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Toda la bilis y la vileza del mundo en el editorial del global-imperial del lunes 22 de mayo

Fuentes: Rebelión

Pero aún le querían hundir más. Aconsejada por los notables del partido, la gestora decidió prolongar el periodo de interinidad para que los militantes se olvidasen del secretario general defenestrado y este se acabase de desfondar. No bastaba con haberle derrotado, tenían que laminarlo. Un sanedrín formado por Felipe González, Alfredo Pérez Rubalcaba, José Luis […]

Pero aún le querían hundir más. Aconsejada por los notables del partido, la gestora decidió prolongar el periodo de interinidad para que los militantes se olvidasen del secretario general defenestrado y este se acabase de desfondar. No bastaba con haberle derrotado, tenían que laminarlo. Un sanedrín formado por Felipe González, Alfredo Pérez Rubalcaba, José Luis Rodríguez Zapatero y Javier Fernández marcaba la línea del partido. Los circuitos de opinión del PP también se sumaban a la cruzada contra Sánchez. Política de unidad nacional. Una amplia coalición de signo oficialista llevaba en volandas a Susana Díaz, presentada como garantía de estabilidad del sistema. Entretanto, se acentuaba el deterioro de la moralidad pública. La dilación de las primarias se convertiría en un fatal error. Una nueva oleada de casos de corrupción reavivaba hace un mes la indignación ciudadana. Vuelve a haber mucho vapor en las cañerías y la primera rendija eran las primarias socialistas. Sánchez ha ganado de manera indiscutible. La derrota de la coalición oficialista y de su potente círculo mediático e intelectual es impresionante.

Enric Juliana (2017)

 

El batacazo de Susana Díaz no es sólo el de una ferviente cofrade de Triana que lleva toda la vida pegada al generoso grifo del aparato socialista, que a tantos alimenta, y bien, en Andalucía, sino sobre todo el fracaso rotundo de la oligarquía que domina España, desde el bipartidismo a los medios pasando por el Ibex- 35 y los dinosaurios de la vieja política (Felipe González, Alfonso Guerra, José Bono, Zapatero, Rubalcaba y consortes). Ojo a la carretera que vienen curvas. Rajoy ha torcido el gesto, el aspirante a Macron juzga negativo el rechazo al pasteleo con el PP manifestado por los militantes socialistas, TVE corta la conexión al conocerse el triunfo de Pedro Sánchez, al cazurro del concejal socialista madrileño Antonio Carmona se le desencaja el rostro ante las cámaras, la sultana ni siquiera se atreve a pronunciar el nombre de su secretario general «electo» en un indisimulado rencor por su derrota, el diario global El País echa mala baba en un editorial contra esos desalmados que se atreven a votar y a elegir a quien fue «suicidado» en el comité federal… Malos tiempos no para la lírica sino para el sainete nacional en que han convertido el país: para los corruptos que gobiernan, para los cuentistas que pintan de color de rosa la pocilga y para los que mueven los hilos del tinglado desde los grandes bancos y empresas.

Andrés Martínez Lorca (2017)

 

Los que urdieron el golpe institucional del pasado octubre han sido derrotados. No es frecuente.

«El ‘Brexit’ del PSOE» es el titular. «La victoria de Sánchez profundiza la crisis del Partido Socialista» es la entradilla del primer editorial de El País del pasado lunes 22 de mayo. Posiblemente lo escribieron la misma noche del 21 y no es imposible que Pérez Rubalcaba y Cebrián, y algunos de sus próximos, fueron los autores de uno de los textos -¡y hay muchos!- con más rabia y más mala baba de los escritos en estos últimos años. Segrega bilis, impotencia, rabia, vileza por todos los poros. Veamos; siento comentar un texto de estas características..

La victoria de Pedro Sánchez en las primarias del partido socialista, se afirma, sitúa al PSOE en una de las coyunturas más difíciles de su larga historia. Primer toque sentencial, se afirma sin argumentar nada. El retorno a la secretaría general de «un líder con un legado tan marcado por las derrotas electorales, las divisiones internas y los vaivenes ideológicos no puede sino provocar una profunda preocupación». La primera estocada fuerte, al hígado. Prosigue: la propuesta programática y organizativa de Pedro Sánchez y su equipo «ha recogido con suma eficacia otras experiencias de nuestro entorno, desde el Brexit hasta el referéndum colombiano o la victoria de Trump» (otro golpe bajo) donde la emoción y la indignación, ciega por supuesto,, «se han contrapuesto exitosamente a la razón, los argumentos y el contraste de los hechos» que, sin ninguna duda, representaba Susana Díaz y ellos mismos, los directores de la puesta en escena de la candidata derrotada. Sin más consideraciones

Pero hay más. En este sentido, debe ser en el sentido de la irracionalidad y la indignación ciega, «la victoria de Sánchez no es ajena al contexto político de crisis de la democracia representativa, en el que se imponen con suma facilidad la demagogia, las medias o falsas verdades y las promesas de imposible cumplimiento». Más estocadas con crisis de la democracia representativa cuando los resultados no son los deseados y lo de siempre, demagogia y falsas verdades cuando la opción vencedora no es la suya.

Finalmente, afirman a continuación, «España ha sufrido también su momento populista». ¿Pero no habían dicho que España ya había sufrido otros momentos populistas en otras ocasiones? Ha sufrido ese momento pop, prosiguen, «en el corazón de un partido esencial para la gobernabilidad de nuestro país, un partido que desde la moderación ha protagonizado algunos de los años más prósperos y renovadores de nuestra historia reciente». Es decir, el PSOE del sistema, el PSOE domesticado, el PSOE del bipartidismo, el PSOE alternancia PP, es el único que vale. Lo mismo, añaden para que no haya dudas, «le ocurrió en los meses pasados al socialismo francés, que se encuentra al borde de la desaparición de la mano del radical Benoît Hamon. Y un desastre parecido se avecina en el laborismo británico, dirigido por el populista Jeremy Corbyn». Es decir, cualquier pequeño y muy ligero giro a la izquierda es considerado irracional e irresponsable. Lo único que vale es el social-liberalismo. Lo otro, cualquier otra opción, es una cosmovisión trasnochada, irracional. El fin de la historia lo han decretado ellos esta vez.

Sería ilusorio pensar, sostienen, «que el PSOE no está en este momento ante un riesgo de la misma naturaleza». En todos los casos, la demagogia, conocida señalan, «en Podemos o Trum», de los «de abajo contra los de arriba se ha impuesto a la evidencia de la verdad, los méritos y la razón». Repetición de lo mismo: ellos y Susana Díez representan la verdad y la razón, y más incluso: los méritos. Podemos y Trump están en la misma línea demagógica.

Sánchez ha construido su campaña, afirman, «sobre dos promesas de imposible cumplimiento». Veámoslas. Una, «conformar, con la actual configuración del Parlamento, una mayoría de gobierno alternativa al Partido Popular… el PSOE no tiene la fuerza ni la capacidad de construir una mayoría de gobierno estable». Aunque creo que no ha sido esa la promesa exacta de Sánchez, ¿por qué no es posible esa opción en estos momentos, incluso con la actual composición del Parlamento? La segunda promesa, añaden, «ha sido la de redibujar el Partido Socialista como una organización sin instancias intermedias en la que solo existe un líder, el secretario general, y los militantes». Como es evidente, eso es falso, no hay tal reconstrucción organizativa hasta el moento y hay un congreso en ciernes.. La realidad, afirma el editorial, «es mucho más compleja: el PSOE es un partido profundamente descentralizado, tanto desde el punto de vista orgánico como territorial, donde existen múltiples instancias de poder con las que es inevitable contar. No entender ni respetar esa pluralidad y complejidad es lo que le llevó a perder la secretaría general en octubre pasado». ¿Eso es lo que llevó a Sánchez a perder la secretaria general? ¿No fue un evidente golpe de estado institucional partidista cuya falta de base se ha visto, precisamente, en el resultado del pasado 21 de mayo?

Fue la combinación de esos dos hechos, señalan otra vez la misma idea, «la imposibilidad de gobernar y la negativa a aceptar las consecuencias, lo que llevó a Pedro Sánchez a perder el apoyo del comité federal y, eventualmente, a dimitir» Es obvio que no fue así, que la trama de la que PRISA (Cebrián, González, Rubalcaba) participó consiguió lo que buscaba.. Las circunstancias no han cambiado, sostienen, «así que Sánchez vuelve al punto de partida de octubre. Con una diferencia crucial: que lo hace después de una serie de giros ideológicos en cuestiones clave (las alianzas con Podemos y el concepto de nación) que le alejan aún más de la posibilidad de gobernar». En síntesis, de nuevo van a por él. Recordemos que en la entrevista con Jordi Évole para «Salvados» habló Sánchez de las presiones ejercidas por el grupo PRISA. Eso no se perdona.

En un momento en el que España enfrenta un grave problema territorial en Cataluña, afirman finalmente, «era más necesario que nunca que el PSOE se configurase como un partido estable y capaz de suscitar amplios apoyos». Es decir, el suyo, el de los «grandes hombres» del país. Lamentablemente, de nuevo la crónica del desastre que anuncian, «el proyecto de Sánchez, en el que no cuenta con nadie que represente el legado de 22 años de Gobierno del PSOE ni ningún poder territorial significativo, aboca al partido a la profundización de una ya gravísima crisis interna». Como demuestran las debacles electorales que sufren los socialistas en toda Europa, otra vez el mismo mantra que olvida por ejemplo la situación portuguesa, «y como ya han experimentado los socialistas en España, los márgenes para la supervivencia y relevancia del proyecto que aspiran a encarnar son de por sí ya muy estrechos». En esas circunstancias, sentencian felices de conocerse a sí mismo, «la confusión ideológica y el modelo de partido asambleario en el que se ha apoyado Sánchez fácilmente podrá desmovilizar aún más a sus votantes y alejar a los socialistas del poder». Más ventilador, más porquería para los otros.

En síntesis: hay que hacer lo que el poder manda, lo que ellos deciden, y, si no, palo, palo y palo. Por sus hechos y editoriales les conoceréis. Empiezan ser, lo son desde hace tiempo, pura reacción, la avanzadilla del sistema. ¡Qué asquillo!

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de la autora mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.