco es útil.
Me llegan a la mente imágenes repetidas de toda mi vida escolar: los maestros amonestando a los estudiantes, ¡Este es el peor grupo de la escuela! Siempre me tocaba el peor colectivo…
Dejemos de cultivar esa mala fama que nosotros mismos nos colgamos últimamente.
Denunciemos, pero sin generalizar.
No nos lastimemos mas que lo indispensable.
Somos una colmena más, defectuosa como todas, con muchos zánganos, pero también obreras laboriosas.
Bueno, colegas, amigos, hermanos, esto es solo una pequeña, sencilla y sentida opinión.
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Otane. Tu incomodidad es compartida por muchos. Parece ser una estrategia de los medios oficiales el tratar de culpar a la población del desastre económico nuestro. Es la tesis Guebbeliana ; repite una mentira muchas veces hasta convertirla en realidad. El humorismo oficialista se hace eco de esa intención. Duele mucho a nuestro pueblo creativo y emprendedor que insistentemente se le tilde de vago y que no quiere trabajar. Yo quisiera saber que vacuna le aplican a los que salen a trabajar fuera que de momento se convierten de vagos e indisciplinados en trabajadores internacionalistas sacrificados y abnegados y salen por la televisión. Son los mismos que aquí criticamos por no querer trabajar, no otros.
Un abrazo
Fausto