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The United States of Israel

Fuentes: Rebelión

Traducido para Rebelión por Nadia Hasan y Christine Lewis Carroll

Parece que no hay que esperar cuatro años para descubrir que Hillary Clinton no es más que un fraude, tanto como su predecesora en el cargo, Condoleezza Rice.

La infame Rice realizó 24 visitas a la Ramala ocupada y al Jerusalén ocupado, balbuceando sobre el «proceso de paz» y la visión de George Bush de dos estados, uno al lado del otro, Israel y Palestina, viviendo en paz.

A la larga, sin embargo, se demostró más allá de cualquier duda que era una emisaria mentirosa, representando a un jefe aún más mentiroso.

Por lo tanto, uno puede preguntarse si Hillary Clinton volverá a representar el mismo absurdo espectáculo, las mismas mentiras, el mismo engaño.

Durante su reciente visita a la Palestina ocupada, la ex senadora por Nueva York, que ya había demostrado ser un sumiso peón al servicio de los círculos sionistas, reiteró los mismos tópicos sobre el compromiso de EE.UU. con respecto a la solución de los «dos estados».

Sin embargo, no se atrevió a pronunciar palabra en contra de la expansión definitiva de colonias judías en Cisjordania. No es necesario señalar que la incesante construcción intensiva de colonias exclusivas para judíos ha hecho que la perspectiva de un estado palestino viable sea totalmente irreal, si no francamente imposible.

Incluso los partidarios incondicionales pro israelíes, gente como Bob Simon de la CBS, han llegado a reconocer que la solución de los dos estados está muerta y que el tiempo para ello ya ha pasado.

Si es así, ¿cómo podría el gobierno de Obama estar verdaderamente comprometido con la solución de los dos estados cuando el mismo gobierno sigue apoyando a Israel para construir cada vez más colonias en los territorios ocupados? El silencio, en este caso, significa respaldo, y tanto el mono estadounidense como el organista israelí lo saben perfectamente.

Lejos de llamar a las cosas por su nombre, la Sra. Clinton afirmó el leal compromiso de EE.UU. con la seguridad de Israel, como si el régimen nazi de apartheid, que posee cientos de cabezas nucleares y tiene uno de los ejércitos más fuertes del mundo, estuviera enfrentándose a amenazas creíbles.

Clinton fue bastante silenciosa sobre la reciente agresión genocida en Gaza, que dejó la mayor parte del territorio costero completamente destruido y más de 6.000 hombres, mujeres y niños muertos o mutilados, gracias a las armas de muerte fabricadas y suministradas por Estados Unidos que Israel desató en contra de la hambrienta e indefensa población de Gaza.

Ese silencio sólo refuerza la impresión de que Clinton no es capaz de comportarse con honestidad, un sine qua non para contar con la capacidad de lograr una paz justa y duradera. Después de todo, ella pertenece a una generación políticamente promiscua de políticos estadounidenses en cuyo léxico palabras como la honestidad, la moralidad y la justicia en realidad no existen.

Examinemos algunas otras declaraciones pronunciadas por la Sra. Clinton. Mientras se encontraba en Jerusalén, dijo que Israel tiene derecho a defenderse y que ningún país podría tolerar que se dispararan cohetes sobre sus centros de población.

Bueno, esta es una verdad a medias, lo que es peor que una gran mentira.

Y es así porque ella insensiblemente hizo oídos sordos al hecho de que los «cohetes» fabricados con chatarra eran en realidad el grito desesperado de un pueblo que se consume bajo un asedio criminal sin precedentes en su dureza desde el sitio del Ghetto de Varsovia en 1942-43.

Así las cosas, se podría preguntar a la Sra. «Inocente en el Extranjero» ¿cómo pensaba que la población presa atormentada de Palestina debería actuar mientras Israel convertía su enclave en un verdadero campo de concentración? ¿Morir sin hacer ruido? ¿O simplemente aceptar el status de talladores o aguadores con respecto a los Übermenschen, los Escogidos?

¿O simplemente escuchar otra de sus repugnantes declaraciones mientras mantiene una amistosa conversación con el Primer Ministro israelí designado Benjamín Netanyahu, quien ha declarado repetidamente que no permitirá la creación de un verdadero estado palestino soberano en Cisjordania?

Clinton señaló que iba a trabajar con cualquier gobierno elegido por el pueblo de Israel.

Entonces ¿por qué se niega a tratar con cualquier gobierno elegido por el pueblo palestino?

¿Acaso piensa que los palestinos son «hijos de un Dios menor» que aún no han alcanzado la mayoría de edad, si es que alguna vez lo hagan?

Es más, ¿quién se cree que es esta señora al negar a nuestro pueblo el derecho natural de elegir a nuestro propio gobierno?

Hace unas semanas, los israelíes eligieron un nuevo Knesset [parlamento israelí] cuyos miembros son en su mayoría auténticos fascistas, muchos de los cuales exigen descaradamente la limpieza étnica de los no judíos. Otros abogan por el genocidio contra la comunidad palestina en Palestina, cuya existencia es anterior en miles de años a la llegada de los inmigrantes jázaros de Europa del Este.

Pero no oímos nada ni de Clinton, ni de Obama, ni de otros prostituidos políticos de Washington D.C., ni en el pasado ni en el presente; su acercamiento unilateral al conflicto árabe-israelí es responsable del derramamiento de sangre y opresión continuos en esta parte del mundo.

La Sra. Clinton puede ser tentada a pensar que el dinero manchado de sangre que prometió para la reconstrucción de Gaza y el apuntalamiento del Judenrat palestino en Ramala induzca a los palestinos a elegir un gobierno que entregaría o comprometería los derechos inalienables de nuestro pueblo a regresar a sus hogares y ciudades en lo que es ahora Israel. No; esto no ocurrirá pase lo que pase.

Esto no ocurrirá porque lo que está en el corazón queda en el corazón, y tanto colaboracionistas como traidores – da igual cómo se les llame – serán a la larga aplastados.

Y ahora unas palabras dirigidas a aquellos ingenuos dirigentes palestinos y árabes que barajan las mismas falsas esperanzas cada vez que una nueva administración estadounidense llega al poder.

Es hora de que se den cuenta de que sin una verdadera revolución en Washington, una que libere al gobierno y al pueblo estadounidenses del dominio sionista, no hay ninguna posibilidad de que los Estados Unidos puedan contribuir a la paz en Palestina.

En estos momentos, Israel controla estrechamente al gobierno estadounidense, incluyendo el Congreso y los medios de comunicación, especialmente aquellos medios que fijan las agendas políticas. Además, los dirigentes israelíes se jactan de la influencia de Israel en la vida política de Estados Unidos.

«No pedimos a nuestros amigos estadounidenses que hagan tal o cual cosa, les ordenamos que lo hagan», sugirió un dirigente israelí recientemente.

Esto significa que mientras Israel continúa llevando la voz cantante en Washington D.C. y dirigentes como Hillary Clinton continúan temblando por temor a contrariar al poderoso lobby sionista, que explota a Estados Unidos y sus recursos con el propósito de conseguir la expansión territorial judío-sionista en el Próximo Oriente, confiar en Estados Unidos para traer la paz a la zona raya en soñar despierto.

Un país que está prácticamente esclavizado por el dinero y poder israelíes no es libre para conseguir la paz.

Tal estado podría llamarse los «Estados Unidos de Israel» y no los «Estados Unidos de América».

En los últimos años y meses, algunos políticos estadounidenses han advertido que la subordinación descomunal de Estados Unidos a Israel podría tener graves consecuencias.

Se le atribuye a Michael Scheuer, antiguo analista de la CIA y ahora asesor de la CBS, haber dicho «nuestro apoyo incondicional a Israel fue la principal causa del 9/11».

Anthony Zinni, el primer enviado de George Bush al Próximo Oriente, declaró que «los Estados Unidos invadieron Iraq por Israel y petróleo».

Ahora Israel acosa a la administración Obama para atacar a Irán con el fin de afianzar la supremacía militar de Israel en Oriente Próximo y más allá.

Algunos dirigentes gubernamentales estadounidenses reconocen este acoso en privado, pero no lo denuncian por miedo a perder su empleo.

Pero lo que sí es evidente es que el abrazo de Estados Unidos al colonialismo y criminalidad de Israel imposibilitará cualquier oportunidad de paz en Palestina.

En resumen, USA necesita a políticos que sean más honrados que temerosos de la ira del lobby judío.

Sin embargo, esto no ocurrirá hasta que la opinión pública mayoritaria de Estados Unidos no descubra el papel desastroso que Israel y sus agentes representan en la vida de su país.