Traducido para Rebelión por J. M. y revisado por Caty R.
Si eres palestino, te será difícil encontrar algo con lo que identificarte en las tiendas de campaña en la ciudad de Tel Aviv en Rothschild Boulevard, hasta que llegas a la tienda de campaña de 1948. Mi primer paseo por allí fue hace unos días, cuando decidí llegar hasta la tienda 1948. El principal mensaje de la tienda 1948 es que la justicia social debe ser para todos. Reúne a los ciudadanos judíos y palestinos que creen en la soberanía compartida en un Estado para todos sus ciudadanos.
Yo, como palestina, no me siento parte del movimiento 14 de julio, y no estoy allí porque sea parte. Casi cada rincón de este campamento me recuerda que no me quieren en este lugar. Mi primera impresión de allí era bastante deprimente, me encontré con un montón de banderas israelíes, con un hombre dando una conferencia a los jóvenes sobre sus recuerdos de «la guerra del 48» desde una perspectiva sionista, otro grupo que marchaba con carteles pidiendo la liberación de Gilad Shalit, otros cantando canciones sionistas. Ciertamente, éste no es el lugar al cual el 20% de la población sentiría que pertenece. El segundo día me encontré con Ronen Shuval, de Im Tirtzu, la organización de extrema derecha, dando una charla incitando al odio a las organizaciones de izquierda y de derechos humanos. Los colonos ya habían establecido una tienda de campaña y bailaban con alegría.
La existencia de la tienda 1948 en el campamento constituye un desafío a las personas que toman parte en el movimiento 14 de julio. En los primeros días, la tienda fue atacada por un grupo de activistas de derecha, golpearon a los activistas y rompieron la bandera palestina de la tienda. Algunos de los líderes del movimiento 14 de julio dijeron claramente que incentivando el meollo de las cuestiones relacionadas con la comunidad palestina en Israel y la ocupación harían que la lucha «perdiera su impulso». A menudo dijeron que la lucha es social, no política, como si hubiera una diferencia. Tienen miedo de perder seguidores si remarcan la cuestión palestina.
Lo cierto es que ésta es la verdad.
La verdad es que esto es exactamente lo que podría ayudar a Netanyahu, si presiona el botón del miedo, recrea el «enemigo» y reproduce la «amenaza a la seguridad», a silenciar este movimiento. El problema no es con Netanyahu, que no es el primer líder israelí que confía en esto. El principal problema es que los israelíes no están listos todavía para ver más allá de los muros que les rodean.
Sin embargo, hay que admitirlo, algo está sucediendo, los israelíes están despertando. Hay un proceso, las personas se reúnen, discuten temas. La Asamblea General de los campamentos decidió el viernes que no aceptará ningún mensaje racista entre sus participantes. Incluso a la tienda de 1.948 llegaron muchos israelíes, leyeron los folletos, escucharon lo que la tienda de 1948 representa y discutieron con calma. Tal vez si yo fuera una judía israelí estaría orgullosa del movimiento 14 de julio. Pero no soy una judía, no soy sionista, soy palestina.
No quiero beatificar la realidad, o esconder nada en favor de «tácticas» y no voy a aceptar migajas. Yo quiero hablar de la justicia histórica, quiero hablar de la ocupación, quiero hablar acerca de la discriminación y el racismo, quiero poner todo sobre la mesa, y quiero hablar de ellos en el corazón de Tel Aviv.
La justicia social no puede dividirse ni clasificarse. Si no es la justicia para todos, incluidos todos los palestinos, entonces es una justicia falsa, es la justicia de los privilegiados o la «justicia sólo para los judíos», exactamente como funciona la democracia israelí «sólo para los judíos». El movimiento 14 de julio es una gran oportunidad para los israelíes de negarse a que su Estado continúe a ahogándose en un régimen de apartheid.
Abir Kopty es analista de los medios de comunicación, consultora y activista política, ex miembro del Consejo de Nazaret y ex portavoz de Mossawa, el Centro de Defensa de los ciudadanos árabes en Israel. blog de Abir Kopty aquí. Twitter: feed@abirkopty.