En Jordania, tras la tormenta no ha venido la calma. Dos semanas después de las multitudinarias manifestaciones del 5 de octubre, las provincias del norte y el sur lideran nuevas protestas. El rey ha nombrado a Abdalá an-Nusur nuevo primer ministro -el cuarto jefe de Gobierno jordano desde el comienzo de las revueltas árabes en […]
En Jordania, tras la tormenta no ha venido la calma. Dos semanas después de las multitudinarias manifestaciones del 5 de octubre, las provincias del norte y el sur lideran nuevas protestas. El rey ha nombrado a Abdalá an-Nusur nuevo primer ministro -el cuarto jefe de Gobierno jordano desde el comienzo de las revueltas árabes en 2011-, después de la disolución del Parlamento a principios de mes. A pesar de que en virtud de una reciente enmienda a la Constitución, el monarca jordano disponía de una semana para designar un nuevo Gobierno, Abdalá II no se ha demorado y el día 10 de octubre nombró primer ministro.
Las elecciones están convocadas para el 23 de enero de 2013 y con el fin de asegurar que los comicios se desarrollen de forma transparente, se ha creado una comisión electoral independiente. Mientras tanto, las manifestaciones que se extienden por el país muestran el descontento de los ciudadanos, que consideran las reformas una maniobra destinada a posponer los cambios que nunca llegan. Cuando a n-Nusur solo lleva dos semanas al frente d el Gobierno las críticas han arreciado a causa de su cambio de postura, ya que a pesar de que fue una de las voces que apoyaba la reforma de la Ley Electoral, cuando accedió al cargo advirtió: «Esta ley no se va a tocar». La ausencia de reformas palpables en esta ley provocará que grupos de la oposición boicoteen las elecciones y, además, demuestra el desinterés del Gobierno por satisfacer una de las demandas que la gente reclama en la calle desde enero de 2011.
En la Ley Electoral del 2012 se han introducido dos tímidas modificaciones: la creación de una lista cerrada de menos de 27 candidatos para toda la nación y el establecimiento de una comisión independiente para supervisar las elecciones. Por tanto, los 2,2 millones de jordanos -de 3,5 con derecho a voto- que se han inscrito para votar el próximo 23 de enero tendrán que depositar dos papeletas, una para elegir al candidato nacional y otra para el de su distrito. La lista nacional no responde a la petición de reformar la ley para que sea leal a los programas electorales de los partidos y no a las personas; y además fomenta la división en el país. La restricción de los representantes por circunscripciones permite a los jordanos votar solo a los candidatos del área a la que pertenecen y, debido a esto, se favorece el sistema tribal. A pesar de la firme oposición de numerosos partidos a concurrir en unas elecciones que consideran fraudulentas, el rey, a quien parece no importarle esa decisión, ha declarado que «los cambios ocurrirán en la medida en que haya participación en las elecciones».
El monarca y su Ejecutivo deben afrontar muchos problemas. Durante las manifestaciones del 19 y 20 de octubre en Ammán y algunas provincias se ha demandado la reforma de la Constitución y la anulación del tratado de paz de Wadi Araba, que el 26 de octubre de 1994 firmaron Jordania e Israel. También se puso de manifiesto el descontento por el nombramiento de un embajador jordano en Israel y se exigió la retirada de tropas extranjeras de la frontera jordano-siria. Además de las manifestaciones, hay una tienda de campaña permanente en la capital jordana en la que el sindicato de periodistas protesta por la nueva y polémica Ley de Prensa y Publicaciones. Las reformas de esta ley suponen un varapalo para un país que siempre se ha enorgullecido de no poner cortapisas a la libertad de expresión. Cabe recordar, asimismo, que existe una campaña con amplio apoyo social que pretende poner en libertad a los veinte presos de conciencia que permanecen detenidos (dos de ellos en huelga de hambre) y se enfrentan a diez años de cárcel. Esta última demanda será la única que va a obtener respuesta esta semana, ya que el 23 de octubre el rey ha solicitado que se tomen las medidas oportunas para su excarcelación.
A lo largo del mes, han tenido lugar otros acontecimientos que contribuyen a provocar cierta preocupación en el país, como la desarticulación de una célula terrorista -presuntamente vinculada con Al-Qaeda-, cuyo objetivo era atentar contra centros comerciales y sedes diplomáticas; o la muerte de un cabo del Ejército jordano, que perdió la vida en la frontera con Siria el domingo 21 de octubre.
Desde que empezaron las manifestaciones en Jordania a finales de enero de 2011, la hoja de ruta pactada por el rey y la Comisión Nacional no ha satisfecho las aspiraciones del pueblo. Los cambios exigidos no tienen lugar y eso sumado a otros factores, como la crisis económica que sufre el país, la corrupción, el alza en los precios, el conflicto sirio, la detención de activistas y las trabas a la libertad de expresión, hacen que sea probable que el levantamiento jordano finalmente surja tras agotarse la paciencia de los ciudadanos.
Fuente original: http://www.aish.es/index.php/en/component/content/article/148-clavesjordania/3807-jordania-27102012-tras-la-tormenta-no-viene-la-calma