Traducido del inglés para Rebelión pro Beatriz Morales Bastos.
Al menos 235 fieles murieron el pasado viernes [24 de noviembre de 2017] en un atentado de activistas islamistas contra una mezquita sufí en la ciudad de Bir al-Abed situada en la península egipcia del Sinaí. Otras 109 personas resultaron heridas en lo que el gobierno egipcio ha calificado del atentado terrorista más mortífero en la historia moderna del país.
Probablemente el ataque empezó cuando se detonó una bomba suicida en el interior de la mezquita nada más terminar el rezo del viernes por la tarde. Cuando los fieles huían de la mezquita unos hombres enmascarados montados en camionetas pickup disparan contra ellos. Previamente habían quemado los vehículos para impedir que la gente escapara. Cuando las ambulancias llegaron al lugar para hacerse cargo de las personas muertas y atender a las heridas, los hombres armados dispararon contra el personal médico lo que hizo que aumentara drásticamente la cantidad de víctimas.
En una comparecencia televisiva poco después de una reunión de emergencia con los ministros de su gobierno el presidente egipcio, el general Abdel Fatah al-Sisi, prometió una rápida respuesta contra los responsables del atentado. «Las fuerzas armadas y la policía vengarán a nuestros mártires y restaurarán la seguridad y la estabilidad con la mayor fuera», declaró Sisi.
Varias horas después aviones de combate egipcios descendieron sobre las montañas que rodean Bir al-Abed y supuestamente mataron a una cantidad sin especificar de combatientes y destruyeron los vehículos que habían utilizado en el atentado.
El gobierno también anunció que en respuesta al tentado se aplazaría la apertura del paso fronterizo de Rafah entre el Sinaí y la Franja de Gaza. Este paso fronterizo se iba a abrir de sábado a lunes para permitir la entrada de artículos fundamentales a lo que en la práctica es una cárcel a cielo abierto para los palestinos mantenida por Israel junto con la dictadura egipcia.
Aunque ningún grupo ha reivindicado el atentado es probable que sea obra de activistas sunníes leales a los Estados Islámicos de Iraq y Siria (ISIS, por sus siglas en inglés) que consideran apóstatas a los musulmanes sufíes.
En el Sinaí existe una insurgencia islamista desde 2013 cuando el presidente egipcio Mohammed Mursi fue derrocado por un golpe de Estado militar que llevó a Sisi al poder. Hasta hace poco la mayoría de los atentados se habían limitado a objetivos militares, check points y convoyes de soldados.
El Sinaí, una zona en su mayoría desértica que tiene una presencia militar limitada, se utilizó como zona de tránsito de activistas islamistas y armas que se enviaban desde Libia y Túnez a Siria como parte de la campaña estadounidense para derrocar el gobierno de Assad apoyado por Rusia e Irán.
Con la derrota oficial del ISIS en Iraq y Siria muchos de los antiguos combatientes están volviendo al Sinaí y a una zona más amplia en todo el norte de África.
Ansar Beit al-Maqdis, una milicia islamista sunní que ha emprendido un movimiento insurgente contra el ejército egipcio en el Sinaí, prometió lealtad al ISIS en 2014. Este grupo asumió el atentado de 2015 contra un avión de pasajeros ruso que salía del centro de vacaciones de Sharm El Sheikh y acabó con la vida de las 224 personas que estaban a bordo.
Un comandante del grupo declaró en enero que iban a erradicar a los sufíes que viven en el Sinaí, incluida la zona en el que tuvo lugar el atentado del viernes. A finales de 2016 esta filial del ISIS ejecutó a un anciano clérigo y las zonas sufíes han sido objeto de la destrucción.
Entre otras milicias islamistas activas en el Sinaí está Ansar al-Islam, un grupo que se cree vinculado a al-Qaeda.
El ataque suscitó condenas superficiales y palabras de apoyo a la dictadura militar en El Cairo de líderes de todo el mundo.
Cuando envió sus condolencias el presidente de Estados Unidos Donald Trump aprovechó la oportunidad para presionar en favor de la expansión de las guerras imperialistas que ya está librando Estados Unidos en Oriente Próximo y en África con el manido pretexto de la llamada guerra contra el terrorismo. «¡El mundo no puede tolerar el terrorismo, debemos derrotarlo militarmente y desacreditar la ideología extremista que es la base de su existencia!», tuiteó el presidente.
A continuación envió otro tweet en el que aprovechaba el atentado para impulsar su reaccionaria agenda contra los inmigrantes y los musulmanes. «Tenemos que ser MÁS FUERTES E INTELIGENTES que nunca y lo seremos. ¡Necesitamos el MURO, necesitamos la PROHIBICIÓN! Dios bendiga al pueblo egipcio».
Fuente: http://www.wsws.org/en/articles/2017/11/25/egpy-n25.html
Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, a la traductora y Rebelión como fuente de la traducción.