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SOS por el agua en el conflicto judeo palestino

Fuentes: Rebelión

El agua es un problema central en todo el Oriente Medio. En el conflicto territorial judeo-palestino es uno de los puntos clave en la posible solución del mismo. ¿Cuál es la situación actual? Si seguimos un reciente estudio del Banco Mundial, vemos como el agua se ha convertido en un arma mortífera para el exterminio […]

El agua es un problema central en todo el Oriente Medio. En el conflicto territorial judeo-palestino es uno de los puntos clave en la posible solución del mismo.

¿Cuál es la situación actual?

Si seguimos un reciente estudio del Banco Mundial, vemos como el agua se ha convertido en un arma mortífera para el exterminio de los palestinos. En1999, estos recibían unos 138,3 millones de m3 de agua. En 2007, ya sólo fueron 113,5 millones de m3 y en 2008, se redujeron a 84 millones de m3.

La Organización Mundial de la Salud recomienda un consumo de 100 litros de agua por habitante/día. En el año 2014, los palestinos estaban en los 70 litros/día y en alguna zona de Cisjordania apenas legan a los 20 litros. Mientras que el consumo medio de un israelí es de 280 litros/día.

La guerra árabe-israelí de 1967 fue causada por el agua. Israel no tenía recursos hídricos para sobrevivir y desarrollarse, sin embargo, los palestinos sí los tenían. Ese es el motivo real de esa guerra. Como consecuencia, se ocuparon los altos de Golán a Siria, la Cisjordania y el Sinaí. Como este último territorio no tiene agua, fue devuelto a Egipto, mientras que los otros territorios que disponen de recursos hídricos, nunca serán devueltos, mientras no se solucione el problema hídrico de Israel.

Con su triunfo, en la guerra de 1967, el ejército israelí pasó a controlar todo el sistema hídrico y no se puede hacer un solo pozo sin la autorización del ejército.

En el año 2010, el 60% del agua que consumían los judíos proceden de territorios palestinos. Esto hace que Israel nunca se plantee la devolución de dichos territorios, porque ello supondría su desaparición. Por eso, la guerra de 1967 fue una guerra por el agua y el principal objetivo de dicha guerra fueron los Altos del Golán sirios que tiene grandes reservas de agua y la Cisjordania.

La jurisdicción internacional sobre el agua dice que todos los recursos de agua potable que son transfronterizos deben ser compartidos equitativamente entre las dos partes, de acuerdo con la ley internacional.

¿Cuál es la situación actual?

El principal acuífero es el de la Montaña y engloba el territorio sirio de los Altos del Golán, que en la actualidad se encuentra sobreexplotado por Israel. El agua de este acuífero va destinada en un 80% a satisfacer a los judíos, mientras que el 20% es para los palestinos. En los acuerdos de Oslo de 1995, en su artículo 40º, decía que los palestinos tenían derecho a un mayor consumo de agua proveniente del acuífero de la Montaña. Sin embargo, como vemos nada de esto hace Israel y la comunidad internacional calla de una forma cómplice.

El acuífero de la Franja de Gaza es el más sobreexplotado, produciendo 505 millones de m3, de los cuales el 88% se destina para Israel y solamente un 12% a los palestinos. La situación de este acuífero es dramática pues al estar muy sobreexplotado y dada la cercanía del mar Mediterráneo, hace que el agua salada entre en él, a ello hay que añadirle que ante la carencia de tratamiento de las aguas fecales de Gaza, estas acaban en el acuífero, contaminándolo. Consecuencia de esto es que el 90% del agua de Gaza no es apta para el consumo humano, lo que agrava la situación de la población de la Franja.

A pesar de que se transfirió parcialmente la distribución del agua a la autoridad palestina, la empresa israelí Mekorot sigue controlando el 55% del suministro a Cisjordania.

Otros de los aspectos más discriminatorios es el precio que se paga por el agua, mientras que los palestinos de Gaza pagan 1,2 dólares por m3, los colonos judíos de la zona pagan 10 centavos de dólar. Esto todavía es más discriminatorio pues el poder adquisitivo de los palestinos es ocho veces inferior al de los judíos.

La estructura central del sistema de agua israelí es el llamado Acueducto Nacional, que con una extensión de 6.500 km distribuye unos 1.000 Hm3 y garantiza el suministro al país. El agua, que recoge este Acueducto Nacional, proviene del lago Tiberiades unos 400 Hm3, 230 Hm3 del acuífero de la Montaña y 250 Hm3 del de Gaza.

Hasta hace poco, el río Jordán era el eje hídrico vertebrador de toda la zona. En 1953, su caudal era de 1.250 Hm3, actualmente no llegan a los 200 Hm3 y sus aguas están muy contaminadas. Esto ha provocado que el mar Muerto esté amenazado de muerte, pues su superficie ha pasado de los 1.000 km2 a unos 650 km2 actualmente, lo que provocará un cambio climático extremo en toda la zona.

Para solucionarlo, han llegado al acuerdo de realizar un trasvase de agua del golfo de Aqaba en el mar Rojo hasta el mar Muerto, que ha sido aceptado tanto por los saudíes, jordanos, israelíes como los palestinos. Será un trasvase de 1.200 Hm3, de los cuales unos 400 Hm3 son de agua potable y 800 Hm3 de aguas con salmorras, que irán a parar al mar Muerto, para así evitar su deterioro, aunque este punto de vista es muy dudoso, si vemos los análisis de biólogos y ecologistas. El coste de dicho trasvase es de 6.000 millones de dólares.

Otra alternativa es la desalación, destacando la planta de Askaleon, que produce 50 Hm3 de agua desalada y tiene un coste de 0,45 euros el m3. La desalación con más plantas podría ayudar a solucionar el problema.

Para poder llegar a entender el problema del agua en Israel, esto se comprueba con el trazado del llamado «muro de la vergüenza», que separa a Israel de Cisjordania, ha sido diseñado en función de las necesidades de agua de Israel y de la localización de los acuíferos.

Como podemos comprobar con estos datos, el agua es uno de los problemas sin resolver en el conflicto judeo-palestino y mientras no se den soluciones no avanzaremos. Esto pasa por garantizar que tanto judíos como palestinos tengan agua suficiente para la supervivencia de ambos pueblos y estos paguen el mismo precio, salvando así las injusticias actuales.

La comunidad internacional deberá garantizar por medio de grandes inversiones hídricas: desaladoras, trasvases, descontaminación del agua contaminada. Mientras esto no se haga es imposible avanzar en la solución del enquistado problema judeo-palestino, se seguirá masacrando a los palestinos con el silencio cómplice el mundo occidental.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.