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Cine-Guinea

«Un día ví 10.000 elefantes», obra maestra de Guimerà y Pajares

Fuentes: Rebelión

Un día vi 10.000 elefantes es un documental único e inclasificable, sobre la colonización española de Guinea Ecuatorial, donde lo terrible, lo siniestro, se oculta bajo un velo lírico, poético, que no es aconsejable levantar. Una noche -en la que este búho no podía pegar ojo- encendí la tele a las tres de la madrugada […]

Un día vi 10.000 elefantes es un documental único e inclasificable, sobre la colonización española de Guinea Ecuatorial, donde lo terrible, lo siniestro, se oculta bajo un velo lírico, poético, que no es aconsejable levantar.

Una noche -en la que este búho no podía pegar ojo- encendí la tele a las tres de la madrugada y me topé con una cinta, que me pareció distinta a todas las demás, titulada «Un día vi 10.000 elefantes». El documental, codirigido por Alex Guimerà y Juan Pajares, fue estrenado, sin éxito, en 2015, y trata sobre la colonización española de Guinea Ecuatorial.

No sé por qué, pero la historia, inspirada en el relato «Los elefantes en la luna» del escritor ecuatoguineano Juan Tomás Avila, me recordó – por su penetración histórica, a modo de ensayo- a otra aventura cinematográfica, asimismo no comercial, «FARAON», obra dirigida por el polaco Jerzi Kawalerowicz (1966) y que vi en Madrid en la década de los setenta.

Angono Mba, un octogenario guineano, es el narrador, el aedo, de los episodios que se suceden en «Un día vi 10.000 elefantes». Su voz, alejada del odio y el resentimiento, nos desgrana su experiencia como porteador en la expedición que hizo a Guinea Ecuatorial el cineasta madrileño Manuel Hernández San Juan y su equipo (Hermic Films) entre 1944 y 1946.

Manuel Hernández San Juan (1915-2008) no sólo quería documentar la vida de los españoles y guineanos en la colonia africana, sino también filmar un lago paradisíaco donde los nativos aseguraban, basándose en una vieja leyenda, que vivían 10.000 elefantes.

Angono cuenta como era Guinea, con espíritu lírico y poético, desde el salón de su casita-retiro de Olesa de Montserrat (municipio de Barcelona) y, en ningún momento alude a la maldad de los blancos. A ese lado oscuro que el filósofo catalán Eugenio Trías denominaría lo «siniestro». El documental, -que obtuvo el Premio Lurra de Greenpeace en el Festival de Cine de San Sebastián de 2015-, está hecho con imágenes, fotos reales y animación artesanal. El producto final es único, inclasificable.

Detrás de cada imagen, foto, figura animada, secuencias antiguas, hay oscuros, huecos, silencios, gritos apagados, etc., donde, «a la sombra de la verdad», se palpan y se huelen la sangre, los latigazos, la explotación, las humillaciones, los abusos, la avaricia insaciable de los blancos…

Un día vi 10.000 mil elefantes «es maravillosamente soportable dentro de la ocultación de lo terrible bajo una pátina de serena estética». Nadie explica mejor ese equilibrio, ese fenómeno psicológico, en el cine y el arte en general, que Eugenio Trías, (Premio Friedrich Nietzsche de Filosofía), en su ensayo «Lo bello (lo sublime) y lo siniestro».

«Lo siniestro- dice Trías- es condición y límite, debe estar presente bajo la forma de ausencia, debe estar velado y no puede ser desvelado. Ahí está el poder de la obra artística, magia, misterio, fascinación, fuente de su capacidad de sugestión y arrebato».1

Cuando el autor de una obra de arte nos sitúa en el borde (sin pasar a lo siniestro), lo que han logrado Guimerà y Pajares con creces, se abren rutas que nos permiten vislumbrar, sin caer en el abismo, lo que Eugenio Trías, padre de la «filosofía del límite», denomina el «Mare Tenebrarum».

La expedición de Manuel Hernández San Juan, tras unas penosas jornadas en busca de «su proboscídeo sueño», acaba agotada. El calor, los mosquitos, el aire húmedo e irrespirable de la selva, los desquiciadores aullidos de los animales salvajes, las caminatas en terreno hostil, el sopor del vino, etc., les vence, les cierra los párpados, les atonta, les aniebla.

Es en ese momento cuando Angono Mba, que en aquel tiempo era un joven adolescente, abre los ojos y ve, no lejos, el lago mágico y los 10.000 elefantes. Grita a los aturdidos para que despierten, pero todos están ciegos y no ven nada a su alrededor. Sólo los que tienen el alma y el corazón puro, puede ver lo invisible, por lo menos eso dice la leyenda. Por eso, el narrador y antiguo porteador, que ha logrado la paz de los sabios, termina su relato diciendo: «Un día vi 10.000 elefantes».

Y vuelve a cantar Quiquiriquí el Noble Gallo Beneventano para preguntar ¿Alguno de vosotros ha visto 10.000 elefantes? Lo bello y lo siniestro, pág.33 (Penguin Randon House, DEBOLSILLO, 2017). Eugenio Trías (Barcelona, 1942-2013) es el único pensador español que ha sido galardonado con el Premio Internacional Friedrich Nietzsche, equivalente al Nobel de Filosofía.

Nota

1. Lo bello y lo siniestro, pág.33 (Penguin Randon House, DEBOLSILLO, 2017). Eugenio Trías (Barcelona, 1942-2013) es el único pensador español que ha sido galardonado con el Premio Internacional Friedrich Nietzsche, equivalente al Nobel de Filosofía.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.