Este jueves por la noche, 15 de agosto de 2013, el ambiente es de recogimiento. NInguna manifestación está prevista, según Sami Boukhelifah de RFI. Pero han tenido lugar obsequias. Hay cadáveres todavía amontonados, en particular en la mezquita al-Iman, en el noreste de El Cairo. En cuanto un cadáver es identificado, se celebra un oficio […]
Este jueves por la noche, 15 de agosto de 2013, el ambiente es de recogimiento. NInguna manifestación está prevista, según Sami Boukhelifah de RFI. Pero han tenido lugar obsequias. Hay cadáveres todavía amontonados, en particular en la mezquita al-Iman, en el noreste de El Cairo.
En cuanto un cadáver es identificado, se celebra un oficio religioso y la familia puede recuperar el cuerpo del difunto. Los Hermanos Musulmanes intentan organizarse, hacerlo rápidamente. Con el calor, los cuerpos comienzan a alcanzar un nivel de descomposición avanzada. Hay camiones que entregan permanentemente hielo para hacer frente a esta situación.
Este viernes, tras la oración, los Hermanos Musulmanes tienen la intención de volver a la lucha. El temor a un nuevo escenario dramático es palpable. Enterrando a sus muertos, este jueves por la noche, los partidarios del presidente depuesto repetían este eslogan: «Nuestra movilización era pacífica». Había que entender: a partir del viernes, ya no lo será.
Según la misma fuente, el general Al-Sissi es el responsable designado por los Hermanos Musulmanes. El toque de queda se ha prolongado por segunda noche consecutiva, de las 19 h a las 6 h. Ha sido levantado en Charm el-Cheikh, en el sur del Sinaí, por demanda del ministro de turismo (Ahram Online, 15 de agosto). Según las autoridades coptas, 36 iglesias han sido quemadas en 9 provincias, incluyendo Minya, Sohag y Assiut, región en la que la presencia copta es importante. Al-Sissi ha declarado que el ejército financiaría la restauración de las iglesias quemadas, lo que está lejos de ser contradictorio con las manipulaciones confesionales.
Reproducimos a continuación la traducción de un artículo publicado en la página en inglés Ahram Online del 15 de agosto de 2013 (Redacción de A l´encontre).
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Mientras los partidos y grupos políticos más importantes saludan la dispersión, el miércoles 14 de agosto, de las concentraciones de los partidarios de Mohamed Morsi en El Cairo, describiendo esta decisión como un «mal inevitable», la acción policial ha levantado sin embargo críticas por parte de algunas fuerzas políticas.
El Llamamiento Salafista y su brazo político, el partido Al-Nour, han publicado una declaración el miércoles, por la tarde, condenando la utilización de la fuerza para dispersar las concentraciones. Se lee en ella: «Hemos puesto en guardia desde hace mucho contra el peligro de una carnicería así como contra la dinámica de las movilizaciones y de las contramovilizaciones y sus efectos sobre la unidad del país no deberían ser objeto de compromisos».
El partido Al-Nour y el Llamamiento Salafista exigen que «quienes pertenecen a la tendencia islamista» sean asegurados de que no hay ninguna dominación de los liberales y los izquierdistas sobre el gobierno así como sobre el comité que está procediendo a enmendar la Constitución.
Esta declaración ha sido emitida tras una jornada sangrienta que ha visto a más de 500 personas muertas en los enfrentamientos que se han desarrollado entre la policía y los Hermanos Musulmanes en todo el país en el contexto de la decisión de dispersar las concentraciones pro-Morsi que se vienen desarrollando desde hace seis semanas.
El partido Al-Nour es el único grupo islamista que ha aprobado la hoja de ruta presentada por el ejército tras las manifestaciones masivas que reivindicaban elecciones presidenciales anticipadas el 30 de junio pasado.
La declaración pone igualmente en guardia contra la «cara extremista del laicismo» tal como se presenta en los medios, que lleva a muchos a creer que está en curso «una guerra contra el islam», provocando con ello un debilitamiento de los esfuerzos de cara a una reconciliación.
El Llamamiento Salafista y el partido Al-Nour tienen al gobierno por responsable de la carnicería. Exigen que se ponga fin a la crisis actual haciendo uso «de otra solución diferente a las masacres».
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El Movimiento de los Jóvenes del 6 de abril (Frente Ahmed Maher, ingeniero, uno de los confundadores de este movimiento) ha condenado la dispersión por la fuerza de las concentraciones de los partidarios de Morsi así como los ataques contra las iglesias en Alto Egipto durante lo que ha llamado un «miércoles negro», afirmando que no solo la sangre egipcia está barata a pesar de la gran revolución de enero (2011), sino que ahora ya es gratuita.
La declaración del movimiento, publicada el jueves por la mañana, indica que «ha quedado claro que todos los partidos que luchan por el poder se preocupan muy poco por los egipcios o utilizan sus cadáveres como una herramienta para sus objetivos. Los dirigentes de los Hermanos Musulmanes han sacrificado a sus miembros por el poder, mientras que las fuerzas de seguridad no se han privado de atacarles con brutalidad y violencia».
«Las personalidades dirigentes de los Hermanos Musulmanes así como el gobierno interino han preferido un enfrentamiento sangriento a fin de alcanzar sus objetivos; el régimen quería afirmar su poder mientras que los Hermanos Musulmanes deseaban utilizar la sangre de las víctimas para beneficiarse políticamente», añade el movimiento, que precisa que todos los partidos estaban de acuerdo en utilizar la violencia más que en buscar soluciones pacíficas.
El grupo revolucionario condena igualmente los ataques contra los puestos de policía que han tenido lugar en varias provincias.
«La única forma de poner fin a la crisis actual y colocar al país en un camino democrático reside en una solución política que permita la realización de los objetivos de la revolución -la solución que ha sido expresada por el vicepresidente dimisionario, Mohamed El-Baradei», concluye el movimiento, añadiendo que la violencia conducirá a más violencia.
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Los Revolucionarios socialistas han publicado igualmente una declaración de condena de la liquidación de las concentraciones de Rabaa Al-Adawiay y del parque Al-Nahda, describiendo su dispersión como «una masacre preparada de antemano» y teniendo al general Abdel Fattah al-Sissi, el comandante en jefe de las fuerzas armadas, por responsable de lo que ha ocurrido.
«Sin embargo, hay que resituar los acontecimientos de hoy en su contexto, es decir su utilización por los militares para romper las huelgas obreras. Hemos asistido igualmente al nombramiento de nuevos gobernadores provinciales, en gran medida salidos de las filas de los restos del antiguo régimen, de la policía y de los generales del ejército. Además, están las políticas realizadas por el gobierno del general Abdel Fatah Al Sissi. Éste ha adoptado una hoja de ruta claramente hostil a los objetivos y a las reivindicaciones de la revolución egipcia, es decir: libertad, dignidad y justicia social».
La declaración insiste sin embargo en que los Revolucionarios socialistas están resueltamente opuestos a los Hermanos Musulmanes y sus políticas.
«Este es el contexto en el que se desarrolla la masacre brutal realizada por el ejército y la policía. Se trata de un ensayo sangriento de la próxima liquidación de la revolución egipcia. Su objetivo es romper la voluntad revolucionaria de todas y todos los egipcios que reclaman sus derechos -se trate de los pobres, de los trabajadores y trabajadoras o de los jóvenes revolucionarios- instaurando un estado de terror».
Los Revolucionarios socialistas condenan igualmente los ataques contra las iglesias en Alto-Egipto.
«La reacción de los Hermanos Musulmanes y de los salafistas, que consiste en ataques contra los cristianos y sus iglesias, es sin embargo un crimen sectario que no hace más que servir a las fuerzas de la contrarrevolución. El estado de Mubarak y Al-Sissi, que jamás han defendido a los coptos y sus iglesias, son cómplices de esta abyecta tentativa de provocar una guerra civil, en la que los cristianos egipcios serán las víctimas de los reaccionarios Hermanos Musulmanes».
Tanto el Movimiento de los Jóvenes del 6 de abril como los Revolucionarios socialistas estaban entre los grupos que participaron en la preparación de las manifestaciones del 30 de junio contra Morsi, exigiendo que abandonara el poder.
Artículo publicado en inglés el 15 de agosto en la página de Ahram Online.
Traducido de la versión publicada en http://alencontre.org/