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1ª vuelta de las elecciones legislativas

Tensión en Egipto por las trabas a los islamistas en la campaña electoral

Fuentes: Gara/Afp

La elección de 508 diputados de la Asamblea del Pueblo, la más importante de las dos cámaras del Parlamento, se desarrollará en dos vueltas, hoy y el 5 de diciembre. Otros diez escaños más son designados directamente por Mubarak. La oposición y las organizaciones de defensa de los derechos civiles han multiplicado las críticas contra […]

La elección de 508 diputados de la Asamblea del Pueblo, la más importante de las dos cámaras del Parlamento, se desarrollará en dos vueltas, hoy y el 5 de diciembre. Otros diez escaños más son designados directamente por Mubarak.

La oposición y las organizaciones de defensa de los derechos civiles han multiplicado las críticas contra unas elecciones preparadas para beneficiar al Partido Nacional Demócrata (PND) en el poder y que se encuentran muy alejadas de los estándares de una votación libre y democrática.

Sin posibilidad de alternancia en el poder, la principal incógnita es conocer el apoyo de los Hermanos Musulmanes, que pueden perder numerosos diputados respecto a los obtenidos en 2005, cuando lograron uno de cada cinco escaños.

A un año de las elecciones presidenciales, la votación de hoy se presenta como una prueba de la capacidad del poder para preservar una imagen de estabilidad a pesar de las incertidumbres en torno a la salud y a la sucesión de Mubarak, de 82 años y que gobierna Egipto desde hace 29 años.

Operado de la vesícula biliar y de un pólipo del duodeno en marzo, el rais retomó sus actividades y sus visitas, pero no ha desvelado si volverá a presentarse a las presidenciales. Su entorno, en cambio, asegura que está preparado para un nuevo mandato.

Su hijo Gamal, a quien habitualmente se presenta como su eventual sucesor, ha afirmado que no tiene «ambiciones personales».

La campaña legislativa ha estado marcada por numerosos enfrentamientos entre las fuerzas de seguridad y militantes de los Hermanos Musulmanes.

Primera fuerza de oposición del país, esta congregación musulmana ha denunciado la detención de más de un millar de sus simpatizantes en todo el país estas últimas semanas y que se han invalidado de manera abusiva algunas de sus candidaturas.

«Lo que está pasando en estas elecciones supera lo imaginable», denunció Saad al-Katatni, el líder del bloque parlamentario de los Hermanos Musulmanes, denunciando que existe un clima de «fraude» electoral.

Algunos altos responsables gubernamentales han mostrado públicamente su voluntad de que se reduzca la exigua presencia de los islamistas en el Parlamento.

«El PND y los Hermanos Musulmanes son los únicos actores de la escena política. El resto de la oposición se contenta con servir de decorado», considera un editorialista del diario independiente «Al-Masri al-Youm», Hassan Nafaa, para quien los egipcios «no tienen nada que ganar en estas elecciones».

Numerosas organizaciones no gubernamentales egipcias y extranjeras también han criticado el clima en el que se desarrollarán estas elecciones.

«La represión del Gobierno hace que sea extremadamente improbable que este fin de semana se celebren elecciones libres y justas», afirmó la organización Human Rights Watch.

El presidente Mubarak y su primer ministro, Ahmed Nazif, por el contrario, han prometido públicamente elecciones «libres y regulares».

«Vamos a probar al mundo que somos capaces de gestionar un proceso electoral de manera íntegra», aseguró Nazif.

Pero el poder, al mismo tiempo, ha rechazado como «una injerencia inaceptable» las demandas de que hubiera presencia de observadores internacionales, aun a riesgo de enfrentarse a EEUU, su gran aliado en la escena internacional.

La oposición laica, fragmentada en una veintena de partidos, no tiene una estrategia común pero espera aprovechar un retroceso de los islamistas para maquillar un poco su escasa presencia parlamentaria.

Mohammed el-Baradei, ex-responsable de la Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA), no ha logrado convencer a la oposición de que boicotee estas elecciones.

Hermanos musulmanes

Con un micrófono en una mano y el Corán en la otra, Mohammed Beltagui recorre el barrio de Shubra, al norte de El Cairo, con la esperanza de conservar su escaño de diputado logrado en nombre de los Hermanos Musulmanes, basándose en su imagen de médico cercano a los pobres y hombre piadoso.

Pero reconoce que su partido está lejos de poder imponerse frente a las «restricciones» de todo tipo impuestas por un poder que ha jurado que la congregación islamista no reeditará su éxito de 2005, cuando logró un quinto de los escaños.

«Se han anulado conferencias y hasta cuando vamos a los cafés a hablar con la gente, detienen al propietario y cierran el café», asegura este electo, que recorre el barrio tanto de día como de noche, con traje y corbata verde, el color del Islam.

Como los otros 130 candidatos a los que apoya la congregación, Beltagui se presenta como «independiente», ya que el movimiento está prohibido como partido.

Pero los responsables islamistas reconocen que les será difícil resistir a la ofensiva destinada a reducir su grupo parlamentario.

Mehdi Akef, líder de la congregación hasta comienzos de año, cuenta que tras las elecciones de 2005, un visitante le transmitió un mensaje sin ambigüedades de parte de las autoridades: «dicen que os van a partir los huesos».

Y hoy, «nos han roto bien los huesos», declara a France Presse.

A juicio de uno de los altos dirigentes de los Hermanos Musulmanes, Mahmud Ezzat, boicotear las elecciones hubiera sido peor que presentarse en estas condiciones.

«Si no nos presentamos, habrá más restricciones de las libertades en el futuro», aseguró.

Los Hermanos Musulmanes aseguran que unos 1.200 de ellos han sido detenidos desde que en octubre anunciaron que participarían en las elecciones. El poder, por su parte, ha señalado que se han formulado decenas de acusaciones por diferentes motivos tras detenciones en manifestaciones.

El ministro del Interior, Habib el-Adli, justificó los arrestos señalando que «las manifestaciones no forman parte de la campaña electoral y pueden provocar disturbios».

Creada en 1928, la congregación asegura que ha renunciado a la violencia y prioriza la vía democrática para instaurar un Estado basado en la ley islámica. El poder les acusa de tener una visión del Islam retrógrada e intolerante.

Para Amr Shobaki, del Centro Al-Ahram de Estudios Políticos, los Hermanos Musulmanes son también víctimas de su incapacidad para encarnar una alternativa política creíble.

«Veo que su trabajo parlamentario ha fracasado y teniendo en cuenta sus eslóganes religiosos siguen siendo vistos por algunos como una amenaza para la sociedad civil», destaca.

El retorno de miembros de la «vieja guardia» más conservadora, tras una intensa batalla interna a comienzos de año, no ha contribuido a mejorar su imagen, subraya Shobaki.

Enfrentamientos con los coptos dejan en evidencia la tensión entre comunidades

Dos jóvenes cristianos coptos han muerto en los últimos días como consecuencia de los enfrentamientos protagonizados por miembros de esta comunidad -que supone cerca del 10% de la población egipcia- y la Policía.

Las protestas de los coptos se originaron por la decisión administrativa de detener los trabajos de construcción de una iglesia en el barrio cairota de Talabiyah.

Los coptos denuncian su marginación en la sociedad egipcia, en particular en lo que se refiere al acceso a la función pública, y las trabas administrativas a la ampliación de iglesias.

http://www.gara.net/paperezkoa/20101128/234690/es/tension-egipto-trabas-islamistas-campana-electoral