No hay ingenuidad en la idea de los productores de Survivor y sí mucha premeditación y cálculo. La segregación racial de los grupos en competencia en este reality show norteamericano, que ocupa los planos estelares en la programación de la cadena CBS, viene como anillo al dedo al clima oficial propiciado por la doctrina Bush […]
No hay ingenuidad en la idea de los productores de Survivor y sí mucha premeditación y cálculo. La segregación racial de los grupos en competencia en este reality show norteamericano, que ocupa los planos estelares en la programación de la cadena CBS, viene como anillo al dedo al clima oficial propiciado por la doctrina Bush que fundamenta sus apetencias hegemónicas bajo el barniz de un supuesto conflicto de civilizaciones en la que el Occidente blanco, cristiano y culto debe atacar para defenderse.
Publicidad de CBS para la versión de survivor en guatemala.
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Survivor reúne, con transmisión a partir del próximo 14 de septiembre, a 20 concursantes en uno de los atolones de las Islas Cook, en el Océano Pacífico, quienes deben sobrevivir, tal como indica el título del programa, a las vicisitudes de un entorno inhóspito, a las dificultades artificialmente creadas por los productores del espacio, y a las intrigas de los propios participantes, que se irán eliminando hasta que emerja el ganador y se lleve el jugoso botín de un millón de dólares, sufragados por poderosos patrocinadores.
En esta oportunidad los participantes se agruparán inicialmente en cuatro equipos bajo criterios raciales: blancos, asiáticos, negros y latinos. El conductor del programa trató de justificar este apartheid bajo una supuesta apuesta «por la diversidad cultural» y el «orgullo étnico» de los concursantes.
Apenas darse a conocer la insólita decisión, diversos sectores de la sociedad norteamericana expresaron repudio y preocupación, incluyendo una manifestación ante la gerencia de la CBS. Aunque advirtieron que no tiene que ver con el tinte racial introducido por la televisora, resulta sintomático que los principales patrocinadores del espacio, General Motors, Coca Cola, Home Depot y United Parcel Service, se hayan retirado, al parecer temerosos de que las críticas desatadas afecten sus pingües negocios.
Uno de los participantes, Yul Kwon, de origen asiático, dijo que «esta variante puede reforzar los estereotipos raciales». El diario angelino La Opinión publicó declaraciones del activista hispano Fernando Mateos acerca de que «la cadena debe ser más responsable y no mirar el dólar, sino el daño que están haciendo»; y del reverendo afronorteamericano Calvin Butts, quien dijo que «el programa nos trae recuerdos que queremos olvidar».
Pero hay más. Dos temporadas atrás, Survivor se instaló en Guatemala, exactamente en la región del Petén, so pretexto de brindar el entorno de la antigua civilización maya, aunque ocultando premeditadamente a los descendientes de esa etnia que constituyen mayoría en la población actual de ese país.
En esa oportunidad, el crítico Marc Thibault-Bellerose escribió en la revista Nueva Época: «Dejados a sí mismos durante unos 39 días en la selva petenera, los 18 participantes -dicho sea de paso, todos blanquitos- competirán entre ellos para evitar la eliminación […] Survivor valoriza a ultranza la idea de la competencia y de la competitividad de los individuos como valor supremo. Como una metáfora de la sociedad neoliberal, los individuos se encuentran en la selva (el mercado del trabajo, por ejemplo) en donde conviven con otros seres humanos, que a pesar de sus posibles cualidades, deben siempre ser considerados como un competidor. No se puede confiar en nadie porque el otro, como nosotros mismos, está persiguiendo su interés propio, lo que un día u otro tendrá que estar en contradicción con el nuestro. Así, el uso de lo colectivo, el otro, es concebido desde una perspectiva utilitarista, únicamente como un recurso, como otros, para alcanzar su interés individual». Se trata, en suma, de una perversa manipulación de la realidad, bajo la dinámica de la conflictividad y la exclusión. De una consumación del darwinismo social a escala mediática.