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Entrevista con el filósofo catán Eduardo Subirats

«Tras el 11 de septiembre en EEUU se ha constituido un nuevo totalitarismo»

Fuentes: La Jornada

«A casi siete años de los atentados del 11 de septiembre de 2001, en Estados Unidos se ha constituido una realidad nueva que ha sorprendido al mundo intelectual», dice Subirats. «De un virtual totalitarismo se ha pasado a un imperialismo peligroso: ese país está reconfigurando el mapa mundial, y lo peor es que el pensamiento […]

«A casi siete años de los atentados del 11 de septiembre de 2001, en Estados Unidos se ha constituido una realidad nueva que ha sorprendido al mundo intelectual», dice Subirats. «De un virtual totalitarismo se ha pasado a un imperialismo peligroso: ese país está reconfigurando el mapa mundial, y lo peor es que el pensamiento ha desaparecido en esa nación: no hay un verdadero diálogo, las universidades están muertas intelectualmente», afirma.

De visita en México para presentar su libro La existencia sitiada (Editorial Fineo), el catedrático de la Universidad de Nueva York deplora que las instituciones de educación superior en Estados Unidos se han convertido en »aparatos burocráticos de poder tecnológico».

Incomunicación social

En entrevista con La Jornada explica que su libro se gestó a partir del 11 de septiembre de 2001. El autor quería reflexionar sobre una situación que se generó en ese país »y que no ha sido analizada: el terror social mediáticamente organizado».

Luego de los atentados a las Torres Gemelas, »la consigna de los mass media fue quédese en casa, trabaje y consuma normalmente, ¡algo absurdo! Bajo esta situación de incomunicación social, los medios de comunicación comenzaron un bombardeo de propaganda nacionalista para despolitizar los sucesos y convertirlos en un ataque místico, de seres malignos con voluntad de dañar a la población civil estadunidense.

»Esa fue la constitución elemental de un nuevo totalitarismo: la posibilidad de, en cualquier momento y a discreción, recluir a los seres humanos, a las familias, aislarlos socialmente e impedir cualquier tipo de comunicación social directa y someterlos a un bombardeo de los medios, los cuales, al mismo tiempo, son los que podrían vigilarlos, en la medida en que los teléfonos y el Internet también están controlados.

»Esa fue la intuición fundamental de la que parte La existencia…, en el cual analizo cuatro aspectos fundamentales: el poder de los mass media, el poder de la guerra, la destrucción de las culturas en el plano global, y planteo un análisis filosófico de la crisis del modelo civilizatorio de Occidente, a partir de la crítica al desarrollo científico; analizo dos casos centrales: uno es el biotécnico y el otro tiene que ver con la ingeniería nuclear y sus usos militares.»

Subirats señala que el desarrollo tecnológico »hoy es inseparable de la destrucción ambiental y social. Hay más de un millón de personas en el mundo viviendo en condiciones de infrapobreza, con menos de un dólar al día. Esto es un genocidio ideológico a gran escala y una ceguera de quienes generan estos problemas.

»Esta es la verdadera amenaza, tanto política, biológica, militar y de regresión de las instituciones democráticas en todo el mundo, y en un último caso, una regresión intelectual, que es uno de los temas centrales en el último capítulo de mi libro.

»Estamos en un momento en que la historia como un tiempo lineal, de progreso, ha llegado a su fin. Es mucho más racional la concepción maya o azteca de la historia como un tiempo cíclico, que la del Nuevo Testamento de un tiempo lineal que culmina con un Apocalipsis universal y la venida de Cristo, porque estamos viviendo una crisis mucho más profunda: la crisis del ser.

»Estamos en una situación más parecida a la de las sabidurías cósmicas de los pueblos antiguos, que a las de los mil ojos de las versiones burocráticas de los sacerdotes de Roma o de sus traductores tecnocientíficos.»

El autor de ensayos como El continente vacío (1994) y Culturas virtuales (2001) reitera que la función humanista del intelectual en el mundo contemporáneo »ha sido destruida. En la época clásica, un intelectual como Voltaire o Diderot tenían como tarea principal la crítica de las instituciones y de los monopolios eclesiásticos, retrógrados y represivos, como forma de dar paso a un pensamiento científico y crítico, dotado de un compromiso social, democrático, igualitario y humanista.

»En el siglo XX, los intelectuales que participaron en la construcción de la bomba atómica y Einstein como su estrella, van en una corriente completamente opuesta. Ponen en duda la legitimidad del aparato tecnocientífico e industrial. Y se pone en duda desde la experiencia de su función genocida.

«Al mismo tiempo, este intelectual hoy está maniatado, fragmentado y manipulado mediante una organización corporativa o estatal de la ciencia que lo reduce a un peón en un sistema completamente opaco, cuyos objetivos a menudo son letales, como los ingenieros que producen semillas genéticamente manipuladas, cuyo objetivo es diezmar a los campesinos del mundo, convertirlos, en un periodo muy breve, en muertos de hambre, condenarlos al exterminio. Eso es algo que se sabe bien en México.»

El libro La existencia sitiada, del también colaborador de La Jornada, Eduardo Subirats, se presentó ayer en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México. Participaron Bolívar Echeverría, Blanca Solares y Silvia Garza.