«La historia es un incesante volver a empezar», dejó dicho el griego Tucídides (460-395 a. C), y Tucídides no parece que supiese que ese «volver a empezar» se ve matizado por la ley del eterno retorno, que viene a decir que volvemos al mismo punto de partida… pero no en la misma circunstancia. Tsipras defraudó […]
«La historia es un incesante volver a empezar», dejó dicho el griego Tucídides (460-395 a. C), y Tucídides no parece que supiese que ese «volver a empezar» se ve matizado por la ley del eterno retorno, que viene a decir que volvemos al mismo punto de partida… pero no en la misma circunstancia.
Tsipras defraudó las esperanzas del pueblo griego traicionando su mandato, devolvió a los griegos a la casilla de la crisis capitalista con más agravantes que nunca, y continuó rompiedo la tradición solidaria con el pueblo palestino, así se desnudaba ante el mundo como el más descarado derechista, como corresponde al más insolidario con el pueblo palestino de los últimos tiempos.
A la hidra sionista le ha nacido otra cabeza: Tsipras y el gobierno griego, la cabeza nacida ahora, son, es, La Nueva Hidra de Lerna, descendiente de aquel monstruo de la maldad con cuerpo de serpiente destructora de lo que se le ponía por delante. Heracles la mató entonces, en uno de sus doce trabajos; la nueva cabeza se ha hecho gobierno para hacer que la historia vuelva atrás, para «volver a empezar».
Ya había vendido al pueblo griego a los banqueros europeos y transcurrido un mes, cuando nos enteramos de sus acuerdos con los sionistas: les cedía Grecia como base en la que prepararse para luego atacar más eficazmente al pueblo palestino.
Sus amigos, los sionistas, a quienes dejó escondidos hasta que se hizo con el gobierno, le recordarán como su gestor: buen servidor y colaborador en su guerra colonial, amigo del racismo sionista, de ese exclusivismo que expulsa a la población autóctona y procura su eliminación física, sí, así, contra todo el Derecho Internacional, y también en la explotación de recursos de Palestina, lo último es que La Nueva Hidra está dispuesta a desobedecer la disposición europea de etiquetado para su venta de los productos elaborados en Palestina ocupada. Objetivo, comerciar con lo robado, que lo que venden los israelíes no diga en ningún sitio que son productos que vienen de Palestina. La villanía del gobierno griego lo inscribe en la página más sucia de la historia contemporánea. Ahora debe ser el pueblo griego y la solidaridad, la descendencia de Heracles, quienes tienen que derrotar a La Nueva Hidra de Lerna y enterrarla definitivamente en el inframundo.
Hay que prepararse para tal batalla porque cada uno de sus movimientos implica nuevos peligros: Tsipras con este golpe quiere matar la Convención Internacional sobre la Represión y el Castigo del Crimen del Apartheid, que aprobó la Asamblea General de Naciones Unidas en 1973 declarándolo «crimen contra la humanidad y una violación del Derecho Internacional», antes que este fundamento para sostener la igualdad se encuentra lo aprobado por la Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las formas de Discriminación Racial (ONU 1965), donde se dice que la Discriminación Racial incluye «toda distinción, exclusión, restricción o preferencia basada en motivos de raza, color, ascendencia u origen nacional o étnico que tenga el propósito o el efecto de anular o perjudicar el reconocimiento, disfrute o ejercicio, en condiciones de igualdad, de los derechos humanos y las libertades fundamentales en los ámbitos político económico, social, cultural o en cualquier otro de la vida pública».
Acabamos de saber que, tras impedir que en el último comunicado de la UE se hiciese constar crítica alguna a Israel, ha puesto en marcha un plan para fortalecer el ente sionista: quienes se opusieron a la crítica, la Grecia de La Nueva Hidra de Lerma-Tsipras, más Chipre, Bulgaria, Hungria y Rumanía, se han dispuesto como frente comercial a las órdenes de Israel para canalizar el gas que saquen de su entorno marítimo, y venderlo en Europa. Como vemos, este trabajo también forma parte de su intento de acabar con el derecho internacional y llevarnos a todos lo más atrás posible, llevarnos a volver al punto de partida.
La lucha del pueblo griego contra la Hidra esta en marcha, lo hemos visto estos días, las calles de Atenas se llena de manifestantes para cortar la cabeza que destroza el país. Junto a las clases trabajadoras griegas, los pueblos de Europa y del mundo tienen la tarea de boicotear la expansión del comercio ilegal de Israel.
Ramón Pedregal Casanova es autor de «Dietario de Crisis», «Siete Novelas de la Memoria Histórica. Posfacios» y «Gaza 51 días».
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