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Turquía decide deportar a periodista estadounidense

Fuentes: IPS

El periodista freelance Jake Hess, que ha escrito para IPS sobre los derechos de la minoría kurda en Turquía, será deportado a su país, Estados Unidos, por decisión judicial. «Estoy esperando que me envíen de regreso a Estados Unidos», dijo Hess a IPS en una comunicación telefónica desde la provincia de Diyarbakir, una zona de […]

El periodista freelance Jake Hess, que ha escrito para IPS sobre los derechos de la minoría kurda en Turquía, será deportado a su país, Estados Unidos, por decisión judicial.

«Estoy esperando que me envíen de regreso a Estados Unidos», dijo Hess a IPS en una comunicación telefónica desde la provincia de Diyarbakir, una zona de predominio kurdo en el sudeste de Turquía, donde está detenido.

Hess fue arrestado por la policía antiterrorista el miércoles 11 de agosto en un hotel en Diyarbakir donde residía. Fue interrogado durante tres días, y el domingo 15 un tribunal penal ordenó su deportación.

«La policía me acusó de tener contactos con el PKK», dijo Hess. El separatista PKK (Partido de los Trabajadores del Kurdistán) está calificado como un grupo terrorista por las autoridades turcas, Estados Unidos, la Unión Europea y la Organización de las Naciones Unidas.

Desde comienzos de este año, presuntos militantes del PKK han dado muerte a varios efectivos militares tanto en Diyarbakir como en zonas alejadas del conflicto, inclusive Estambul.

«En los interrogatorios, las autoridades también dijeron que estoy empeñado en una campaña de difamación contra la república turca», dijo Hess a IPS.

El tribunal ordenó deportarlo tras sostener que Hess estaba «recibiendo órdenes de una organización terrorista».

Según el reportero, fue interrogado en profundidad sobre vínculos con el PKK. Su nombre aparece en el auto de procesamiento de un muy publicitado juicio contra líderes kurdos y otras figuras públicas acusadas de prestar apoyo al PKK. Pero Hess no figura en el caso con carácter de acusado.

De acuerdo al auto, Hess fungió de intérprete en forma voluntaria para la filial de Diyarbakir de la no gubernamental Asociación de Derechos Humanos durante la visita a la zona de algunas delegaciones extranjeras y tradujo cartas y artículos enviados por la Asociación a medios de comunicación y a organizaciones internacionales en octubre de 2009.

El periodista habla con fluidez el turco y está graduado en lengua kurda.

Pero, si bien Hess parece haber estado bajo vigilancia por esa actividad, «buena parte del interrogatorio se centró en los artículos de IPS«, dijo. El reportero escribió este año tres reportajes sobre cuestiones kurdas para IPS. Él subrayó que se atiene en todo al contenido de esos artículos. Dos de esas notas fueron traducidas al español.

Su deportación, dijo, «busca silenciar a los medios extranjeros e impedir que la comunidad internacional conozca la situación que se vive aquí. Es también una medida para intimidar a la población local y desalentar su contacto con la prensa internacional».

El arresto, dijo, es parte de «un panorama más amplio, en el que gente inocente lleva años perseguida». Según algunos informes, unos 1.600 activistas kurdos han sido detenidos, gran parte de ellos desde una campaña lanzada en abril de 2009, pero estimaciones más conservadoras hablan de 840. Son muchos los que han permanecido presos hasta 18 meses sin juicio.

Hess aclaró que no sufrió ninguna presión indebida en la cárcel. «No es un hotel cinco estrellas, pero las instalaciones no son las peores», agregó.

Informar sobre el conflicto kurdo es poner el dedo en la llaga en Turquía. El contexto no es fácil, pues el país se prepara para un referendo convocado por el gobierno para el 12 de septiembre sobre una nueva Constitución. Su resultado afectará el equilibrio de poderes entre el Ejecutivo, por un lado, y los militares y la justicia, por otro.

Las tendencias nacionalistas están al alza, y las partes enfrentadas podrían usar un caso como el de Hess para anotarse un punto.

Las autoridades turcas han sostenido esfuerzos para encontrar una solución pacífica al reclamo kurdo, ofreciendo ampliar los derechos de esa minoría, pero rechazando de plano las demandas independentistas y la insurgencia. Encuestas de opinión pública indican que una mayoría de la población turca reclama mano dura contra el PKK y sus aliados.

La deportación de Hess es un castigo menos severo que la que podría haber recaído sobre un periodista turco en igual situación: hasta tres años de prisión.

Ni el gobierno turco ni la embajada de Estados Unidos quisieron comentar el caso.

Las oficinas en Ankara y Diyarbakir del Directorio General de Prensa e Información, un organismo que depende del despacho del primer ministro, aseguraron que no disponían de datos, pues el caso estaba en manos de la policía. La oficina local indicó que Hess permanece detenido en la Sección de Extranjeros del cuartel policial provincial.

Funcionarios de la embajada de Estados Unidos señalaron que se trata de un «asunto privado» y que Hess había solicitado no divulgar detalles sobre su deportación.

Fuente: http://www.ipsnoticias.net/nota.asp?idnews=96179