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Sr. Pedro Monreal: No comemos del mismo pan

Fuentes: Rebelión

En un reciente artículo el Sr. Pedro Monreal le otorga el tratamiento de compañero a este comentarista. Como en el lenguaje escrito faltan los significantes extraverbales -que tanto contribuyen a precisar matices e intenciones del emisor de un mensaje- no estoy en condiciones de saber si el apelativo esconde una ironía (es lo más probable) […]

En un reciente artículo el Sr. Pedro Monreal le otorga el tratamiento de compañero a este comentarista. Como en el lenguaje escrito faltan los significantes extraverbales -que tanto contribuyen a precisar matices e intenciones del emisor de un mensaje- no estoy en condiciones de saber si el apelativo esconde una ironía (es lo más probable) o se debe a un súbito e inesperado arranque de cortesía. Porque se debe tener en cuenta -y esto sí es un válido elemento intertextual- que en otras ocasiones el lenguaje del Sr. Monreal con respecto a este servidor no ha sido precisamente científico sino, muy al contrario, sumamente ornamentado de términos ofensivos directamente personales. Por lo visto, el lenguaje del Sr. Monreal se transforma según la intención y el objetivo.

Debo, pues, hacer una aclaración, ya que mi humilde persona ha sido mencionada desde su académica altura: cierto es que no utiliza el posesivo mi, pero ni falta que hace y, por si acaso, aclaro que difícilmente el Sr. Monreal pueda ser mi compañero, en ningún y bajo ningún concepto. No compartimos el mismo pan, que es el significado etimológico de la palabra compañero.

Creo que el Sr. Pedro Monreal ha nacido en el mismo planeta y la misma Patria mía, así pues al menos, no se puede evitar que seamos cogalácticos, coterrícolas, contemporáneos y hasta quizás casi coetáneos. Y compatriotas. Aunque patriota es, muy sucintamente dicho, quien defiende a la Patria, se pueden adoptar muy variadas opciones, cosmovisiones y posiciones políticas e ideológicas para hacerlo.

Pero el Sr. Monreal sabe muy bien que no comparto la posición que él ha escogido para servir a la Patria, es decir, desde un proyecto que yo, entre otros, considero una de las plataformas de subversión del sistema político -me refiero al «laboratorio de ideas» Cuba Posible- que se ha dado la mayoría de mis compatriotas y, por cierto, mis conciudadanos y compañeros.

Supongo que todo esto bien lo sabe el Sr. Monreal, pues si alguna vez comenzó a polemizar con mis opiniones, fue a raíz de un texto mío que Cubadebate tuvo a bien publicar, y quizás lo motivó el conocimiento de mis criterios acerca de los objetivos de Cuba Posible, de la que es, o era, Asesor Académico, y ahora según se dice allí coordinador de una de sus secciones, la llamada Pobreza Cero.

Por otra parte, si se reconoce el derecho de cualquier cubano a exponer sus ideas, excomunista o no, socialdemócrata o de cualquier otra opción, igual derecho tiene también cualquier otro a referirse, analizar y ejercer su criterio respecto de otras ideas u opiniones. Aunque hay mucha diferencia en cuanto a sabiduría, información, especialidades, y quizás hasta de recursos de todo tipo entre el Sr. Monreal y el que esto escribe, es lo que él hace también. Tan intolerante es quien lo parezca, como aquel a cuyos ojos le parece intolerante el prójimo, sobre todo si acude a una suposición para, situado allí cómodamente, refutarlo.

En efecto, existen torceduras sutiles. El fake news no consiste sólo en difundir noticias falsas. Por ejemplo, pretender que el otro hace un elevado ejercicio intelectual para entonces situarse en posición de refutarlo, es un proceder avieso, una sutileza a la que se le descubre muy fácilmente la costura, si además quien lo hace evita las ideas centrales del texto que se comenta.

Sobre todo asiste la mayor responsabilidad -a los cubanos que así lo consideren-, de advertir cuando ocurra que determinados criterios, supuestos aportes o concepciones no se hacen a título individual, desde la simple condición de ciudadano, sino como parte de un proyecto que anunció dos objetivos mayores: desmontar el proyecto socialista cubano, impulsar el pluripartidismo, influir en el entonces futuro proyecto constitucional y, a la postre, formar un partido político.

Cierto es que el Sr. Monreal, en su papel de asesor, le aconsejó en su momento a los responsables de Cuba Posible no inmiscuirse directamente en los asuntos cubanos como una fuerza política. Por supuesto que allí dio prueba de fina sabiduría, pues mucho más efectiva y sibilina es la aparente neutralidad académica, proseguir la tarea de zapa desde un desaprensivo y desapasionado acompañamiento «comprometido y pacífico», etc., y todo muy bien vendido en ese conocido lenguaje resbalante, ubicuo, elusivo, inapresable, indefinido y líquido, elocuente en sí mismo de sus verdaderas intenciones.

Según explican los especialistas, algunas especies (de animales no humanos), antes de enfrentarse en mortal combate hacen una evaluación de las probabilidades energéticas que tienen de vencer al rival. Si es negativa, cautelosamente lo evitan. Cuando el Sr. Monreal se ha dignado a prestar atención a mis opiniones, con frecuencia ha seguido ese procedimiento pese a la evidente diferencia de saberes.

Así sucedió en el blog Segunda Cita cuando este lector indicó que, sin ser economista ni mucho menos, no le parecía propio de la objetividad del análisis puramente económico tomar los datos de distintos tipo de propiedad (en aquel caso de la propiedad cooperativa, no esencialmente privada y por lo tanto más social, y lo sumó a los datos de la propiedad privada propiamente dicha) para de allí sacar las consecuencias que importaban a su tesis en aquella ocasión, que, como siempre, se trata de demeritar a la empresa socialista bajo la cobertura de la cientificidad. Por cierto, eso también lo señaló un especializado economista. Pero todo parece indicar que atrapado en falta, la respuesta fue mutis por el foro. Por cierto, esa es otra especie de sutil torcedura cuasi académica, cuasi fake news.

Ahora el economista se refiere al último texto mío publicado en La Pupila Insomne, disculpándose por no referirse a su tema central (la distorsión de la verdad que hace Domingo Amuchástegui, y que es el título del texto) y, en cambio, atiende a lo que le parece una taxonomía deficiente, intolerancia, denunciología, etc. Como vimos, es un proceder muy repetido el suyo de evitar los temas para los que no tiene, o no quiere dar, opinión, o que lo pillan con la bola escondida, o engomada, como ha sucedido ya en varias ocasiones durante algunos intercambios. Aunque, por supuesto, quizás sería mucho pedir que el Sr. Monreal discuta si el mencionado excomunista y propalador de chismes y patrañas ha faltado a la verdad o no, o que refute o se refiera a los enlaces que se ofrecen sobre las actividades del susodicho, que es lo que, ya que opinaba sobre ese texto, se podría esperar.

Me temo que en cambio, el Sr. Monreal se refugiaría en su alta tarea de investigar la economía. No se trata, pues, de intolerancia al que piensa distinto, sino que más allá del pensar, le sigue el hacer. El hacer es político y la política es lucha y, por mucho que se edulcore con palabras amables, hasta el diálogo diplomático es una forma, civilizada, de enfrentamiento. En la lucha uno escoge su lugar. Y por cierto, algunos lugares y tareas precisan de sus financistas, de los estudios «objetivos».

Y una de las diferencias entre el pensar y el hacer, entre el servicio a la Patria como ara, y no como pedestal, está en lo que recoge el comentario con que finalizo estas notas, al que el Sr. Monreal no respondió en su momento, acogiéndose a su derecho de guardar silencio. Coherente sería que, así como de vez en cuando sale a la palestra pública a tratar de refutar a su adversario por el lado que le parece más débil, así también no diera tan lamentable prueba de aceptar con el silencio. Sólo el que quiere ciegamente ser convencido, se convencerá de que la Fundacion Nacional Cubano-Americana es entidad capaz de auspiciar eventos por el bien de Cuba, de su democracia o de su Constitución.

(En la siguiente cita se respeta la sintaxis y ortografía del original)

«… Es posible tener discrepancias con politicas de revolucion cubana pero no es correcto participar en la divulgacion de posiciones al servicio de la ley Helms-Burton, con dinero de la ley Helms-Burton para servir a sus intereses. Nada se puede tener contra el uso de las estadisticas pero el Doctor Pedro Monreal de Cuba Posible cuando participaba en el encuentro para una nueva constitucion cubana organizado para el profesor Rafael Rojas en Mexico, a nombre del Centro de estudios constitucionales iberoamericanos con 60 mil dolares para distribuir entre sus participantes, incluyendo los directores de la Fundacion de los derechos humanos en Cuba (pantalla de la Fundacion Nacional Cubano Americana encabezada por Juan Antonio Blanco y Marlene Azor) tiene que enfrentar el dato de que estaba participando en una actividad anticubana. ?Que dijo Monreal alli que no se pudiese leer en ningun lado? ?Por que la National Endowment for Democracy, la USAID y la Fundacion Nacional Cubano-Americana estan auspiciando ese evento en Mexico para como reformar la constitucion cubana sin ningun reporte publicado? El Sr. Monreal y Cuba Posible si se coopera alli sin saber nada de eso es un infantil ingenuo. No lo podemos creer. No todo es izquierdismo infantil ni todo lo de los centristas debe protegerse aunque no todo lo que dicen sea malo».

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.