Entrevista a Ahmed Yusef, Consejero del primer ministro palestino. La mano derecha de Ismail Haniya propone una tregua de larga duración sin reconocer a Israel Acostumbrados a llevar una vida espartana, los hombres de Hamás no parecen muy preocupados por el bloqueo al que Israel está sometiendo a la población de Gaza. Ahmed Yusef, mano […]
Entrevista a Ahmed Yusef, Consejero del primer ministro palestino. La mano derecha de Ismail Haniya propone una tregua de larga duración sin reconocer a Israel
Acostumbrados a llevar una vida espartana, los hombres de Hamás no parecen muy preocupados por el bloqueo al que Israel está sometiendo a la población de Gaza. Ahmed Yusef, mano derecha del primer ministro palestino Ismail Haniya, considera prioritario un acuerdo político con los dirigentes de Fatah. Yusef, un moderado dentro del movimiento de resistencia islámico, reconoce que sus hombres han cometido excesos tras hacerse con el control de Gaza en junio de 2007.
Mucha gente acusa a su movimiento de repetir los abusos de poder que cometieron los hombres de Fatah.
Dicen que detenemos a su gente sin haber cometido ningún delito. Pero nosotros tratamos a su gente igual que ellos tratan a la nuestra. Algunas de las detenciones que hacemos son para presionar a los dirigentes de Fatah en Cisjordania para que liberen a nuestros hombres allí.
¿Y sobre las acusaciones de tortura en las cárceles de Hamás?
No vivimos en una sociedad angelical. La gente por diferentes motivos actúa fuera de la ley. Puede que se detenga a ciertas personas y se les maltrate sin motivo. Volvemos a lo de antes. Les hacemos lo mismo que hacen a nuestros hombres en Cisjordania. Y no es un comportamiento de acuerdo con el Islam. Es una práctica con la que no estoy de acuerdo.
¿Cuál es el siguiente paso de su agenda política?
Tenemos que dejar de pensar en cómo eliminarnos los unos a los otros. Nuestro primer objetivo es un reparto de poder en el que estén Hamás y Fatah, ya que representan al 96% del electorado palestino. ¿Cómo lograrlo? Los dos estamos pasando por dificultades en Cisjordania y Gaza por el acoso israelí.
¿Por qué rechaza la idea de dos estados, uno palestino y otro israelí?
Hamás acepta la idea de dos estados, pero con una interpretación diferente a la de Fatah. Aceptamos ese modelo pero no vamos a reconocer a Israel. Eso supondría el fin de nuestros derechos históricos sobre Palestina. Por eso ofrecemos una hudna (tregua de largo plazo) sobre las fronteras de 1967.
¿Una tregua de cuantos años?
No importa el tiempo. Dejaremos que la próxima generación decida cómo solucionarlo con una mayor implicación de la comunidad internacional. La Autoridad Palestina no puede decidir sobre la compensación que se debe dar a cambio de la tierra de mi padre o de mi abuelo. Nadie le puede quitar a la gente el derecho sobre la tierra de sus padres. Nadie va a olvidar su tierra. Y el ejemplo de que la gente no olvida es el de los israelíes. que 5.000 años después han reclamado lo que ellos consideran su tierra. Cuando estás bajo la ocupación intentan ponerte en las peores condiciones a la hora de negociar.
¿Reconocerían un acuerdo de paz entre Ehud Olmert y Mahmud Abás?
No creo que ese acuerdo se produzca. Los israelíes siguen con su muro apartheid y están ganando tiempo intentado que a los palestinos nos dé una amnesia y nos olvidemos de todo. Desde la cumbre de Annapolis del año pasado, los israelíes no han cumplido con ninguna de las condiciones que tenían que cumplir según lo firmado.
La calidad de la vida de los habitantes de Gaza se ha deteriorado mucho en el último año. En gran parte es por el bloqueo israelí pero ¿cuál es su responsabilidad como gobernante?
Todos hemos cometido errores pero el castigo que sufrimos no es por nosotros. Es por lo que estamos luchando. Si hacemos concesiones, Israel y EEUU prescindirían inmediatamente de Abás y vendrían a negociar con nosotros. Nos castigan por defender los derechos históricos de Palestina. Esperábamos este tipo de acoso. El mundo nos castiga por eso. Son ellos los que tienen que cambiar sus políticas. En un año o en dos la gente verá cómo se abren las puertas y se acaba está gran prisión en la que se ha convertido Gaza. La gente tendrá una sensación de alivio.
Cuando usted señaló a Barack Obama como el favorito de Hamás provocó una reacción del candidato demócrata contra su grupo. ¿Sigue apostando por él?
Sigo pensando que tiene más opciones que McCain. Si ganara McCain Estados Unidos tendría un gran problema en la región, sobre todo en la cuestión palestina. Todo el mundo en Occidente sabe que la madre de todos los problemas de la región es la cuestión palestina. Por el bien de todos espero que EEUU cambie su política en la zona.
¿Por qué cobran impuestos a los contrabandistas en los túneles en la frontera con Egipto?
¿Cuál es el problema?
Que ustedes se están beneficiando económicamente de los cierres de los pasos.
¿Y esa es la causa por la que no abren las fronteras? Si nos cierran la frontera hay que hacer algo para sobrevivir.
¿Por qué piden la liberación de líderes de Fatah como Maruán Barghutti si están enfrentados con ellos?
En la lista de intercambio de prisioneros por Shalit hemos puesto nombres de todas las facciones. Estamos preocupados por todos los palestinos, no sólo por los nuestros.
¿Cómo va la negociación para la liberación del soldado israelí Gilad Shalit (en manos de Hamás)?
Les hemos dicho a los mediadores egipcios que mientras los israelíes sigan sin cumplir sus compromisos, como abrir las fronteras, no avanzaremos en la negociación.
¿Cómo se encuentra Shalit?
Nadie sabe nada pero me imagino que estará bien.
http://www.revistapueblos.org/spip.php?article1108
Los outposts o puestos de avanzada de Israel sellan la muerte del Estado Palestino
Jonathan Cook
Lunes 1ro de septiembre de 2008, por Revista Pueblos Yehudit Genud apenas siente que ella misma se encuentre en las fronteras del proyecto de una colonia israelí, aunque el grupo de casas móviles situadas en la cima de una montaña de Cisjordania, a lo que ella llama casa, se contradice con los estándares israelíes.
A pesar del tamaño y del aislamiento de Migron, una colonia de aproximadamente 45 familias religiosas localizada en las proximidades de la ciudad palestina de Ramallah, el trabajo de Genud como trabajadora social en el Oeste de Jerusalén está solamente a unos 25 minutos, conduciendo por una carretera bien pavimentada.
Yehudit Genud, de 28, embarazada de su primer hijo, indica que Migron tiene parques, patios para los niños, un jardín de infancia, una guardería y una sinagoga, todo pagado por el gobierno – a pesar de que las casas se encuentren encerradas por una valla de cable cortante, y que su marido, Roni, tiene que trabajar horas extras como guardia de seguridad de la colonia.
De su remolque, Genud también tiene vistas panorámicas no sólo de Ramallah, sino también de otras muchas comunidades que abrazan las cimas y que gentilmente desaparecen por el Valle del Jordán.
Pueblos arraigados palestinos son fácilmente identificables por las azoteas de sus casas y la prominencia de los altos minaretes de las mezquitas locales. Esparcidas entre ellos, sin embargo, aparecen un número creciente de recientes comunidades, chalets de lujo fortificados con sus distintivas azoteas de baldosas rojas.
Estos son los asentamientos judíos que ahora forman un casi completo anillo alrededor del Este de Jerusalén, aislándolo e incomunicándolo del resto de Cisjordania y destruyendo cualquier esperanza de que la ciudad sea un día la capital de un estado palestino.
«Estos asentamientos se supone que son una pieza clave en el ataúd de cualquier futuro acuerdo de paz con los palestinos», nos dice Dror Etkes, un veterano observador de los asentamientos que trabaja para el grupo israelí de derechos humanos Yesh Din. «Su objetivo es hacer el estado palestino inviable».
La mayoría del medio millón de colonos en Cisjordania y Este de Jerusalén, según Etkes, son oportunistas económicos, que establecen su vida en los territorios ocupados por motivos económicos más que por cualquier convicción ideológica o religiosa. Las casas, los servicios municipales y las escuelas son subvencionados por el mismo gobierno.
Además, los asentamientos – ilegales según la ley internacional – son integrados como parte de Israel por un sistema sofisticado de carreteras que hacen que sea muy fácil para los colonos olvidarse de que se encuentran viviendo en los territorios ocupados rodeados por palestinos.
Pero Migron, con su supuesto vínculo bíblico donde el Rey Saúl se estableció durante la lucha con los filisteos, atrae a una clase diferente de habitantes.
«Este lugar es sagrado para los judíos y tenemos el deber de estar aquí», dice Genud. «Nos pertenece toda la tierra de Israel y no deberíamos tener miedo de vivir en cualquier lugar, donde queramos. Los árabes deben aceptar esto».
A diferencia de los 150 y tantos asentamientos oficiales que se encuentran por toda Cisjordania, Migron es un ejemplo de lo que el gobierno israelí llama outpost o puesto de avanzada ilegal, a menudo parte del crecimiento no autorizado de una colonia ya existente. Hoy en día encontramos más de 100 puestos de avanzada, acogiendo varios miles de colonos extremistas.
Genud, sin embargo, argumenta que el rechazo por parte de Israel de convertir Migron en un asentamiento aprobado, como ya se ha hecho anteriormente con muchos otros puestos de avanzada establecidos, no es más que un reflejo de la presión de Washington.
En el año 2003 Israel se comprometió a desmantelar las colonias, más recientes, formadas por outposts o puestos de avanzada bajo las condiciones marcadas por la Hoja de Ruta, un plan patrocinado por los Estados Unidos para reanimar el proceso de paz y crear así un estado palestino. Dos años más tarde el gabinete aprobó la retirada de 24 puestos de avanzada, aunque apenas se han hecho esfuerzos para llevar a cabo su desmantelamiento. Israel confirmó de nuevo su promesa el pasado mes de enero cuando el presidente de los Estados Unidos, George Bush, visitó el país.
Establecido hace seis años por parte de un grupo de personas ya establecidas en la cercana colonia de Ofra, Migron es actualmente la colonia de puestos de avanzada más grande de toda Cisjordania. Dos de sus residentes – Itai Halevi, el rabino de la comunidad, e Itai Harel, hijo del bien conocido líder de los colonos Israel Harel – han demostrado su confianza ante el futuro de Migron, construyendo ellos mismos sus propias casas.
«Tenemos conexión con el suministro del agua, contamos con líneas telefónicas de la empresa nacional Bezeq, hemos sido conectados a la empresa de la electricidad y pronto tendremos iluminación en la calle», dice Genud. «También tenemos un jardín de infancia pagado por el estado y un grupo de soldados destinados aquí para protegernos. ¿Cómo podemos ser ilegales?».
Daniella Wiess, líder del ala más extremista de los colonos, está de acuerdo. Al igual que los habitantes de Migron, Wiess dice que el mismo Sharon sugirió el establecimiento de los puestos de avanzada, cuando este era ministro en los años 90. Los outposts de Migron fueron de los primeros en establecerse cuando Sharon se convirtió en primer ministro en el año 2002.
Un informe oficial publicado en el 2005 indica que, en los primeros años de Migron, se invirtieron más de 4 millones de dólares, canalizándose el dinero desde al menos seis diferentes ministerios.
Existe una buena razón para la complicidad oficial con los puestos de avanzada de Migron. «Este es un lugar muy estratégico», dice Genud. A sus pies se encuentra la carretera 60, en su momento la carretera principal que unía a los palestinos de Jerusalén con la ciudad de Jenin, al norte de Cisjordania.
Hoy en día, incluso aquellos palestinos que poseen un permiso para conducir por esa carretera, se encuentran toda una seria de obstáculos a lo largo del camino como checkpoints o puestos de control y seguridad para las colonias.
«También podemos ver a todos los árabes desde aquí y vigilar lo que están haciendo», nos comenta, haciendo referencia a sus vecinos palestinos. «Y además, podemos ver otras colonias y comprobar su seguridad».
Pero a pesar de su importancia, la colonia de Migron está bajo amenaza. La semana pasada, el gobierno israelí aprobó que el asentamiento tiene que ser destruido, aunque no se confirmó cuando iba a procederse con la destrucción. Algunos pocos esperan que el desmantelamiento sea pronto. En gran parte, la decisión del gobierno vino forzada por toda una serie de acontecimientos imprevistos.
En el 2006, varios palestinos de Cisjordania, apoyados por grupos de pacifistas israelíes, presentaron al Tribunal Supremo de Israel la denuncia de que Migron había sido construido sobre sus tierras privadas y que estas habían sido confiscadas.
Durante las pasadas cuatro décadas, Israel ha declarado que casi dos terceras partes de Cisjordania son parte de su tierra estatal, apoyándose en una variedad de pretextos y transfiriendo la mayor parte de su jurisdicción a los consejos de los colonos. Según las cifras de la organización israelí Peace Now (Paz Ahora), los colonos tienen el control directo de más del 40 por ciento de las tierras de Cisjordania.
La tierra que pertenece a los palestinos, que sostienen los títulos de propiedad, sin embargo, ha sido más difícil de confiscar. Por consiguiente, se han ido estableciendo diferentes empresas tanto dentro de territorio israelí como en los territorios ocupados, con el objetivo de transferir tierras de los palestinos a los colonos.
Parece ser que una empresa estuvo detrás de la venta de las tierras donde Migron fue construido. Una investigación de la policía ha revelado que uno de los propietarios palestinos, Abdel Latif Hassan Sumarin, cedió su poder judicial a una empresa inmobiliaria israelí en el año 2004, aún cuando el mismo Abdel Latif murió en el año 1961 en Estados Unidos.
Durante el juicio, los argumentos de Israel cayeron por su propio peso. Según sus propias cifras, hay una docena de puestos de avanzada construidos completamente o parcialmente sobre tierras privadas palestinas – y el verdadero número podría ser aún más elevado.
Los colonos creen que la decisión de destruir Migron, de llevarse a cabo, pondría ser un peligroso precedente. «Tienen mucho miedo de que este paso sea solo el inicio del desmantelamiento de otras muchas colonias», según Etkes.
La semana pasada, antes de una nueva sesión en el tribunal y sólo después de establecer un trato con el principal grupo de presión de la colonia, el Consejo de Yesha, el gobierno israelí cedió ante Migron. Israel ha prometido que el asentamiento no sería desmantelado hasta que se haya construido nuevas viviendas para sus colonos en una nueva autorizada colonia. Según informes de los medios de comunicación locales, las familias de Migron podrían ser recolocadas sólo unos cientos de metros de su actual ubicación, en un área de Cisjordania designada como tierra estatal.
«Los colonos saben que la preparación de un lugar alternativo podría tardar años en realizarse», según Yariv Oppenheimer, director de Peace Now, temeroso que esto sea sólo una táctica para retrasar el desmantelamiento.
Otros piensan que, de hecho, el traslado de Migron, puede suponer un retroceso en la lucha contra los asentamientos. Ya se han llevado a cabo conversaciones para trasladar a los colonos a la vecina colonia de Adam, estando bajo su jurisdicción.
«El peligro consiste en que Migron será sólo destruido para ser resucitado legalmente por parte del gobierno como un nuevo asentamiento cerca de Adam», según Etkes.
Tal sospecha ha sido confirmada por el consejo principal de los colonos, Yesha, que emitió una declaración la semana pasada: «Creemos que es posible poder encontrar una solución para los outposts o puestos de avanzada que serviría para reforzar las colonias ya existentes».
Sin embargo, los residentes de Migron, apoyados por grupos de colonos extremistas, están manteniendo conversaciones y apostando por una línea dura de resistencia. Para demostrar su desafío ante la decisión del gobierno, la semana pasada trasladaron a la colonia una nueva unidad móvil. Durante varios meses los residentes también han estado construyendo un edificio cerca de los puestos de avanzada que se convertirá en una bodega.
El consejo rabínico de los colonos denunció la amenazada pérdida de estos puestos de avanzada, tal y como hizo el líder de los colonos Gershon Masika, que advirtió de una confrontación sangrienta para salvarlo.
La señora Genud no está segura de lo que hará si el desmantelamiento llega y tiene que dejar su casa y vida en Migron. «Toda esta tierra es judía», nos dice. «Estaríamos cometiendo un error grande si abandonamos lo que con justicia es nuestro».
De Jonathan Cook para Amin, publicado el 25 de Agosto de 2008. Traducido del inglés por Mireia Gallardo.