El anuncio realizado a la misma hora el pasado 17 de diciembre de 2014 por los presidentes de Cuba, Raúl Castro Ruz y de Estados Unidos, Barack Obama de comenzar conversaciones para restablecer las relaciones diplomáticas rotas unilateralmente por Washington en 1960, abrió una nueva etapa entre ambos países y a la vez, da un […]
El anuncio realizado a la misma hora el pasado 17 de diciembre de 2014 por los presidentes de Cuba, Raúl Castro Ruz y de Estados Unidos, Barack Obama de comenzar conversaciones para restablecer las relaciones diplomáticas rotas unilateralmente por Washington en 1960, abrió una nueva etapa entre ambos países y a la vez, da un tiro de gracia a la Ley de Ajuste Cubano.
Después de mantener por 54 años una política de bloqueo para tratar de ahogar a Cuba por hambre, el presidente estadounidense ha comprendido, como afirmó en su declaración que no tiene sentido seguir una política que por más de cinco décadas no ha logrado el objetivo de imponer cambios políticos y económicos en Cuba.
Ahora tratarán de imponer la política del palo y la zanahoria que Estados Unidos utilizó siempre en sus acciones contra América Latina y que Cuba conoce perfectamente y esta dispuesta a rechazar.
El pueblo cubano junto a la dirección del gobierno revolucionario ha cerrado filas en los momentos más difíciles y pese a enormes dificultades y necesidades logró salir de la crisis y mantener su soberanía e independencia.
Por citar un ejemplo, a finales de la década de 1980 y principios de la de 1990, cuando se derrumbó el campo socialista europeo y Cuba se quedó a la deriva al perder el 85 % de su comercio y caer más de un 36 % su Producto Interno Bruto, se buscaron soluciones extremas que permitieron mantener la unidad del pueblo y salir poco a poco de ese abismo económico-financiero.
Si las relaciones entre Cuba y Estados Unidos se llegan a concretar, pese a los ataques contra la medida que se prevé realicen los elementos más ultraderechistas y conservadores de los partidos Demócrata y Republicano, a la ley de Ajuste Cubano le quedaría poco tiempo pues se ha convertido en un fenómeno cada vez más creciente de la emigración ilegal y el tráfico o contrabando de personas con destino a los Estados Unidos.
En las primeras conversaciones efectuadas en La Habana por las delegaciones de ambos países, este 21 de enero, presididas por Edward Alex Lee, subsecretario asistente del Buró para asuntos del Hemisferio Occidental del Departamento de Estado, y por la directora general de Estados Unidos de la Cancillería cubana, Josefina Vidal, el primer tema tratado fue precisamente el de la emigración ilegal y la Ley de Ajuste Cubana.
En el encuentro, Vidal planteó la preocupación por esa arbitraria ley y la política de «pies secos, pies mojados» que es el principal estímulo a la emigración ilegal desde la Isla.
Asimismo, La Habana rechazó la política norteamericana de otorgarles parole a los profesionales y técnicos de la salud cubanos en terceros países para que abandonen su labor lo que se ha convertido en un «robo de cerebros» en aras de debilitar el desarrollo científico de la Isla, y cuya normativa fue establecida en 2006 por la administración de George W. Bush.
Alex Lee ratificó que se mantendría esa ley sin ofrecer alguna justificación posible.
La Ley de Ajuste Cubano y la cláusula de «pies secos, pies mojados» han provocado a lo largo de estos años numerosas muertes de personas que tratan por todos los medios de abandonar la Isla para tratar de alcanzar el ilusorio «sueño americano».
Cientos de personas, en su mayoría jóvenes, embrujados por los cantos de sirenas, se lanzan al mar en frágiles embarcaciones rudimentarias, contactan con traficantes de personas o viajan a terceros países para, en viajes sumamente peligrosos, tratar de alcanzar las fronteras estadounidenses donde les dan, por ser cubanos, «asilo político».
No son pocos los que tras cometer delitos de robos, desfalcos y hasta asesinatos salen clandestinos del territorio nacional cubano y son recibidos con los brazos abiertos en Estados Unidos.
Como se desprende, Washington no podrá establecer disciplina en sus propias costas mientras exista esa Ley, y continúe financiando, incentivando y perfeccionando los métodos de transmisión radial que incesantemente alientan las salidas ilegales, como parte de la guerra política y psicológica contra Cuba.
Según el Departamento de Aduanas y Protección de Fronteras (CBP) la cantidad de cubanos que entraron por el aeropuerto internacional de Miami con visa de visita familiar o visa de inmigrante se elevó a 56,410 hasta el pasado julio. De ese total, unos 9,700 pudieran tratarse de personas que llegan con pasaporte español u otra nacionalidad europea y pide luego acogerse como refugiado a la Ley de Ajuste Cubano (CAA).
Las cifras del CBP sobre entradas de cubanos abarcan 121 puntos fronterizos, estaciones migratorias y aeropuertos durante el presente año fiscal. El área de mayor penetración es la frontera mexicana, que registra ya más de 14,000 personas que sufren inmenso peligros en los trayectos.
Un solo caso puede ejemplificar el porqué la ley se considera «asesina». La Armada Mexicana rescató a fines de agosto a un grupo de 17 balseros frente a las costas de Yucatán. Viajaron en un bote casero y permanecieron 24 días a la deriva. Dos de los rescatados murieron debido a su grave estado de deshidratación. Pero la tragedia se multiplicó días después al conocerse que el grupo inicial era de 32 pasajeros y que uno a uno fue muriendo de sed y los sobrevivientes no tuvieron más opción que tirar los cadáveres al mar, mientras bebían sangre y orina para tratar de mantenerse vivos.
Esperemos que la sensatez prime en estas primeras conversaciones que se realizan en La Habana después de los anuncios oficiales realizados por los presidentes Barack Obama y Raúl Castro el pasado 17 de diciembre, y que las autoridades estadounidense comprendan de una vez que esa Ley asesina no es de beneficio para ninguna de las dos naciones.
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