Traducido del inglés por Carlos Sanchis
El taxi a Belén se retrasó, y Jihad estaba de pie junto a la polvorienta parada de taxis esperando. Iba de camino a la Universidad Abierta de Belén para matricularse en el próximo año escolar. Su padre dice que no había decidido que era lo que quería estudiar. Quizá era en lo que estaba pensando mientras permanecía de pie en la parada, expuesto al sol ardiente.
¿Y qué estaba pasando por las cabezas de los soldados que le pegaron implacablemente, con una porra, con la culata de un rifle y con puntapiés en su cabeza para que muriera?. ¿Es posible que intentara atacarles con un cuchillo, aunque dos testigos presenciales no lo vieron? ¿Aun cuando él lo hiciera, por qué continuaron pegándole los soldados, incluso después de ser puesto sobre el suelo, inconsciente y quizás también atado, como nos dijo un testigo ocular? ¿Y qué tipo de conducta monstruosa es la de esposar al desolado padre, y dejarlo en tierra, delante del cuerpo de su hijo vencido y agonizante?. Sobre todo, ¿ por qué se apresuraron las Fuerzas Israelíes de Ocupación a despachar este grave incidente, «después de una investigación inicial,» en la que nadie interrogó a los testigos oculares, con la conclusión, «los soldados actuaron apropiadamente?»
Las fotografías de la muerte de Jihad Shaar parpadean en la pantalla del ordenador: La cara golpeada y tranquila de un hombre joven con tres agujeros en su cráneo, delante y atrás. También una foto del desconsolado padre, Khalil, obrero en una fábrica de Belén que produce recuerdos en madera de olivo. Sus manos atadas a la espalda y arrodillado en el suelo, su cara irradia dolor refrenado y humillación, y el soldado, de pie a su lado empuñando el arma; todo esta documentado en la pantalla del ordenador. Las casas de piedra al borde del desierto, en el pueblo de Tekoa, en una ladera de la montaña frente al yacimiento arqueológico de Herodion y también del asentamiento judío llamado Tekoa. Esta área es normalmente tranquila, con la excepción de las molestas patrullas de las Fuerzas de Ocupación Israelí.
Khalil, con trazas de luto en su cara, es un hombre afable y tranquilo. Dicen que su hijo era así también. El día después del incidente, la prensa israelí afirmó que Jihad era mentalmente inestable, quizás incluso disminuido. Es todo una maquinación. El año pasado Jihad estudió duro para mejorar su examen de graduación y ahora se suponía que se matricularía en el campus de Belén de la Universidad Abierta de Al-Quds.
El viernes, 27 de julio, la familia se despertó como de costumbre. La madre iba de visita familiar y Jihad planeó viajar a la universidad. Nada en la casa evidenciaba lo que iba a tener lugar poco tiempo después. Jihad, como el resto de su familia, nunca había sido arrestado.
A las 9:30 de la mañana, Jihad abandonó la casa y camino varios cientos de metros hasta la parada de taxis en la carretera de Belén. Su padre que estaba en casa dice que Jihad no tomó nada consigo. Pero el Hummer blindado ya estaba apostado al lado de la carretera, a varios docenas de metros de la parada de taxis. Casi siempre hay un Hummer apostado allí, un tipo de bloqueo de carreteras sorpresa para los residentes del pueblo, donde los soldados verifican papeles, atormentan y humillan, y mantienen el debido orden en la carretera.
Como Jihad estaba de pie solo en la parada, los soldados, al parecer, lo llamaron para que se les acercara. El policía palestino, Musa Suleiman, iba en aquel momento en un taxi a Belén que estaba acercándose a la parada. Suleiman vio a Jihad que caminaba «a paso normal, de una manera que no despertó ninguna sospecha,» hacia los soldados. Dice que Jihad no tenía nada en sus manos.
Un soldado estaba de pie al lado de la puerta del conductor del Hummer y otros tres soldados estaban sentados dentro. Cuando Jihad llegó al Hummer, Suleiman dice que vio al soldado agarrar a Jihad por la camisa y tirarlo fuertemente detrás del vehículo. Suleiman que ya estaba aproximadamente a 20 metros del vehículo, dice que, posiblemente, surgió una discusión entre Jihad y el soldado que le agarró por la camisa, que derivó en un forcejeo violento entre los dos. Unos segundo después los vio a los dos en el suelo.
Fue cuando los otros tres soldados salieron del Hummer. Suleiman oyó dos tiros. Los cuatro soldados, según Suleiman, empezaron a pegarle a Jihad que yacía en el suelo. Usaron porras de madera y la culata del fúsil, al tiempo que Jihad trataba de protegerse la cabeza con sus manos. Eso fue todo lo que Suleiman vio, porque el taxi en el que viajaba pasó entonces despacio por el Hummer.
Cuando el taxi se había alejado pocas docenas de metros del área de la paliza, retrocedió para ver lo que estaba pasando tras el Hummer. Suleiman dice que los soldados continuaron pegando a Jihad. Vio las porras impactar por lo menos dos veces en la cabeza de Jihad. » Sentí que eran golpes fatídicos,» dice el policía Suleiman. Cuenta que Jihad ya no se movió. Suleiman se apresuró a la casa de Jihad para alertar a su padre: «Venga rápidamente, los soldados le están pegando a su hijo». Acompañado por Suleiman, se apresuró en dirección de la parada.
Cuando se acercaron el área, los soldados les apuntaron sus armas y les ordenaron que se fueran. Uno de los lugareños que habla hebreo que también llegó al lugar intentó explicar a los soldados que Khalil era el padre del hombre joven golpeado, y que todo lo que él quería saber era que le había pasado a su hijo. Y entonces el soldado dijo: «Le dice que su hijo ya está muerto.»
Entonces los soldados esposaron a Khalil en la espalda, y lo pusieron en la carretera, el Hummer lo separaba del cuerpo de su hijo, mientras perseguían a los otros dos hombres lejos del lugar. Entretanto llegaron más fuerzas, junto con una ambulancia militar cuya dotación intentó, al parecer, salvar la vida de Jihad. Después de aproximadamente 40 minutos durante los cuales estuvo sentado al sol, dice Khalil, un funcionario de la Administración Civil, Taysir, llegó y pidió que los soldados libraran de sus esposas al padre y le dijo que su hijo había sido enviado al cercano hospital de Beit Jala.
El funcionario de la Administración Civil le preguntó a Khalil: ¿»Por qué hizo esto su hijo «?. El padre contestó: «Mi hijo estaba de camino a la universidad». El funcionario: «Su hijo dio problemas a los soldados y sacó un cuchillo de cocina». Khalil le dijo al funcionario: «Mi hijo no salió de casa con un cuchillo. Muéstreme el cuchillo, estoy familiarizado con los cuchillos de nuestra cocina.»
¿»Usted quiere ver el cuchillo»? le preguntó el funcionario, que inmediatamente se retractó de su oferta: «La Policía Militar ya ha retirado el cuchillo del lugar». Khalil no vio el cuchillo.
Taysir le dijo a Khalil que Jihad estaba gravemente herido. Khalil llamó a su hermano y juntos se dirigieron rápidamente hacia el hospital. En el camino fueron retenidos de nuevo, en el mismo lugar donde su hijo fue asesinado. Sólo después de unos 10 minutos les permitieron continuar, tras la intercesión de uno de los soldados que había visto a Khalil anteriormente en el área y lo reconoció.
Jihad había sido evacuado del lugar de los hechos aproximadamente a las 11:15. Poco tiempo después su padre llegó al hospital. Pero el cuerpo de su hijo sólo alcanzó Beit Jala hacia las 3 de la tarde aproximadamente. El funcionario de la Administración Civil le había dicho al padre que su hijo estaba «gravemente herido,» pero el soldado le había dicho con anterioridad que Jihad había muerto, y por consiguiente Khalil no tenía ninguna esperanza de ver de nuevo a su hijo vivo. Habla sobre todo en un asombroso tono de aceptación y refrenamiento.
Cuando el cuerpo llegó al hospital los médicos lo examinaron. Determinaron que a Jihad no le habían disparado, fue golpeado hasta morir. Descubrieron los tres agujeros superficiales en su cabeza y varios cardenales en otras partes de su cuerpo, principalmente alrededor de las caderas. El cuerpo fue enviado para una autopsia a Abu Dis, y después se trajo para el entierro; el entierro fue muy concurrido. Varios residentes del pueblo dicen que cuando empezaron a cavar la tumba, un Hummer de una Patrulla de Fronteras llegó al pueblo y sus pasajeros en árabe y mediante un altavoz dijeron: «Jihad está muerto. Que Alá tenga misericordia de él y del c_ _ _ de su madre.»
El portavoz de las FIO, esta semana: «El 26 de julio, en el transcurso de la actividad operativa de una patrulla de las FOI cerca del pueblo de Hirbet al-Dir, al este de Belén, un palestino armado con un cuchillo se acercó a la patrulla e intentó atacar a uno de los soldados. En respuesta, el soldado disparó al terrorista y lo alcanzo en la parte baja de su cuerpo. Después de que el palestino continuó con sus intentos por apuñalar al soldado, otro soldado que estaba presente fue obligado a usar una porra para neutralizar al terrorista. Al terrorista palestino, que estaba gravemente herido, se le dio tratamiento médico en el lugar por efectivos de las FOI y al final fue declarado muerto.»
Unos cipreses han sido plantados en el ribazo al pie del lugar donde Jihad fue asesinado. Algunas descoloridas manchas de sangre todavía son visibles sobre el suelo. La parada de taxis está desierta. Un Hummer nos observa desde la colina que domina la carretera. Ascendemos la colina y sobrepasamos el Hummer blindado cuyos pasajeros, cuatro soldados con gafas de sol oscuras, están riéndose entre ellos. ¿Son estos los soldados que mataron a Jihad.? ¿Son de la misma unidad?
En la hermosa casa de la piedra con colmenas en el patio desde la que se ve la parada de taxis y el lugar del asesinato vive otro testigo ocular, Nur Harmas. El día del incidente, ella despertó por el sonido del motor del Hummer, allá abajo. Harmas dice que se fijó en un hombre joven en la parada, esperando. Ella fue adentro y empezó a hacer su quehaceres domésticos. Después de aproximadamente 15 minutos ella oyó un ruido sordo. Echó un vistazo desde la ventana y vio la parada vacía. Jihad ya no estaba allí de pie. Un ciprés esconde el lugar donde el Hummer estaba estacionado.
Harmas se apresuró a su alcoba, abrió la puerta del balcón, desde el cuál puede verse el lugar donde estaba el Hummer. » Vi al difunto que yacía en tierra, con sus manos esposadas en la espalda y tres soldados de pie alrededor de él, uno de ellos dándole patadas en la cabeza. En el momento en que vi esto, me apresuré a pedir ayuda a los vecinos». Se lo dijo al primo de su marido que rápidamente bajó para ver lo que le estaban haciendo a Jihad.
Karim Jubran, investigador de B’Tselem (el Centro Israelí de Información para los Derechos Humanos en los Territorios Ocupados), saca de su cartera un par de tiras, la brida de plástico blanco a modo de esposas que encontró en el lugar del incidente. ¿Fue esposado Jihad en el momento en que los soldados lo golpearon hasta matarlo? ¿O estas esposas eran con las que los soldados esposaron al desconsolado padre, delante del cuerpo de su hijo?
¿Representa esto una diferencia?
Fuente: http://www.haaretz.com/hasen/spages/891862.html
Carlos Sanchis pertenece a los colectivos de Rebelión, Tlaxcala y Cubadebate. Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, el traductor y la fuente.