El 9 de noviembre se cumplió un mes de la invasión militar de Turquía al norte y el este de Siria, región gobernada por una administración autónoma encabezada por el pueblo kurdo, y que cuenta como brazo armado a las Fuerzas Democráticas de Siria (FDS), grupo conformado por todas las nacionalidades que conviven en el […]
El 9 de noviembre se cumplió un mes de la invasión militar de Turquía al norte y el este de Siria, región gobernada por una administración autónoma encabezada por el pueblo kurdo, y que cuenta como brazo armado a las Fuerzas Democráticas de Siria (FDS), grupo conformado por todas las nacionalidades que conviven en el área, y que fueron las principales responsables de derrotar al Estado Islámico (ISIS).
La invasión turca, respaldada por al menos 29 organizaciones terroristas y mercenarias, ya les costó la vida a más de 200 civiles. Los bombardeos continuos sobre ciudades y aldeas generaron el desplazamiento forzado de al menos 300.000 personas. Cientos de heridos, la destrucción de la infraestructura y el asesinato de representantes de la administración autónoma, es la política desplegada por el régimen del presidente turco Recep Tayyip Erdogan. La invasión militar, pese a las tibias críticas de las grandes potencias, fue consentida por Estados Unidos y Rusia, actores desequilibrantes que desde hace más de ocho años pujan sobre el territorio sirio.
La periodista Sara Ainhoa de Ceano-Vivas Núñez, que participa de la Comuna Internacionalista de Rojava, en estos momentos se encuentra en el cantón de Jazira, en el Kurdistán sirio. En diálogo con Revista Crisis aseguró que en la actualidad «la situación es bastante difícil», debido a las masacres cometidas por las tropas turcas y sus aliados mercenarios.
«Durante este mes, pudimos ver que el ejército turco y sus yihadistas han logrado ocupar las dos grandes ciudades, Gire Spi (Tel Abya) y Serekaniye (Ras al Ain)», relató la periodista, que publica sus crónicas en el portal El Salto Diario. «Hasta el momento, han logrado avanzar hasta la frontera con la ciudad de Ain Issa y Til Temir. Son más de 1.300 kilómetros cuadrados ocupados, más de 300 mil personas desplazadas, de las cuales 13.000 se convirtieron en refugiados en el Kurdistán del Sur (norte de Irak). Más de 200 civiles fueron asesinados y más de 180 combatientes de las FDS han caído en combate».
Aunque la Organización de Naciones Unidas alertó sobre la situación crítica que viven los pobladores del norte y el este de Siria, parece que a muy pocos les importa el futuro de esos hombres y mujeres. «Las familias desplazadas, en su mayoría se encuentran en las ciudades de Haseke, Raqqa y Qamishlo», enumeró Sara. «La situación de los desplazados es muy mala, sobre todo porque no hay ningún tipo de ONG internacional que esté aportando ayuda humanitaria. Todo se está organizando a través de las ONG locales y de la administración autónoma junto a las comunas. Se está construyendo un nuevo campo de refugiados, cerca de Haseke, donde ya se han llevado a 65 familias».
Sobre la situación de los desplazados y los refugiados, Sara agregó que en Haseke «hay más de 50 colegios que tuvieron que ser habilitados» para los pobladores que huyeron de sus aldeas. Uno de los principales problemas es el agua, ya que una de las principales estaciones que aportaba agua potable a alrededor de medio millón de personas, «fue dañada por los ataques del ejército turco». Aunque el establecimiento está siendo reparado, los bombardeos turcos dificultan los trabajos. «Esto hace que se tenga que transportar el agua desde otras regiones y presas, pero como no es potable está generando múltiples enfermedades», relató la periodista. «Esta situación generó que el precio del agua embotellada haya aumentado considerablemente, por lo tanto hay una carestía muy importante en cuanto al agua, que debe resolverse lo antes posible, pero con los medios que hay actualmente la situación no tiene buenas perspectivas».
LA: ¿Cuál es la situación con respecto a los ataques de ISIS?
SA: La situación es difícil con respecto a las células durmientes de ISIS. Al menos, han habido 30 ataques solo en los primeros 10 días de noviembre. En la ciudad de Qamishlo, el lunes hubo tres ataques que se saldaron con muertos civiles. Los principales objetivos de las células de ISIS son la población cristiana. Kino Gabriel, portavoz de las FDS, declaró que la comunidad se tenía que hacer cargo y ayudar con los 12.000 miembros de ISIS que se encuentran encarcelados dentro de las fronteras de AANES.
LA: ¿Cómo ves el estado de ánimo de la población frente a la invasión?
SA: Las poblaciones se están movilizando y hay una gran solidaridad entre todos. Hay muchísimos desplazados que están viviendo como invitados en las casas de las personas, algo que supone una gran carga económica para las familias. Por ejemplo, en una sola casa hay cuatro o cinco familias, algo que aumenta la presión en las diferentes ciudades. Las familias también proveen dinero para que la salud sea cubierta en diferentes aspectos. La Media Luna Roja Kurda está llevando adelante una campaña de recolección de dinero a nivel mundial para tratar de hacer frente a las dificultades que están teniendo en el terreno, en el frente y con los desplazados.
El estado de ánimo de la población es, por un lado, de rabia y de enfado con la comunidad internacional, porque saben perfectamente que la invasión fue un complot internacional apoyando a una potencia imperialista, como es Turquía. Además, se está permitiendo que haya una invasión sobre la soberanía territorial de un Estado. Saben que a Turquía se lo permiten porque es miembro de la OTAN, y porque tanto Rusia como Estados Unidos sacan provecho económico, geopolítico y estratégico dentro de la región. Por eso, la población está tremendamente enfadad con la comunidad internacional, pero aun así la moral y el estado de ánimo sigue siendo alto, sigue habiendo protestas en las calles, la solidaridad entre las personas funciona muy bien. Por ejemplo, ahora se ha comenzado con una campaña de boicot contra los productos turcos y se quiere hacer una concienciación para dejar de comprar y consumir productos de Turquía. Esto funciona muy bien en las cuatro partes de Kurdistán y en el mundo árabe. La campaña también existe a nivel mundial, pero funciona particularmente bien en Medio Oriente.
LA: ¿Cuáles son las principales demandas de la población?
SA: La población lo único que pide es que no se le permita a Turquía bombardear con aviones. Los pobladores no están pidiendo armas, no están pidiendo nada, sino que terminen los bombardeos para que las fuerzas de autodefensa de la región puedan combatir en una situación de igualdad. Las instituciones están pidiendo la intervención de la comunidad internacional y de la ONU para que frene la invasión y traigan unas tropas, ya sean de la ONU o de la Coalición Internacional, que se desplieguen por la frontera para detener los ataques.
También hay una gran rabia contra las patrullas turco-rusas que se están desplegando actualmente entre Darbesiye y Amude, en el norte de Siria, y en Derik. Hay fuerte protestas en Kobane. La población, de forma espontánea, se coloca junto a la carretera para tirar frutas, huevos, piedras y zapatos contra las patrullas turcas, porque consideran que es una invasión permitida por la comunidad internacional, pero completamente ilegitima en su territorio. De esa manera, muestran que están en contra de la alianza turco-rusa que se ha hecho a espaldas de la población.
LA: ¿Turquía cumple con el alto el fuego?
SA: El alto al fuego negociado por Rusia y Estados Unidos con Turquía ha sido simplemente legitimar la invasión, para que puedan asentar sus poderes en el norte y el este de Siria, y disminuir la potencia de este movimiento y nuevo sistema democrático que se aplica en la región. Turquía no tuvo en ningún momento la intensión de finalizar su invasión ilegal, y tiene objetivos muy claros: la expansión de sus fronteras, en lo que sería el cantón de Jazira hasta la autopista M4, porque es un punto estratégico para ir y venir, así como en ciudades como Til Temir, Kobane y Ain Isa. El objetivo de Turquía es separar el cantón de Kobane del de Jazira, y aislarlo para conquistarlo. Turquía nunca tuvo la intensión de cumplir con el alto el fuego que había acordado.
Fuente original: https://www.revistacrisis.com/
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