Leon Trotsky debe estar revolviéndose en su tumba si ha visto lo que está haciendo su biznieto, David Axelrod, que tiene 49 años, que emigró a Israel hace algunos años y que vive en una colonia judía de Cisjordania. Su domicilio está decorado con una gran foto aérea de Jerusalén en la que se ha […]
Leon Trotsky debe estar revolviéndose en su tumba si ha visto lo que está haciendo su biznieto, David Axelrod, que tiene 49 años, que emigró a Israel hace algunos años y que vive en una colonia judía de Cisjordania. Su domicilio está decorado con una gran foto aérea de Jerusalén en la que se ha suprimido el santuario musulmán del Domo de la Roca y se ha substituido por el Tercer Templo.
Su hijo de diez años se llama Baruj Meir, en honor de Baruj Goldstein, un colono que en 1994 mató a 29 palestinos en la Mezquita de Abraham en Hebrón, y de Meir Kahane, un rabino racista que fue diputado en la Kneset y que posteriormente fue asesinado por un palestino en 1990 en Estados Unidos.
Nacido en Moscú, el biznieto de Trotsky ha estado tres veces en la cárcel por atacar a palestinos e incendiar una mezquita. Su ideología es exactamente la opuesta de Trotsky puesto que el líder revolucionario despreciaba profundamente el nacionalismo y renunció a su identidad judía. «El sionismo es incapaz de resolver la cuestión judía», dijo Trotsky. Su biznieto sostiene exactamente lo contrario y dice que «Trotsky no era inteligente … y no practicó la ideología que predicaba».
La madre de David Axelrod abandonó Moscú y emigró con su hijo a Nueva York en 1979. El joven visitó Israel y quedó prendado. En los Estados Unidos se rodeó de judíos ultraortodoxos de Chabad y poco después emigró al asentamiento judío de Kiryat Arba, que está junto a Hebrón. Más tarde se estableció en la colonia de Kfar Tapuaj, donde vive con su mujer y sus seis hijos. La madre de Axelrod reside ahora en Jerusalén. Quiere estar cerca de su hijo, aunque ha rechazado la nacionalidad israelí porque no acepta la filiación religiosa que exige el Estado judío, es decir que también piensa de manera distinta a su hijo.
«Trotsky no quiso ser judío, y tenía derecho a no ser judío. Yo tengo el derecho a hacer lo que me plazca. Mi hijo tiene derecho a hacer lo que quiera. Si esto está bien o no es otra cuestión, pero yo no puedo hacer nada», ha dicho la madre de Axelrod a la prensa local.
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